Es martes y…
«Rendido, empapado en alcohol y en su ausencia, sangrando la herida que ha abierto esta espera, gritando: ¿Dónde estás rubia? Regresa».
No es rubia pero está de vuelta, a muy pocos pasos de la salida, con un mismo recorrido por hacer, pero con zapatillas diferentes. Las elecciones ya están aquí, salvo que a última hora, en un acto suicida, una gaviota cualquiera decida caer en picado a por la última rosa del jardín. Y el naranjo tan contento.
Esta semana toca paseo por Zarzuela para visitar al ciudadano Felipe. Comprobar que sigue con trabajo, la familia bien y las niñas muy felices en el colegio. Los abuelos con achaques pero no nos vamos a quejar. Y una vez pasada revista vuelta a las urnas.
Toca atarse los cordones y preparar la jaculatoria. Es el momento de reflexiones, de sacudir la memoria. Nunca será un fracaso la expresión libre de un pueblo. Toca vaciar el vaso para, después, devolverlo lleno.
Toca mitigar el paso de la leve diferencia. Ahora, es el tiempo de su ocaso y de nuestras confluencias. Ahora, justo en este instante está alumbrando el porvenir, porque nacimos para vencer, no para resistir.
Ambas las traerá la primavera y serán el fin de esta sangría. Solo se intercambian una letra, benditas alergia y alegría.