Año hervido

Es martes y…

Para este año de lija, unos versos de terciopelo, una tormenta de niebla besando, en la boca, al suelo.

Empezamos el curso en funciones y lo acabamos en gran coalición. Cómo se arriman los fieles para guardar el cofre del ladrón. Pasamos de un no rotundo, a una rotunda traición. ¡Uníos obreros del mundo!, ¡uníos! proclama el patrón. Fue por el bien de todos, de todos sus bienes se entiende. En ‘Bobalia’, al mayor de los bobos, lo elegimos para presidente.

Para líos con la mudanza, los del museo de cera. Ya han perdido la fianza algunos de sus emblemas. De la alcoba principal se ha fugado un figurín. Pegado a su majestad ya no se ve a Urdangarín. Y a nuestro querido Juancar, le han quitado la muleta. Y en su puesto ha aparecido el nieto con una escopeta.

Siempre se nos van los buenos, y de vez en cuando los mejores. Muchas notas sin padrino, muchos puños de colores. Ahora, huérfanos, recorren un paraíso sin jardín. Huérfanos de voz de Cohen, y de corazón de Muhammad Ali. Mientras, se oye el canto de una isla, que aprendió a llorar cantando. Dando lecciones de vida, con Fidel desde otro mando.

Y al que llega que derribe muros y construya puentes. Y si no es mucho pedir que haga del mundo un lugar decente.

Los muertos de siempre

Es martes y…

Ha bastado con otro loco matando en nombre de su dios para que la enfangadora reaccionaria se haya vuelto a poner en marcha. La ira no conoce límites ni hace prisioneros, la demagogia tampoco.

El centro de Berlín ha visto como su iluminación navideña se ha quebrado, tornándose en cortocircuito y dolor. Un desalmado cualquiera ha decidido violentar la rutina de la capital alemana a golpe de volantazo inmisericorde, ejecutando sin juicio, asesinando por placer.

Un criminal y varios inocentes. Sin embargo, y antes incluso de detener al culpable, ya se ha puesto la etiqueta que muchos esperan agazapados para vomitar su verborrea xenófoba y su sentencia racial. Andrea Levy, vicesecretaria de estudios y programas del PP, no ha esperado ni un segundo, al ver un micrófono abierto, para hablar de «choque de civilizaciones», de lo buenos que somos aquí y de lo malos que son allá. Quizás sea una manera de autojustificar el papelón del Gobierno español en la acogida de refugiados, o quizás, simplemente, sea racismo puro.

Resulta curioso escuchar a estos mismos lumbreras llamar terroristas en Occidente a quienes llaman rebeldes en Siria. Será cuestión de quién pone los muertos y de quién vende las balas.

Los muertos de Alepo, los muertos de Berlín, los muertos de estraperlo. No los ponen las creencias, ni los ponen los reyes, siempre los ha puesto el pueblo.

Aló Presidente

Es martes y…

Ya han hablado. Donald Trump, flamante fichaje de la Casa Blanca, ha llamado a Rajoy, renovado recientemente por Zarzuela, para agradecer su misiva de felicitación por la reciente victoria en las elecciones estadounidenses.

Han sido veinte minutos en los que han repasado la actualidad, han debatido sobre metodología y han aportado soluciones varias.

Supongo que habrán dialogado sobre terrorismo internacional y las guerras que asolan el planeta. Supongo que habrán coincidido en erradicar el mal, vendiendo armas sin etiqueta.

Supongo que habrán conversado sobre la paz mundial y la fraternidad entre pueblos. Supongo que habrán coincidido en el tono cordial, al hablar de muros hasta el cielo.

Supongo que habrán hablado del problema del paro y la deriva de la economía global. Supongo que habrán coincidido en no pasar por el aro de subir el salario mínimo interprofesional.

Supongo que habrán departido sobre campos de refugiados y los muertos que llenan el mar. Supongo que habrán coincidido en acoger sin reparos, de lo pactado, la mitad de la mitad.

Una charla sin complejos, imagino, en un tono campechano. ¡Qué importante es, en este mundo, saber idiomas!, ¿verdad Mariano?

Desluciendo el oficio

Es martes y…

» – No estás escribiendo.
– Estoy jugando con mi tren, ¿te gusta? Lo acabo de comprar.
-¿Y desde cuándo no escribes nada?
– Desde que estuve de viaje.
– Quizá ya no tengas nada que decir. Mira, aquí te marqué varios trabajos posibles.
– No necesito que me busques trabajo, estoy bien así, soy poeta.
– ¿Qué oficio es ser poeta? Dónde pone aquí: «se busca poeta, buena remuneración»».
El lado oscuro del corazón

Si me toca describir lo increíble, seré cronista de la imaginación. Un proselitista de invisibles, un artificiero de la abnegación. Un recolector de plumas sin motor, un tintero entero en cabestrillo. Un vocal del verso del dolor, una gota réquiem de su azucarillo.

Si me toca interpretar su desafío, seré pianista a las afueras de Varsovia. Un abrazo en el invierno más frío, una nota que agota miedos y fobias. Un creador de suspiros en la niebla, un silencio en el ojo del huracán. Un compositor que huye de las tinieblas, un metrónomo en la boca del caimán.

Si me toca reinventar colores, seré retratista de una casa irreal. Un inventor de sonrisas de auditores, un lunático en la aurora boreal. Un acuarelista de murallas que no existen, un vaciador del agua roja del mar. Un ingeniero de pueblos que se miren, un sellador de fusiles de los de matar.

Soy poeta porque no podría no serlo, no me perdonaría quedarme callado. Soy poeta, porque si no lo fuera, estaría preso en mi propio acorazado.