Dicen que las estrellas rubias fashion del Madrid Beckham y Guti llaman feos a sus contrincantes como manera de desestabilizarles, o sea, tío, es una manera de ponerles nerviosos, ¿sabes? Resulta sorprendente que gente profesional y bien pagada recurra a estas formas tan infantilmente pijas de insulto. Supongo que insultaran en inglés:¡Ugly! y a los insultados les dará la risa floja.
Pero qué se puede esperar de un deporte manejado con los tópicos que convienen a la prensa de Madrid y de Barcelona, y que en tv tiene como máximos exponentes a programas como Maracaná 06 y El rondo . La rivalidad por excelencia es la que se disputan entre ambos equipos y en la que se admite, para seguir la broma, al Atlético de Madrid y a la gracia andaluza del Betis. Es tal el desprecio con el que se trata al resto de los equipos que éste se traslada hasta la retransmisión de los partidos. Al último al que asistí fue al de Osasuna frente al Barça. Todo un ejemplo del escaso atractivo que despierta el equipo navarro mediáticamente. Era como si Michael Robinson y compañía tuvieran por contrato comentar sólo las jugadas de los blaugranas. El ritmo de la retransmisión subía cada vez que Ronaldinho o Eto’o recibían el balón, aunque fuera para perderlo inmediatamente porque uno de Osasuna se la había quitado. Lo que unos hacían era magia y los otros simple esfuerzo y faltas en su versión más chusquera. Así no hay forma. El mundo del fútbol está vendido, como los derechos para verlo por televisión. Las únicas estrellas son las que convienen a los fines publicitarios. Eligen los jugadores según su tirón mediático. El otro día se supo que Cañizares iría al mundial porque le mandaron hacer un anuncio. Claro que esto explica muchas cosas. Entre otras, encierra la respuesta a la sempiterna pregunta de por qué la selección no se come un rosco. En realidad el entrenador es un director de casting. Hay actores como El Niño Torres o Joaquín, por poner unos ejemplos, que tendrán que entrar en la selección porque quedan bien en los anuncios.