El año que ahora comenzamos va a ser un año apasionante para Navarra. Por primera vez desde el final de la dictadura se atisban aires de cambio y las fuerzas políticas que han venido gobernando el viejo reino ya no parecen capaces de garantizar la continuidad del régimen. Vienen tiempos en que otras fuerzas políticas van a ser protagonistas del gobierno en Navarra, fuerzas que no se han visto en esa tesitura antes y que son toda una incógnita para los electores.
Los navarros, en la cita electoral de mayo, nos jugamos la nueva Navarra que queremos construir, una Navarra mucho más integrada e integradora donde se ponga fin a la exclusión y al aparheid político de gran parte de la sociedad, una Navarra más solidaria, más respetuosa con todas las identidades que la componen, que ponga a las personas por encima de los intereses de unos pocos…
Pero poco podremos hacer cambiando de gobierno si los ominosos cuatro años que terminan acaban por laminar nuestra capacidad de autogobierno vapuleada como nunca en esta legislatura tanto por la actitud recentralizadota de las instituciones españolas como por la inacción de las nuestras. De poco servirá cambiar el gobierno si por el camino ese gobierno pierde las capacidades y competencias en materia económica, energética, educativa o social.