Yo creo que no hablemos más.
¿Hoy qué has comido?
¿Pan?
Siempre de día y con luz artificial.
Tú.
¿Por qué no sabes tocar la tuba?
Yo creo que no hablemos más.
¿Hoy qué has comido?
¿Pan?
Siempre de día y con luz artificial.
Tú.
¿Por qué no sabes tocar la tuba?
TODAS
tus acciones
forman parte del sueño eterno y reparador
de un enorme
payaso.
Tan grande ES que no lo puedes VER
dormidito en su enorme cama
de madera.
(Sólo lo puedes imaginar.)
Dicen que ser punk es actitud.
Pues a eso me aferro.
Actitud punk.
Y eso es mi hermano.
Iñigo es un punk transparente.
Una especie de mole punk.
Dice las cosas.
No se corta.
Escribe.
Trabaja sin rechistar.
Se caga en lo que nadie se ha cagado.
Por ahora.
Y todos se molestan.
Existe a pesar de lo que piensen los demás.
Es mi hermano.
Quiero a mi hermano a pesar de que
a veces haga cosas extrañas.
Una lista:
– Tragarse una moneda.
– Morder un árbol.
– Chupar el suelo.
– Quemar un billete de cincuenta euros.
Perdón.
Eso ya lo dije en otro poema.
A veces me repito y me olvido de
todas las razones por las
cuáles le quiero
tanto.
Ando yo
como esa paloma bonita
que anda por la calle sin ser yo tan
bonito.
Así ando yo por la vida.
Llego a casa y entro en la cocina.
Entro en la cocina y abro la nevera.
Abro la nevera y se precipita en el suelo un bote de
kétchup.
Un perro con bufanda se acerca y chupa el suelo.
Un perro con bufanda se acerca y chupa el kétchup.
Es el perro de mi vecino.
Mi vecino grita con fuerza su nombre.
Digo que grita con fuerza el nombre de su perro.
También grita con fuerza que me he dejado abierta la puerta
de casa.
Y de pronto recuerdo con placer inmenso
una excursión que hice hace tiempo
con mis padres a Chillida Leku.
Dos semanas después lo cerraron
y ha estado cerrado
hasta hoy.
Antonio es un chico de cuello de tortuga blanco.
Viene solo y está muy violento.
Es español.
Tiene cara de mala leche.
Está tan borracho que sólo tiene fuerzas
para mirar su teléfono
móvil.
Tranquilos.
Está controlado.
Estáis todos fuera de peligro.
No tenéis nada que temer.