Confío en todos menos en mí.
Yo lo hago.
Yo confío en ti.
Confía tú ahora en mí.
Confío en todos menos en mí.
Yo lo hago.
Yo confío en ti.
Confía tú ahora en mí.
Empiezo el día bien.
Empiezo el día GENIAL.
Una tacita de té verde y una tostadita con mermelada.
Me siento en la mesa de la cocina
y observo la pared.
Mi vecino de pared taladra la pared.
Del otro lado parece tonto, no lo sé, no lo conozco.
Intento beber un trago de mi tacita de té pero al hacerlo
me
pego un
golpe en la encía
con el mango de la cucharilla.
Y de pronto el día se cruza.
Y de pronto pienso en ofrecer a mi vecino una rozochka rusa.
Una rozochka rusa es el cuello de una botella rota.
¡Zas!
¡Una rozochka rusa!
¡Así en todo el cuello! ¡A degüello!
Mi bomboncito,
mi brioche,
mi capullito de alelí.
Te voy a regalar un montón de flores comestibles.
Conejitos, claveles chinos y Tagetes.
Si quieres luego te las comes todas.
Si quieres luego las cagas todas.
Y cuando descubras su fragancia de pitiminí,
espero no te olvides
de mí.
Clotilde Reflexóloga vive sola.
Su apellido despista.
Clotilde no se dedica a la reflexología.
Clotilde trabaja en una tienda de ropa de caballero.
Hace bien su trabajo.
Hace bien su trabajo a pesar de sus adicciones.
Los domingos se dedica a la pintura.
Ahora está pintando un cuadro al óleo en su salón.
El cuadro representa a dos esqueletos jugando al parchís.
En realidad no sabemos casi nada de Clotilde.
No sabemos nada de sus adicciones.
No sabemos nada de sus aficiones.
No sabemos a qué se dedica
ni tampoco dónde trabaja.
No sabemos su nombre.
No sabemos su apellido.
Clotilde no existe.
Noto la resaca en la piel.
Me
bebo
tres jarras
de cerveza con limón y vomito.
La madrugada me corta las alas.
Me destierra mi hermana.
No volváis a confiar en mí
ni a darme una llave
de nada.
Un montón de monos han entrado por la ventana.
No volváis
a confiar en mí
ni a darme una llave de nada.
Esperad
a que mueran los monos.
Entonces empezaré a vivir desde cero.
Un sentido de mi vida habrá muerto con ellos.
Y seré de nuevo esa persona
de la que no se puede
confiar
ni dar una llave de
nada.
Pegarle una torta
a un niño que va de la mano de su padre.
Decirle payaso a un cachas.
Estirar de una pierna
a una señora sentada en su asiento
y que se pegue con la cabeza
en el suelo.
Lanzar improperios y martillos contra un abuelo.
Formas de ganarte una ostia del resto.
Formas de ganarte una ostia en el metro.
Querido Baltasar:
Dame
fuerzas para
soportar este absurdo
juego de sillas que considero ES la vida.
Te miro todo el rato porque hasta un gato
puede mirar a un rey.
Te miro y te suplico me des fuerzas para soportar
este absurdo juego de sillas que considero
ES la vida.
Existe alguien
que detiene el tiempo
y nosotros no lo sabemos.
Luego el tiempo sigue corriendo
y nosotros seguimos viviendo como si nada.
No sabemos
cuánto duran las pausas.
Esperad, sí, creo que lo he soñado.
Existe alguien que nos activa cada mil años.
Y así vivimos, pausados mil años
de vez en cuando.
Me
aburro
mirando a
mi gato aburrirse.
Por eso doy de comer al perro de mi vecina.
Por eso lanzo galletitas de pienso desde mi balcón.
Observo a lo lejos mi viejo coche negro aparcado.
Le han cagado cien palomas en cuatro años.
Parece una tarta de chocolate con nata.