La conjura de las minorías

Salvador

“La Ley del Vascuence es una ley de Estado en una Comunidad foral como es Navarra y necesita el consenso mayoritario que ha tenido siempre de quienes defendemos este modelo de Comunidad».

Yolanda Barcina. Todavía, presidenta del Gobierno de Navarra

La verdad es que el diputado de UPN en el Congreso, un tal Salvador, ha sido uno de los más conspicuos sufridores de la ruptura de la entente hasta entonces existente entre las dos versiones navarras del nacionalismo español; UPN y PPN, la tuneada y con todos los extras y el modelo básico, y digo sufridor porque es de los pocos que todavía no se ha enterado de los motivos por los que tuvo que pasar de un muelle puesto en la bancada popular que le permitió incluso el acceso al preciado galardón de “diputado mudo”, a las procelosas aguas del grupo mixto donde incluso tiene que compartir asiento con etarras furibundos y peligrosos nacionalistas enemigos de la unidad de España y encima le obligan a hablar de vez en cuando y demostrar en cada una de las ocasiones que la oratoria no es una de sus virtudes. Acaso cuando Miguel Sanz se apropio de Demóstenes como objeto de la amenaza de la euskoespada le paso a Salvador a Damocles como profesor de oratoria.

Pero, como todo en esta vida, la oratoria también está sujeta a los embates de la fortuna, yo también juego al euromillón aunque con escaso éxito he de reconocer, y como de vez en cuando hasta el mejor escribano echa un borrón, hay veces que hasta a él se le ocurre alguna gracieta ingeniosa como la que titula este artículo, que así es como define a lo que le sucede a su lideresa cada vez que asoma su palmito por la Cámara Foral, donde lleva tres años haciendo el ridículo sin conseguir una aprobación, por banal que sea, que echarse a la boca en la demostración más penosa de desgobierno que ha sufrido Navarra en su historia democrática, eso si, en un ejercicio de cinismo digno de mejor causa, por “responsabilidad”.

Pues en esas estábamos cuando la modificación de la ley del vascuence, la primera en su ya larga existencia, impulsada por IE y apoyada en principio por Geroa Bai y PSN y votada por EH Bildu y los tránsfugas de Aralar a regañadientes, ha hecho saltar todas las alarmas en las dos versiones del nacionalismo español y la cascada de descalificaciones basadas en los tópicos más rancios de su argumentarlo habitual ha alcanzado cotas insospechadas.

Desde la acusación de ruptura del consenso hecha por el PPN, a saber que entienden los populares navarros por consenso al margen de excluir a cualquiera que no opine como ellos, hasta la “boutade” de UPN hablando de que la modificación de ley puede permitir crear “demandas artificiales” para encubrir “fines políticos”, tomando directamente por tontos a todos los ciudadanos y autonominándose como guardián de las esencias navarristas, olvidándose, eso si, de otras demandas artificiales, el fracasado modelo british, con no menores fines políticos, el descenso en la matriculación en el modelo D, haciendo incompatible la elección de ambas lenguas.

Pero tampoco es para obviar la postura maximalista de EH Bildu y los tránsfugas de Aralar criticando la modificación por corta y tímida, olvidándose que la actual Ley del Vascuence nació así con su inestimable colaboración. Su ausencia en el Parlamento en el año 86 permitió que el texto inicial promovido por PSN y EA fuera literalmente masacrado en el Pleno parlamentario que la aprobó hasta hacerla carecer de sentido alguno. Por pasar paso de Ley del Euskera a Ley del Vascuence entre la rechifla regionalista. Esta vez por lo menos estarán presentes en la votación a no ser que alguno de sus líderes este como la vez anterior que se intento la modificación de trekking en el Himalaya.

Pero si alguna de las reacciones que ha provocado la modificación ha sido absolutamente significativa esta ha sido la de la, todavía, presidenta que en un “lapsus linguae” no menos glorioso que el que tuvo cuando definió al régimen navarro como “floral”, califico la Ley del Vascuence como Ley de Estado dejando meridianamente claro quien es quien usa el euskera como herramienta política y cual es el exacto punto en que queda la voluntad de los navarros en el imaginario hispanoregionalista de la que debería ser la representante de todos los navarros.

Lástima el olvido en que sigue cierta estatua a los pies de su despacho y el poco interés que pone en acercarse a leer que decían de si mismos nuestros antepasados… “Gu gaurko euskaldunok…”

Ander Muruzabal

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