Camarero:
No me reflejo en los radiadores.
Camarero:
Mi vida es difusa.
A trompicones me caigo y me levanto.
A trompicones camino y me caigo de nuevo.
Camarero:
Me voy a comer esa naranja como se la comería un mono.
A mordiscos y tirando la piel hecha trizas al suelo.
O mejor salgo a la calle a observar cómo
caga ese pastor alemán.
Mira.
Observa.
No digas nada.
Observa.
Mira.
Camarero:
Su mierda es del tamaño de
una zanahoria
grande.