Y en eso llegó Fidel

Es martes y…

«Aquí pensaban seguir, tragando y tragando tierra, sin sospechar que en la sierra se alumbraba el porvenir. Y seguir de modo cruel la costumbre del delito, hacer de Cuba un garito y en eso llegó Fidel. Se acabó la diversión, llegó el comandante y mando a parar».

Se nos va porque algún día se tenía que ir, pero se va a su manera. Cientos de veces intentaron acabar con él y jamás lo consiguieron. Era peligroso, muy peligroso, tener a un hombre convencido a unas pocas millas del imperio todopoderoso. Ahora, unas décadas después tienen a un pueblo convencido y eso, no es que sea peligroso, es irreversible.

Muchas veces basta con dar un paseo por las amistades con la que se cuenta para descubrir la altura moral de cada uno. Sin embargo, lo que realmente define a un gobernante son sus enemigos. Hoy, afloran todos aquellos demócratas que dejan que su gente muera de hambre por no poder pagar la luz, para vanagloriarse en Twitter y afirmar que acaba una etapa. Torpes, no se dan cuenta de que Fidel es una idea, la locura más maravillosa, y como idea no puede morir.

Volverán a intentar matarlo mil veces más, pero allí estará su pueblo. Digno, valiente, firme, entero. Como siempre. Es lo que tiene gobernar con ellos y no contra ellos.

Queda la victoria ante la tiranía siniestra. Queda el Movimiento con armadura de acero. Queda tu aliento perpetuo en la Sierra Maestra. Queda el abordaje a oscuras en la playa de Niquero. Queda tu Camilo, tu Raúl y tu Ramiro. Queda tu Birán, tu Santiago y tu Malecón. Queda tu Puebla, tu Silvio y tu guajiro. Queda tu Guevara, tu conquista y tu revolución.

Al final del todo, lo que queda es tu lucha por hacer del mundo un lugar mejor. Y ahí, Fidel, puede irse tranquilo.

Hasta la victoria siempre, Comandante.

Prometido

Es martes y…

Prometo, por mis hermanos de mil colores, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de habitante del mundo, con lealtad a mis principios, y guardar y hacer guardar cada poema de revolución.

Prometo tallar cada arruga que el tiempo tatúe en mi piel, lijar los nudillos que arrastran los golpes de cada caída. Prometo pulir los tropiezos que amagan vestirse de hiel, y unirme al susurro discreto que algún día será estampida.

Prometo limpiar el camino por si alguien decide seguirme, llenarlo de luz invisible, de flexos y versos de Lorca. Prometo llegar al final con quien pueda llorar y reírme, y me ayude a llenar lo que falta y vaciar lo que sobra.

Sobra cordura de la que ata, falta locura de la que gana conquistas. Sobran aceros de los que matan, falta lectura en el ojo racista. Sobran testigos mi señoría, falta justicia de la que sea justa. Sobran versiones, una por día, falta respeto, éste me asusta.

Por promesa, la tinta es sangre y la pluma es huella. Por promesa, constante sin parpadeos de estrella.

Prometido.

De locos

Es martes y…

No había mucho para elegir, la verdad. Los candidatos que disputaron la contienda eran poco más que restos de un naufragio, algo así como una derrota colectiva antes de votar. Y votaron y ganó él, y con él perdimos los demás.

Ambas propuestas estaban forjadas con el pesado metal del liberalismo más salvaje, moldeadas con el implacable martillo de la supremacía blanca y asentadas bajo el malvado yunque del voraz imperialismo. Veneno del de matar con aromas diferentes. Pero quizá, el aroma también sea importante.

La gran diferencia entre Trump y Clinton ha sido el discurso y el tono que han empleado, tanto en campaña como en su día a día. En un momento en el que el clima internacional se encuentra en estado agonizante y con continuas convulsiones, existen muchas mechas a deseo de prender. Y es ahí precisamente, donde el mensaje misógino, xenófobo y ultranacionalista del nuevo presidente puede volverse en contra de todos.

Cierto es que los programas electorales están para incumplirlos. Obama mandó al rincón oscuro muchas de las propuestas que le abrieron la puerta de la Casa Blanca. Esperemos que Donald haga lo mismo.

Menos mal que aquí nos mantenemos firmes, con la dignidad al frente y la limpieza por escudo. Imaginad que nos hubiera dado por votar a quien nos saquea, nos recorta y nos persigue.

De locos.

El Ministerio del tiempo

Es martes y…

Del mal tiempo, vaya. Del frío en las pestañas y el escalofrío en la pupila. De nubes negras anunciando lluvia y negros nubarrones amenazando nuestro futuro. El otoño ya está aquí, y con la firme intención de alargar su triste agonía.

Ha sido nombrar a los nuevos ministros y desplomarse las temperaturas. Y no es para menos, la corriente de aire polar no se ha querido perder semejante espectáculo. Bueno pues, tal y como Rivera había prometido forzar, la renovación del Ejecutivo ha sido grandiosa, casi épica. Juventud y caras nuevas a raudales. Mesura y centralidad por todos los rincones. La regeneración al servicio del pueblo, y tan anchos los abstencionistas.

Para empezar, María Dolores al frente del pacífico Ministerio de Defensa. Ahora, los balazos y la metralla llegan, efectivamente, en diferido. Con un poco de suerte, algún pobre niño los vea venir y pueda salvar su vida, en forma de simulación claro.

Para continuar, Zoido al frente del pacífico Ministerio del Interior. Probablemente, éste si será capaz de ver las cloacas tan necesarias que Rubalcaba no pudo encontrar. Y una vez vistas, habrá que usarlas digo yo.

Y para acabar, el resto de estupendos ministros y estupendas ministras. Pero para acabar con nuestra paciencia desgastada y nublar nuestro mañana más urgente. Es lo que tenemos, porque así lo hemos querido.

Parece que se avecina tormenta.