Mujeres con carpetas
y algún hombre con carpeta,
todos salen de algún curso nocturno
entre risas, algunos se despiden y otros
caminan en grupos.
No tienen nada que ver con esa NOCHE que yo
creo pertenece a ese borracho anónimo que
detrás de un kiosco extraño se frota la nariz,
y gesticula raro, y su cara parece un charco
a las once y cuarto de un
martes por la noche.