09
Oct 18

Hablar por no callar


La necesidad de opinar de todo y de hacerlo de forma llamativa hace que a veces la oposición y sus satélites se acaben pasando de frenada

El Estado es el Estado. Y nadie es más Estado que el Ministerio de Hacienda, que es quien guarda la llave de la Caja, en la que solo meten la mano los amigos. Así que ahí el cambio de color del Gobierno en Madrid se ha anotado apenas en una letra del abecedario. La que va de Montoro a Montero. Y la nueva ministra, que hace un año atizaba al PP porque “no se puede aplicar la regla de gasto y lastrar los servicios públicos cuando la recuperación aún no está asentada”, ahora nos dice que bueno, que a lo mejor no es mala idea eso de atar en corto a las comunidades. Sobre todo cuando es de las que cree que Navarra cuenta con un “privilegio financiero injustificado”.

Así que ahí estamos, con el cuatripartito golpeando cacerolas a ver si les dejan gastar 113 millones del superávit antes de las elecciones, y el PSN haciendo platillos chinos para que no se note mucho que es su Gobierno el que no les deja. Que en Navarra tú decides, pero lo primero es defender al PSOE.

En apenas nueves meses los socialistas han pasado de pedir “valentía” al Gobierno y afirmar que destinar el superávit a pagar deuda “sería un error” porque “Navarra no tiene problemas de solvencia económica”, a decir que el tema “se hubiera solucionado con una llamada” (primero);que “algunas inversiones” se podrán hacer” (después);para acabar pidiendo “un nuevo plan económico financiero” como condición previa para que el Ministerio se plantee dar una respuesta. Todo muy rápido a ver si así perdemos de vista en qué mano está la pelotita.

Esto de los 113 millones ha dejado con el pie cambiado a UPN, que como algo tiene que decir, no se le ha ocurrido otra cosa que echar la culpa a Uxue Barkos porque “no garantiza las inversiones”. “Todo es humo, es difícil hacer las cosas peor”, exclama Javier Esparza, que hace unos meses buzoneó por los pueblos un díptico en el que decía que la autopista iba a ser gratis, que se iban a invertir 3.000 millones en el TAV y que se iban a jubilar por la cara 800 currelas de Volkswagen. Todo gracias a UPN. Rajoy se tiene que estar partiendo de risa.

Y eso que seguro que no sabe que la semana pasada el Gobierno inauguró el Navarra Arena y que los de UPN han salido corriendo a colgarse la medalla. Un mausoleo de más de 60 millones que ha estado cinco años cerrado porque no sabían muy bien qué hacer con él, y porque Barcina prefirió no gastarse los siete millones que costaba abrirlo. Que entre los recortes y las dietas, no acabó la legislatura como para hablar mucho de dinero.

La cosa es que lo han abierto ahora, y los desagradecidos del cuatripartito al pobre agoizko no le han invitado a cortar la cinta ni nada. Así que nos ha escrito una carta para recordarnos que lo de gastarse el pastizal fue idea suya. Y que fue después de una excursión a Madrid cuando dijeron, qué cojones, ponnos uno más grande.

Por eso, para el líder de UPN el de la inauguración del Arena fue “un día importante”: “Madrugué, nervioso, sonriente. Ilusionado. Con ganas de que llegara la hora de ir al Arena para ver la pelota”. Porque gracias a él, por fin hemos podido ver en Pamplona una final de pelota. “Una final de esas que hasta ahora sólo podíamos ver en Vitoria, San Sebastián o Bilbao”, recuerda.

Así que ahora, cuando nos vuelvan a cortar los cables de ETB para que no nos metan ideas chungas en la cabeza, ya no nos podremos quejar de que no podemos ver la pelota. Que para comer no habrá, pero con dos pelotas nos hemos plantado el Ferrari en la puerta del garaje para que lo vean los vecinos.

Con legados como este es normal que luego meritorios como María Jesús Valdemoros o José Andrés Burguete nos quieran convencer de que “un gobierno debería ser medido por la eficacia en el gasto, no por cuánto gasta”. Que estos de gastar la pasta pública saben un huevo.

Lo hicieron en el sarao que UPN se ha montado este fin de semana a modo de tormenta de ideas. Y del que han salido reflexiones del nivel de “el proyecto político de Navarra ha perdido fuerza y ha perdido pulso” (Miguel Sanz Sesma) o “se está perdiendo el orgullo de ser navarro” (Javier Esparza). Porque claro, a ver quién es el guapo que va por ahí diciendo que es de un lugar donde gobiernan bolivarianos y separatistas que quieren destruirlo todo. Los servicios públicos, las cocinas hospitalarias y hasta la caja de ahorros.

Y todo para dárselo a los vascos con la ayuda de los vagos y maleantes que viven a la sopa boba gracias a los impuestos de la gente de bien. “Con el dinero de todos están comprando votos”, denunciaba el viernes el presidente de la UAGN, Félix Le Pen Bariáin. Que como ni los agricultores reciben ayudas públicas ni hay fraude en el sector, puede hablar sin problema. Generalizando y sin pruebas, claro. Y para llamar la atención, nada como montar una fogata y azuzar la xenofobia como los neofascistas en Italia. Qué puede salir mal.

Vale, es verdad que desde que desmontaron el chiringuito del plan de empleo Bariáin no le tiene mucha simpatía al Gobierno. Y menos desde que les llevaron a los tribunales por las irregularidades en los cursos de formación. Pero seguro que no tiene nada que ver. Que el problema es el que es. ¿Si nos quitan los esclavos, quién va a recoger el algodón? ¿Qué será lo próximo, un negro en la Casa Blanca? ¿Una mujer euskaldun en el Palacio de Navarra? ¿Un abertzale en la Alcaldía de Pamplona? Esto hay que pararlo como sea. Sin complejos, claro que sí. Y el desbarre no ha hecho más que comenzar.


04
Oct 18

FRENTE AL ESPEJO

Desde que el cambio llegó a Navarra en 2015 el caos y la inestabilidad se han adueñado de la política española. El Apocalipsis ya está aquí

Desde que el cambio llegó a Navarra en España ha habido cuatro Gobiernos diferentes. Tres del PP (con mayoría absoluta en 2015, en funciones hasta junio de 2016 y en minoría hasta 2018) y otro del PSOE. Y con ellos, cinco ministros de Industria, cuatro de Fomento, tres de Economía, y otras tantas secretarias de Estado de Hacienda que, para cuando se han enterado de cómo funciona esto del Convenio, ya se han visto haciendo las maletas.

En estos tres años ha habido que repetir elecciones generales por la incapacidad para formar mayorías en el Congreso. Hemos tenido a un presidente del Gobierno testificando en la Audiencia Nacional por la corrupción institucionalizada de un partido que ha visto pasar a varios de exministros por la cárcel. También la primera moción de censura con éxito en la historia de España después de que los tribunales condenaran al PP por lucrarse de la corrupción y operar con una caja B paralela a la contabilidad oficial al menos desde 1989 y mientras Hacienda miraba para otro lado.

Un relevo en la Moncloa que ha dado paso al Gobierno con mayor prestigio profesional de la historia, pero del que ya han dimitido dos ministros. Uno por haber defraudado más de 200.000 euros a Hacienda, y otra porque le habían regalado un máster que no hizo. También le habían regalado el máster a la presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque esta no dimitió hasta que medio país le vio en un vídeo de seguridad robando dos cremas del Eroski. Incluso, el presidente Sánchez ha tenido que hacer pública entre acusaciones de plagio y de escasa calidad académica la tesis del doctorado que guardaba en el fondo del mar.

Hay además otros dos ministros en el punto de mira. El de Ciencia, porque tiene sus casas a nombre de una sociedad interpuesta, y la de Justicia, porque le están filtrando por capítulos las grabaciones de una comida que tuvo hace nueve años con uno de los personajes más oscuros de las cloacas del Ministerio del Interior, y al que hace apenas una semana había jurado y perjurado no conocer.

Un cuadro propio de la mafia calabresa en el que un policía corrupto, un juez estrella y una fiscal prometedora hoy al frente del Ministerio de Justicia hablan abiertamente de la utilización de prostitutas para hacer lograr “información vaginal” con la que chantajear a personas relevantes de la política y los negocios, de la afición de determinados miembros de la magistratura por buscar la compañía sexual de menores o de la condición de “maricón” de quien hoy es ministro del Interior.

Todo de la mano de un comisario condecorado por el PP y sostenido por el PSOE que durante años ha hecho el trabajo sucio y clandestino a los gobiernos de uno y del otro, y que hoy tiene cagando cerillas a la mitad de la corte madrileña que durante años ha estado comiendo de su mano. Que si no llega a ser porque para las cosas de Estado PP y PSOE están siempre arrejuntados, lo mismo acaba metiendo en un lío al emérito Juan Carlos, que por lo visto usaba a su querida Corinna de testaferro para esconder el dinero negro en Suiza.

Lo normal, vamos, en un país en el que el fiscal anticorrupción ha tenido que dimitir porque tenía a su nombre una sociedad mercantil en Panamá para evadir impuestos, el expresidente y el exvicepresidente de la Comunidad Madrid están en la cárcel por trincar con las manos llenas mientras su jefa no sabía nada, y cuñado del Rey cultiva tomates y pimientos de la cárcel de Brieva sin que nadie le perturbe.

Entre tanto, el presidente anterior, en un inesperado ejemplo de decencia política, se ha apartado de la política y ha vuelto a su puesto de registrador. Así que su partido ha apostado por la regeneración eligiendo al señor que perdió las primarias, y que no quiere enseñar el trabajo de fin de máster que hizo sin que ningún compañero de estudios le viera pisar la universidad. Y que si no tiene un puro judicial es porque el Supremo considera prescrito el trato de favor.

Porque el Alto Tribunal está más preocupado en mantener en prisión al Gobierno de Cataluña que organizó un referéndum hace justo hoy un año, y en el que la policía infló a palos a la gente que iba a votar mientras las televisiones de medio mundo lo retransmitía en directo. Y por el que ahora quiere detener a un presidente autonómico que está exiliado en Bélgica después de que tres jueces alemanes dijeran que meterle 30 años en la cárcel es un poco desproporcionado.

Así que el nuevo Gobierno de Sánchez bastante tiene con aguantar el chaparrón y corregir sobre la marcha. No está la cosa como para derogar la reforma laboral, eliminar la ley de estabilidad presupuestaria o reformar la LOMCE. Que lo mismo le tumban en el Congreso la triquiñuela para salvar el presupuesto, que se embarca en una reforma de la Constitución sin apoyo parlamentario. Mejor patapum palante y a ver qué pasa mañana, que la política española es una caja de bombones y nunca sabes lo qué te puede tocar. Para que luego digan que el cambio en Navarra no ha traído el caos, la inestabilidad y la confusión.


04
Oct 18

TRILEROS SIN GRACIA

El truco de una buena oposición es culpar de todo al Gobierno, aunque la competencia sea tuya. Solo hay que mover muy rápido la pelotita

Enero de 2018. María Chivite defiende en el Parlamento una moción de su partido en la que pide al Gobierno de Navarra que destine el superávit del ejercicio anterior a inversiones sostenibles. “Es hora de demostrar qué prioridades tenemos cada uno, toca pasar de los discursos y retratarse”, proclama la líder socialista, que aquel día tenía “muy claro” que había que destinar el dinero a un plan de inversiones “porque Navarra lo necesita”. Septiembre de 2018. María Chivite critica en el Parlamento el proyecto de ley del cuatripartito para destinar el superávit del pasado año a inversiones sostenibles. “Están planteando un órdago, Navarra no está en disposición de afrontar esa ley”, apunta.

Entre una y otra declaración no sólo ha cambiado la normativa del Estado -más flexible en cuanto al gasto presupuestario-, también ha cambiado el Gobierno de España. Y como ahora es el PSOE el que pone pegas a eso de gastarse el dinero, pues el PSN ha dado tres vueltas con tirabuzón para concluir que lo que antes era solo una cuestión de voluntad política ahora es todo un desafío al Estado.

La misma pirueta, pero para el otro lado, la ha dado UPN. Que hace unos meses nos anunciaba un acuerdo que garantizaba que el Estado iba a destinar “2.523 millones para que en 2023 esté terminada la línea de alta velocidad Zaragoza-Pamplona-Y vasca”, y ahora anda llorando por las esquinas porque no van a caer ni las migajas. “No puede ser que después de tres meses los navarros sigamos sin nada”, lamenta Javier Esparza, que enfilando las elecciones ve cómo aquí ni las 800 jubilaciones de Volkswagen, ni la gratuidad de la AP-15 ni por supuesto los miles de millones de TAV que nos había prometido. Unos operarios moviendo tierras en Marcilla y poco más.

Y eso que hace un año el ministro de Fomento del PP, Íñigo de la Serna, se pavoneaba diciéndonos que todos tranquilos, que ya estaba él para soltar la pasta y traernos lo que hiciera falta ante la desidia de nuestros gobernantes navarros que solo quieren el mal para esta tierra. Pues han pasado 12 meses y seguimos más o menos igual. Con la diferencia de que De la Serna está jubilado de la política como su amigo el registrador, así que le da la risa que el TAV no llegue en 2023. Más o menos la misma que le dio a Pepiño Blanco cuando no llegó en 2015.

Porque ese ya es un problema del nuevo ministro, el socialista José Luis Ábalos, que anda dando largas al Gobierno foral para evitar asumir compromisos de verdad, mientras asoma la patita anunciando un nuevo convenio para el TAV, a ver si así confundimos un poco a la gente y se olvida de que la competencia es suya. Porque si el PP no quiso que Navarra descontara el coste de las obras del Convenio, pues tampoco lo va a querer el PSOE. Que se pelearán mucho en Madrid pero para estas cosas son igual de jacobinos.

tinta de calamarAquí, por supuesto, la culpa siempre la tiene el Gobierno de Navarra, que el de España siempre es amabilidad y buena disposición. Si no se pueden realizar las inversiones sostenibles, es porque “Barkos no ha tirado de teléfono”. Y si el TAV no avanza, es porque “El Gobierno de Navarra cede ante sus socios”. El truco es por mover la bola muy deprisa para despistar al personal.

Al juego se ha sumado esta semana el nuevo delegado del Gobierno, José Luis Arasti, que ha visto el jaleo y ha intentado enredar un poco la cosa hablando de “demoras” por el “protocolo”. A ver si así cuela que la Guardia Civil llegó tarde el día del triple asesinato por culpa del 112. Arasti, que trabajó en el Gobierno, sabe que no es verdad, pero ha optado por echar un poco de tinta de calamar y darse media vuelta. Que si no tendría que explicar para qué queremos un cuartel de la Guardia Civil en Cáseda si en un suceso así mandan a los de Carcastillo. A ver si resulta que no hacen falta tantos cuarteles en Navarra.

Pero ya sabemos que aquí hay quien no desaprovecha la oportunidad para retozarse en la carroña. Así que con el triple asesinato no han tardado en salir los listos de siempre a dar el cante. El primero, claro, ha sido Sergio Sayas, que con los tres cuerpos todavía calientes se atrevió a denunciar que “parece que se impone la animadversión ideológica en lugar del servicio público”. Vaya, que el Gobierno sectario de Barkos dejó morir a los vecinos por no llamar a la Guardia Civil. Sin pruebas, solo por un rumor. Pero oye, a tirar la piedra y que haga ruido. A ver que pasa.

A la fiesta también se ha apuntado Ana Beltrán, que si se va a la puerta del Gaztetxe en plenas fiestas de San Fermín Txikito para intentar salir en la tele, cómo no va a frivolizar con la muerte de tres personas. “Nos parece una temeridad que el Gobierno juegue con la vida de los navarros en unos hechos tan graves como estos, prefiriendo avisar a la Policía Foral a pesar de existir un cuartel de la Guardia Civil a 100 metros de donde se estaba produciendo el tiroteo”, soltó con toda su jeta el viernes.

A estas alturas de la película, qué más dará que sea mentira. Ya la han comprado los de El Mundo, que en una semana en la que han justificado la dictadura franquista (“El golpe del 36 era necesario”, Fernando Sánchez Dragó) y le han dedicado comentarios homófobos a a Gabriel Rufián (“Mariconazo, ¿cómo prefieres comérmela”, Arcadi Espada), agitar la sospecha les habrá parecido una tontería.

Tampoco ha querido faltar la Asociación Española de la Guardia Civil, que ha dicho incluso que “la tragedia pudo evitarse si se hubiera atendido a la llamada que un vecino del municipio realizó al 112 solicitando la rápida intervención del puesto de la Guardia Civil que se encontraba a escasos 100 metros de la casa en la que se produjo la agresión”. Toma Sayas, supera eso.

Vete a saber, que lo mismo cuela y nos acaban convenciendo de que el PSOE y el PP no han hecho el tren en todos estos años porque no lo quiere Bildu. O de que las desgracias en Navarra ocurren por culpa del Gobierno de Barkos, que quiere que la gente se muera solo por no llamar a la Guardia Civil. Que el otro día estuvo Aznar en el Congreso diciendo que no conoce al tío que montó la boda de su hija, que en su partido corrupción no ha habido nunca y que lo de Irak -y sus miles de muertos- fue solo un mal sueño. Y tan contento que se fue.

Todo esto tendría un pase si al menos estos trileros nos intentaran tomar el pelo con cuestiones menos serias. Que llevan así tres años y no lo hacen tan mal. Pero es hay cosas que no tienen ni puñetera gracia. Parece que no se dan cuenta.


04
Oct 18

SIN MIEDO AL RIDÍCULO

La oposición arremete contra el Gobierno con todo lo que puede aun a riesgo de patinar en los argumentos. Basta con levantar la voz y echarle un poco de jeta

No ha sido un buen verano para quienes aspiran a un hundimiento económico de Navarra como vía rápida para recuperar el poder, o al menos para quitar a los que están, que es de lo que se trata. A rabiar que andan los pobres, que después de comerse lo mejor de la crisis a limpio tajo presupuestario, incluido el mayor recorte de gasto social que se recuerda, ahora andan no saber cómo meterle mano al Gobierno. Así que se agarran a lo que pueden.

No hay más que mirar al PSN, que después de 30 años en la oposición por primera vez se le ve con ganas de verdad de cambiar al Gobierno. Lo mismo sale Carlos Gimeno, el cowboy pendenciero que han puesto a dar lecciones de Educación, a decir que “todo” ha ido a peor con este Gobierno. Que mandan a Guzmán Garmendia a denunciar que “el Ejecutivo está siendo incapaz de hacer de nuestra Comunidad Foral un espacio atractivo para las empresas”.

Lo dice porque la multinacional Findus ha anunciado su intención de trasladar las oficinas a Madrid. Y eso es culpa del Gobierno de Navarra porque “el cuatripartito genera inestabilidad” y porque los inversores ven en él “una verdadera amenaza para sus intereses”. “La falta de voluntad clara en la inversión de infraestructuras como el TAP o las carreteras, y determinadas afirmaciones en relación a posibles cambios fiscales, sitúan a las compañías existentes en Navarra y de las que se hubieran planteado venir en un mar de dudas, lo que a la postre se traduce en lo que estamos viendo”, explica el ideólogo económico del PSN.

Un discurso tan de izquierdas que lo comparte a pies juntillas una socialista como Ana Beltrán. “La irresponsabilidad del Gobierno de Barkos con sus abusivos impuestos está provocando una fuga de empresas de la que llevamos tiempo alertando”, apunta la líder del PP con su habitual tono barrio bajero de ‘Mira pava que te meto’. Según Beltrán, en Navarra se han aprobado “reformas fiscales abusivas” para “sangrar a las empresas, asfixiándolas completamente, hasta no dejarles otra alternativa que irse”, porque lo que quieren los malvados gobernantes con sus “políticas sectarias” es “convertir Navarra en un erial”.

Por lo visto, están convencidos -o nos quieren convencer- de que el Gobierno foral está arruinando la Comunidad. Y de que además lo hace queriendo, por fastidiar. Lo que desde luego es un reto mayúsculo con el PIB creciendo al 3,4% y por encima de la media del Estado, con una tasa de paro por debajo del 10% y con el flujo de empresas en saldo positivo (33 entradas y 23 salidas en el último trimestre).

Es que hasta han salido los de Findus a decir que lo de la política fiscal pues como que les da igual, y que se van porque en Madrid hay más aviones, mejores trenes y vive más gente. Y eso, por supuesto, también es culpa del Gobierno de Navarra, que es quien en los últimos 20 años ha hecho una política económica centrípeta que prioriza Madrid sobre todo lo demás. Y de que ni el PP y el PSOE han tenido nunca competencia ferroviaria en el Gobierno de España. Si no, el tren de alta velocidad hace años que hubiera llegado a Pamplona.

De hecho, si no fuera por Barkos ya tendríamos un centro de la memoria histórica la mar de bonito y reluciente en el Fuerte de San Cristóbal. Que es lo que dice María Chivite que le ha dicho la ministra de Defensa, que por lo visto está deseando cedernos la antigua prisión mañana mismo. Eso sí, el dinero para las obras que lo ponga Navarra, que el Ministerio bastante tiene con vender a Arabia Saudí las bombas que no iba a vender para que no mate a los niños que las bombas suelen matar, que son bombas muy listas y estos árabes ricos son gente de fiar porque al menos no habla euskera.

El problema, claro, es que el Gobierno foral no quiere el Fuerte. “Tiene un interés de boquilla, pero no ha pedido ninguna reunión”, lamenta Chivite, intentándonos convencer de que si fuera por Madrid esto estaría hecho ya. No hay más que ver lo rápido que han contestado el presidente Pedro Sánchez y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, a las peticiones de reunión de Navarra para aclarar qué pasa con el TAV, la gratuidad de la AP-15 y si levantan dogma de la estabilidad presupuestaria. Así que todos tranquilos, que en Navarra tú decides y el PSOE siempre cumple sus promesas.

Al final, lo único que importa es hacer ruido, y cuanto más mejor. A partir de ahí, barra libre, que cuela casi todo. Puedes acusar al consejero de Salud de “convertir en un caos el transporte sanitario” después de haberte cargado el autobús que llevaba a los enfermos de Tudela a Pamplona a recibir tratamiento oncológico para ahorrarte 80.000 euros. Puedes pontificar sobre los males de Navarra con tus dineros a buen recaudo en una Sicav en Madrid, e incluso dar lecciones de fiscalidad y gestión empresarial con tu empresa en concurso de acreedores y en la lista de morosos. En el fondo, basta con tener un poco de jeta y no tener miedo al ridículo. Y por aquí voluntarios nunca faltan.


04
Oct 18

LAS ETAPAS DEL DUELO

Como con cualquier tragedia, asimilar el cambio lleva su tiempo.Y el luto tiene sus fases. De la negación a la aceptación, en Navarra tenemos un poco de todo

 

Hay una clase dirigente en Navarra, la que ha venido partiendo la pana durante muchos años, a la que todavía le cuesta digerir que ya no pinta lo que antes. Es de esos momentos en los que la vida te pone a prueba. Que no es que les vaya mal, que por ahí siguen casi todos, pero no acaban de superar el luto. Y como con cualquier otra tragedia, para pasar el duelo hay que transitar por cada una de sus cinco etapas.

1-. Negación. La negación de la realidad es el recurso inicial para amortiguar el primer golpe, sobre todo si ha sido tan duro como el sopapo que se llevaron en 2015. Un ejemplo es Carlos Pérez-Nievas, exforalista reconvertido al centralismo ciudadano que como su partido va y viene en función de cómo soplen las encuestas, llega un poco tarde a casi todo. “El Gobierno es incapaz de sostener el crecimiento y convertir a Navarra en una comunidad potente”, afirmaba el jueves con la economía subiendo al 3,4%, las exportaciones en récord y el empleo creciendo a mayor ritmo que la media española.

Otro que no acaba de salir del hoyo es Julio Pomés. El pobre hombre lleva ya tres años peleándose con los molinos al grito de ‘Navarra se hunde’mientras vaticina que por culpa de la ocupación de Rozalejo “la Universidad de Navarra podría tener más difícil atraer alumnos de fuera”. Lo que tendría un pase si no fuera porque la solicitud de alumnos extranjeros en el centro ha crecido este curso un 38%.

Pero desde luego, pocos como Javier Taberna, que tras anunciar que el 60% de las empresas se iban a ir por culpa de los rojos, ahora apunta que en Navarra “no hay estabilidad” porque los socios de Gobierno “desde el punto de vista económico no tienen nada en común”. Un caos, vaya. No como en España, que con cinco ministros de Industria, dos elecciones generales y una moción de censura en menos de tres años es todo un ejemplo de estabilidad.

2-. Ira. La etapa de negación sirve para aplazar el dolor, pero no puede ser indefinida porque en algún momento acaba chocando con la realidad. Y la frustración de lo irreversible acaba dando paso a la ira, que es lo que le pasó este jueves a Enrique Maya cuando vio que hasta el PSN apoyaba el proyecto de inversiones de Asiron. “Se han portado fatal con UPN. ¡Desleales!”, proclamó.

En esa etapa anda sumida hace tiempo la pobre Ana Beltrán, que ha dejado de hablar de fuga de empresas y de ruina económica para correr por los pasillos del Parlamento gritando ‘Que no me hablen en vascooooo’. La cosa es que la presidenta de la Cámara, Ainhoa Aznárez, tiene la mala costumbre de alternar el euskera y el castellano cuando da lectura a los temas de debate, y la líder del PP le ha pedido que cuando toquen los suyos, el euskera ni mentar.

“Que me hablen en castellano, que es mi derecho”, reclama la presidenta del PP, que se pone roja de la ira porque no encuentra el pinganillo traductor. Y tiene razón en este asunto. No como los vasquitos esos, que quieren que a ellos también les hablen en euskera. O algo peor, que sus hijos vean la diabólica ETB. “Barcos permite la emisión del canal infantil de la ETB en Navarra para adoctrinar a los niños en euskera”, avisa OKdiario, el digital de Eduardo Inda. Es que es ver los dibujos en euskera y entran ganas de invadir Polonia.

3-. Negociación. Tras los lógicos sentimientos de rabia y de resentimiento, surge la ilusión de que se puede revertir el drama. Se actúa entonces como si se siguiera mandando. “Apoyaremos la Ley de Policías si dimite Beaumont”, anuncia UPN en una muestra de las prioridades que se ha fijado en la oposición. Lo primero recuperar el Gobierno, lo demás puede esperar.

Los regionalistas también han entrado en esta fase en Madrid, donde tampoco es que rasquen mucha bola desde que Rajoy se volvió al registro. Y aunque sus votos a veces chirrían entre tanto antifranquista, bolivariano y separatista, la victoria parlamentaria al menos sirve de placebo. “Hemos votado a favor de la sanidad publica universal. A esto se le llama coherencia política y pensar en las personas”, afirmaba Esparza. Hubiera sido un bonito tuit si no fuera porque el decreto que esta semana derogó el Congreso fue aprobado en 2012 gracias al PP… y a UPN.

4-. Depresión. Con este percal, es lógico que en un momento u otro la sensación de vacío acabe inundándolo todo. Sin fuerzas para seguir pontificando un apocalipsis que no llega mientras el PSN anuncia que si puede se echará en manos de los navarros malos. “Mucho nos tememos que después de la sintonía del PNV con los socialistas convirtiendo a Sánchez en presidente, Chivite formará un pentapartito con todos los separatistas apoyando la okupación de Rozalejo”, se lamenta Luis Landa, que tirado en el sofá ya nos avisa de que no se va a leer los programas electorales porque “son infumables”, y que ha llegado a la conclusión de que todos los políticos son iguales porque “nadie quiere marcharse”. Una depresión de caballo

5-. Aceptación. Pero todo tiene un final, y una vez aceptada la pérdida solo hay que aprender a convivir con el dolor emocional en un mundo que ya no es el que era. “Estoy dispuesta a gobernar con Geroa Bai”, afirma María Chivite, que después de tres años de la mano de UPN y PP inicia la tradicional ciaboga socialista. Solo queda por ver si es sincera o solo una vuelta a la etapa de la negación, que son ya muchas legislaturas repitiendo el ciclo entero.

Nada comparado con Jaime Ignacio del Burgo. Si estará la cosa mal en Navarra que se nos ha ido a Vitoria a redactar el nuevo estatuto vasco. El baluarte de la Navarra foral y española, héroe en mil batallas contra las injerencias panvasquistas, convertido a la política vascongada. Gracias él, Navarra tendrá representación en el Parlamento vasco. Quién lo iba a decir. Ongi etorri, Jaime Iñaki.


04
Oct 18

Serpientes de verano

Vuelve la actividad política con las elecciones en el horizonte sin que el descanso estival haya cambiado las consignas de los últimos tres años

Se acabaron las vacaciones salvo para esa mala gente que se las guarda para septiembre, y lo han hecho con bastante más rapidez que con la que llegaron. Tanto, que uno ya no sabe si seguimos en junio, en 2015 o en una película de ficción. Porque las cosas que se dicen en este inicio de curso no son muy diferentes a lo que se ha venido escuchando los últimos tres años. “Este Gobierno solo tienen una sola prioridad: más euskera, más ikurriñas, más imponer y entregar Navarra a Euskadi”, proclamaba Javier Esparza a modo de introducción preelectoral.

Tiene tanta prisa el líder de UPN que ya ha empezado a pedir el voto, y eso que nos quedan nueve meses por delante. Y la verdad es que no le pinta muy bien. Entre otras cosas porque el PSN ya le ha dicho que contigo no bicho, y así, pues las cuentas no salen ni aunque se las hagan en la Universidad Rey Juan Carlos. “La cúpula de socialismo navarro deberá calcular a qué infierno dantesco quiere descender maridándose con supremacistas-nacionalistas-independentisas y ricos, muy ricos”, advierte Pablo Úriz en un avance de lo que le espera al PSN en los próximos meses.

Y como las perspectivas no es que sean muy buenas, el personal se empieza a poner nervioso. “UPN arranca el año electoral sin ilusión y con un discurso vacío y sin ideas de Javier Esparza”, respondía la edición local de Pedro J, Ramírez al acto inaugural de Esparza en Cadreita, sobre el que explicaba que “los regionalistas han tirado de costumbre sin innovación alguna para comenzar el curso político con un acto deslucido y de escaso empaque”. Que vale, tal vez sea cierto, pero esas cosas no se le dicen a los amigos, tú.

Por lo visto, hay quien le tiene ganas al agoizko, sin entender que el pobre hace lo que puede. Levantar el erial que le dejaron pues no es fácil, y menos si la economía sigue creciendo por encima de la media y los socialistas se han echado en manos de bolivariano y secesionistas. Si hasta se fue a Marcilla a hacerse una foto con los tres operarios que andan moviendo tierras por donde se supone que va a pasar un tren a ver si alguien le hace caso. Pero ni por esas.

Debería aprender de Pablo Casado, que monta los pollos mejor que la Arrimadas quitando lazos. Después de pasar por Alsasua a decirnos que el euskera no es de Navarra, le dio por pavonearse por la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona en plenos Sanfermines a ver si alguien le decía algo. La cosa entre pitos y abucheos la verdad es que fue bastante civilizada, salvo por el típico cafre que bramó ante las cámaras para mayor gloria popular. “En Pamplona salimos bien de milagro”, relataría después el dirigente del PP por todos los platós de televisión, donde tras de un año a vueltas con La Manada han podido confirmar que en Pamplona son también unos bárbaros.

Y mira, la jugada le salió bien porque poco después purgaría a Santamaría y compañía en el congreso de PP. Que mucho Sanfermín Sí y todo eso, pero lo importante es lo importantes. Luego la culpa para Asirón y santas pascuas. “¿No será que los sanfermines 2018 han sido un fracaso en cuanto a visitantes, y que probablemente lo hayan sido, no solo por el mundial de fútbol sino por la pésima imagen que este ex cuatripartito se ha empeñado en dar al mundo entero, poniendo de relieve solo los aspectos negativos de nuestra fiesta?”, decía el concejal de UPN, Juan José Echeverría.

Es lo que le pasa a esta gente con las fiestas, que son tan puritanos que prefieren esconder la mierda que limpiarla, no vaya a ser que el vecino la vea. Porque las fiestas en Navarra son puras, salvo que se anuncien en euskera. Entonces sí, se monta el Cristo padre. “Incomprensible que algunas sean capaces de anteponer intereses políticos a la noble causa por la que fueron designadas para lanzar el cohete. No representan a Tudela, los tudelanos ni a las tudelanas”, afirmaba Alberto Catalán después de que a las lanzadoras del txupinazo les diera por decir Gora Tudela y Gora Santa Ana. Que para representarnos a todos ya están ellos.

Y es normal, porque a los pobres todavía les cuesta asumir que ya no mandan. De hecho, siguen hablando como si lo hicieran. Lo mismo te anuncian 3.000 millones para el TAV que un porrón de jubilaciones en Volkswagen. Claro, luego tiene que venir la ministra a decirles que esas promesas están muy bien, pero que mejor si hubieran puesto dinero en los presupuestos. Y vete tú ahora a Santa Pola a pedirle explicaciones al registrador de la propiedad.

Es tal al confusión, que este verano hemos visto al anticomunista, antiabortista, antivasquista y anti todo lo que huela a nuevo Carlos Salvador citando a un comunista como a Nelson Mandela. A Sergio Sayas criticando las derivaciones hospitalarias a los centros concertados y Maribel García Malo confundiendo el gasto dedicado a la renta garantizada. Y encima cuando se han hecho los indignados porque el PSN denuncia su deferencia franquista, a los cuatro días les aparece un concejal en el homenaje a uno de los alzados en el 36.

No está mal para ser un aperitivo de lo que tenemos por delante los próximos nueve meses. Que algunos le han cogido el gusto a esto de anunciar el Apocalipsis y a estas alturas ya no van a parar. Aunque luego en mayo tengan que hacer piruetas para explicarnos por qué todavía Navarra no ha desaparecido. Eso también va a ser divertido.


19
Jun 18

Palos de ciego

El PP carga contra Sánchez con los mismos argumentos que contra Barkos. Para algunos, la digestión del cambio está siendo tan difícil en Madrid como lo ha sido en Navarra

Como desde que Pedro Sánchez está en la Moncloa se le empiezan a acumular las calamidades, el Frente Madrileño de Liberación Nacional parece haber optado por ir a por el PSOE y olvidarse, al menos por el momento, de que en Navarra zombis vascos siguen arrasando con la humanidad obligándole a hablar euskera. La cosa está tan jodida por allí que la multitudinaria marcha del sábado apenas ha tenido eco en la prensa capitalina. Una fotonoticia destacada en El País y una breve crónica sin foto en ABC. Y aunque todavía quedan días para que algún articulista valeroso acabe llamando filoterrorista al Gobierno de Navarra, que lo hará, la cobertura ha resultado un poco decepcionante. Ni descalificaciones, ni insultos ni exageraciones. Nada.

El Frente Madrileño ha dejado solos en la retaguardia a los defensores de la Navarra buena y verdadera. A los auténticos visionarios forales que antes incluso de que se celebrara la manifestación ya sabían que lo del sábado iba a ser un akelarre terrorista. “Pedimos al Gobierno de Navarra que no permita que se convierta en un algarada callejera comandada por los violentos”, reclamaba ya el jueves el líder de Ciudadanos en Navarra, que predecía un “escenario de caos, incertidumbre y descontrol en las calles”. Es verdad que luego todo fue muy cívico y eso, pero mira, ahí queda la pedrada.

Lo que le pasa a Pérez Nievas es que al capo del partido le han dejado compuesto y sin novia en Madrid, y ahora nadie le ríe las gracias como antes. Así que tienen que chillar más a ver si así les hacen caso. Más o menos como Juan Luis Sánchez de Muniáin, el manporrero de Barcina al que Esparza ha recolocado como sheriff para trabajos sucios de UPN, y que aprovechando la campaña presanferminera para dar buena imagen de la ciudad nos presenta un artículo titulado “Pamplona, capital del odio”.

Dice Muniáin que “Gobierno, Parlamento, Ayuntamiento de Pamplona se han coordinado para poner a disposición de los radicales todos los recursos públicos posibles y también los que no son posibles porque lo impide la ley”. Luego no dice cuál es la ilegalidad, pero la perorata le sirve para soltar toda la bilis acumulada en estos tres años de cambio.

Contra el Gobierno, porque “según la ley de violencia contra las mujeres” debía haberse personado como acusación en el Caso Alsasua. Contra su presidenta, por “atacar a los jueces” y por “asumir y rubricar la estrategia de lavado de imagen de los radicales”. Contra el Ayuntamiento, “por cerrar la ciudad a la hora de la manifestación y facilitar aparcamiento para autobuses”. Y contra la Mancomunidad, por “poner a disposición de los manifestantes un servicio extraordinario de villavesas”. Y no le falta razón. Porque una cosa es pagar los autobuses con dinero público cuando la manifestación la monta UPN de tapadillo, y otra dejar que Pamplona se llene de vascos “mediante un llamamiento masivo a radicales de todos los lugares de España”, que lo mismo después se quedan a opositar.

“Van a conseguir retratar a toda la ciudad de Pamplona y la capital de Navarra como el centro temático de la vergüenza y la indignidad”, avisa Muniáin. “Pamplona, ciudad sin ley, al servicio del conflicto, del desafío al Estado, del falso pacifismo y de la mentira”, corrobora el diputado Carlos Salvador. Eso sí que es grave, y no cargarse Caja Navarra o guardar tus dineros en una Sicav en Madrid, que Hacienda somos todos menos unos pocos. Porque “el apoyo a los agresores de Alsasua es la excusa, lo relevante es la creación de una comunidad de intereses de ruptura que lidere Barkos”, reafirma Salvador con su habitual visión conspiranoica.

Txistorrada universalLástima que en Madrid también se les haya indigestado el cambio de Gobierno y anden liados ahora con otras cosas. Sobre todo con la invasión de inmigrantes que por culpa de Sánchez vamos a tener en toda España. Ahí andan el ABC (“España afronta una avalancha de inmigrantes por el efecto llamada”) y La Razón (“Las fuerzas de seguridad alertan del efecto llamada de las últimas medidas) compitiendo en xenofobia con el PP a cuenta de las pateras que, casualidades de la vida, habían desaparecido de sus páginas desde que Rajoy llegó a La Moncloa. Porque los africanos no sabrán vascuence pero también son de fuera.

La ventaja de hacer oposición en Madrid es que tampoco hace falta innovar mucho. Basta con tirar del viejo libro de estilo contra Zapatero, o directamente con recurrir al manual que llevan aplicando en Navarra los últimos años. Solo hay que poner Sánchez donde dice Barkos y a correr. Solucionado el trabajo de una semana.

De momento parece que la que triunfa es esta segunda opción. Solo ayer el PP acusó al PSOE de “subvertir el orden constitucional para pagar el favor a sus socios secesionistas en la moción de censura”;hacer seguidismo de “la agenda política de los independentistas” con “guiños” hacia el acercamiento de presos de ETA y el “cuestionamiento” de la Constitución;e incluso de volver a la “España de las guerras culturales y la tensión social”. Porque sí, al igual que Barkos, Pedro Sánchez también es un presidente “ilegitimo” que ha llegado a la Moncloa “con un pacto oculto con Podemos, los independentistas que dieron un golpe en Cataluña y los amigos de los terroristas”.

Suerte que tenemos al PP, que “no va a aceptar” que el PSOE “pretenda hacer estas cosas de tapadillo”. “Vamos a obligar a Sánchez a que explique las concesiones que se están haciendo a los independentistas y a Bildu”, apunta Rafael Hernando, macarra de barrio reconvertido a portavoz parlamentario del PP, y que ya está salivando solo de pensar que al PSOE le dé por dialogar con la Generalitat, acercar a los presos y plantear una reforma fiscal. La txistorrada va a ser universal.


12
Jun 18

Regreso al futuro

La vuelta del PSOE a la Moncloa alerta a la derecha, que empieza a recuperar los viejos fantasmas que en 2007 agitó contra Zapatero

Se fue Rajoy y llegó Sánchez, y quienes vaticinaban el hundimiento de Navarra en medio de las siete plagas no se acaban de aclarar si ya que estamos va a desaparecer también España o casi mejor lo dejamos para luego que con el Apocalipsis foral ya tenemos bastante.

Entre los primeros ya se ha situado rápidamente Ana Beltrán, que una vez abierto el grifo del descontrol ya le da igual regarlo todo con la manguera. “Si se pierde Navarra se pierde España”, proclama la líder del PP en Navarra, “preocupada” porque Sánchez gobierna “amparado en los que quieren ver desaparecer a Navarra”. Porque ella “sospecha”, “intuye” y “teme” que el PSOE haya pactado ya la venta a plazos del país, empezando por Navarra y siguiendo por los presos de ETA porque “se ve a lo largo de la historia que el PNV no da nada gratis”. Y algo sabe de esto Beltrán, porque solo una semana antes el PP había pactado los presupuestos con quienes “acechan sin pudor revoloteando sobre nuestras cabezas como auténticos buitres”. Aunque entonces, claro, los nacionalistas vascos eran gente de bien.

En realidad la derecha nunca ha llevado bien eso de que le saquen del poder. La última vez que los populares salieron a gorrazos de la Moncloa por intentar engañar a la gente con el 11M se pegaron cuatro años de manifestación en manifestación contra el anticristo de Zapatero, que también iba a acabar con España y a lo más que llegó fue a cambiar la Constitución para contentar a los prestamistas alemanes.

La cosa es que ahora le toca recibir a Sánchez. Y por extensión al PSN, que para los populares ha dejado de ser ya “un aliado para la defensa de Navarra como Comunidad Foral diferenciada dentro de España”. Y los socialistas, que todo este tiempo han estado riéndole las gracias a eso de la batasunización de Navarra, han tenido que salir corriendo a decir que vamos a ver, que tampoco hace falta exagerar. “Los hechos avalan la posición del Partido Socialista”, argumenta ahora María Chivite como si para anunciar el Apocalipsis hicieran falta pruebas. Pues no, no hace falta. En el Apocalipsis, como en los fantasmas, se cree, que con algo hay que asustar a los niños.
Entre unos y otros se han puesto los de UPN, que estas dos últimas semanas se han llevado tal revolcón que todavía no saben por dónde les pega el aire. Lo mismo se ofrecen a colaborar con el nuevo Gobierno que le acusan de entregarse a los nacionalistas. Y como esta gente ve pactos ocultos cada vez que pierden una votación, ya se huelen que con el buen rollito que se llevan ahora el PNV y el PSOE pintan bastos para el año que viene. “El PSOE va de la mano del PdeCat y Bildu, que quieren romper España”, alerta Esparza, que como está preocupado porque el PSN “quiere apuntalar al nacionalismo vasco en Navarra” ya ha empezado a desempolvar el espantajo del Navarra no se vende de 2007.

Con todo esto del cambio en Madrid a UPN también le han quitado el juguete para la propaganda. Y después de tres años diciendo mira que tren más guapo que os he traído yo aquí, seguimos como estábamos en 2013. Encima, por mucho que Esparza se ponga a dar saltos por detrás gritando que he sido yo, que lo he traído yo, va a ser el PSOE quien se haga la foto con la primera excavadora justo antes de las elecciones. Más o menos lo que va a ocurrir con los 2.500 millones en vías, estaciones y complementos varios que UPN decía que le había prometido el ministro, y que se han disipado a la misma velocidad con la que Íñigo De la Serna ha hecho las maletas rumbo a Santander.

Como en 2007 Todo en el fondo tiene sabor a película que ya hemos visto. Con la derecha preparando las baterías antiaéreas contra el PSOE y los socialistas gobernando en nombre de la izquierda con ministros que contentan a la derecha. Así que es normal que los Manolo y Benito que UPN ha mandado al Congreso anden todavía sin saber dónde aterrizar. Y mientras uno atiza a Sánchez por los intentos de “apaciguar” al “rebelde Torra”, el otro va ofreciendo sus votos al PSOE y pisando los callos al PP. “Algun@ está en viviendo en el Senado gracias a nuestros votos”, le decía Íñigo Alli a la senadora del PP Cristina Sanz. “Es un error gravísimo vuestro ofrecimiento al PSOE, que llega al poder apoyado por quienes quieren romper España y sin saber qué ha pactado a cambio”, replicaba la senadora, que acusaba de desleal a su compañero de coalición. “No hay mayor deslealtad que la corrupción”, zanjaba Allí dando ahí donde más duele.

Y ojo porque en campo embarrado quien mejor se mueve es Federico Jiménez Losantos, y para éste son tibios hasta los del PP, que “han entregado la lengua y los medios de comunicación a la izquierda nacionalista” en Galicia y en Valencia. Y así nos va. “UPN hizo lo mismo, jugar a ser un partido medio nacionalista, medio navarro, bastante español, pero euskaldun, pero peneuvista, pero del PP, pero sí, pero no, pero ayer, pero mañana. Y ha pasado lo que tenía que pasar, que han venido los del PNV y los de la ETA y les han comido de la tostada y ahora están contra la pared”, señalaba esta semana el locutor, que animaba a la población a seguir el ejemplo de los navarros de bien y salir a la calle “todos los días si hace falta a defender el español hasta que la casta política infecta se renueve, eche a los golfos y traiga a gente decente”.

Porque esa es la otra pelea que viene ahora, la de quién coge el caballo cojo que le ha dejado Rajoy a la derecha española. Y ya se sabe que las disputas familiares suelen ser las más entretenidas. Cuestión de supervivencia.


05
Jun 18

La batasunización de España

Mientras en Navarra la resistencia montaba otra txistorrada contra el cambio, en Madrid las fuerzas del mal se unen para destruir España

Hay semanas que se tuercen y no hay manera de enderezarlas. Ahí anda por ejemplo el pobre Mariano, que hace siete días era presidente del Gobierno y una tarde se metió en un bar a echar una copa y cuando salió le habían levantado el sillón. O el pobre Pachi, que monta una manifestación para mostrar su amor al euskera y le sale una performance de lo más xenófoba. Y eso que puso a Guelbenzu a recitar consignas desde el escenario como si fuera el Rosario para que la gente se sintiera como en casa.

Fue como uno de esos capítulos de Barrio Sésamo en los que aprendías la diferencia entre ‘arriba’ y ‘abajo’. Solo que esta vez con “los de aquí” y “los de fuera”. Los de aquí, claro, era ellos, los navarros buenos que habían ido a la manifestación. Y los de fuera, los que “trae el euskera”. Ese idioma raro que nos gusta tanto tanto tanto que lo mismo te meto un paraguazo, como al tío que hemos mandado al hospital. Que era guipuzcoano y seguro que estaba pensando en presentarse a una oposición.

Fue, claro, un hecho aislado. Como la señora que gritó “Asirón al paredón”, como el que quería mandar a “Barkos a la cárcel” o como los que gritaban “Navarra sí, vascos no”. Que ovejas descarriadas hay en todos los lados. Y más en una manifestación que, según los organizadores, llegó a reunir a más de 30.000 en 5.000 metros cuadrados. A seis por metro incluidas farolas, árboles, marquesinas y mobiliario vario. Para que digan que no fue un éxito.

Gente fue, desde luego. Mucha, aunque un poco confundida. Como sin acabar de entender muy bien qué era eso de protestar contra el euskera pero apoyando el euskera. Y más de uno acabó abucheando a Mendiburu cuando se puso a leer en vasco. Que es mucho peor que meterse con los inmigrantes y los discapacitados. “¡Que no lo queremos aprender!”, le llegó a gritar una buena señora.
La cosa ya venía torcida de antes. Al menos desde que se les ocurrió que los ayuntamientos les pagaran el autobús como si aquello fuera una excursión del Imserso al Castillo de Javier. Y aunque se le parecía mucho, ese no era el plan.

Tampoco, claro, que cambiaran el Gobierno de España justo la víspera. Y que encima el PSOE lo hiciera con el apoyo de quienes “quieren romper España”. Que ya bastante jodido lo tenía el pobre Javier Esparza para librarnos del Mal como para que encima ahora los socialistas se echen en manos del PNV. Un partido que en esta semana de pasión ha pasado de ser un ejemplo de responsabilidad institucional por salvar los presupuestos del PP a ser los primos-hermanos de Satanás.

La cosa ha sido tan rápida que a los del PSN ni siquiera les han avisado. Y mientras Pedro Sánchez medía sus palabras para contentar a quien tenía los votos, a Inma Jurío le dio por prepararle al PP el argumentario para la oposición. “En Navarra hay un caos absoluto nacionalista”, relataba la parlamentaria del PSN, que podía haber hablado en nombre de UPN y se hubiera notado menos que su presencia en la manifestación.

Y ahora, España

Tampoco es que el PP necesite mucha ayuda para montarse su Apocalipsis en España, que empieza ya a calentar motores como en los mejores años de Zapatero. Todavía no han tomado posesión los nuevos ministros y ya tenemos a los primeros analistas anunciando que “Bildu gobierna España”. Lo ha dicho Ana Beltrán, que hoy da una charla en Alcobendas sobre la “Batasunización de Navarra” para ir preparándoles para lo que les espera.

La preocupación es grande. Sobre todo en esos 3.000 cargos que están ya guardando sus cosas en una caja de cartón. Gente de bien y orden que solo piensa en España, como Francisco Bernabé, delegado del Gobierno central en Murcia, que ya ve al PSOE “gobernando con quienes han asesinado a los suyos” y “con los populistas que quieren hundirnos en el comunismo para llevarnos a la miseria”. “El Gobierno de España está en manos de los herederos de ETA”, ratifica Fernando López Miras, presidente de Murcia, hermosa región donde por lo visto la cosa se ve realmente chunga.

Y esto es solo un aperitivo de lo que le espera al nuevo Gobierno socialista, al que de momento le han puesto el de nombre de “Gobierno Frankenstein”, y que lo mismo le acaban montando una txistorrada en la Puerta del Sol. Más vale que el PSN sabe bien cómo se anuncia del fin del mundo y puede ir avisando en Madrid. Porque van a flipar.


29
May 18

Gracias por querernos

Los impulsores de la marcha contra el euskera se esfuerzan en demostrar su amor al euskera, pero no siempre lo consiguen y a veces se les escapa la patita

Igual es que con tantas ganas que le ponen se han explicado mal y no se les ha entendido bien cuando decían ven aquí michiino no te escondas que yo te quiero mucho. Si hasta le han puesto lema en euskera a la manifestación contra el euskera en plan yo también tengo un amigo que habla vasco y es buen tío. Así que es posible que todo haya sido un malentendido y que en el fondo les encanta que en Navarra se hable euskera. Siempre y cuando sea como el sexo, en la intimidad y con la luz apagada.

No como Koldo Martínez, que se le ha ocurrido decir que la manifestación es “antinavarra” y le han contestado tú qué sabrás si eres guipuzcoano. “Que uno de Escoriaza saque el pedigrí de navarridad es de risa”, le han contestado como si por no haberse fumado una caja de ahorros y por pagar sus impuestos cuando toca pudiera opinar como si fuera de Burgos, Uruguay o Zaragoza.

Por eso está bien que María Chivite insista estos días en que la manifestación contra el euskera “no es contra el euskera”, sino “contra la utilización política que este Gobierno hace del euskera”. Lo que para nada tiene que ver con Valencia o Baleares, donde la derecha anda también con antorchas contra los gobiernos del PSOE. “No se pueden comparar churras con merinas”, replica Chivite, que para los socialistas lo de allí es “populismo lingüístico” y lo de aquí “imposición”. “Quieren colonizar de abertzales la Administración”, refuerza Beltrán.

Y es cierto que hay una diferencia sustancial. Que allí gobierna el PSOE y aquí no. Lo que no parece importarle mucho a Alfredo Arizmendi, algo así como el portavoz oficioso de uno de esos colectivos encargados de montar barbacoas varias contra el cambio, y que nos alerta de que todavía “no estamos como Baleares, Cataluña o Euskadi”, tres territorios gobernados o exgobernados por el PSOE, pero que “podríamos llegar a estarlo”. ¿Por qué? Pues por la Ley de Contratos Públicos que se ha aprobado con el apoyo del PSN.

¿Y qué dice? Pues que las empresas contratadas por la Administración facilitarán que los empleados que trabajen de cara al público “puedan formase” en euskera. “Puedan”. Voluntario y solo para quienes atiendan al público. Y eso para quienes piden “igualdad de oportunidades” es una imposición. De las chungas además. Porque, según Arizmendi, a lo mejor a alguna de las empresas que atienden al público se le ocurre contratar alguien bilingüe, lo que claro, perjudica a los navarros de bien. Es más, lo mismo prefieren a alguien trilingüe, con dos carreras y carnet de conducir. Y eso, a los que se mueven con chófer, pues también los discrimina.

Los salvadoresAsí que ahí que van los cuatro jinetes de Apocalipsis que han convocado el remake de la txistorrada del año pasado lanzados a sacar a un montón de gente a la calle para que las empresas no ayuden a sus empleados a aprender euskera. Lo harán, dicen, “por los derechos”, “contra los abusos” y “por la igualdad de oportunidades”. Para evitar “sucesos verdaderamente graves” como por ejemplo que de las 17 escuelas infantiles que hay en Pamplona cuatro sean en euskera. O que una oposición de profesor puntúe 10 puntos sobre 100 el conocimiento del euskera, prácticamente lo mismo que el inglés (8).
El problema, por lo visto, es que el euskera cuenta como mérito en las oposiciones. Y eso, aunque sea en una parte decimal, pues les jode un huevo. “Queremos que la igualdad de oportunidades esté garantizada por la ley”, afirman los defensores de la igualdad.

Lo explica bastante claro Eduardo Laporte, que argumenta que “el euskera es una de las lenguas más complicadas del sistema solar” y que por eso, puntuar con 10 el título de euskera y 8 el de inglés “es una ventaja que marca la diferencia”. Un 2% que para el tío supone una “discriminación por lengua” porque “no compite en igualdad un opositor de Lesaka que uno de Ablitas”.

Y es que al menos los ingleses son gente elegante y no están todo el día con las vacas. “Los euskaldunes son un grupo reducido que no deberían tener privilegios sobre el resto”, resume. Así que cuando el de Lesaka salga del caserío y tenga que ir a la universidad, al hospital o a saldar sus deudas con Hacienda, que lo haga en castellano, por amor de Dios. Ya le diremos agur cuando vuelva a casa.

Porque el que sabe inglés se lo ha currado y el que sabe euskera o es un guipuzcoano que quiere quitarnos el trabajo o es un jetas vividor que quiere vivir del cuento, que es lo que viene a decir Javier Ancín. “El euskera no es un idioma, es un modo de ganar dinero. Un negocio. Una forma como otra cualquiera de conseguir un puesto de trabajo y poder frente al resto. Una forma de buscar un privilegio frente a la mayoría que te haga vivir mejor”.

Por lo visto, como lo de que había que prohibir el Olentzero para fastidiar a los “aberchándales” hizo gracia, pues ahora se ha echado unas risas a costa del euskera, “el ariete de un proyecto social que da mucho miedo”, “un cachivache antipático, contaminado de terror” y “un idioma asociado a la mala hostia, el odio, la amenaza y la violencia, perfecto para el mensaje fascista y el totalitario”. “Por no hablar del racismo, la xenofobia con olor a toalla mojada revenida, que subyace bajo este chantaje, bajo ese tienes que amarlo por cojones”, explica Ancín para que entendamos un poco mejor de qué va lo del sábado que viene.

La gracieta le ha gustado mucho a Vecinos de Paz, uno de los colectivos que que han montado la manifestación para mostrar su amor por el euskera. “Hasta de los temas más serios, Javier Ancín con su ironía, nos saca al menos una sonrisa, que es de agradecer en los tiempos que vivimos”, recitan los siempre moderados convocantes de una manifestación navarrísima en la que lo mismo acaban cantando bertsos.

La cosa no ha debido quedar muy clara, porque ha tenido que salir el ideólogo de todo esto a evitar malentendidos y decirnos que no que no, que para nada, que Ancín es un buen chaval pero que su artículo “no representara el sentir de quienes convocamos”. “Aunque en algunos puntos tiene toda la razón, el espíritu que le anima no va en absoluto con nosotros”, explica Pachi Mendiburu, que se ha empeñado tanto en demostrarnos el amor que tienen al euskera que lo mismo acaban montando otra excusión a Goizueta para enseñar lo majos que son los vascoparlantes en su hábitat natural. Habrá que pagarles el autobús, eso sí.