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Nov 18

Todos somos ETA

Las derechas compiten en Madrid por rentabilizar su excursión a Alsasua en medio de una cruzada en la que no se admite la menor disidencia

desde luego, motivos para quejarse tampoco es que tenga Albert Rivera. Que vino a Alsasua a grabar un spot publicitario para las elecciones andaluzas y tuvo todas las facilidades. El pueblo le cedió su plaza principal, con ese ambiente rústico que desprende el inhóspito norte abertzale. De Madrid se trajo en autobús a los figurantes, que agitaban banderas de plástico mientras hacían fotos con el móvil como quien se va de safari a una reserva indígena. Savater le puso el toque de nostalgia que queda de los años de plomo, que electoralmente nunca conviene olvidar. Y como guinda, unos chavales con capuchas en primera línea, casi todos venidos de fuera, haciendo gratis de extras en nombre del antifascismo.

No tardó ni 24 horas Ciudadanos en publicar su anuncio electoral para mayor gloria de su líder y de “los españoles de bien”. Música épica, muchas banderas y contraste de colores vivos y oscuros para que quede claro quiénes son los buenos y los malos. Para acabar con la palabra ‘Alsasua’ bien grande formando la bandera española. Territorio conquistado

La foto le ha valido a Cs para pasarse toda la semana de plató en plató con retórica patriótica barata. Pero suficiente para poner nervioso al PP, que ya ha montado su particular sarao “por la unidad constitucionalista”. Y también a Vox, que no solo siguió el rastro de las banderas españolas hasta Navarra, sino que también se ha montado su propio vídeo electoral. Solo que mucho más zafio, que es como la ultraderecha hace las cosas.

Hasta Javier Esparza ha corrido a hacerse un hueco después de verse fuera de juego, y no le ha salido otra cosa que decir que Barkos “va de la mano del Carnicero de Mondragón”. Porque para UPN las cosas son así, o vas con el españolismo por bandera o eres ETA V asamblea. Y está la cosa como para sonarse los mocos.

Por el camino han pisoteado el nombre del pueblo y de todos sus vecinos. Pero como casi no les votan, pues les da bastante igual. Nos lo explica muy bien Javier Ancín, que no será el más listo, pero al menos dice lo que realmente piensan las derechas en Navarra y en Madrid, que en realidad en Alsasua son todos unos terroristas. “El problema de Alsasua es que es un pueblo encerrado en sí mismo y feo de cojones”. “Gracias por confirmarnos lo violentos que decíais que no erais”. “Alsasua más que un pueblo, es una secta”. No se libra nadie.
Una claridad de agradecer, porque es lo que con más eufemismos viene diciendo estos días toda la prensa del movimiento aznarista, solo que apuntando más al Gobierno de Sánchez, que es lo que realmente les interesa. “El PSOE arremete contra el acto a favor de España en Alsasua”, abría a toda página ABC, para quien los socialistas “se ponen del lado de los simpatizantes de ETA” y del Gobierno foral “que poco a poco está expulsando a la Guardia Civil”. “El PSOE se coloca con los radicales”, ratificaba La Razón.

Y todo porque uno de sus dirigentes, que encima se llama Ander, había dicho que lo único que las derechas buscaban en Alsasua era “agitar el odio”. Que es lo que más o menos argumentaron después los ministros de Defensa e Interior, mientras los socialistas navarros se quedaban de perfil, no vaya a ser que se rompa el cordón umbilical, y criticaban que el Gobierno de Navarra “no se haya pronunciado”. Curiosamente, lo mismo que reprochan PP y Ciudadanos al Gobierno de España por “no condenar” los hechos.

Ya sabíamos que ETA eran ETA, Bildu, y los nacionalistas, sobre todo los catalanes. Por supuesto el Gobierno de Navarra desde que no está UPN, y el del PSOE cuando no manda el PP. Y ahora también las campanas de la iglesia y hasta el líder del PP en Gipuzkoa, Borja Sémper, que “legitima” la posición “mendaz y corrosiva” de los violentos por decir que la política no está para ir por ahí “encendiendo los ánimos”.

Pero por si acaso nos lo ha vuelto a recordar Cayetana Álvarez de Toledo, exdiputada del PP y hoy cronista en El Mundo, donde escribía esta semana que “Alsasua fue y puede volver a ser un pueblo español”, pero que “hoy es una granja de odio, dejada de la mano de Dios y del Estado”.

Debió volver impactada de su excursión al lejano oeste, porque en su crónica del día después atizaba a los “nacionalistas, filoetarras y podémicos” que trabajan por convertir Navarra “en lebensraum de la xenofobia vasquista y dinamita contra el sistema de paz y libertad alumbrado en 1978”. Y por supuesto al PSOE, que “ha dejado de ser un partido constitucionalista y se ha convertido en un partido ultra”. “Hay que asumirlo y actuar en consecuencia”, avisa.

La periodista daba alguna clave más en la tertulia de Federico, a quien le contó que en el PP de Navarra “están desolados” porque “van a ser volatilizados en las próximas elecciones” y porque “ven que Navarra se les va”. “Es evidente que el futuro del PP si es que tiene alguno pasa por Beltrán y no por Sémper”, ratificaba Losantos.

Por suerte, esta gente tiene clara la receta: una coalición electoral UPN-PPN-Cs “con la derogación de la disposición anexionista cuarta como único punto de su programa”. “Movilizar a la ciudadanía hasta convencer a UPN de que abandone sus reticencias tácticas. Y convertir Navarra en punto de partida de un nuevo consenso racional por la libertad y la igualdad entre españoles”, apunta la exdiputada, que por lo visto no se fía de los navarros, y se huele que el PP y Ciudadanos se pueden quedar sin representación parlamentaria el próximo mayo. Así que por si acaso mejor unir a las derechas, que son primas-hermanas. Por el bien de España y de la Guardia Civil. Más le vale a Esparza que diga que sí, o acaba en la prensa capitalina de la mano del Carnicero de Mondragón.


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Abr 18

Bienvenidos al infierno

Vista desde Madrid, Navarra es hoy un territorio hostil e inhóspito. Y Alsasua, solo la punta del iceberg

Bandera pirata

Bandera pirata


A cuenta del Caso Alsasua y azuzados por la amable visión que exportan algunos cuando pisan Madrid, a la prensa de extremo centro esta semana le ha dado por hablar de Navarra. Y no precisamente par bien. Por lo visto, el Apocalipsis ya esta aquí y ni nos hemos enterado. “En el Gobierno de Navarra está ETA”, decía en Antena 3 Eduardo Inda, que como es de Pamplona en las tertulias le toman en serio cuando dice estas cosas. “En el Gobierno de Navarra hay antiguos miembros de Herri Batasuna, que según la justicia formaba parte de ETA, así que en el Gobierno de Navarra está ETA”, soltó en el tío en una muestra del rigor con el que se ha analizado estos días la realidad de esta tierra, convertida por algunos en un lugar tan hostil e inhóspito que dan ganas de ir a vivir a donde el Estado Islámico.

Hay que entender que en Madrid las cosas se ven siempre con una perspectiva especial. Sobre todo desde ese búnker mediático que tanto mima últimamente al partido de Rivera, donde Rajoy es un pusilánime y Montoro un traidor al que cualquier día empuran por decir que en Cataluña no ha habido prevaricación. Y claro, a partir de ahí, Sánchez es un bolchevique, Iglesias un bolivariano y la mitad de los navarros medio terroristas. Y eso cuando están a buenas. Porque con el calentón de esta semana no se ha librado casi nadie.

Ni siquiera UPN, que según José María Carrascal viene a ser el culpable de todo. “UPN empezó marcando diferencias con España y ha terminado preso del nacionalismo vasco, con todo lo que ello significa de pérdida de identidad y aceptación de la violencia como arma secesionista legítima para ellos”, decía en un artículo a toda página en ABC, en el que se preguntaba incluso a ver “¿dónde ha quedado la nobleza navarra?”, que por lo visto somos todos unos bárbaros.

La serenata de Carrascal venía a cuenta de la presencia del Gobierno foral en la manifestación del pasado sábado. Así que a lo mejor el buen hombre se ha liado con las corbatas de colores y ha pensado que aquí sigue gobernando UPN. Que vete a saber lo que se puede llegar a imaginar uno si se cree lo que va contando por ahí Ana Beltrán, que ha engañado al PP para que simule en un vídeo que lo de Navarra es peor que lo de Cataluña. Como si el partido de Rajoy no tuviera ya pocos incendios que apagar como para inventarse otro nuevo.

El documento en cualquier caso no tiene desperdicio. “¿Preocupado por la situación de Cataluña? Pues escucha lo que pasa en Navarra”, reza una voz en modo Teletienda mientras se oyen gritos de Independencia y suena música de terror. Que ya de paso, podían haberle puesto la de Piratas del Caribe, que pega bastante más con los bucaneros de Génova 13. “Desde 2015 el Gobierno está en manos de la Izquierda Abertzale”, afirma el PP, que asegura que en Navarra “se está imponiendo un proceso de batasunización” que pasa por “imponer la ikurriña”, “imponer el euskera” e “imponer la anexión al País Vasco”. Venga, a ver si superas eso, Esparza.

El PP incluso pide “ayuda” a los españoles de bien para que “Navarra no deje de ser Navarra”, no vaya a ser que acabe con el máster de Cristina Cifuentes en el limbo de los objetivos desaparecidos. Algo que va a pasar tarde o temprano, y la culpa va a ser del PSOE. Que, según el ABC, “permite la consolidación de una política panvasquista contraria al espíritu y la letra de la constitución que actualizó los derechos forales”.

Porque eso, que además de ser una crítica al PSOE parece un aviso a navegantes, es “lo mismo” que está pasando “en Baleares con su presidenta socialista”, donde también “se están aplicando los protocolos de infestación nacionalista que tan buen resultado han producido para el separatismo”. Y para que no falte nadie a la fiesta, tienen su parte de culpa también UGT, CCOO y, por supuesto, Podemos. Cómo no.

“Gran parte de la izquierda española está dispuesta a defender sin límites la estrategia etarra sin armas”, denuncia Hermann Tertsch, analista de cabecera de los ideólogos de la derecha foral y española. Que si dice eso de los sindicatos, no es difícil imaginarse qué puede pensar de Uxue Barkos, foco central estos días de la ira del hooliganismo de pandereta. “Un Gobierno que apoya al terrorismo frente a la Guardia Civil debe ser inhabilitado. Los españoles pasarán algún día por encima de los partidos que permiten esto y acabarán con esta triste farsa”, proclama Tertsch en una llamada a su Cruzada particular.

La verdad es que a veces dan hasta miedo. Suerte que el susto se pasa cuando la exageración adquiere tintes grotescos. “Barcos quiere obligar a los niños navarros a hablar euskera hasta en el recreo”, afirma OKdiario. “Como todo nacionalista aspira, a convertirse en un dictador. Barkos está destrozando Navarra económica y socialmente. Ahora, ya, convertida en liberticida”, denuncia Carlos Cuesta. “640.000 navarros se ven obligados a escolarizar a sus hijos en otra lengua con grave perjuicio para su formación”, advierte Federico Jiménez Losantos, que no se refiere al inglés sino al euskera.

Hay incluso quien con la excusa del juicio le ha puesto nombre a nuestro particular Apocalipsis. “Alsasua no ha dejado de ser un pudridero que ha ido infectando a las autoridades navarras, en un proceso de burbuja tan específico que me atrevo a denominarlo como Síndrome de Alsasua”, afirma Maite Pagazaurtundua.

Otras, como Isabel San Sebastián, consideran que el problema es que la gente buena ha tenido que huir de Navarra, y que por eso ahora se pierden las elecciones. “Las fuerzas separatistas que han estado beneficiándose del terror etarra gobiernan el País Vasco y Navarra tras expulsar del censo de votantes a todo el que supusiese un obstáculo para sus planes”. Una opinión que parece compartir incluso El País, para quien el Caso Alsasua “refleja los modos de una sociedad intolerante secuestrada todavía por la xenofobia y el silencio cómplice”. En resumen, que los navarros son gente chunga y votan mal. Y que a ver qué es eso de presionar a la Justicia que ya sabemos que los de Alsasua son todos terroristas. Ponme otro chupito, anda.