TODO EL DÍA EN CASA

La
luz de
la nevera
ilumina la pared
de mi salón a oscuras.

Y yo me voy a mi cuarto con un plato de lechuga entre las manos.
Me siento en la cama, enciendo la tele y miro mi entrepierna.

Se me sale un cojón y parte de la polla
por un lado del calzoncillo.

Es divertido, pero me tapo, pudoroso.
Es ridículo, pero como y me
duermo.

Todo el día en casa sin hacer nada.
Comiendo, roncando, soñando en nada.
Y tú en tu casa viéndome desde un agujero.

Te ríes de mí todo el rato, te doy un poco de pena.

Cierras los ojos y olvidas
lo que has
visto.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

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