Del inviable camino del chavismo sin Chávez

Ha muerto Hugo Chávez, personaje tan excepcional como relevante en la última década en América Latina. No caeré en el ejercicio estéril de realizar juicio de su trayectoria, ni dedicar adjetivos críticos o laudatorios al fallecido. Creo que eso le corresponde a los historiadores y a sus seguidores u opositores. Me parece más útil para aquel que se tome el trabajo de leerse estas líneas tratar de analizar las consecuencias futuras de la desaparición del presidente venezolano en su país y, por ende, en el conjunto de la región. Dado que Chávez tuvo una clara intención de trascender con su proyecto político entre sus vecinos y que jugó a su manera un papel en el escenario internacional, conviene cuestionar las posibilidades de continuidad del régimen chavista o de su llamada revolución bolivariana. Estamos ante la típica reflexión de las opciones que le quedan a la obra política de sobrevivir a la muerte de su creador. Cuando el personalismo y el liderazgo carismático se extreman hasta los límites de la sublimación resulta más arriesgado e incierto el camino hacia un futuro sin el inspirador y director de la marcha. Esa es la primera conclusión que podemos extraer, que difícilmente puede sobrevivir el chavismo o la llamada revolución bolivariana sin Chávez.

No entraré tampoco a evaluar la pureza democrática de la República Bolivariana de Venezuela, pero es evidente también que su Constitución y las reformas políticas, económicas y sociales introducidas durante el mandado del presidente Chávez, componen una suerte de sistema personalista hecho a la medida de las ideas y doctrinas de su líder. Sin ese sustento todo tendrán que ser apelaciones nostálgicas al caudillo libertador. Porque sin duda alguna desde su referencia mítica a Simón Bolivar, la trayectoria de Hugo Chávez se entiende desde el concepto cuadillista militar que desde posiciones sociales de defensa del pueblo, se arroga el gobierno. En esa línea, sea en Europa, América, Asia o África, los ismos ligados a un nombre y un apellido se van diluyendo a medida que la memoria borra los otrora egregios pasos del autor. El stalinismo, leninismo, maoismo, mueren a la misma velocidad, que el franquismo o el pinochetismo, salvedad expresa y cierta del peronismo que se ha convertido en Argentina en una suerte de panpartido nacional, pero que no llega a componer un régimen político como hasta la fecha lo era el chavismo. La pureza de las ideas y de la aplicación de las políticas, sean estas positivas o negativas, tienen que ver con el adn de su fundador y se van apartando de la pureza a medida que tienen que ser interpretadas por otros dirigentes que las amoldan a su particular visión y circunstancia. Es obvio y lo repito, que nada volverá a ser igual en Venezuela sin Hugo Chávez por mucho que sus correlegionarios y posibles sucesores se empeñen en vender la tesis del continuismo.

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Pero en realidad ¿qué podemos decir de cómo quedan las cosas en Venezuela sin Chávez? Lo primero que lo sustancial de la idiosincrasia geopolítica del país no variará, es decir, los venezolanos para bien, pero también para mal, seguirán reos de su principal recurso, el petróleo que les da la riqueza pero les acarrea todas la inestabilidades de su historia. Por tanto, su suerte sí le importa al mundo, muchas miradas tan interesadas como poderosas, estarán pendientes de la deriva que tome el país caribeño. No estimo posible ningún tipo de injerencia directa y explícita en lo que pueda suceder en Caracas, pero sí todo tipo de presiones de vecinos y potencias para que el futuro gire en uno u otro sentido. Bien es cierto, que estamos asistiendo a la crónica de una muerte anunciada y que en el transcurso de la larga agonía cubana de Chávez ha dado plazo para que tanto los chavistas como la oposición han tenido plazo para preparar el nuevo escenario en una especie de pacto no escrito. Todos se saben débiles ante el futuro, el chavismo porque sin su líder no sabe si tendrá garantizado ese suelo fijo electoral por encima del 30% que aseguraba el líder bolivariano y la oposición porque seguir unida y con un líder solvente les va a resultar difícil: evidentemente contra Chávez vivían mejor.

Pero vayamos por partes, en el bando bolivariano, Chávez teóricamente ha dejado las cosas atadas y bien atadas – aunque ya conocemos en España el significado de estas situaciones -. Optó por un sucesor continuista pero moderado, el más dialogante de sus colaboradores y, por tanto, capaz de tutelar un proceso de transición ordenado sin claudicar de los principios. La única duda a medio plazo es el papel que los militares más radicales puedan tener si el régimen se suaviza tanto que vean correr peligro sus prebendas. El actual ministro de Defensa DiegoMolero, de tintes caudillistas, costumbres ultrarreligiosas y pasión extrema bolivariana, será un elemento fundamental en este proceso. De no suceder nada extraordinario, será sin duda Maduro el candidato electoral del Movimiento Bolivariano ya que lo dejó proclamado en vida el presidente Chávez en la víspera de su viaje a Cuba para ser intervenido de su mortal cáncer. Las previsiones electorales apuntan a una victoria de Maduro en un país que dentro de un mes (30 días es la previsión constitucional dado que Chávez no llegó a tomar posesión del cargo) estará aún en estado de shock por el fallecimiento del líder bolivariano. El cambio al que el fallecido presidente sometió a su país es demasiado fuerte como para que en tan corto plazo, se produzca un giro de 360 grados en la dirección política en Venezuela. Las sucesivas citas electorales, legislativas o federales, nos marcarán el verdadero ritmo de esta transición poschavista.

Enfrente la oposición tiene muchos más riesgos de fragmentación que el gobierno. Henrique Capriles, el último aspirante derrotado por Chávez, alcanzó unos más que razonables resultados y ha logrado aglutinar en torno a su persona una opción moderada de cambio tranquilo en el país. Sin embargo, muerto Chávez los partidos tradicionales, antagonistas históricos entre ellos, pueden tener la tentación de hacer la guerra por su cuenta. Es muy probable que Capriles tenga una segunda y última oportunidad, pero igual que en el chavismo nada volverá a ser igual sin Chávez, la oposición irá paulatinamente reubicándose en sus viejas bancadas, a no ser que los bolivarianos radicalicen las acciones de su gobierno. La región observa dispar las consecuencias de este fallecimiento. Los que más pierden, los ALBA que se quedan huérfanos a la espera de que alguien ocupe el liderazgo revolucionario. Pierde a su líder ideológico y, sobre todo, al financiador de la mayoría de sus proyectos. Cuba, sin duda, es quien más pierde, con un régimen que encontró en la Venezuela chavista una bombona de respiración asistida a un régimen con Fidel desaparecido y Raúl en prejubilación. Quien puede aspirar a suceder al frente del impulso revolucionario a Chávez es el  reelegido presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tan carismático como el Comandante venezolano, pero con más problemas económicos en su país. El papel de la presidenta argentina Cristina Fernández, gran amiga como su fallecido esposo de Chávez, seguirá siendo de fiel aliado de los bolivarianos, pero manteniendo su margen de independencia y distancia con los países ALBA. Pero sin duda, tratará de ocupar el espacio regional de mensaje populista que tan buenos resultados le da en su patria.

Las principales potencias latinoamericanas, la del norte México y el sur Brasil, tienen planteamientos de formal respeto al proceso sucesorio de Chávez y para ambas una transición sin sobresaltos y que modere la política exterior venezolana será vista con buenos ojos. De los extraños compañeros de viaje buscados por Chávez en su andadura internacional, tipo Irán o China, nunca tuvieron consistencia ideológica por más que se empeñara en revitalizar la vieja política de los no alineados. Regímenes tan alejados del respeto a los derechos humanos tendrán poco que decir, salvo las relaciones comerciales y de intercambio de recursos lógicos, en el futuro de Venezuela. En resumen, tras Chávez solo caben dos caminos: radicalizar sus postulados, y él mismo fue suavizándolos en vida, o abrir un proceso de transición que respetando inicialmente los fundamentos de la constitución bolivariana, permita una convivencia más armónica con las formaciones políticas opositoras. Venezuela está partida en dos entre los amantes y detractores del legado de Hugo Chávez, hoy en plena convulsión por la desaparición de una personalidad tan arrolladora, se abre un inmenso vacío que ocupará quien con más capacidad sepa guiar los destino de uno de los países más ricos de la Tierra.

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Cumbre UE América Latina Caribe: síntomas de optimismo de dos socios estratégicos

Más de 1.100 millones de personas, más de un tercio del PIB mundial, por tanto, muchas miradas del mundo estaban puestas en la cumbre birregional CELAC – UE, celebrada entre los días 26 y 27 de enero en Santiago de Chile. Sesenta y dos jefes de Estado y de gobierno de uno y otro lado del Atlántico se reunían por primera vez como dos entidades supranacionales, por un lado la ya madura, por no decir vieja, Unión Europea y por otro la recién nacida, de apenas tres años de vida, CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Todo grandes magnitudes bajo el lema no poco ambicioso de “Alianza para un Desarrollo Sustentable: Promoviendo Inversiones de Calidad Social y Ambiental”.La grandilocuencia alejada de la cruda realidad que millones de ciudadanos de las dos regiones aún viven por desgracia. Pero al fin, la forma de hacer política de las últimas décadas ha encontrado en esto de las cumbres una especie de bálsamo fotográfico de la relación multilateral, que consiste en que todos somos buenos y nos llevamos muy bien, sonrían ustedes y saluden que les vamos a hacer la foto. Por detrás está la trastienda de los cuchillos largos, la de la letra pequeña de los acuerdos, la de las negociaciones a cara de perro de las delegaciones diplomáticas y, en el fondo, la de las estrategias de las potencias por el control de los bloques regionales. Todo ello se ha vivido en Santiago de Chile y uno ha tenido la suerte de participar como elemento activo en virtud del trabajo para la Fundación EULAC y como enviado especial informativo de Aquí Europa y Euractiv. Y desde esa doble condición les cuento las impresiones de la cumbre y lo que puede depararnos a futuro en la relación de Europa y Latinoamérica.

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Creo que el marco de relación entre las dos regiones lo definen tres ideas fuerza:

1.- Mayor simetría de la relación: la situación provocada por la crisis económica ha dando un vuelco sustancial al tipo de relación entre ambos. Ahora la UE está en recesión mientras América Latina Caribe está creciendo. Para Europa, Latinoamérica se ha convertido en un lugar de oportunidades y como nuevos indianos buscamos mercados para nuestras empresas y nuestros productos. Por su parte, América Latina ha hecho muchos deberes tradicionalmente reclamados por el mundo ortodoxo económico en reducción de déficit, pagos de deuda internacional, saneamiento de sus sistemas financieros y, por supuesto, respeto de los derechos humanos y profundización de la democracia. Cada vez nos parecemos más y, ante todo, cada vez tenemos los mismo problemas y las mismas aspiraciones. Se habla de igual a igual.

2.- La alianza es de socios estratégicos: aquí se ha producido también un cambio radical. La UE, salvo España y algo Italia y Francia, no giraba su mirada hacia América si no era para mirar al gigante del norte. Ahora ha abierto diálogos bilaterales múltiples como los acuerdos de asociación existentes con ChileBrasilMéxico, y los recientemente firmados con Centroamérica, Colombia y Perú. Y América Latina que se ha venido debatiendo en la última década entre su vieja relación de amor odio con EE.UU., y el ensimismamiento momentáneo ante el coloso chino, se ha decantado por reencontrarse con la vieja Europa, con aquellos que un día cruzaron el Atlántico y cambiaron las vidas del planeta a descubrir para las dos regiones un nuevo mundo. Como es lógico aquel proceso de conquista, 500 años después se escribe en clave de diálogo pacífico y de confianza mutua.

3. Europa se muestra como una unidad homogénea y América Latina Caribe aún muy diversa: La UE se presenta como una entidad articulada con instituciones engrasadas que salvo en política exterior común donde aún es muy joven el SEAE, en política económica y sectoriales no hay discusiones entre Estados porque el motor de la Comisión y la coordinación del Consejo Europeo hacen el trabajo previo. Sin embargo, los miembros de la CELAC tienen que debatir cada punto y cada tema de las negociaciones. Además su alto grado de diversidad en tamaños, situación social, fuentes de recursos y planteamientos ideológicos. Si Europa tiene en los cimientos de la construcción de la Unión el eje francoalemán, América Latina adolece de un entente fuerte entre las sus dos grandes potencias, México y Brasil. Ambas compiten y se desafían. Y la existencia de los ALBA, liderados por la impronta bolivariana de Chávez y el populismo justicialista de laArgentina de Cristina Fernández, provoca un polo de continuo desazón para países estables como Chile o una Colombia empeñada en un decidido proceso de pacificación y crecimiento económico.

En este contexto, ¿qué podemos esperar de la declaración y el plan de acción 2013 – 2015 de esta cumbre? Lo cierto es que el ambiente que reinó entre los mandatarios era de moderado optimismo. Por primera vez en los últimos cinco años, jefes de gobierno salen sonrientes de un encuentro multilateral y nos hablan de un futuro prometedor. Ya no todo es la crisis. En palabras del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, “la gran conclusión de esta cumbre es que vemos a Europa saliendo de su crisis, con mejor futuro, hay luz al final del túnel y vamos por el buen camino. Lo que es bueno para Europa es bueno para América Latina y viceversa”. Y respecto a los contenidos concretos la UE se lleva de Santiago de Chile una apuesta declarada por garantizar la seguridad jurídica de las inversiones, en clara alusión a los procesos de expropiación vividos por empresas españolas e italianas en Argentina, Venezuela y Bolivia. Mucho enfoque de sostenibilidad medioambientaly de la energía; el foco se pone en la  inclusión social en las inversiones de uno a otro lado; compromiso para evitar el proteccionismo, un especial toque de atención a Brasil;  enérgica condena del terrorismo y apoyo a las conversaciones de paz del gobierno y las FARC en Colombia; se introduce la igualdad de género y la lucha contra la violencia contra la mujer y las niñas; el mayor intercambio de información en la lucha contra el narcotráfico; la redefinición de las políticas migratorias, ya que ahora los europeos también emigran y, por último, se dan cita para la próxima cumbre bianual, en Bruselas el año 2015.

No es la panacea universal, no podemos esperar que de estos encuentros surja como por generación espontánea una comunidad más estrecha de oportunidades para los ciudadanos. Pero si es cierto que a diferencia de las anteriores cumbres de Lima y Madrid, en Santiago se ha puesto de manifiesto una voluntad férrea de estar mucho más cerca, de compartir mucho más entre las dos orillas. Un espacio que ya no solo habla castellano, que incorpora al inglés, al francés, al italiano o al alemán de un lado y que no puede prescindir del portugués del otro. Un espacio muy diverso pero firmemente convencido de lo que nos une. Queremos ser más de mil millones de personas que respetan el medio ambiente, que buscan la igualdad social, que velan por las identidades culturales de sus pueblos, que se gobiernan en democracia, que fomentan las inversiones productivas y que están en contra de todo tipo de violencia. Es muy difícil encontrar un bloque birregional que pueda establecer diálogos sinceros sobre estas bases en el mundo que no sean los que hoy componen la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

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Correa, Assange y Garzón, ¡viva el espectáculo!

No hay verano sin serpiente de verano, ni solsticio sin culebrón. Año tras año la historia parece repetirse cambiando personajes y temáticas pero cuando el calor aprieta y los mercados dan un respiro a los problemas ciertos, surgen los espectáculos festivaleros con mucha parafernalia y poca enjundia. El 2012 no podía escaparse a este afán mediático de llenar la escena y a ello se ha prestado el caso Wikileaks, su prima donna Julian Assange y sus peculiares partenaires, el presidente de Ecuador, Rafael Correa y el juez español inhabilitado Baltasar Garzón. Si a tales condimentos le unimos la particular interpretación insular del derecho internacional de Gran Bretaña y el orgullo herido en sus secretos oficiales de su aliado tradicional, los Estados Unidos de América, el esperpento mundial está servido. La concesión del asilo político a un ciudadano que debe ser juzgado en un país democrático de la Unión Europea, como es Suecia, por presuntos delitos comunes solo se le podía ocurrir a un presidente que altera el derecho a la libertad de expresión censurando la prensa de su país y que como el resto de los mandatarios de ALBA – Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe – propugna el establecimiento de Estados socialistas de economía planificada. Solo las pretensiones de tres personajes con desmedido y demostrado afán de protagonismo y la falta de transparencia en los gobiernos occidentales ha hecho posible este absurdo conflicto internacional.

“Los papeles de Wikileaks” pretendieron provocar un especie de caso watergate mundial, al tratar de demostrar el desprecio a los derechos y libertades con la que los principales gobiernos occidentales se las han gastado en las crisis políticas vividas en los últimos años. Miles de comunicaciones diplomáticas, la mayoría conversaciones con valoraciones sobre personalidades, son la principal aportación realizada por la empresa de Assange en su particular cruzada por la transparencia. El principal foco de sus críticas el gobierno estadounidense, increíble revelación que pretende tratarnos como si fuéramos seres inocentes que descubrimos que los niños no vienen de París. Para colmo lo que nació como un medio de comunicación en la Red, recurrió a medios tradicionales de la prensa de papel para lograr una difusión “creíble” de sus historias. Un relato inconexo y simplón, película facilona de buenos y malos, comprada por periódicos de notable influencia en sus respectivos países y ninguna primicia informativa digna de mención, es decir, nada de lo descubierto por Wikileaks se ha convertido en hecho noticioso que haya significado problema alguno para los gobiernos teóricamente comprometidos en sus secretos desvelados. Sin embargo, el culebrón estaba servido más que por los contenidos difundidos por el carácter reservado de los mismos. Todos los servicios de inteligencia implicados quedaron al descubierto y sus fallos de reserva en evidencia, un plato servido para la persecución y venganza de los filtradores y, sobre todo, al principal protagonista de la crónica del chismorreo diplomático.

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Tampoco conviene olvidar el motivo que ha llevado a refugiarse a Assange en la embajada ecuatoriana en Londres, evitar su extradición a Suecia para ser juzgado por presuntos delitos sexuales cometidos en aquel país. Y dudar de que el fundador de Wikileaks tiene derecho a un juicio justo en un proceso común resulta tan obvio como que Assange no puede eludir sentarse en el tribunal sueco. Lo que exige el equipo jurídico del australiano, capitaneado por Garzón, es que se den garantías de que el juicio en Suecia no se convierta en una mera excusa para hacer posible su extradición a Estados Unidos. Aquel país considera que la publicación de los papeles de Wikileaks pueden tipificarse en su ordenamiento jurídico como un delito contra la seguridad del Estado. Ni Gran Bretaña, ni Suecia, ni Estados Unidos parece que sean Estados dictatoriales o de baja calidad democrática, más bien se hallan en la cúspide de la defensa de los derechos y libertades del individuo, aunque puedan ponerse todas las dudas razonables sobre las actitudes que sus gobiernos pueden tener respecto a lo que consideran riesgos para su seguridad. Recordemos simplemente las flagrantes vulneraciones de los derechos fundamentales de los presos de Guantánamoacusados de los atentados del 11S. Sin embargo, la notoriedad del caso y del propio personaje implicado garantizan un control y seguimiento tanto mediático como jurídico.

Mención aparte merece el comportamiento del presidente Rafael Correa y el conflicto internacional provocado con Gran Bretaña. Lo primero que habrá que recordar es el comportamiento antidemocrático que el mandatario ecuatoriano mantiene con los medios de comunicación que se oponen a sus políticas. La censura y las dificultades a las que somete a dicha prensa son más propios de las dictaduras que de la democracia que dice representar. Aludir a teóricos frentes imperialistas es lo único que le une a Assang en su peculiar cruzada de “hacker” universal. Pero él también ha logrado su objetivo adhiriéndose al caso, la notoriedad mundial y forzar a la región latinoamericana a hacer profesión de su fobia a los Estados Unidos. Con Gran Bretaña como aliado inestimable, Correa está aprovechando las malas formas británicas para enfrentar a la comunidad latinoamericana a Estados Unidos. Pareciera que Correa ha tomado el testigo de Fidel Castro antaño y más recientemente de Hugo Chávez como auténtico martillo de las herejías yanquies. Y no hay casualidades en el planificado espectáculo en sede londinense, pues, vive Latinoamérica un nuevo periodo de reflujo de los liderazgos populistas: al de Correa, se une la deriva emprendida por la presidenta argentina Cristina Fernández y el hecho de que el candidato López Obrador siga poniendo en duda y desestabilizando la victoria del presidente electo mexicano, Enrique Peña. Nadie puede creer que el caso es ajeno a dos procesos electorales que se vivirán en otoño de muy diferente signo, las citas electorales presidenciales en Venezuela y los Estados Unidos, la contienda Chávez yCapriles por un lado y la de Obama con Romney por otro. El desafío lanzado por Correa será aprovechado por Chávez en tiempo y forma para elevar sus grandilocuentes diatribas contra EE.UU. Y la respuesta bien pudiera fortalecer las posiciones de los halcones republicanos en su camino hacia la Casa Blanca.

La aportación de la estrella invitada española a este triller de suspense y acción también resulta realmente notoria. La carrera político judicial del juez Garzón está repleta de escándalos y actuaciones tan mediáticas como polémicas. Desde su aparición en la escena como juez estrella de la Audiencia Nacional convertido en el héroe de la lucha contra los narcos gallegos con la operación Nécora, no ha dejado de asomarse a las portadas de los diarios nacionales e internacionales por su procedimientos contra Pinochet y los responsables de la dictadura Argentina. Muchas de sus actuaciones judiciales se han visto salteadas por continuas filtraciones intencionadas a la prensa, buscando la máxima notoriedad en ellas. Y, lo que resulta más grave, sus sumarios han sido una y otra vez corregidos en instancias superiores por otros magistrados. Una manera de proceder como juez que ha incluido el cierre de diarios – Egin -, la extensión indiscriminada a activistas políticos de delitos de terrorismo – Segi – o la grabación de conversaciones de abogados defensores – caso Gürtel – que finalmente le ha acarreado la definitiva inhabilitación. Necesitado de redimir su imagen, vuelve a saltar ahora al centro de la escena internacional de la mano del caso Assange, que le viene como anillo al dedo para recuperar protagonismo.

Mientras, el mundo sigue hundiéndose en una profunda crisis de perfiles económicos, pero que ahonda sus raíces en la pérdida de valores y en la injusticia de un estatus quo establecido desde el final de la II Guerra Mundial, que santifica las diferencias entre ricos y pobres. Una situación que requiere cambios de enorme relevancia, pero que evidentemente requiere de liderazgos serios, ajenos al espectáculo mediático en que se ha convertido cualquier forma de rebelión contra el sistema. No hay mejor escusa para que nada cambie o coartada más convincente para consolidar el avance de políticas antisociales que la necesidad de enfrentarse a una turba de indignados de redes sociales o frenar a ridículos héroes de pacotilla que nunca llegarán más lejos que de lograr unos titulares fáciles. Necesitamos propuestas eficaces, posibilistas de regeneración de la democracia y del Estado del bienestar, nos jugamos demasiado para dejar esta tarea en manos de personajes verborreicos, vacíos de compromiso o capacidad real de cambio. La tarea de darle la vuelta a la situación, la ingente gesta de proyectar y hacer viable una nueva manera de afrontar la convivencia, requiere de un nuevo contrato social y para eso de nada nos van a servir eruditos a la violeta, salvapatrias o charlatanes de nuevas tecnologías. Antes nos vendrá la luz del pensamiento, las ideas y la política de mujeres y hombres más preocupados por el bien común que por el foco de las cámaras alimentado intereses particulares. Esperemos que pronto termine la función y acabe el espectáculo.

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América Latina 2012: perspectivas políticas y económicas

PERSPECTIVAS POLÍTICAS

El calendario electoral de la región el año 2012 vendrá marcado por tres comicios:

  • 20 de mayo, elecciones presidenciales en la República Dominicana.
  • 1 de julio, elecciones presidenciales en México.
  • 7 de octubre, elecciones presidenciales en Venezuela.

Y sobre todas ellas tendrá enorme significación la contienda electoral en Estados Unidos para elegir al inquilino de la Casa Blanca el 6 de noviembre.

A nivel local, cabe también destacar las elecciones municipales en Chile el 12 de octubre para medir el desgaste del gobierno del presidente Sebastián Piñera; las elecciones locales y estatales en Brasil que servirán de termómetro para saber cómo han afectado los escándalos de corrupción al Partido de los Trabajadores y, por último, las elecciones legislativas en El Salvador del 11 de marzo.
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Previsiones electorales:

  • República Dominicana: El PDL del actual presidente Leonel Fernándezparte como favorito, de la mano de la candidatura montada en tándem, Danilo Medina como candidato a presidente y Margarita Cedeño, la esposa del propio Fernández, como vicepresidenta. El opositor con más opciones es el ex presidente Hipólito Mejía (PRD) de 2000 a 2004. Las últimas encuestas auguran un resultado muy reñido.
  • México: El PRI aspira seriamente a volver a ocupar la presidencia de México tras doce años de derrotas, la más clamorosa la de 2006 cuando fue relegado al tercer puesto. Su candidato, el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto tiene el carisma y la frescura que parece recobrar la ilusión de los votantes priistas. Si lo difícil en el seno del partido era lograr unidad en torno a un candidato, dado el conglomerado de caudillos regionales y gobernadores en que se ha convertido el PRI, ahora parece claro que la apuesta unánime por Peña les concede una notable ventaja en las encuestas. Enfrente, de nuevo López Obrador (PRD) por la izquierda y el PAN del presidente Calderón, muy desgastado tras 12 años en el poder por la derecha pendiente aún de nominar y por el que compiten Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel.
  • Venezuela: Hugo Chávez aquejado en los últimos meses de un cáncer se enfrenta al reto de revalidar su presidencia tras 13 años de gobierno. Su estado de salud será uno de los aspectos clave para saber si finalmente será capaz de volver a vencer. De momento los sondeos le son favorables, pero bien es cierto que tendrá enfrente a la coalición opositora más numerosa y organizada que nunca, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que elegirá su candidato en primarias el próximo 12 de febrero. El principal candidato es Henrique Capriles empresario joven y de perfil centrista. La buena marcha de la economía venezolana que crece a buen ritmo impulsado por las exportaciones petrolíferas es el principal activo de Chávez para convencer a los venezolanos de la necesidad de seguir emprendiendo su programa de “reformas bolivarianas”.
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PERSPECTIVAS ECONÓMICAS

El pasado mes de octubre Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL(Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y Ángel Gurría, secretario general de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) presentaron el documento las “Perspectivas Económicas de América Latina 2012″ durante la Cumbre Iberoamericana en Asunción, Paraguay. Su resumen ejecutivo es un excelente compendio de situación de los principales retos a los que se enfrenta la región y, por ello, lo reproduzco a continuación:

  • El sólido crecimiento de la economía de América Latina desde 2003 hace posible que los países de la región consideren ambiciosas agendas de políticas públicas para mitigar riesgos y aprovechar las actuales oportunidades para su desarrollo.
  • La región debe fortalecer su capacidad de respuesta macroeconómica para enfrentar los riesgos derivados de la incertidumbre en la economía global y la volatilidad de los mercados internacionales de capitales.
  • Las políticas macroeconómicas también deben ser coherentes con las necesidades de largo plazo ligadas a los cambios económicos y demográficos en curso.
  • Las economías latinoamericanas ganaron espacio fiscal que utilizaron para enfrentar la crisis financiera y reducir la pobreza, pero aún son vulnerables a nuevos shocks.
  • Los países latinoamericanos deben aprovechar las oportunidades para eliminar restricciones al desarrollo y dar un salto cuantitativo y cualitativo en la provisión de servicios públicos.
  • Para construir Estados que puedan responder a las necesidades del desarrollo, es necesario llevar a cabo reformas fiscales tendentes a reducir la enorme brecha existente entre las necesidades y los recursos disponibles.
  • La recaudación tributaria de América Latina no solamente es baja, sino que las bases imponibles son pequeñas y están sesgadas hacia impuestos no progresivos.
  • Las bases impositivas se ven limitadas por la extensión de gastos tributarios: deducciones y exenciones.
  • La política fiscal tiene un impacto redistributivo poco significativo debido a los bajos niveles de impuestos directos personales y de gasto público social, unidos a su insuficiente focalización.
  • La articulación de de un pacto fiscal que refuerce el contrato social entre los ciudadanos y el Estado puede ser fundamental.
  • Más allá de mayores recursos financieros, el Estado también debe transformarse para responder mejor a las necesidades de los ciudadanos y gestionar los recursos de manera más eficiente, transparente y eficaz.
  • La transformación del Estado no puede limitarse a hacer mejor lo que ha venido haciendo hasta ahora, sino que tiene que identificar nuevas estrategias para definir y alcanzar objetivos prioritarios. Hay tres áreas claves para apoyar un crecimiento sostenible e inclusivo: educación, infraestructura y desarrollo productivo e innovación.
  • La cobertura y el gasto en educación han mejorado de manera sostenida en las últimas década en América Latina. Sin embargo, su calidad sigue siendo baja y el acceso desigual.
  • En la gestión de servicios educativos, destacan dos tendencias: una creciente descentralización en su provisión y el incremento de la participación del sector privado en la formación terciaria.
  • Las infraestructuras son un importante cuello de botella para la sostenibilidad del crecimiento, la competitividad e incluso la equidad en la región. América Latina presenta brechas elevadas con respecto no solo a los países de la OCDE, sino también a economías emergentes de Asia y otras regiones del mundo.
  • América Latina necesita mejorar el marco normativo para fortalecer los procesos de planificación y gestión de la inversión en infraestructuras con una visión de largo plazo.
  • A su vez, es fundamental perfeccionar los incentivos y las normas que regulan la participación del sector privado en la inversión, gestión y provisión de infraestructuras.
  • La brecha de productividad es un problema persistente que refleja la baja diversificación de las economías de la región, su especialización en sectores no intensivos en tecnología y la escasa inversión en investigación y desarrollo y en innovación.
  • La educación, la infraestructura y el desarrollo productivo y la innovación son tres áreas clave para alcanzar los objetivos de competitividad, desarrollo económico e inclusión social. En cada una de ellas se requieren políticas públicas activas, planificación estratégica y una gestión más eficiente y eficaz por parte del Estado.
  • Un desafío clave de América Latina es movilizar inversión privada en investigación y desarrollo.
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CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) entre la herencia de Lula y el exponente del neochavismo

La llamada Declaración de Caracas puede considerarse el documento fundacional de un nuevo organismo regional latinoamericano, la CELAC(Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe).  Uno más de los más de la docena de instituciones multilaterales con los que América Latina trata de organizar su cohesión y busca un camino que recorrer conjuntamente. Sin embargo, pese a la grandilocuencia habitual con que su anfitrión, el presidente venezolano Hugo Chávez, presentó la iniciativa, siguen siendo muchas las dudas que se ciernen sobre esta nueva intentona de unidad continental. El principal objetivo – no expresado explícitamente – de la CELAC es jubilar a la OEA(Organización de Estados Amercianos) o en otras palabras, propiciar la relación de americana sin contar con Estados UnidosCanadá – ambos miembros de la OEA y no de la CELAC. Una voluntad que si bien resulta lógica dada la lejanía en intereses y cultura política de los socios del norte con el resto del continente, también supone obviar el enorme peso que en la región tiene la potencia norteamericana. No en vano la CELAC es una iniciativa que partió de Chávez y que fue debidamente atemperada por el ex presidente barasileño, Lula da Silva y el propio lema de la primera cita lo dice todo: “El camino de nuestros Libertadores”.

Los presidentes de la CELAC, los de sus 33 países miembros, acordaron el llamado Plan de Acción de Caracas. pero no pudieron concretar qué fórmula se aplicará para la toma de decisiones en el seno del nuevo organismo y decidieron seguir discutiendo si en definitiva será por mayoría de votos o por consenso. Tal es la confusión de su nacimiento que la CELAC nació sin presupuesto ni estructura permanente, pese a que Chávez había advertido en la apertura de la Cumbre que había que “darle una estructura… A pesar de que algunos no lo consideren muy importante, es necesario si no queremos que esto muera al nacer”. Finalmente, la alternativa encontrada para garantizar su gestión fue una presidencia “pro tempore”, a cargo del país organizador de la Cumbre, apoyada en una “troika” con funciones más simbólicas que reales. Las próximas Cumbres serán en Chile (2012), Cuba (2013) y Costa Rica (2014) y sus presidentes se integrarán en este órgano colegiado. El presidente panameño Ricardo Martinellipropuso servir de sede a la eventual secretaría permanente de la CELAC, decisión que también quedó pendiente, y por ahora el organismo sólo tendrá una cumbre de presidentes, una reunión de cancilleres, y además de la troika reuniones especializadas.

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El cónclave aprobó también un estatuto de procedimientos y una declaración especial sobre “la defensa de la democracia y el orden constitucional” que daría autoridad a los estados miembros a actuar en caso de ruptura democrática en cualquier país de la región, por si se repite lo sucedido en junio de 2009 enHonduras con la deposición del presidente Manuel Zelaya. La reunión también aprobó una veintena de acuerdos en materias tan disímiles como la reclamada soberanía argentina sobre las islas Malvinas, el rechazo al embargo estadounidense a Cuba, y el apoyo al cultivo y uso tradicional de la hoja de coca, una permanente demanda del presidente boliviano, Evo Morales, quien aprovechó la cumbre además para reclamar una salida al mar para su país. Y, por supuesto, el papel de principal agitador de la cumbre, como viene sucediendo en este tipo de reuniones, correspondió al presidente ecuatoriano Rafael Correa que urgía a la CELAC  a tener una comisión de derechos humanos sin “sesgo norteamericano”. El presidente ecuatoriano mostró una vez más su vehemente oposición a que “los problemas latinoamericanos se vayan a discutir a Washington”.

La realidad es que tras los habituales brindis retóricos que claman por la integración regional y recuerdan las intenciones de los padres de las naciones latinoamericanas de construir la arcadia americana, el repertorio de intereses dispares se impone a la hora de establecer las prioridades de la región. De ahí que con el tiempo se vayan yuxtaponiendo organismos sobre organismos que solapan países y funciones. Sirva de mero ejemplo de esta sopa de letras en que se está sumiendo la región la lista de organizaciones actualmente vigentes en América Latina: Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac); Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA); Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI); Parlamento Latinoamericano (Parlatino); Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA); Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); Parlamento Suramericano; Mercosur; Parlamento del Mercosur; Comunidad Andida (CAN); Parlamento Andino; Parlamento Centroamericano; Asociación de Estados del Caribe (AEC); Comunidad del Caribe (CARICOM); Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS).

Demasiadas siglas, demasiados intentos, demasiadas energías desaprovechadas. La verdad es que América Latina no acaba de encontrar la fórmula más adecuada de integración en un espacio que si bien tiene enormes potencialidades comunes, un idioma mayoritariamente común y una base cultural similar, presenta tremendas diferencias en su suelo que acaba componiendo un espacio heterogéneo en el que difícilmente se alcanzan acuerdos estratégicos de posicionamiento en el escenario internacional. Lo cual no es obstáculo para reconocer que la cooperación multinacional, especialmente entre países limítrofes en áreas sinérgicas, avanza de forma imparable. Un ejemplo que hasta ahora parecía impensable son los acuerdos recientemente firmados en la cumbre bilateral Venezuela – Colombia entre los presidentes Chávez y Santos, que incluye la construcción de un impresionante oleoducto que atravesaría ambos países para hacer llegar petróleo del océano Atlántico al Pacífico. Las realidades de desarrollo y de crecimiento de las economías locales está imponiendo una nueva manera de hacer política en la región latinoamericana que obliga a los gobiernos a colaborar independientemente de las diferencias ideológicas que los inspiren, un hecho que hace menos de una década hubiera sido impensable.

América Latina trata de buscar su propio espacio en las relaciones internacionales, desde posiciones de liderazgo de bloques protagonizadas en el norte por México y en el Sur por Brasil, pero con un notable entrados de interrelaciones locales bilaterales y de micro-regiones que no son sino el reflejo de sociedades donde se desarrollan clases medias cada vez más formadas y con más capacidad de demanda. Si Europa vive su particular crisis de refundación, tratando de encontrar un nuevo modelo organizativo que sea capaz de hacer frente a los retos de un mundo globalizado, América Latina hace lo propio desde la juventud de sus naciones que cumplen en estos años su bicentenarios y que siguen soñando con consolidar un espacio de libertades en un continente bendecido por la naturaleza con enormes recursos materiales. Tal vez la mejor solución para los retos que a uno y otro lado del Atlántico nos abordan sea encontrar un puente de relación entre los dos continentes llamados a conformar un futuro común. Las relaciones de Europa y América Latina son la oportunidad de sumar si somos capaces ambos de mapear los puntos de encuentro, sectores y posibilidades de enriquecimiento mutuo.  Una ingente tarea que no se debería seguir demorando.

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