Las calles están llenas de baldragas.
Es como que todos buscan un truco.
Y el truco es aceptarse a uno mismo.
Un policía enano atrapa una paloma.
Un policía enano atrapa un resfriado.
Dos mil veintitrés no es dos mil trece.
Las calles están llenas de baldragas.
Es como que todos buscan un truco.
Y el truco es aceptarse a uno mismo.
Un policía enano atrapa una paloma.
Un policía enano atrapa un resfriado.
Dos mil veintitrés no es dos mil trece.
Es peligroso pensar
que todo el rato todo va a ir bien,
porque no todo puede ir bien todo el rato.
En algún momento algo se desmorona.
En algún momento tu castillo de naipes se derrumba
contigo debajo.
Si aceptas este hecho,
si aceptas que algo malo te ocurrirá
cuando menos te lo esperes y por el resto de tu vida,
entonces ya tienes algo resuelto.
Y resuelto espera a que ocurra como tú lo esperas,
o no esperes nada, o espéralo
todo.
Tengo
un cepillo
de dientes ponferradino.
Utilizo en gentilicio ponferradino
porque lo compré en una farmacia de Ponferrada.
Ahora vive en Barcelona como yo, se ha instalado en mi baño.
Es como empezar de nuevo en otro planeta.
Compré su amistad…
¡Sí! ¡Qué pasa!
¿Es un delito comprar un cepillo?
¿Es mi cepillo un reflejo inconsciente, un vago recuerdo de lo que fue?
¡Soy un pájaro negro piando en un árbol negro!
Vive en mi baño, utiliza mi sanitario.
El otro día vimos juntos en mi salón
El jorobado de Notre Dame
dos.
Supongo
que la vida no
es eso que se supone
que debe
ser.
Supongo que cada uno vive su vida.
El cine, la literatura, me han dado claves.
Pero lo questoy viviendo yo es lo questoy viviendo yo.
Lo que vives tú creo que no lo entiendo.
Puedo ponerme en tu lugar pero nunca lo podré entender.
O sí.
O no.
No lo sé.
Supongo que la vida es eso que se supone que debe ser.
Vámonos.
Ven conmigo.
Hablemos
del tiempo pero
no me pidas que te
de las claves de
nada.
Te quiero.
Te ayudo.
Dame la mano.
Pero no me pidas que te
de las claves de
nada.