El futuro de las pensiones una responsabilidad de todos

La reciente reforma emprendida por el Gobierno Rajoy del sistema de pensiones tiene como objetivo, según sus defensores, impulsar el “envejecimiento activo”. Como eufemismo semántico no está mal, pero la traducción es clara: la sostenibilidad de la Seguridad Social pasa por trabajar y, por tanto, cotizar más años. Si la ecuación la combinamos con ajustes sutiles en los números de años cotizados para el cálculo futuro de la pensión, tenemos la receta perfecta para la supuesta continuidad del sistema que no consiste en otra cosa que en reducir derechos y prestaciones. Obviar la necesidad de aplicar reformas a un sistema que se siente cada vez más presionado por un número de personas atendidas creciente y de contribuyentes decreciente, sería una absoluta irresponsabilidad. Nadie en su sano juicio puede negarse a adecuar las pensiones a la realidad demográfica y macroeconómica. Sin embargo, resulta igualmente inasumible la teoría determinista que proclama machaconamente que la única solución resulta de alargar la vida laboral combinada con el recorte de prestaciones. Ese atajo fácil al que estamos entregados en buena parte de los Estados de la Unión Europea, no deja de ser una forma de rendición incondicional y desmontaje parcial del sistema de protección que articula y vertebra nuestro desarrollada sociedad europea. Sin no somos capaces de adaptar al alza nuestras coberturas sociales, será imposible evitar el derrumbe del edificio de derechos que constituye la UE.

Afortunadamente la realidad es mucho más rica y compleja aunque nos obligue a un esfuerzo colectivo para sostener nuestro sistema de pensiones. Si queremos afrontar el tema con una visión global debemos tener en cuenta factores como: reparto del trabajo, trayectoria laboral, seguridad social dinámica, utilización responsable de las prestaciones, proporcionalidad de renta / prestaciones o colaboración público-privada. Hagamos un somero recorrido por cada uno de ellos.

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Reparto del trabajo: es evidente que el nivel de ingresos de la caja de la Seguridad Social resulta el elemento fundamental para poder garantizar la sostenibilidad en el tiempo de las pensiones. En este sentido, lo que no podemos permitirnos son tasas de desempleo del 50% entre los jóvenes, formados y en edad de trabajar. Su incorporación como fuente de recurso a largo plazo para el sistema es imprescindible. Similar reflexión podemos realizar respecto a la mujer, donde aún quedan porcentajes sustanciales para alcanzar la igualdad de género y que requieren modalidades de contratación que hagan realmente posible la conciliación de la vida familiar. Pero de la misma forma, debemos tener en cuenta que la asistencia social a pensionistas y mayores ha de suponer el cuarto sector de empleo de las economías europeas. Potenciar el empleo social puede representar un vuelco de cotizantes en sociedades donde las enfermedades neurodegenerativas se están convirtiendo en la nueva pandemia europea.

Trayectoria laboral: si comparamos los cálculos de cotización requeridos en los Estados de la Unión para el cobro de las pensiones, nos acercamos mucho al mapa del desarrollo de nuestras sociedades. Así en Alemania se utiliza el concepto de salario medio de trayectoria profesional sobre el conjunto de 40 añ0s de actividad y la edad de jubilación es a los 65 años. Por su parte, en Francia se computa una mezcla de los 10 mejores años de salario con el salario medio de la trayectoria profesional, se precisan 37,5 años de cotización, siendo la edad de jubilación los 60 años. Por contra, en EspañaGrecia o Portugal, se reducen sustancialmente los años de cálculo, a 8, 2 y 5, sobre 35 años de cotización para cobrar el 100% de la pensión y la edad de jubilación de está elevando hasta los 67 años. Desde el punto de vista de justicia social y progresividad no cabe duda a cuál de las tendencias deberíamos optar.

Seguridad Social dinámica: Los cambios demográficos y el propio concepto de familia; la nueva dinámica del empleo y de la economía; el papel de las tecnologías y sus efectos en el mundo laboral y social; estos son fenómenos nuevos que colocan en tensión los principios bajo los cuales se construyó la seguridad social tradicional. Este nuevo modelo debe ser:

Inclusivo: incluye a todas las personas, en especial a aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad por su situación de pobreza o ancianidad. También aquellos sectores que se encuentran en la economía informal o fuera del mercado laboral. Adecuado: responde a las necesidades y expectativas de la población. Sostenible: todo sistema de seguridad social ya sea que se encuentre financiado con contribuciones de los beneficiarios o con impuestos específicos o generales, debe sostenerse a través de un equilibrio actuaria. Proactivo y preventivo: la cultura de la prevención (por ejemplo, en accidentes laborales y cuidado preventivo de la salud) produce importantes ahorros a la seguridad social y mejoraran la calidad de vida de las personas. Económicamente productivo: el sector social no debe ser una variable de ajuste sino un factor de estabilización y cohesión social y de recuperación económica.

Utilización responsable de las prestaciones: no podemos concebir el futuro del sistema sin introducir como concepto básico del mismo la responsabilidad de todos los actores. Por supuesto de la Administración que gobierna los recursos, pero de la misma forma los receptores de las prestaciones deben ser conscientes de la trascendencia del buen uso del sistema. Evitar los fraudes y el mal gasto de las prestaciones debe convertirse en la garantía inexcusable del futuro de las pensiones.

Proporcionalidad renta / prestaciones: la jubilación debe formar parte de un modelo de fiscalidad integral que realice una acomodación continua de los niveles de renta y patrimonio con los servicios y prestaciones que el sistema concede a los ciudadanos.

Colaboración público – privada: los modelos complementarios con los debidos controles públicos ha demostrado en determinados países componer un fondo compensatorio de enorme utilidad para el equilibrio del sistema. Las mutualidades creadas en Austria y Alemania con fondos sindicales y patronales, así como las fundaciones empresariales de los países escandinavos, son ejemplos probados en este sentido.

La mera enunciación de conceptos como los arriba apuntados, nos demuestran que las pensiones son una responsabilidad colectiva y que su mantenimiento depende de un modelo complejo. Nuestra sociedad envejece por el aumento de la esperanza de vida y por la reducción de las tasas de fertilidad. Europa se enfrenta en las próximas cuatro décadas a su mayor desafío poblacional. Mil millones de habitantes de los que cada vez menos trabajarán para mantener al resto. La estabilidad de nuestras clases medias depende de que seamos capaces de generar una economía social de retorno de riqueza en torno a las prestaciones a mayores. Pero, sin duda, el futuro dependerá de que todos tomemos conciencia del problema y abramos un debate general entre ciudadanos, políticos y agentes sociales, Estado a Estado y de forma coordinada en el conjunto de la Unión. Una Europa sin fronteras no puede aislar los problemas como si fueran responsabilidad de este o aquel país. El reto de es de todos los europeos, convivir digna y civilizadamente requiere un nuevo consenso en torno al sistema de pensiones.

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La vergüenza chipriota o el corralito made in Europe

Después de la tragedia griega, vino el idus de Irlanda, el triste fado portugués y ahora no por menor ha sido más sonada la actuación de las instituciones europeas ante la vergüenza chipriota. El cuarto rescate de un Estado de la Unión o para ser más exactos la enésima intervención en un país para “sanear” las cuentas de sus bancos, se está convirtiendo en el más estrepitoso ridículo internacional desde que se inició la crisis del euro hace ya más de tres años. Europa cerró un acuerdo para rescatar a Chipre, pero a costa de imponer una tasa a los ahorradores que empujaba a las autoridades a decretar un corralito parcial. El acuerdo alcanzado en la madrugada del sábado incluía un impuesto que se parece como una gota de agua a una quita en los depósitos chipriotas. Todas las cuentas de la pequeña isla del Mediterráneo —tanto de residentes como de no residentes— quedarían sujetas a una tasa, que se pagaría solo una vez, del 9,99% para los que superen los 100.000 euros, y del 6,75% para los que no lleguen a esa cantidad. Ya tenemos, pues, nuestro particular corralito montado contra los más pequeños, que visto lo visto en la UE es sinónimo de débil. Los ciudadanos chipriotas tomados como conejillos de indias por los ministros de Finanzas europeos, el FMI y el BCE, esa macabra trouppe llamada “troika”que se pasea por Europa cual cobrador del frac, con un catálogo de recetas de ajustes y recortes, un argumentario de medias verdades y la insolidaridad como seña de identidad.

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Chipre representa una realidad tan exigua en el seno de la UE, que supongo que los líderes políticos pensaron que nunca algo tan diminuto levantaría tanta polvareda. Apenas 9.000 km cuadrado de una isla, con poco más de un millón de habitantes y menos de 20.000 millones de euros de PIB. La economía de Chipre está claramente afectada por la división de la isla en dos territorios. Tiene una economía altamente vulnerable, más estabilizada tras la entrada a la Unión Europea, con una fuerte dependencia del sector servicios, y también problemas de aislamiento con respecto a Europa. En los últimos veinticinco años, Chipre ha dejado de depender de la agricultura (donde sólo la producción de cítricos tiene relativa importancia comercial). Empezó a tener una estructura más acorde con el contexto de la Unión Europea, con una presencia importante del sector industrial, que sustenta la mayor parte de las exportaciones y emplea al 25% de la población. Para el año 2010, las principales exportaciones chipriotas eran los cítricos, patatas, medicamentos, cemento y prendas de vestir. Al mismo tiempo, los principales socios comerciales del país son GreciaAlemaniaReino Unido eItalia, con quienes intercambiaba más del 40% de sus productos. Cerca del 70% depende del sector servicios, y en concreto, del turismo. La ubicación geográfica cerca del Oriente Próximo, provoca grandes oscilaciones de año en año a la hora de convertirse en destino turístico. Con tan poco bagaje macroeconómico, Chipre entró en el euro el 1 de enero de 2008.

Cabe preguntarse por las razones de fondo para esta intervención. ¿Quién está más expuesto a la quita de los bancos chipriotas? Sirva un dato, la exposición de los bancos alemanes en bonos chipriotas asciende a los 6.000 millones de euros. Otro factor determinante son los fondos rusos de dudosa procedencia y dinero cuando menos alegal que se nos ha colado por las rendijas de nuestro burocrático sistema. Cerca del 46% de los depósitos de Chipre eran extranjeros. Si eso no es un paraíso fiscal es que Chipre no es una isla. Pero no es el único territorio en la UE que ha hecho de sus bancos refugio del blanqueo de capitales, los casos de LuxemburgoAndorraMalta o Gibraltar están bajo sospecha de constituir pseudo-Estados caribeños en pleno corazón europeo.

Hacer un corralito  a los blanqueadores de capital no solo es loable, sino imprescindible si queremos de verdad sanear nuestro sistema financiero. Nada que objetar, ni siquiera la nocturnidad de la medida. Pero hacerlo en el rostro de los inocentes ciudadanos chipriotas resulta insultante. Por pocos que sean tienen los mismos derechos que un vecino de Baviera o de la Ile de France. Saltarse a la torera las garantías de depósitos hasta 100.000 euros establecidos por la UE, no solo es ilegal sino que constituye un precedente que genera alarma en millones de personas en otros países acosados en estos años por precios abusivos en los mercados de deuda soberana. ¿Qué pueden pensar españoles o italianos después de cumplir con los requisitos impuestos por Bruselas para reducir su déficit y ver desmantelados buena parte de los derechos de su Estado del bienestar? ¿De qué habrán servido los cientos de miles de millones de euros públicos entregados incondicionalmente a la banca europea, si de la noche a la mañana nuestros ahorros pueden volatilizarse a manos de unos dirigentes que no son capaces de defender el interés general y los ahorros de la clase media europea?

Habría titulado este post como un episodio más de la crónica del IV Reich que gobierna Europa. Pero respeto tanto la sabiduría de mi maestro profesional y su consejo de no aludir un término que puede considerarse ofensivo y desproporcionado, que he preferido omitirlo. No provocar tensiones innecesarias en la opinión pública, sin embargo, no quiere decir que perdamos el espíritu crítico con lo que está sucediendo en la UE. Alemania tiene perfecto derecho a defender un modelo de política económica de austeridad ultraortodoxa., en defensa de sus intereses nacionales, si en el Consejo con sus votos y los de otros Estados que piensan como ellos, les concede la mayoría suficiente. Son las normas del juego instituidas por el Tratado de Lisboa. Se podrá estar o no de acuerdo, pero si se disiente solo queda la salida del club. Otra cosa bien distinta es marcar las cartas de la partida para hacernos trampa a todos. Algo a lo que las autoridades germanas haciendo uso de su poder económico y político se han acostumbrado con la inestimable complicidad del Banco Central Europeo. Lo hicieron con los test de estrés, una parodia hecha a medida de sus bancos. Lo hicieron cuando sus maltrechos bancos precisaron ayudas públicas y lo contabilizaron como deuda privada, cuando ahora pretenden que España lo asuma como déficit público. Lo repitieron en la intervención de rescate en Grecia, siendo sus bancos de nuevo los más expuestos a la quita, al aumentar los montos de ayudas que pagaremos entre todos. Y nos vuelven a engañar en Chipre, sin dar siquiera la cara al negar que ha sido su ministro de Finanzas, Wolfang Schäuble quien impuso en el Eurogrupo  al FMI y al BCE los intereses sobre depósitos de menos de 100.000 euros. La Comisión Europea en nota de prensa oficial ha dejado muy claro quiénes han sido los responsables de tal despropósito.

Tan indigno y vergonzante está resultando el episodio chipriota que todos los protagonistas desmienten su participación en el desaguisado. Lo negó la cancillerMerkel que culpó al gobierno chipriota, éste a su vez culpó a la troika y ésta al BCE, quien finalmente recurrió al malo oficial de la película, el FMI. Éste ni ha podido defenderse, dado que su directora está demasiado ocupada en su país al ser investigada por las autoridades galas. Algo ya tradicional en un organismo dirigido en sus tres últimos mandatos por imputados por delitos penales varios –RatoStrauss Kahn y Lagarde -. La vergüenza chipriota no ha dado a su fin, sigue el corralito, el parlamento chipriota ha votado en contra de las condiciones del rescate y la troika les ha amenazado con la quiebra, lo que podría significar su salida del euro. El mundo nos mira sin entendernos mientras vamos dando lecciones de civismo y urbanidad en el exterior y dentro dejamos a los pies de la miseria al pueblo chipriota. Europa muere a manos de políticos pigmeos sin perspectiva de cambio y entre los europeos la germano fobia y los populismos siguen ganando adeptos.

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Una Europa de saldos en venta

El emir de QatarHamad bin Jaliga al Thani, compró la semana pasada un total de seis islas griegas ubicadas en el mar Jónico por el precio de 8,5 millones de euros. Europa está en venta, sin anuncios expresos, de la peor de las formas maneras, a precio de saldo y al mejor postor. La crisis económica, la insolidaridad entre socios y la falta de liderazgo e ideas políticas, nos ha abocado a contemplar sobre nuestro paisaje la llegada de toda clase de especies carroñeras.  Y lo más grave es que los oportunistas compradores provienen de allende nuestras fronteras y, en muchos casos, se jactan de incumplir nuestras normas y ni siquiera de mostrar el mínimo respeto a los derechos humanos.

En España, la creación de la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Inmobiliarios), el mal llamado “banco malo” supone una tardía rendición incondicional ante todo tipo de fondos de inversión de dineros de todo tipo de pelaje y condición, de cuya procedencia legal mejor no preguntar. 300.000 millones de € en activos inmobiliarios muchos de los cuales nunca deberían haber visto la luz, pero acompañados de tantos otros de indudable valor, que de la noche a la mañana han visto reducida su tasación un 70% de su precio contable. Suelos muchas veces en lugares envidiables perfectamente válidos para ejecutar proyectos de transformación del tejido productivo del país.  Sectores innovadores, centros educativos, clusters empresariales o instalaciones sanitaria o de asistencia social podrían haberse visto beneficiadas de este excedente de activos, si se hubiera trabajado desde las administraciones públicas de manera coordinada en la búsqueda de financiación ad hoc. Nadie ha hecho su labor y ahora nos encontramos con la única salida posible: la venta a saldo y al mejor postor, con la aberración del proyecto Eurovegas de Alcorcón como mascarón de proa de la subasta puesta en marcha.

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En Atenas, MadridRoma o Dublín, equipos de especialistas en distressed assets(activos rebajados de precio por la crisis) pululan por las sedes de empresas al borde de la quiebra rastreando en las cenizas de la crisis en busca de valor. El deterioro es tan tremendo que incluso empresas potentes no pueden financiarse. Los bancos desinvierten, dejan de refinanciar, es el momento de las “financiaciones especiales y flexibles” que han puesto su radar en Europa y España es el país de la periferia europea que más volumen de negocio les ofrece. Son momentos excelentes para compradores globales de distressed assets. La capitalización bursátil de empresas no financieras y bancos se sitúa un 25% por debajo de las cumbres eufóricas de la burbuja, tras dos años de miedo escénico en la zona euro.

El euro empieza a depreciarse de forma acelerada tras perder el 20% de su valor frente al dólar en tres meses. Inversores internacionales esperan hambrientos la venta de activos bancarios –principalmente créditos a empresas– que Morgan Stanley calcula que pueden ascender a tres billones de dólares. Los inversores no sólo son fondos de Wall Street y la City. Llegan multinacionales y fondos soberanos desde China y otros países asiáticos en busca de empresas energéticas o de infraestructuras y logística, que, desde Lisboa a Atenas, están siendo subastadas a precios bastante inferiores a lo que se consideraba su valor. Tres empresas de energía europeas han sido vendidas en los últimos meses a inversores chinos, la última de ellas, una participación del 21% en la eléctrica portuguesa EDP, adquirida el mes pasado por la china Tres Gargantas (Three Gorges). La empresa de bienes de equipo china Shandong acaba de comprar al fabricante italiano de yates de lujo Ferretti.

A estos fondos hay que unir las nuevas ofertas de empresas privatizables a precio de ganga por gobiernos con necesidad urgente de vender, desde una eléctrica portuguesa, una playa en Rodas o un parador en un palacio castellano. Se buscan joyas en sectores como logística y transporte, alimentos y turismo. La crisis está creando una amplia gama de oportunidades con precios de activos muy deprimidos y los fondos de private equity han aumentado su presencia. A medida que crece la desconfianza de la gente y el entorno se vuelve negativo aumentan las oportunidades de comprar empresas buenas a mejores precios. Las gangas están al orden del día y perpetuar la crisis se ha convertido en un objetivo a largo plazo de esa especie nueva de tiburones financieros. Existen en la actualidad fondos llamados de “situación especial”, creados desde el inicio de la crisis que cuentan con más de 1.500 millones de euros para invertir en activos en apuros en España, Italia e, incluso, Grecia. En España el objetivo está puesto en empresas de tamaño bastante grande en todos los sectores, desde materiales de construcción a alimentos o comercio al por menor. No se trata de inversiones a largo plazo, sino claramente oportunistas, buscan la especulación ante la enorme carencia de financiación que asola Europa.

Los fondos buitre que se perciben como salvadores en empresas asfixiadas y atemorizadas, no son sino operaciones forzadas, tanto en las privatizaciones como en las ventas de activos bancarios. Es evidente que si se hubiesen condicionado los rescates a los bancos a la concesión de créditos a la economía productiva, no sería necesario vender activos en apuros a precios de saldo. Así las cosas, a los ciudadanos nos sigue quedando como la opción última el recurso del pataleo. Estamos asistiendo a un fenómeno que no por reciente deja de tener valor. La presión social y su propia crisis, ha situado a los medios de comunicación en una suerte de reanimación de su papel como elemento fiscalizador del poder político.  Si la prensa se reconcilia con el ciudadano tenemos todos una oportunidad para frenar esta especie de mercado persa de chollo al que puede verse convertida la Europa empobrecida. En la denuncia de los expolios radicará la defensa de lo público.

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Del inviable camino del chavismo sin Chávez

Ha muerto Hugo Chávez, personaje tan excepcional como relevante en la última década en América Latina. No caeré en el ejercicio estéril de realizar juicio de su trayectoria, ni dedicar adjetivos críticos o laudatorios al fallecido. Creo que eso le corresponde a los historiadores y a sus seguidores u opositores. Me parece más útil para aquel que se tome el trabajo de leerse estas líneas tratar de analizar las consecuencias futuras de la desaparición del presidente venezolano en su país y, por ende, en el conjunto de la región. Dado que Chávez tuvo una clara intención de trascender con su proyecto político entre sus vecinos y que jugó a su manera un papel en el escenario internacional, conviene cuestionar las posibilidades de continuidad del régimen chavista o de su llamada revolución bolivariana. Estamos ante la típica reflexión de las opciones que le quedan a la obra política de sobrevivir a la muerte de su creador. Cuando el personalismo y el liderazgo carismático se extreman hasta los límites de la sublimación resulta más arriesgado e incierto el camino hacia un futuro sin el inspirador y director de la marcha. Esa es la primera conclusión que podemos extraer, que difícilmente puede sobrevivir el chavismo o la llamada revolución bolivariana sin Chávez.

No entraré tampoco a evaluar la pureza democrática de la República Bolivariana de Venezuela, pero es evidente también que su Constitución y las reformas políticas, económicas y sociales introducidas durante el mandado del presidente Chávez, componen una suerte de sistema personalista hecho a la medida de las ideas y doctrinas de su líder. Sin ese sustento todo tendrán que ser apelaciones nostálgicas al caudillo libertador. Porque sin duda alguna desde su referencia mítica a Simón Bolivar, la trayectoria de Hugo Chávez se entiende desde el concepto cuadillista militar que desde posiciones sociales de defensa del pueblo, se arroga el gobierno. En esa línea, sea en Europa, América, Asia o África, los ismos ligados a un nombre y un apellido se van diluyendo a medida que la memoria borra los otrora egregios pasos del autor. El stalinismo, leninismo, maoismo, mueren a la misma velocidad, que el franquismo o el pinochetismo, salvedad expresa y cierta del peronismo que se ha convertido en Argentina en una suerte de panpartido nacional, pero que no llega a componer un régimen político como hasta la fecha lo era el chavismo. La pureza de las ideas y de la aplicación de las políticas, sean estas positivas o negativas, tienen que ver con el adn de su fundador y se van apartando de la pureza a medida que tienen que ser interpretadas por otros dirigentes que las amoldan a su particular visión y circunstancia. Es obvio y lo repito, que nada volverá a ser igual en Venezuela sin Hugo Chávez por mucho que sus correlegionarios y posibles sucesores se empeñen en vender la tesis del continuismo.

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Pero en realidad ¿qué podemos decir de cómo quedan las cosas en Venezuela sin Chávez? Lo primero que lo sustancial de la idiosincrasia geopolítica del país no variará, es decir, los venezolanos para bien, pero también para mal, seguirán reos de su principal recurso, el petróleo que les da la riqueza pero les acarrea todas la inestabilidades de su historia. Por tanto, su suerte sí le importa al mundo, muchas miradas tan interesadas como poderosas, estarán pendientes de la deriva que tome el país caribeño. No estimo posible ningún tipo de injerencia directa y explícita en lo que pueda suceder en Caracas, pero sí todo tipo de presiones de vecinos y potencias para que el futuro gire en uno u otro sentido. Bien es cierto, que estamos asistiendo a la crónica de una muerte anunciada y que en el transcurso de la larga agonía cubana de Chávez ha dado plazo para que tanto los chavistas como la oposición han tenido plazo para preparar el nuevo escenario en una especie de pacto no escrito. Todos se saben débiles ante el futuro, el chavismo porque sin su líder no sabe si tendrá garantizado ese suelo fijo electoral por encima del 30% que aseguraba el líder bolivariano y la oposición porque seguir unida y con un líder solvente les va a resultar difícil: evidentemente contra Chávez vivían mejor.

Pero vayamos por partes, en el bando bolivariano, Chávez teóricamente ha dejado las cosas atadas y bien atadas – aunque ya conocemos en España el significado de estas situaciones -. Optó por un sucesor continuista pero moderado, el más dialogante de sus colaboradores y, por tanto, capaz de tutelar un proceso de transición ordenado sin claudicar de los principios. La única duda a medio plazo es el papel que los militares más radicales puedan tener si el régimen se suaviza tanto que vean correr peligro sus prebendas. El actual ministro de Defensa DiegoMolero, de tintes caudillistas, costumbres ultrarreligiosas y pasión extrema bolivariana, será un elemento fundamental en este proceso. De no suceder nada extraordinario, será sin duda Maduro el candidato electoral del Movimiento Bolivariano ya que lo dejó proclamado en vida el presidente Chávez en la víspera de su viaje a Cuba para ser intervenido de su mortal cáncer. Las previsiones electorales apuntan a una victoria de Maduro en un país que dentro de un mes (30 días es la previsión constitucional dado que Chávez no llegó a tomar posesión del cargo) estará aún en estado de shock por el fallecimiento del líder bolivariano. El cambio al que el fallecido presidente sometió a su país es demasiado fuerte como para que en tan corto plazo, se produzca un giro de 360 grados en la dirección política en Venezuela. Las sucesivas citas electorales, legislativas o federales, nos marcarán el verdadero ritmo de esta transición poschavista.

Enfrente la oposición tiene muchos más riesgos de fragmentación que el gobierno. Henrique Capriles, el último aspirante derrotado por Chávez, alcanzó unos más que razonables resultados y ha logrado aglutinar en torno a su persona una opción moderada de cambio tranquilo en el país. Sin embargo, muerto Chávez los partidos tradicionales, antagonistas históricos entre ellos, pueden tener la tentación de hacer la guerra por su cuenta. Es muy probable que Capriles tenga una segunda y última oportunidad, pero igual que en el chavismo nada volverá a ser igual sin Chávez, la oposición irá paulatinamente reubicándose en sus viejas bancadas, a no ser que los bolivarianos radicalicen las acciones de su gobierno. La región observa dispar las consecuencias de este fallecimiento. Los que más pierden, los ALBA que se quedan huérfanos a la espera de que alguien ocupe el liderazgo revolucionario. Pierde a su líder ideológico y, sobre todo, al financiador de la mayoría de sus proyectos. Cuba, sin duda, es quien más pierde, con un régimen que encontró en la Venezuela chavista una bombona de respiración asistida a un régimen con Fidel desaparecido y Raúl en prejubilación. Quien puede aspirar a suceder al frente del impulso revolucionario a Chávez es el  reelegido presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tan carismático como el Comandante venezolano, pero con más problemas económicos en su país. El papel de la presidenta argentina Cristina Fernández, gran amiga como su fallecido esposo de Chávez, seguirá siendo de fiel aliado de los bolivarianos, pero manteniendo su margen de independencia y distancia con los países ALBA. Pero sin duda, tratará de ocupar el espacio regional de mensaje populista que tan buenos resultados le da en su patria.

Las principales potencias latinoamericanas, la del norte México y el sur Brasil, tienen planteamientos de formal respeto al proceso sucesorio de Chávez y para ambas una transición sin sobresaltos y que modere la política exterior venezolana será vista con buenos ojos. De los extraños compañeros de viaje buscados por Chávez en su andadura internacional, tipo Irán o China, nunca tuvieron consistencia ideológica por más que se empeñara en revitalizar la vieja política de los no alineados. Regímenes tan alejados del respeto a los derechos humanos tendrán poco que decir, salvo las relaciones comerciales y de intercambio de recursos lógicos, en el futuro de Venezuela. En resumen, tras Chávez solo caben dos caminos: radicalizar sus postulados, y él mismo fue suavizándolos en vida, o abrir un proceso de transición que respetando inicialmente los fundamentos de la constitución bolivariana, permita una convivencia más armónica con las formaciones políticas opositoras. Venezuela está partida en dos entre los amantes y detractores del legado de Hugo Chávez, hoy en plena convulsión por la desaparición de una personalidad tan arrolladora, se abre un inmenso vacío que ocupará quien con más capacidad sepa guiar los destino de uno de los países más ricos de la Tierra.

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