Lleno de retazos

Es martes y…

«Vengo huyendo de los que enterraron el Romance del amargo. Vengo a que me dé el viento del pueblo que Miguel supo soplar. Vengo de subir con la marea a encallar entre tus brazos. Vengo repleto de soledad».

Vengo del suspense enmarañado que adornaba tu cobijo. Vengo del segundo interminable en que me rozó tu piel. Vengo de dormir entre las ruinas que escondían tu acertijo. Vengo de caerme muerto sin saber donde caer.

Llevo tatuado cada rayo que amanece en Lacandona. Es parte de mi cada agujero que brilla en el Malecón. Brota de mis poros cada tala que acuchilla el Amazonas. Vivo en el recuerdo al malherido que ruge en cada canción.

Estoy hecho de retazos cosidos con tus pestañas, de versos que la barbarie no pudo devorar. Surge de mi boca el eco de Machados y de Azañas. De mis entrañas supura el aliento del «no pasarán».

Soy la voz de aquel maestro resistente en los cuarenta. Soy la estrella firme de la gorra de Fidel. Llevo el perfume de rosas que crecen en las cunetas. Vengo de poner en Guantánamo su último cordel.

Vengo de esculpir la luz en la ceja de Frida Kahlo. Vengo de grabar en La Bastilla el despertar de París. Vengo de cambiar la historia que habían escrito los malos. Vengo de pintar un arcoíris en este cielo gris.

Tertulias en soledad

Es martes y…

Venga va, Javier, ¿sobre qué puedes escribir hoy? Será por temas, anda que no te lo ponen fácil. Tampoco hace falta romperse mucho la cabeza.

Puedes hablar del amor y sus vahídos, sus destellos y latidos, y sus flores de azahar. Pero es un tema muy manido, y es que el viejo de cupido ya no quiere trabajar. Además de que, en sigilo, mi corazón se ha dormido y no es hora de despertar.

Pues, entonces, puedes hablar de nuestro pueblo, de cómo está alzando el vuelo con su nuevo Parlamento. Del cambio, del viejo sueño, de sentir cómo ese anhelo se ha colado en nuestro cuento. Pero es un tema con remiendos, que, dios no lo quiera, pueden rasgarse en cualquier momento.

Bueno, por ejemplo, puedes hablar de la música y su devenir, de escuchar y de sentir, de su tiempo inabarcable. Del silencio, del huir, del sonido, que en abril, moja, de notas, la calle. Pero es un tema sin raíl, sin guía que me susurre la palabra más amable.

Ya sé, puedes hablar de números redondos, de las formas y del fondo, de versos abuhardillados. Del bucólico trasfondo que implica su lealtad de cien martes a tu lado. Pero es un tema residual, bastante tienen con ser la luz de un flexo descoordinado.

Javier, tendrás que centrarte en uno, antes de que salga humo y vea como tu imaginario arde. Es igual, Javier, no te preocupes, déjalo para otro día que hoy se te ha hecho demasiado tarde.

No saben resucitar

Es martes y…

«Ese canto neutro que en mi alma callada es monotonía o es ruido o es nada. Canto de la fuente, en mi alma sonora, a veces sonríe, a veces sonllora».

Cuando nacen los poetas, enloquecen las auroras. Cuando gritan, en silencio, se escucha el sudor del mar. Cuando sueñan con el tiempo, se tropiezan con las horas. Cuando mueren, los poetas, no saben resucitar.

Cuando vuelan los poetas, las musas se van de viaje, refugiando en su equipaje unos versos de verdad. Cuando escriben, en su tinta, cruje un crepitar salvaje. Cuando mueren, los poetas, no saben resucitar.

Cuando cantan los poetas, al abrigo de un acorde, su garganta es tan que arde, que parece levitar. Cuando Sabina te mira, Krahe no seas cobarde, ya sabes que los poetas no saben resucitar.

Y yo, como no creo en tertulias, ni en monsergas, ni en un triste cantautor. Digamos, simplemente, que dejamos, lo de tu despedida, en un burdo rumor.

No es no

Es martes y…

Han tenido que pasar 7 años.

A pesar del implacable paso del tiempo, el recuerdo de Nagore sigue escrito, con mayúsculas, en la memoria colectiva. Sin embargo, el silencio de las instituciones públicas dolía, dolía hasta hacer sangrar sus propios ojos, dolía porque no se pueden ocultar las emociones, dolía como duele la injusticia. Ha tenido que llegar a la vieja Iruña «la peor pesadilla» para ver un gesto tan sencillo como repleto de significado. Un abrazo de afecto y empatía.

Vuelven, llenos de alegría y desbordantes de bebida, nuestros sanfermines. Vuelven, puntuales a su cita y esperadas como siempre, las fiestas sin igual. Vuelven, pero no pueden volver con la sangre besando los adoquines. Vuelven, pero no pueden volver con la sombra de la agresión sexual.

Tan fácil de entender que se nos congela el alma. Un no es un no, aquí y en la plaza Syntagma. Tan fácil de entender que nos hierven las venas. Un no es un no, aquí y en las calles de Atenas. Tan fácil de entender, quebremos su mente necia. Un no es un no, aquí y en la gloriosa Grecia.

No es no, únicamente no.