
Se murió con la renta de dos mil veintidós sin declarar.
Muerto, le seguían llegando a casa
requerimientos.
Ramón
y Román eran dos robots
que transportaron durante años una caja de madera
con un perro muerto dentro
hasta quel perro
se pudrió
y
des
apareció.
A día de hoy Ramón y Román
siguen transportando
esa caja pero
vacía.
A veces se sientan en su caja de madera (vacía) a contemplar las estrellas.
Hacen como que contemplan.
En ese momento íntimo Ramón y Román no sienten
nada especial el uno por el otro pero actúan
como si sintieran algo especial
el uno por el
otro.
Le
dijo un sabio
a una sabia mientras
talaba un árbol
sagrado.
Le
respondió la sabia
mientras observaba cómo la savia brotaba
del tronco del árbol
sagrado.
A lo lejos,
una paloma taciturna miraba
pero no contemplaba
la escena.
Le dijo el sabio a la sabia.
Pero la sabia no le hacía caso.
Miraba el tronco del árbol sagrado sangrando.
Lo miraba pero no lo veía.