LA MUERTE DE LA INFANCIA

Como un niño
al que le obligan a cortarse el pelo
y llora, y llora, y llora.

Y cuando llora
los pelos cortados se mezclan
con sus lágrimas, y se le meten en los ojos
y en la boca, y se le extienden
por toda la
cara.

Bajan
flotando
como ramas de árbol,
como troncos finos por una cascada.

Qué tristeza.
Así lloro yo ahora.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *