Hasta que la boda nos separe

Podría ser peor… podría llover

El jovencito Frankenstein

Esta es una de las citas más famosas de la historia del cine y la dice un Igor (con pronunciación Aigor) a un azorado Fronkonstein mientras están desenterrando el cadáver al que posteriormente darán vida. Por supuesto se pone a llover a cántaros.

Y es que si algo va mal, lo más probable es que vaya a peor, y en eso estaba yo pensando con la media sonrisa que siempre me pone esta frase a los 10 minutos de esta película, aunque afortunadamente, la cosa no terminó todo lo mal que se esperaba. Y eso que iba de matinal de cine, que los Golem la siguen manteniendo, y por mí que dure, mucho.

Pongámonos en antecedentes. Esta es una comedia romántica, pero de impronta yanqui, de escenas tontas y ñoñas y amor de bofetada con la mano abierta. Así, asistimos a una boda en la que la organizadora pasa por mil peripecias mientras la observa embobado el otro protagonista de la película. Es una escena que hemos vivido mil veces y nos pone en lo peor.

Belén Cuesta, la wedding planner

A partir de ahí, se articula una película nacida del absurdo. Una tarjeta de visita de la organizadora acaba en el bolsillo del galán, la descubre su novia y para salir del apuro le dice que tiene la tarjeta no porque se haya tirado a su propietaria, sino porque se quiere casar. De este modo tan disparatado nace la trama, que aún se complica más cuando nos enteramos que la novia, y la organizadora de bodas, son amigas de la infancia.

Bueno, pues podría ser peor, y empieza a chispear. Pero, aunque parezca un milagro, la película se acaba disfrutando y hasta te deja un buen sabor de boca, y parte de la culpa la tienen unas apariciones estelares de actores de gran talla que ayudan a mantener los finos hilos sobre los que está suspendida la película. Malena Alterio, por ejemplo, siempre adorable aunque haga de cheff cascarrabias. Salva Reina, con un papel corto muy divertido y el siempre recurrente Jordi Sánchez haciendo de… Jordi Sánchez.

Otros pilares del film son el siempre solvente Antonio Dechent, y Álex García, el guay, el novio. Me resulta sorprendente este actor, que le den lo que le den siempre lo hace bien. Tiene un mérito tremendo levantar películas como ésta o como la divertidísima (gracias a él) Si yo fuera rico.

La película está dirigida por Dani de la Orden, que parece que aún no ha acabado de digerir todo el cine almíbar de comedia romántica americano que se ha tragado en su vida, porque tiene escenas calcadas que hemos visto en mil películas, como la escena del karaoke, los diversos «enredos» que pasan durante su excesivo metraje, etc…
Es un remake de una película francesa de hace solo 3 años, y ya van… ni me acuerdo los remakes que últimamente estamos viendo en el cine español.

Pero entonces, me ha gustado esta película o no?
La verdad es que sí. Pese a Belén Cuesta, que por cierto esta peli me ha reconciliado con ella, se disfruta, pasas un buen rato, tiene momento de humor básico, que es el que me gusta, y sales del cine pensando que podría haber sido peor, pero afortunadamente no lo fue.

Bueno, cambiando un poco de tema, el mundo de las series está a tope, con estrenos como Hunters y de lo que hablamos tranquilamente en Grupo Salvaje, ya sabéis, el mejor programa de cine y series de la vieja Iruña, todos los martes a las 18:00 en Eguzki Irratia o después en ivoox, en itunes, etc..