Siempre que pasaba cerca de su tienda
me fijaba en ella
Era guapa
Lo era para mí
Me volvía loco pensarlo
Me volvía loco imaginar
que todo era verdad
Madre mía
Todo era desconocido en su forma de andar
Todo era sagrado
Una perfecta melena castaña
Unas mechas rubias casi blancas
Unas mechas desconocidas
que se balanceaban con el movimiento sagrado
de su cuerpo sagrado
y eso era todo
El caso es que un buen día
sin pensarlo un instante
me armé de valor y entré directamente a su tienda
Me acerqué hasta ella y le pregunté
si vendían gusanitos con sabor a menta
Me contestó que nunca
Que jamás habían vendido gusanitos
con sabor a menta
Yo le dije que todo era una broma
que todo era una excusa
para poder hablar con ella
pues vaya
contestó
Me preguntó si me podía ayudar en algo más
Me lo preguntó tres veces mirándome directamente a los ojos
Ahora la que hacía las preguntas era ella
…