El rapto de Europa

Cuenta la leyenda mitológica griega que Zeus, en su faceta de incansable conquistador de diosas, ninfas y mortales, puso sus ojos en la bella princesa fenicia Europa. Con el fin de seducirla se transformó en un toro blanco y se mezcló con las manadas del padre de Europa, el rey Agenor. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella quedó prendada del toro, acarició sus costados y, viendo que era manso, terminó por subir a su lomo. Zeus aprovechó esa oportunidad y corrió al mar, nadando con ella a su espalda hasta la isla de Creta. Entonces reveló su auténtica identidad y Europa se convirtió en la primera reina de Creta. El padre de Europa, corrió desconsolado el resto de su vida por todos los caminos que sus fuerzas pudieron recorrer al grito de ¡Europa!, ¡Europa!, nombre que quedó grabado en la memoria de los habitantes de los lugares por los que pasó y que, por ello, acabó dando nombre al continente. Zeus le dio tres regalos a Europa: Talos, un autómata de bronce; Laelaps, un perro que nunca soltaba a su presa; y una jabalina que nunca erraba. Hoy ha querido la historia que la leyenda ilustre la paradoja que vive nuestra Unión Europea sin cambiar de escenario, en las tierras helénicas bañadas como en los tiempos del mito por las aguas del Mediterráneo. En Grecia, de nuevo, se representa las escenas más épicas de la ya vieja Europa.

Sabido es que los griegos clásicos construyeron su universo mitológico para explicarse el cosmos y su existencia humana plagado de dioses que lejos de ser justos, adolecían de las mismas debilidades que el hombre pero dotados de poderes superlativos. Caprichosos y egoístas, ponían en riesgo el equilibrio de las cosas y no dudaban en emplear la fuerza y el engaño en sus múltiples enfrentamientos, incluso, entre dioses padres e hijos. Supongo que a todos nos suena esta situación y que cualquiera podría imaginar en las reuniones del Consejo Europeo a nuestros 27 jefes de gobierno en el Olimpo de Bruselas, discutiendo ajenos a la realidad mientras, ajenos a los comunes mortales, ciudadanos que asistimos atónitos a las consecuencias de una crisis que destruye el empleo y socava día a día los cimientos del Estado del bienestar. Encerrados en sus moradas de cristal, los políticos europeos parecen no querer enterarse de que su mundo se derrumba porque el nuestro ya se ha venido abajo. Pelean por la supremacía olímpica y por enviar al inframundo a esos dioses variables que no han cumplido las reglas del juego. MerkelSarkozy antes y ahora cumplirá el mismo roll Hollande, han enviado al invierno que supone la intervención económica a PapandreuBerlusconiCowenSócrates y Zapatero. Sus sucesores, PapademosMontiKennyPassos Coelho y Rajoy, se dedican a administrar bajo mandato de los dioses olímpicos, la penuria y la miseria de unas políticas de ajustes que han demostrado que solo sirven para condenarnos a todos a la recesión.

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Nuestro mundo, aquel que construimos con el esfuerzo de la solidaridad y la ilusión del sueño europeo común, de tanto precipitarse hacia el abismo en los últimos tres años, se viene abajo por la fuerza de la gravedad, por esa insoportable levedad del ser que se pliega a la incercia de los acontecimientos. Todos sabemos que el desastre es inminente, incluso hablamos sin rubor de sus consecuencias, pero nadie es capaz de hacer nada. Miramos al Olimpo buscando una señal que nos dé confianza, que nos marque el camino hacia esa nueva tierra prometida europeista, pero solo nos llegan los ecos de sus broncas, los rumores de desunión, los reproches mutuos y el ruido ensordecedor de sus escándalos de corrupción. Pero mientras, la gente sufre, padece el dolor de un empobrecimiento que está abriendo una brecha social profunda entre ricos y pobres. Mientras, la sanidad pública se desmantela y sus profesionales trabajan al límite malpagados. Nuestros hijos cada vez se educan peor porque no hay recursos para tener los mejores profesores. No investigamos, ni innovamos porque no tenemos ni ideas para enfocar hacia dónde mirar, ni fondos para destinarlos. Mientras nuestros mayores han pasado de ser atendidos a tener que atender a sus hijos en paro y a sus nietos sin hogar. Estamos asistiendo al desahucio social, a la expulsión a la marginalidad de una buena parte de nuestra sociedad. Y nadie hace nada…

Asistimos a una de las transformaciones del mundo más vertiginosas de la historia. Pero deberíamos tirar de Einstein y relativizar la situación, al fin y al cabo, solo estamos ante una minúscula partícula del tiempo en evolución, por mucho que para nosotros sea la única transcendental porque es la que nos ha tocado vivir. Huir del drama y la tragedia como forma de representación de lo que está sucediendo es la primera de la tareas a las que deberíamos enfrentarnos. El cambio es consustancial a la esencia terrenal y humana, algo que sin embargo sigue provocándonos temor y parálisis. Tenemos una Unión Europea de solo 50 años de vida y una moneda única de poco más de diez. Es lógico que como el adolescente al que le duelen los huesos, le sale acné y sus hormonas se revolucionan, nuestro proyecto en común en crecimiento muestre síntomas de juventud. Pero si seguimos teniendo la firme determinación de seguir creciendo, de seguir apostando por un espacio en libertad, de profundizar en la democracia y la transparencia de nuestras actuaciones, de redimensionar nuestro edificio de derechos y coberturas sociales, acabaremos madurando y demostrando al mundo que ese joven que tantos desvelos supuso un día para todos, es de nuevo el referente universal de civilización.

No tiene sentido que la Unión Europea que sigue suponiendo la organización supranacional con más calidad de vida del planeta vea cuestionado su futuro por los mercados. Algo falla de base en el planteamiento: si nuestra deuda es la más cara por las incertidumbres que provocamos, ¿qué será entonces del futuro del resto de mundo que necesita de nosotros comercialmente para seguir viviendo? ¿Pueden los mercados afirmar que el futuro de economías tan dependientes como la china, la hindú, la brasileña o la turca por poner algunos ejemplos de Estados emergentes es más predecible? Y que decir del resto del mundo aún atrapado por la hambruna y las desigualdades, África entera y gran parte de Asia o América Latina, ¿son poblaciones cuyo futuro pinta mejor a corto o medio plazo que el nuestro? Situar a Europa como el paradigma del problema mundial es tan ridículo como racionalmente insostenible. Otra cosa, bien distinta, es que se apele a nuestra responsabilidad de ricos egocéntricos para que no nos convirtamos una vez más en escenario de conflicto y seamos capaces de liderar las ideas de futuro de la humanidad. Todos necesitamos más Europa, no sólo los europeos, el resto del mundo también nos necesita. Hemos sido a la vez los pueblos más guerreros y que más sacrificios en vidas han supuesto a la humanidad en su historia y de la misma forma el continente que más ideas a aportado al ser humano. La Unión solo tiene un sentido: apostar por el lenguaje de la palabra y abandonar la semántica de las armas, algo que solo será sostenible si nuestros políticos son capaces de hacer política con mayúsculas para el ciudadano, para resolver sus problemas.

Europa como su dioses del Olimpo se enfrenta a una guerra de Titanes, la guerra contra la especulación, la avaricia, la ilegalidad, el fraude, esos dioses que gobiernan los mercados a su antojo, sin que el poder de representación pública de gobiernos e instituciones haya sido capaz de hacerles frente hasta ahora. Tenemos armas, las del derecho, las de la democracia, la de nuestros ciudadanos libres decididos a no dejarse amedrentar por las agencias de rating o las primas de riesgo. Somos más y más fuertes en razón y convicción, solo tenemos que creérnoslo. Sólo necesitamos que Zeus, sea Merkel o quien sea capaz de liderar esta contienda política, reúna a sus hermanos dioses en el próximo Consejo Europeo del 28 de junio y tomen medidas que destierren al Tártaro, el peor lugar del inframundo a los Titanes que pretenden acabar con nuestra civilización forjada a través de siglos de conquistas sociales. Salvar el euro en sus integridad, salvar a los griegos de su particular tragedia y abrir la senda del crecimiento económico son las primeras batallas de las que deben salir victoriosa y para eso Europa sigue contando con su autómata de bronce, su perro que no suelta a su presa y la jabalina que nunca yerra.

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Al borde del éxodo, el último acto de la tragedia griega

Europa lleva casi dos años asistiendo al drama de Grecia, de su bancarrota, de su primer rescate, de sus baldíos intentos de ajustes y recortes, de sus huelgas generales, de su larvado estallido social, de su segundo rescate y, finalmente, o al menos así parece, a la decisión final de si se quedan o se van de la eurozona y, porqué no, de la Unión Europea. El problema de la decisión que finalmente adopte el eurogrupo no es otro tan egoísta como el posible contagio que producirá en el resto de Estados del euro que se encuentran en dificultades – Irlanda yPortugal, ya rescatados, EspañaItalia con elevados déficits y altas primas de riesgo en su deuda pública -. Del sufrimiento al que se está sometiendo a base de medidas de empobrecimiento de las rentas familiares y de desmantelamiento de la asistencia social a los griegos, de eso ya ni hablamos. A nadie o casi nadie en Bruselas les importa la suerte a que abandonamos a más de 11 millones de habitantes, al territorio que en su día alumbró la cultura y la civilización clásica y, en la actualidad, a un enclave geopolíticamente crucial en el escenario mediterráneo y, por ello, en la relación con Turquía y Oriente Medio. Así de pacatos y cortoplacistas se han vuelto nuestros políticos obsesionados por el vil metal.

Es Grecia presa de su propia paradoja. Allí se creo la tragedia griega que hoy en forma de pesadilla irónica viven sin máscaras, ni teatros, en plena calle. De ahí que me permita la licencia de recordar que la tragedia helena está estructurada siguiendo un esquema rígido, cuyas formas se pueden definir con precisión. Se inicia generalmente con un prólogo, que según Aristóteles es lo que antecede a la entrada del coro. Las características generales son que se da la ubicación temporal y se une el pasado del héroe con el presente, pueden participar hasta tres actores, pero sólo hablan dos y el otro interviene o puede recitar un monólogo. Se informa al espectador del porqué del castigo que va a recibir el héroe y en esta parte no interviene el coro. Verdad que nos suena: el héroe el pueblo greigo, dos actores, MerkelSarzoky, con el monólogo de la Canciller, con el coro del eurogrupo. El castigo se anunció tras el primer rescate. Prosigue lapárados, que son cantos a cargo del coro durante su entrada en la «orchestra». En esta parte se realiza un canto lítico, donde se dan danzas de avance y retroceso. En la realidad que vivimos, se escenificó con las primeras huelgas y violencia en las calles de Atenas, mientras su clase política trataba de dar pasos hacia adelante y hacia atrás sin alcanzar acuerdos.

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Luego comienzan los episodios que pueden ser hasta cinco. En ellos hay diálogo entre el coro y los personajes o entre personajes; es la parte más importante por ser la dramática por excelencia y expresa el pensamiento e ideas del personaje. Entre los episodios se hallan los estásimos, que son intervenciones del coro en las que se expresan las ideas políticas, filosóficas, religiosas o morales del autor. Aquí nos encontramos tras dimitir Papandreu y forzar la UE un gobierno de coalición presidido por el tecnócrata Lukas Papademos. Por último, el éxodo es la parte final de la tragedia, hay cantos líricos y dramáticos; el héroe reconoce su error. A veces es castigado con la muerte por los dioses y es allí donde aparece la enseñanza moral. A punto estamos de dictar esta trágica sentencia contra el pueblo griego y con ello condenarnos eternamente a la derrota del proyecto europeísta.

Volviendo a la cruda situación conviene analizar qué está exigiendo la troika de acreedores –Comisión EuropeaFMIBCE – al gobierno griego. El acuerdo sobre Grecia se basa en tres pilares. El compromiso de nuevos ajustes sociales por parte del Gobierno y los partidos políticos griegos, un acuerdo con la banca por el que acepte unas pérdidas o quita de la deuda de hasta el 70% de su inversión en Grecia y la aceptación por parte de la UE y el FMI de conceder un segundo paquete de ayudas que podría oscilar entre 130.000 y 145.000 millones de euros. El capítulo de recortes es especialmente traumático para un país que empieza su quinto año de recesión y que está cada vez más próximo a la explosión social. Los ajustes que se debaten ahora, muchos de los cuales son compromisos anteriores no aplicados aún, incluyen una reducción de gastos sanitarios de 1.100 millones; recortes en Defensa y en la Administración local, de 400 millones en cada caso; reducción del salario mínimo en 22% (pasaría de 750 euros brutos a 586 en 14 pagas), reducciones del 15% en las pensiones complementarias y aplicación del acuerdo anterior de eliminar 15.000 empleos del sector público.

La encrucijada a la que se está sometiendo a Grecia es tan simple como quedarse en el euro para sufrir décadas de pobreza e inestabilidad social o salirse y pasar a ser los parias de la Unión. Además, desde el punto de vista jurídico comunitario, no está regulada la salida del un miembro del euro, mientras que sí lo está cuando se sale Unión Europea, por lo que la caída de Grecia podría suponer que el Estado heleno se viera expulsado del club europeo. Hecho que podría convertirle en un oscuro objeto de deseo de potencias hostiles a los intereses europeos, dado el caos social que produciría quedarse en tierra de nadie en el escenario internacional.

El éxodo griego, de producirse, tendrá indudables efectos sobre la imagen de la Unión Europea y su ya tocada credibilidad en los mercados financieros. Así lo reconocía el ministro de Economía español Luis de Guindos al manifestar que «si Grecia va a la quiebra, puede haber contagio». El temido efecto dominó sobre países con sus cuentas públicas cuestionadas alarga su sombra sobre el continente. De ahí que todos debamos ser muy conscientes de la trascendencia de cualquier decisión que se tome sobre Grecia porque del final de la tragedia griega depende en gran medida el futuro de Europa.

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Unión Europea 2012: perspectivas políticas y económicas

PERSPECTIVAS POLÍTICAS:

El calendario electoral de la Unión Europea el año 2012 vendrá marcado por tres comicios:

  • 15 de enero, elecciones presidenciales en Finlandia.
  • 22 de abril, elecciones presidenciales en Francia.
  • Finales de abril, elecciones legislativas en Grecia.

Queda por saber si el gobierno provisional de Mario Monti en Italia alargará su mandato para efectuar las reformas solicitadas desde Bruselas todo el año 2012 o si por el contrario, concluida su misión especial se convocarán elecciones legislativas para retomar la normalidad política en el país transalpino.

Y sobre todas ellas tendrá enorme significación la contienda electoral en Rusiapara elegir su presidente el 4 de marzo.

Previsiones electorales:

  • Finlandia: Las elecciones presidenciales del próximo 15 de enero se producen a menos de un año de las elecciones legislativas que dieron como resultado la conformación de un gobierno de coalición que tardó dos meses en alcanzarse e integrado por seis partidos políticos. De ahí que la elección del nuevo presidente, que sustituirá a la presidente Tarja Halonense convierta en una auténtica segunda vuelta de los comicios generales. El presidente finlandés constitucionalmente tiene poderes reforzados para materias de Estado, por lo que no resultan en absoluto unas elecciones testimoniales. Será también importante evaluar la capacidad de movilización de la ultraderecha de los Verdaderos Finladeses, cuyo líder Timo Soini fue la gran sorpresa de las legislativas y ahora se presenta a la presidencia para competir con el principal favorito, el ex presidente del gobierno y líder del Partido de Coalición Nacional, Sauli Niinisto, con el permiso del socialdemócrata Paavo Väyrynen.
  • Francia: La principal cita electoral de la Unión tendrá lugar entre abril y mayo – lo normal es que sea precisa la segunda vuelta – para definir el presidente de la República. Una batalla que se dirimirá casi con total seguridad entre Nicolás Sarkozy y Francois Hollande. Los socialistas acaban de llevar a cabo su proceso de primarias, en el que votaron nada menos que 2 millones de personas del que saliço ungido Hollande (ex marido de la anterior candidata socialista Ségolène Royale). Enfrente un sarkozy cuya imagen se ha desgastado estos años de mandato notablemente pero que en los últimos meses, fruto de su protagonismo ante la situación del euro y de la UE ha remontado posiciones en las encuestas. Los sondeos actualmente señalan que Hollande obtendría un 32% de los votos en primera vuelta por un 25,5% de Sarkozy. La clave una vez más estará en las opciones de hacerse con los votos de otros candidatos de cara a la segunda vuelta. En este sentido, parece claro que Hollande contaría con el voto de la izquierda y los del centro que pueda obtener Francois Bayrou (las encuestas le dan un 7%). Por contra Sarkozy podría contar con los votos de los ultraderechistas del Frente Nacional representados por Marine Le Pen (con un 17% en los sondeos).
  • Grecia: Sin fecha aún fijada pero con el escenario de adelanto ya pactado, el país heleno celebrará sus comicios generales a finales de abril o principios de mayo. Todo depende de las negociaciones que el gobierno de Lukás Papademos lleva a cabo sobre la quita de la deuda que obligó a dos rescates de las finanzas públicas griegas. El ejecutivo de unidad conformado por los tres principales partidos deberá concluir su trabajo para lograr la condonación de la mitad de la deuda en manos de banca privada y grandes fondos de inversión. Los sondeos últimos dan una clara ventaja al partido de centro derecha de Antonis Samarás, Nueva Democracia, aunque lejana aún a una mayoría absoluta por lo que lo más previsible es que Grecia deba acudir a fórmulas de coalición o incluso de gobiernos de unidad como el actual.
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PERSPECTIVAS ECONÓMICAS:

Según el último informe de previsiones de la Unión Europea hecho público el pasado 10 de noviembre en Bruselas, el crecimiento de la UE permanecerá prácticamente estancado durante 2012 para empezar a recuperarse lentamente en 2013,  por lo que se prevé que el desempleo se mantenga en los actuales niveles elevados. Los principales indicadores apuntan al estancamiento de la recuperación con posibles riesgos de contracción. En consecuencia, se espera que en 2012 el PIB crezca a un ritmo de tan solo un 0,5% en la UE y la eurozona.

La prolongada incertidumbre en los mercados financieros con respecto a la sostenibilidad de las finanzas públicas en algunas economías de la zona euro y los temores de contagio que afectan a los países de su núcleo duro contribuirán a un crecimiento débil. La debilidad de la economía mundial, y de las economías de algunos de los socios más importantes de la UE, reforzará esta tendencia. El pronóstico asume una recuperación gradual de la confianza en el segundo semestre de 2012, respaldada por la aplicación de medidas políticas que reconduzcan la crisis de la deuda soberana.

Sus principales conclusiones son:

  • Estancamiento de los mercados laborales. Es probable que el desempleo se mantenga en su elevado nivel actual del 9,5%, aunque, también en este caso, la situación variará mucho de un país a otro.
  • Las finanzas públicas en vías de una mejora gradual. Está previsto que en 2012 los déficits se reduzcan hasta situarse justo por debajo del 4% y el 3,5% del PIB en la UE y la eurozona, respectivamente. Según las previsiones, la ratio deuda-PIB alcanzará su nivel máximo en la UE en 2012 (en torno al 85%) para estabilizarse en 2013. En la zona euro, sin embargo, la ratio de la deuda seguirá aumentando ligeramente y rebasará el 90% del PIB en 2012.
  • Inflación por debajo del 2%. El pronóstico indica un descenso de la inflación por debajo del 2% en 2012 debido a la reducción de la presión de los precios de la energía. Está previsto que la debilidad de la actividad económica y la moderación salarial mantengan la inflación bajo control durante el periodo examinado en las previsiones.
  • Se mantiene el riesgo de contracción.Son tres los principales riesgos que pesan sobre la economía de la UE y la eurozona: la prolongada incertidumbre generada por la deuda soberana, la debilidad del sector financiero y la ralentización del comercio mundial. Existe la posibilidad de entrar en una dinámica negativa: la desaceleración del crecimiento podría afectar a los emisores de deuda pública, lo que, a su vez, podría deteriorar la situación del sector financiero, que sería incapaz de apoyar el crecimiento.

En sentido más positivo las previsiones también señalan que si por el contrario, el hecho de que la recuperación de la confianza se produjese antes de lo previsto podría potenciar la inversión y el consumo privado. Es más, la mejora del entorno internacional, si se reanudase por ejemplo el crecimiento mundial, podría dar un nuevo ímpetu a las exportaciones de la UE. Del mismo modo, la bajada de precios de los productos de consumo contribuiría a un consumo más dinámico.

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