18
Dic 18

La derecha en su laberinto

La derecha prepara el terreno para un multipartito que vaya desde Vox hasta el PSN por el bien de Navarra. Y por el de UPN, claro. Ya lo dice Javier Taberna, hace falta “gobernabilidad”

Cómo tendrán de claras las cosas en UPN que lo mismo un día aparece Íñigo Alli queriendo pactar los presupuestos con el PSOE que salta Sergio Sayas abriendo la puerta a un gobierno regional con Vox, fuerza extraparlamentaria a la que los regionalistas ya han puesto en medio del debate. Para que luego salga Javier Esparza a desmentirlos a todos diciendo que sí, que bueno, que ya si eso vamos viendo. Que me habláis todos a la vez y no me dejáis pensar.

En el fondo es normal la confusión. Porque a la derecha le están saliendo partidos como setas, y ahí no hay Dios que ponga orden. Que a ver cómo juntas en Navarra a los foralistas de toda la vida, con los que quieren recentralizar la educación, los que llaman privilegio al Fuero y ahora también con los que vienen gritando a la mierda las autonomías. Cuando iban todos en un mismo partido y el PSOE les apoyaba gratis era mucho más fácil. Ni siquiera hacía falta tener ideología.

Pero la cosa se ha complicado con las elecciones andaluzas. Y si lo de pactar con Ciudadanos ya era difícil, a ver ahora cómo justificamos lo de Vox, que encima viene comiendo espacio por la derecha. “UPN es el partido que garantiza la unidad de España”, ha empezado a decir ya Javier Esparza, como si creyera que en ese campo de juego va a competir mejor.

Por suerte, UPN cuenta con un arma secreta para competir con Vox. El diputado Carlos Salvador, que le escuchas cinco minutos y hasta Abascal te parece un moderado. “En Navarra la educación está al servicio de la ingeniería social de género”, denunciaba esta semana en el Congreso. Porque para el diputado, que en las escuelas se hable de sexo y de igualdad es “dictadura de género”. Y ya que le cambien el nombre a una avenida, el principio del fin del mundo. “Ayer era la plaza Conde de Rodezno, hoy la avenida del Ejército, y mañana será la denominación oficial de Pamplona”, alerta.

Porque efectivamente, ese es el plan. Cambiar Pamplona por Leningrado. O algo mucho peor, por Iruña. Que es lo que ha hecho la aplicación del tiempo de los Iphone para indignación de la siempre moderna y moderada derecha navarra, y que ha llevado a Ana Beltrán a sacar un comunicado culpando a Uxue Barkos. “Es un auténtico despropósito, ya no respetan ni lo más mínimo en su afán de imponer el euskera. Hasta han hecho un concurso de tortilla en euskera”, denunciaba la líder del PP un día después de que el Navarrómetro le diera el 2,2% en intención de voto y un cero patatero en escaños. “Pues vamos a seguir igual”, dijo al verlo, contenta como siempre.

Porque en esta vida lo último que hay que hacer es desanimarse. Y eso es algo que Beltrán no va a hacer aunque le pinten bastos para mayo. Hasta ha celebrado con júbilo la irrupción de Vox en Andalucía. “Es un soplo de esperanza para un cambio en Navarra”, apunta la dirigente del PP, y eso que más de la mitad de los votos han salido de caladeros de su partido.

Por algún motivo extraño, UPN, PP y sus satélites han creído que dar protagonismo a sus rivales en la derecha es la mejor forma de maximizar el resultado electoral. Que con cuatro partidos por la derecha seguro que es más fácil pactar con el PSN. Y bordeando como andan todos el 3% mínimo para entrar en el Parlamento, lo mismo acaba más de uno por debajo del límite. Así que igual es mejor no despistarlos.

CINCO EN UNO Es en realidad una simple cuestión aritmética. Ahí está por ejemplo Pablo Casado, más chulo que un ocho con el peor resultado de la historia de su partido, porque al final le dan las cuentas en Sevilla de la mano de Ciudadanos y Vox, los dos partidos que en el Universo Aznar forman parte ya del selecto club de partidos constitucionalistas, donde ya ni siquiera cabe el PSOE.

Y en Navarra de lo que se trata es de sumar 26, que luego ya apañaremos algo. Lo ha visto bien Javier Marcotegui, exconsejero de UPN, que avisa de que “ha llegado el momento para que los líderes de UPN, PP, Cs, sin olvidar a Vox y al PSN trasciendan de sus intereses personales y el de sus partidos para encontrar el constitucional común al que se deben”. Todos juntos de la mano caminando hacia el Señor en busca de un “constitucional común” que vete tú a saber qué es, pero que seguro que pasa por darle el Gobierno a UPN.

Porque, según dice, para encontrar diferencias importantes entre los cinco partidos hace falta una “lupa de mucha resolución”. Marcotegui plantea incluso “estudiar con precisión” si conviene establecer “coaliciones preelectorales” para alcanzar “el máximo número de representantes”. Porque tiene pinta de que una coalición UPN-PP-Ciudadanos-Vox-PSN es lo que necesita Navarra para seguir siendo Navarra.

Una opinión que parece compartir Javier Taberna, que de esto sabe mucho porque va camino de cumplir 30 años calentando la silla del despacho, y que esta semana apelaba “a la responsabilidad” de los ciudadanos porque el año que viene hay elecciones y “nos jugamos mucho. Está en juego nuestra propia identidad”, alerta Taberna, preocupado como está de que “nuestros principios, valores y derechos” sean sustituidos “por otros, igual de respetables, pero ajenos a nuestra historia secular”.

Y en la historia secular de Navarra lo normal es que mande UPN con los votos del PSN. Que es lo que viene a ser por aquí el “espíritu de la transición española” al que apela el gerifalte de la Cámara de Comercio, que ve necesarios “acuerdos de gobernabilidad”. Porque, si ya has dicho que con el cambio se iban a ir el 60% de las empresas y que con la reforma fiscal se iba a hundir la economía, y nada de eso ha ocurrido, qué problema puede haber en decir que un multipartito que sume de Vox al PSN va a ser mucho más estable que el cuatripartito que va camino de aprobar sus cuartos presupuestos. Que para esta gente la democracia funciona así. O gobiernan ellos o nada es gobernable. Y si no ya se encargan ellos de que parezca ingobernable.


04
Dic 18

Perdiendo el Norte

Se acercan las elecciones forales y a la derecha no le acaban de salir las cuentas. Así que empieza a presionar al PSOE a base de estridencias y extravagancias

Se acercan las elecciones de mayo y a la derecha española le ha entrado el canguelo. Más o menos como cuando a Guti le tocaba jugar en El Sadar. Ven que UPN no tira, que el PP se hunde y que la película de Ciudadanos no cuela, y se huelen que en el mejor de los casos para recuperar el poder van a tener que suplicarle a Pedro Sánchez, el malo malísimo que les ha levantado La Moncloa, y al que ya han empezado a presionar a ver si le tiemblan las garrillas como a Zapatero.

La veda la abrió ya hace unos días Emilia Landaluce en El Mundo, donde apuntaba que “El PSOE de Pedro Sánchez aleja a Navarra del constitucionalismo” porque “aquel PSOE de Zapatero ya no es este PSOE de garrafón”. Un revelador reportaje a cuenta de la transferencia de Tráfico, en el que viene a concluir que por aquí vivimos en una “paz de plomo” similar a la de la Francia de Vichy. “Lo acontecido en Alsasua simboliza bien el dilema al que se enfrenta Navarra”, apunta Landaluze, que relata que a Rivera se le recibió allí “con montones de estiércol, pedradas y la inquietante presencia del Carnicero de Mondragón”. Porque en la Navarra del cambio si vas a pasar el fin de semana al pueblo lo normal es que te encuentres por allí al protagonista de la Matanza de Texas descuartizando abuelas.

El reportaje recoge testimonios desgarradores de la Navarra real que reflejan en primera persona el drama que se vive aquí desde hace más de tres años. Gente como Julio Pomés, héroe anónimo de la resistencia que avisa que “si no hay un cambio en el Gobierno, Navarra seguirá la senda de Cataluña”. El problema, claro, es que “el PSN está muy condicionado por el apoyo del nacionalismo al Gobierno socialista de Madrid”. “Navarra se juega su existencia”, proclama entre sollozos Pomés. Y no está bien hacer llorar a la gente mayor.

También Javier Esparza da sus razones en el diario madrileño, donde explica la situación en la que malviven todos aquellos que no saben euskera, recluidos en campos de concentración donde les ponen música de Pirritx eta Porrotx y les hacen comer talos de txistorra. “En Navarra el vascuence es obligatorio si se trabaja de cara al público, y el comedor es gratis para los niños que eligen el euskera”, describe Esparza. O eso es al menos lo que dice la periodista que dice Esparza, que se le olvida mencionar los azotes que la Policía Foral va dando por la calle a aquellos herejes que osan hablar en castellano.

AGITAR FANTASMAS Porque a la derecha siempre le ha resultado más fácil asustar a la gente que convencerla. No hay más que ver las elecciones andaluzas, donde como argumento central el PP ha acabado diciendo que no votarles a ellos “es facilitar que sigan gobernando en Madrid los aliados de los independentistas que quieren destruir España, de los viejos amigos de la ETA, y asociados a los comunistas bolivarianos de Podemos”. Así que tampoco es raro que el presidente de UPN salga ahora a decir que “votar al PSN es votar a Barkos”, entendiendo Barkos como el demonio personificado. Hasta han desempolvado a Carlos Solchaga para que le pida al PSN “que espabile” y que “no ponga líneas rojas” a la hora de hablar de pactos. Porque para qué vas a decir de este agua no beberé si luego igual te trincas la botella de trago.

Sabias palabras del exministro socialista en la sede de la patronal navarra, donde siempre han sido muy partidarios de gobiernos de izquierdas y progresistas comandados por UPN. Y desde donde invita al PSN a no tener “miedo” a pactar con UPN, PP y Ciudadanos si hace falta, que serán de derechas pero en el fondo son buena gente. “Los pactos son decisiones que hay que tomarlas pensando en qué es lo que le conviene al país”, defiende Solchaga, que como asesor socialista no tiene precio. Lo mismo te propone recortar las pensiones que te monta una coalición como en Alemania, donde los socialistas van camino de ser la cuarta fuerza del país.

Es lo que tiene ser exministro, que puedes opinar de cualquier cosa sin tener ni idea de lo que hablas. Ahí está por ejemplo Marcelino Oreja, que además de exministro de UCD es marqués, y que el otro día se fue a Jerez a decir lo mal que están las cosas por Navarra. “No sé exactamente qué está pasando en Navarra, pero no me está gustando”, decía el tío de Jaime Mayor, que en alguna comida familiar le habrá contado algo y lo ha dejado todo preocupado por nuestro futuro. “Hay que estar alerta. Espero que haya una unión de partidos que evite esa dirección malhadada”, confía.

EUSKERA EN LA RIOJA El premio gordo sin embargo es para el ABC, que a cuenta de la transferencia de Tráfico ha concluido que Sánchez “retira a más guardias civiles de Navarra para contentar al independentismo” y que “acepta acelerar el repliegue del Estado con la salida de los agentes de tráfico de la Comunidad Foral”. Así, con letras bien gordas en su portada, para que se entere todo el mundo de quién gobierna España. Incluso en su particular obsesión por frenar el avance separatista en Navarra los del ABC se han cruzado el Ebro para alertar de que el PSOE quiere euskaldunizar… ¡La Rioja!

Y todo porque los socialistas quieren poner en el estatuto riojano que son “una tierra fértil de vidas y lenguas” y hacen referencia al monasterio de San Millán de la Cogolla como “lugar donde emerge la lengua castellana y también el vascuence”. Algo que el diario madrileño interpreta como una “imposición del vasco”. “No vamos a permitir que euskaldunice La Rioja igual que está haciendo en Navarra”, responde tajante el PP en La Rioja, que ha olido sangre y se ha lanzado al cuello.

El argumento, claro, lo podría haber soltado cualquier dirigente del PSN, que llevan toda la legislatura picando piedra con la política lingüística y sacudiendo al gobierno cuatripartito en la misma pancarta que UPN y PP. Y que ahora no acaba de comprender por qué en Madrid todos temen su traición a la patria y en Navarra casi nadie se cree que al final no vayan a acabar dando el Gobierno a UPN. Si en Navarra tu decides y el PSOE siempre ha sido de fiar. Seguro que nos sacan de dudas en la próxima campaña.