GARBANZOS

Vuelvo para casa en metro.
Delante de mi asiento una chica vomita garbanzos.
Está borracha.
Supongo que como lo hemos estado todos alguna vez.
No sé qué siento.
No sé si es asco.
Tampoco es pena.
Es una dosis de absoluta realidad la que me invade.

Espero que se te pase.
Descansa desconocida.

Mañana será otro día y entonces decidirás,
o no, sabrás que cenar garbanzos
no fue tan buena
idea.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *