¡YA TE MORIRÁS!

Le dijo un padre a su hijo:

Vamos al sol, ven.

Y su hijo fue,
y se llevó consigo una botella de agua,
y la lanzó al río.

El padre le regañó:

¿No ves que una botella de agua hundida en el río
parece un pato que parece una botella de
agua hundida en el río?

El hijo no entendía nada y cansado de recibir
lecciones apoyó su mano derecha en
la cristalera del tanatorio.

De nuevo el padre le regañó:

¡No dejes todos tus dedazos en la cristalera!
¡Ya te morirás!

UNA LLAMADA PERDIDA TUYA

Hola buenos días,
tengo una llamada perdida tuya 
y en la calle huele

a dentista.

Los coches arrastran las hojas,
casi todos lo hacen,
sobre todo

los más pesados.

Mientras hablo contigo miro
un extraño cartón en el
suelo que reza una

extraña consigna.

¡Hippies no!
¡Iruña no es un zoo!

Bueno, pues eso,
que tengo una llamada perdida tuya,
que pensaba que se trataba
de algo urgente,

por cierto,

¿Te ha devuelto Edurne los
mil quinientos euros?