La palabra es un ladrillo.
Deja
de añadir nuevas
combinaciones de letras
al mundo.
Lhwoafuhoavñubauov.
Jwojkepojkpaorjfpincpinvcpnv.
Ejpvojepovjepofvjcpenjfvpkinwubodo.
Ya se ha escrito demasiado.
La palabra es un ladrillo.
Deja
de añadir nuevas
combinaciones de letras
al mundo.
Lhwoafuhoavñubauov.
Jwojkepojkpaorjfpincpinvcpnv.
Ejpvojepovjepofvjcpenjfvpkinwubodo.
Ya se ha escrito demasiado.
Siempre me pasa lo mismo cuando hablo de ti.
Que me sobran las palabras.
Mamá:
Te
quiero y te querré
hasta que me muera y ya no pueda
quererte más.
Tengo miedo de estar muy loco
y de no calcular
el tiempo necesario para cruzar la calzada
y de que por eso me atropelle
un coche y me mate.
Pero a la vez me río pensando en mi muerte y en lo gracioso de todo este asunto del atropello.
Si pudieran las palomas
se comerían a las
personas.
Montaron un buen pifostio.
Breasty Beverly
y aquel viejo loco que imitaba a los gatos.
Tenían tres buenas razones para hacer lo que hicieron:
1ª razón: La desilusión.
2ª razón: Los camareros en general.
3ª razón: Se llamaba Grecia y vivía con sus padres.
Dejaron una nota en la escena del crimen
y se largaron a toda ostia en ese
viejo coche
al que llamaban el cojo.
Necesito
un café que me levante
la
boina.
Necesito un café que me levante
esa boina que llevo instalada
permanentemente desde
que nací en mi
pueblo.
Sí.
Tú también la llevas aunque no lo creas.
La llevas desde que naciste
y la llevarás hasta
que
te mueras.
Esa boina te acompañará el resto de tus días.
Aunque no lo reconozcas,
aunque no quieras
verlo.
Te
queda
estupenda la boina.
¡Paleto!