El amigo Taylor está de moda. Casi todo el mundo lo conoce porque es el creador de Yellowstone, la serie que ha puesto a los vaqueros (los cowboys, no los pantalones) en la picota de nuevo.
Parece que haber visto un par de episodios, o incluso una temporada de alguna serie suya, ya te hace experto en el personaje y los comentarios sobre Sheridan se han multiplicado en las redes sociales.
Proliferan los que no han visto ninguna de sus series, pero afirman con rotundidad que Taylor tiene que ser trumpista, porque fíjate que pinta tiene. Bien es cierto que este tipo mazado, con acento cerrado y poca vocalización puede parecer cualquier cosa menos un director y guionista y eso es suficiente para ponerlo a parir.
Su obra
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Pero eso es ir a lo fácil, y aquí no somos de eso, por lo que aquí vamos a intentar profundizar un poco. Sus logros ya los conocemos: a la comentada Yellowstone y sus spin off (1883, 1923, etc..), le añadimos la magnífica Mayor of Kingstown, Lioness y la más reciente Landman. Tiene además Tulsa King (no la veo porque no aguanto a Stallone) y algunas más, pero si queréis saber más, Wikipedia es vuestro amigo.
Y que no me olvide, y tampoco se os olvide, que este señor es el guionista de Hell or high water (Comanchería, vaya nombre) y el director y guionista de Wind River. Ojo con esto, porque son dos obras maestras valoradas y respetadas mundialmente.
He visto prácticamente todo lo que ha hecho Taylor, y me he dado cuenta de una constante casi siempre presente (entre otras cosas): mujeres en papeles importantes.
Entramos en materia
Pero no lo hace de cualquier modo. En Lioness, Nicole Kidman tiene un papel sensacional, una bicoca que imagino que, al ser productora ejecutiva de la serie, se habrá reservado. En varias ocasiones en el programa (Grupo Salvaje cine y series), he comentado la fuerza que tiene este personaje, cómo hace que la gente que trabaja para ella la obedezca únicamente con una mirada. Concretamente, la escena en la que el personaje de Nicole y el personaje de Zoe Saldaña (otro papel con mucha fuerza, de hecho, la serie gira en torno a ella) se paran ante un control militar, el oficial les pide la acreditación, Nicole da la suya, se la devuelven, y piden la de Saldaña, a lo que la primera responde: “no, no necesitas ver su acreditación, necesitas ver la mía de nuevo”. El militar, ya acojonado, las deja entrar sin más.
En Mayor of Kingstown, el personaje de Iris, interpretado por Emma Laird, es tremendamente complejo. Vulnerable al principio, lleno de determinación y fuerza a medida que avanza la serie.
En Landman las mujeres son uno de los ejes de la serie. La viuda joven Ariana, interpretada por Paulina Chavez, da una lección magistral de manejo de sentimientos, de ganas de tomar la vida por las riendas y hacer lo que una quiere, no lo que se supone que tiene que hacer. Por otro lado, la ex mujer de Tommy (Billy Bob Thornton) proporciona un alivio cómico que para nada hace desmerecer esa fuerza de la naturaleza que no deja títere con cabeza allá por donde pasa. Ali Larter era la actriz perfecta para ello y lo demuestra semana a semana.
Y Yellowstone. El mejor personaje de la serie es el de Beth Dutton (Kelly Reilly) que se come a quien tenga por delante, Kevin Costner incluido. Toda la serie en realidad gira en torno a ella.
Y muchas más, como la protagonista de 1883, pero no quiero aburrir
Taylor alimenta la polémica, o no
En los últimos episodios de Yellowstone y Lioness, Sheridan se reserva algunos papeles. En Lioness hace de jefe de un grupo especial, un mercenario con fijación con la batalla pero dispuesto a todo para salvar vidas.
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En Yellowstone hace de Travis Wheatley, y aquí se complica todo un poco. Travis también regenta una ganadería, es capaz de vender ganado al mejor precio. En su mansión se amontonan chicas en bikini en una fiesta continua actuando él como jefe del rebaño.
De verdad no veis que algo no cuadra?
Yo lo veo claro. Sheridan se coloca a sí mismo representando precisamente aquello que más se le critica, y lo hace de modo abierto y con descaro. Está claro que le da igual lo que digan y han estado diciendo de él.
Incluso en ese ambiente tan, digamos, distendido, el guion deja entrever fragmentos de realidad. Esa confianza férrea a tu amigo que, independientemente de cómo te comportes (un maldito cerdo jugando a strip póker por ejemplo), siempre podrá confiar en ti y nunca hará nada que te pueda perjudicar.
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Y por otro lado, esa pose de dureza, de trato vejatorio a tus subordinados, en realidad esconde un cuidado y una preocupación extrema. Ellos saben que, si les trata mal, es que forman parte del equipo, y si forman parte del equipo, están seguros. Y algunos personajes, tras todos los avatares que sufren, lo único que necesitan es protección. Y sabes que la tienes cuando el “maleducado” del personaje de Sheridan te trata a patadas, y mientras dices “Sí señor”, te das la vuelta y sonríes, porque sabes que a partir de ese momento tu vida empieza a encauzarse, y tienes las espaldas cubiertas.
En realidad, creo que esa escena, entre otras, es una ventana al corazón de Sheridan. Detrás de todo ese alcohol, chicas en bikini, escenas de macho machote feroz, hay un tipo sensible y protector. Alguien que entiende y escucha (aunque no lo parezca)
Taylor Sheridan se estudiará en las escuelas de cine, no tengo la menor duda. Su capacidad de trabajo solo es igualable por pesos pesados como Brandon Sanderson, Stephen King, George R.R. – ah no, ése maldito no 🙂
Me da igual si me equivoco, pero creo que no. Antes de volver a hablar de él, intentad mirar desde esta perspectiva, y luego decidid. Para mí Sheridan es un genio, un puto genio. Y si luego resulta ser un trumpista, pues mira, me da igual.