22
May 18

El bar de los improperios

De la euskarafobia a la mentira. La marcha anti-euskera se llena de argumentos que van del ‘que vienen los guipuzcoanos’ al ‘los filoetarras nos llevan a la independencia’

Una vez al año no hace daño, que dice Pachi Mendiburu, uno de los convocantes de la txistorrada contra el cambio que a la derecha le ha dado por montar cuando llega el buen tiempo. Que serán gente de bien y de orden, pero también tienen su derecho al pataleo, que cuatro años en el desierto se hacen largos y aburridos. Y qué mejor que hacerlo contra el euskera, que siempre les ha dado un poco de tirria.

Así que se han vuelto a liar la bandera en la cabeza y ala, a Pamplona que hemos de ir con una media y un autobús. Gratis, por supuesto, que esta gente es muy suya para estas cosas. Que con lo que les jode tener que pagar impuestos a ver si encima se tienen que financiar ellos la fiesta. “Los ayuntamientos son libres de pagar el autobús”, explica Javier Esparza. Que el dinero es nuestro y hacemos lo que nos da la gana, vaya. Porque UPN sí que sabía gastarse el dinero de la gente. Es recordarlo y se humedecen los ojos de la nostalgia.

Por suerte, todo está ya preparado. Los hooligans de siempre exhiben las fobias habituales, el pueblo pone el autobús y el PSN los votos. Que la polarización identitaria siempre les ha ido bien. Los socialistas irán, sí, pero se pondrán en la parte de atrás para evitar la foto con la santísima trinidad de la derecha navarra. No vaya a ser que alguien crea que dentro de un año les acabarán dando la presidencia. Que eso es algo que el PSN nunca haría.

En realidad, la manifestación es simplemente una muestra de amor al euskera y a la cultura vasca. Concretamente, “para defender el euskera” y “rescatarlo de quienes lo están utilizando políticamente”, según nos explica el portavoz de Ciudadanos, partido con una visión muy particular de la pluralidad de España. “Debemos aprender a convivir en la diversidad en una comunidad tan variada como es Navarra y nunca usar una lengua para confrontarnos”, dice Pepe Alfaro, que como el resto de convocantes también habla euskera en la intimidad. “Hay que potenciarlo donde se habla y se vive”, ratifica Mendiburu, partidario de que se hable y se viva lo más lejos posible, no vaya a ser que se contagie alguien más.
Pero como con tanto barniz lo mismo alguien se confunde, ha tenido que salir Ricardo Guelbenzu para recordarnos que “en Navarra la situación es grave, pero muy grave”. Porque están “intentando cambiar nuestra manera de sentir, nuestra manera de pensar, nuestra manera de ser”. Más o menos como cuando Zapatero nos quiso hacer a todos gays legalizando el matrimonio homosexual. Así que avisa a los navarros de bien de que si no “suben” a la manifestación contra el euskera “habrá más funcionarios forales guipuzcoanos y nuestros hijos quedarán discriminados”. Y una cosa es que nos roben las setas y otra que vengan a trabajar. Que estos luego tampoco nos votan.

Es algo de lo que ya nos alertó Esparza cuando dijo que “vendrán a trabajar aquí los guipuzcoanos y los vizcaínos, y los navarros vamos a tener que coger la mochila e irnos por ahí”. Así que lo mismo después de la mani nos planta un muro de Endarlatsa hasta Aralar para hacer frente a la invasión. Que a Trump le funciona bien con los mexicanos.

Eso, claro, no es xenofobia ni nada. Es solo que el euskera les da un poco miedo. Casi tanto como volver a perder las elecciones. Y como lo de prohibir el euskera pues parece complicado, al menos hasta que no gane Ciudadanos, al PP se le ha ocurrido montar una caravana por los pueblos. Con su carpa grande, sus animales exóticos y sus personajes con la nariz roja. Y en el medio de la pista, Ana Beltrán tirándose de los pelos con su decálogo de imposiciones. -El otro día llamé al centro de salud y el contestador me habló primero en euskera y luego en castellano. -Que en las señales de la carretera ponga Navarra-Nafarroa es una falta de respeto. -Las instancias de la Administración están en bilingüe y no se entiende nadaaaaa.

Así hasta diez ejemplos de imposición del Gobierno de Navarra. Once si se tiene en cuenta que a la manifestación también le han puesto el lema en euskera. Ya verás cuando se enteren los de Afapna, que andan rastreando los decretos a ver si en alguno pone algo en euskera para llevarlo a los tribunales y si suena la flauta dejar sin trabajo a otros 100 opositores. “Queremos que en la Administración estén los mejores profesionales y no los que tengan solamente euskera”, afirma el Beltrán de la función pública. El único que se atreve a decir lo que todo el mundo sabe, que los euskaldunes ni son buenos profesionales ni están cualificados. Y que además, son todos de Bildu. O de la ETA, si te descuidas.

Por que sí , “ETA está logrando desde las instituciones lo que no consiguió con las armas”. Lo dice Ramón Pérez Maura, adjunto al director del ABC, que alerta a los españoles de bien de que “los quebraderos de cabeza que estos días da Catalunya se verán pronto multiplicados en Navarra”, donde “se están sentando las bases para que los filoetarras den un paso al frente para pedir la independencia”. ¿Por qué? Pues porque ahora “el euskera es requisito para ser funcionario en Navarra”, y se van a crear 2.000 puestos más para “privilegiar” al 7%.

Todo por supuesto es mentira, pero algo hay que escupir. Qué importará ya en una tierra en la que Juan Luis Sánchez de Cesantías va dando lecciones de ética y Julio Dameargo Pomés, de posverdad. Han pillado la barra libre y ya no hay quien los saque del bar, donde se han montado un concurso de improperios. Esperemos que cuando les enciendan la luz al menos no quieran que les paguemos la cuenta.


15
May 18

Un estatuto, dos mentiras y mucho folklore

El enfado de UPN, PP y Ciudadanos con el PNV es tan grande que lo mismo acaban pactando todos juntos los presupuestos de Rajoy

Entre la paranoia batasunizadora del PP, las fobias habituales de UPN y la derecha mediática describiendo Navarra como si fuera la Polonia recién invadida por la Wehrmacht, la cosa estaba bastante tranquila por Navarra. Así que al PNV se le ha ocurrido presentar su propuesta de nuevo Estatuto hablando de Euskal Herria. Que con el pacto de Gobierno con el PSE, el apoyo presupuestario a M. Rajoy y el qué es eso del 155 del que usted me habla, había que hacer algo para contentar a la parroquia, que todavía falta mucho para en el próximo Alderdi Eguna.

Tampoco es que sea nada nuevo, porque algo parecido pone en el Estatuto de Gernika y bien que lo defienden los cruzados de la Constitución. Pero ha sido suficiente para que UPN y PP, que últimamente no es que anden muy frescos de ideas, se hayan agarrado al documento como a clavo ardiendo. Y es normal. Falta poco para las elecciones y los de Ciudadanos vienen soplándoles la oreja, así que ahí que se han liado a codazos Esparza y Beltrán a ver quien saca antes el titular.

Más les valdría tener cuidado con esto de andar plagiándose en el Parlamento las iniciativas que suenan a antivasco. Que con las prisas algún día se van a terminar chocando cara con cara en la puerta del registro. Y el cemento es duro de narices.

Lo curioso del caso es que a estas cosas casi siempre es Esparza quien acaba llegado tarde. Igual es que con tanto trabajo en la oposición ha perdido la forma. Porque si no, pillín, te hemos pillado copiando… que visto el panorama también es posible. Que tampoco pasa nada, aquí hasta la mejor monja se tira un pedo. Es más que, puestos a copiar, más vale asegurarse de que estás copiando las respuestas acertadas. No vaya a ser que estés siguiendo el rastro de quien va camino del 0 en el examen final de la legislatura.

Al menos, en esta dura pelea ha surgido un aliado. El héroe que necesitaba España. Porque la cosa no va solo de salvar Navarra. Hay que librar al todo el país de los herejes, que si no te acaban mandando a Eurovisión a una navarra y a un catalán más preocupados por cantar bien que por defender la Patria como les gusta a los no nacionalistas.

Porque el problema de España, claro, son “los nacionalistas”, que “siempre están intentando apoderarse de lo que no es suyo”. Lo ha dicho Albert Rivera, que pone como ejemplo Valencia, Baleares y Navarra. Tres territorios donde, además de haber gente muy mala, casualmente no gobierna la derecha. “Nunca apoyaremos el anexionismo ni la secesión. Vamos a defender la diversidad, la igualdad y la unión”, afirma el líder de Ciudadanos. Palabras que sin duda son todo un alivio en boca de quien entiende la igualdad como fumarse el régimen foral y la unión como el españolismo obligatorio. Pero tampoco le vamos a pedir que renuncie a sus principios para poder pactar. Ni que fuera del PNV.

Mentirijillas por Madrid Suerte que para poner en orden a los vascos ya están los de UPN. “Desde el inicio de legislatura hay un pacto entre el PNV, Geroa Bai y Bildu para anexionar Navarra”, denunciaba Esparza en Onda Cero, donde explicó a los españoles que “en Navarra se impone el euskera a las empresas y a los funcionarios”. Toma, dos mentiras en una y ni te has enterao, Alsina. Tres, si contamos lo que dijo de que Urkullu, Ortuzar y Barkos “están en la misma clave que ETA”. Terroristas habituales, se llamaba la película. Y ahí tampoco tiene derechos de autor. Porque esto de llamar etarra a todo hijo de vecino se lo ha copiado al Mahoma Oreja y a Losantos su profeta. Que por sospechar sospechan hasta del bueno de Mariano. “Rajoy le ha entregado Navarra a ETA”, insistía por tercera semana consecutiva el radiopredicador.

Está la cosa tan mal que el ABC ha tenido que hacer un serial informativo que ni en la boda de la Infanta. “Navarra, puerta abierta a la anexión vasca”, decía esta semana el diario. Solo a la altura de La Razón, que directamente se ha inventado que “desde hace meses” se están celebrando “reuniones secretas” entre Urkullu y Barkos para avanzar “en la reunificación de País Vasco y Navarra”. Todo, claro, “según fuentes conocedoras del asunto”, que es lo que se dice cuando no estás muy seguro de si has copiado bien al compañero de pupitre.

Al menos todo este chandrío lo va a arreglar UPN, que se ha puesto gallito en Madrid con que no apoyará los presupuestos a Rajoy. ‘Ojo que nos cargamos el Gobierno’, van diciendo por el Congreso Alli y Salvador, que quieren que les firmen un papel con algo de los presos. Y que es tan vinculante como si les hacen otro diciendo que el PP va a dejar de trincar.

Lástima la desilusión que se va a llevar la jauría que estos días jalea a los regionalistas cuando se dé cuenta de que lo que han pedido no es que no se acerquen los presos, sino que cuando se haga, en la foto no salga el Gobierno de Navarra. Más o menos lo que ya han hecho con el tren, y que ahora nadie sabe por dónde anda.

Pero bueno, está bien que las cosas queden por escrito, que con eso y algo más seguro que a los de UPN se les pasa el mosqueo. Que están tan cabreados, pero tan cabreados con el PNV, que van a acabar pactando con ellos los presupuestos del Estado. Por que ahí sí, respeto institucional, todo. El dinero para los que quieren romper España y el folklore para los dos chicos de Esparza. Con suerte, lo mismo nos arreglan un par de polideportivos en La Ribera. Que de ahí para arriba estamos todos batasunizados y nos merecemos las goteras. A ver si al menos entre tanto pataleo nos hacen un sitio debajo de la bandera.


08
May 18

Tambores de reconquista

tambores de reconquista
Falta un año para las elecciones y el miedo a las lenguas se azuza en la comunidad de los infieles

Después 60 años de violencia ETA ha anunciado su disolución, y a más de uno se le ha avinagrado tanto el café que hasta se les nota en la cara. Igual es que tiene razón Jaime Mayor Oreja, que donde todos han visto una rendición incondicionada, el ha descubierto un triunfo sublime y planificado. “El proyecto de ruptura de ETA está más desarrollado que nunca en Cataluña. Gobierna en Navarra y está en Valencia y Baleares”, alerta Mayor Oreja, que siempre ha sabido muchas cosas.

Razón debe tener, porque es algo que piensa también su amigo Federico Jiménez Losantos, otro experto en conspiraciones varias, que cree que ETA ha ganado porque ha conseguido “lo que siempre ha querido, los presos y Navarra”. Y que lo ha hecho además “gracias a Rajoy” que “ha entregado Navarra a ETA”. No han hecho falta ni Podemos ni el PSOE de Eguiguren”, lamenta.

Al final igual hasta nos acabamos acostumbrando a eso de que nos gobiernen criminales. Que muy malo no debe ser, porque en Madrid tienen a sus cuatro últimos presidentes autonómicos imputados por chanchullos varios y al partido en el Gobierno del Estado procesado por corrupción, y no les va tan mal.

Así que tampoco debe ser muy grave que el diario El Mundo llame a Uxue Barkos y a Iñigo Urkullu “cómplices de ETA” por plantear un cambio en la política penitenciaria. O que Manuel Marín señale en ABC que “Navarra se va a convertir en el escenario de un chantaje al Estado con una falsa apariencia de legitimidad para seguir mordiendo a España y socavando su estructura territorial”. Algo que no está muy claro que es, pero que al menos suena tranquilizador.

Ya se sabe que las cosas se ven mejor desde la distancia, sobre todo en Madrid, donde saben muy bien cómo están las cosas por Navarra. Si estarán bien informados, que Javier Esparza ha tenido que escribir un artículo en ABC para explicar que UPN “no es un partido nacionalista”, que es lo que le había dicho José María Carrascal, el de las corbatas de colores.

Porque claro, no hay cosa que les joda más a los de UPN que que les llamen nacionalistas. Porque muy navarrísimos y muy españolísimos sí, pero de vascos ni un pelo que te meto. “Nuestra única nación se llama España”, ha tenido que aclarar Esparza en un artículo rompedor en cuanto a argumentos nuevos, y en el que, además de las habituales referencias a ETA y a la transitoria cuarta, afirma que “en estos momentos el nacionalismo vasco plantea la anexión de Navarra al País Vasco como paso previo a la separación de España”.

Así que resulta que estamos en un proceso independentista y ni nos habíamos enterado. O algo peor, en una batasunizacion, que viene a ser un Apocalipsis zombi en el que vascos demacrados van por las calles comiéndose a quienes no hablan euskera para convertirlos en seres incapaces de sentir orgullosa su españolidad. Que es lo más cruel que se le puede hacer a un ser humano. “El nacionalismo vasco avanza en la colonización de Navarra”, confirmaba ayer a toda portada el ABC, que para ejemplificar la imposición lingüística mostraba un cartel grande y rojo en el que se lee “Navarra-Nafarroa”.

Por lo visto, alguien se ha dado cuenta de que falta un año para las elecciones y ha emprendido su operación de reconquista. A ver si azuzando un poco el miedo a los idiomas acabamos cuadrando las cuentas, que parece que no les salen. “La silenciosa euskaldunización de Navarra”, apuntaba también esta semana La Razón en un artículo en el que se habla un poco de todo para llegar a la conclusión de que “la mezcla de un complejo de culpa irracional junto con el temor a enfrentarse al nacionalismo y ser tachado de intolerante o anti-vasco, o incluso franquista, facilita que el gobierno de Uxue Barkos pise el acelerador de la euskaldunización a través de la educación”.

Lo mismo que El Mundo, que titulaba “Navarra, el próximo botín nacionalista” un reportaje calcado en argumentos, y en el que resucita a Julio Pomés para concluir que “Cataluña representa un modelo en el que vislumbrar el porvenir que aguarda a Navarra”. A la fiesta se ha sumado hasta El País, que alerta de que “la batalla política de la lengua se extiende a Navarra, Valencia y Baleares”. Tres territorios donde “PP, Ciudadanos y UPN” comparten argumentos. Y el PSOE, solo cuando está en la oposición.

Si es que no se puede ser tan bueno, que lenguas paganas nunca han sido buenas. Así que la solución al final pasa por cortar por lo sano. Que es lo que viene a proponer en ABC Mario Fabo, el alcalde de Marcilla que se hizo popular por la gracieta del gumonin, y que explica al periodista madrileño que la educación en Navarra “es un reducto abertzale donde los profesores son militantes que aprovechan el contacto con los chicos para hacer propaganda”. “Se proporcionan ventajas a los maestros que hablan euskera, que pueden participar en las pruebas de selección que se celebran tanto en castellano como en vasco”, denuncia el ilustre alcalde, que propone que “lo lógico sería zonificar la enseñanza con un único modelo” y que el euskera sea “una opción en el norte”. Parece que Navarra por fin ha encontrado a su Don Pelayo.


02
May 18

Entre amigos

Beltrán reclama medidas heroicas contra el Gobierno, Losantos pide intervenir Navarra y UPN no sabe si se puede criticar a la justicia

El juez leyó la sentencia de La Manada y se incendió el mundo. Todos contra el tribunal. Como si criticar una resolución judicial ya no fuera tabú, ni salir a la calle a protestar ya no fuera cuestionar la separación de poderes. “Siento un profundo rechazo hacia la sentencia de La Manada”, decía subido a la cresta de la ola feminista Javier Maroto, vicesecretario del PP. El mismo que hace unos días denunciaba que el Gobierno de Navarra “copia ya lo peor del independentismo” por defender que lo de Altsasu no es terrorismo.

La reacción social también le ha pillado con el pie cambiado a UPN, que llevaba varias semanas agitando el espantajo contra el Gobierno foral, y en especial contra su presidenta, porque Uxue Barkos había pedido proporcionalidad a la Audiencia Nacional. “¡Que el Gobierno se posicione en un proceso penal abierto en favor de una parte es un disparate!”, clamó Esparza. Y claro, cuando todo el mundo se indignó porque los jueces vieron “abuso” y “jolgorio” en lo que más bien parece una violación, al pobre no le salió otra cosa que decir que la sentencia “no era la esperada por buena parte de la sociedad”.

La confusión en UPN ha sido tal que sus concejales en Pamplona han acabado llamando a los ciudadanos “a sumarse a las movilizaciones convocadas en apoyo a la víctima y de rechazo al fallo de la sentencia”. Mientras que en el Parlamento UPN ha mostrado “su profundo desacuerdo” con la sentencia, ha cuestionado “la calificación” del delito que han hecho los jueces del TSJN y se ha “unido al clamor popular frente a este fallo”. Por lo visto, posicionarse a favor de una parte en un proceso penal ya no es un disparate.

La cosa es que se ha abierto la veda y a la gente se le ha calentado el morro. Tanto, que el concejal de festejos de Tudela ha presentado su dimisión después de poner en Twitter: “Me cago en el puto Rey de España, en la Justicia y en toda esta mierda de sistema. Y ahora si tenéis cojones venís y me metéis más años por este tuit que a los hijos de puta de La Manada”. Y visto cómo se retuerce últimamente el código penal, es posible que el edil de Izquierda-Ezkerra lo compruebe pronto si la gracia llega a oídos de la Audiencia Nacional y le da por montarse otro delito de rebelión o de terrorismo. Que empotrar entre cinco a una niña no, pero escribir es violento que te cagas.

Entre amigos Al menos Iñaki Magallón podrá decir que se ha quedado a gusto, que placeres de estos no se da uno todos los días. Su dimisión es además la prueba definitiva de que el Apocalipsis ha llegado también a Tudela. Porque esto en la España de verdad no pasa, que allí dimitir es de cobardes. Salvo que trinques dos cremitas en el Eroski, claro.
Hay que reconocer que la derecha, en general, y la madrileña en particular, tiene clase para estas cosas. Lo mismo se le rompe el ordenador de la Gürtel a martillazos que de repente le aparece un vídeo perdido hace siete años. Que para eso pone el árbitro, el balón y las reglas.

Y si no se las inventa, como Rafael Hernando, que esta semana consideraba “indigno” que la presidenta del Gobierno foral denunciara la tropelía que se está produciendo en la Audiencia Nacional con el Caso Altsasu. “Ya me hubiera gustado escuchar a Barkos condenar los hechos”, criticó el portavoz del PP en el Congreso. Algo que hubiera tenido un pase si no fuera porque la presidenta había mostrado su rechazo a la agresión apenas dos horas antes en un acto en Madrid. Pero qué más le dará eso a un tipo que en 24 horas pasó de denunciar el “linchamiento” y el “acoso” a Cristina Cifuentes a pedirle amablemente que venga, fuera, lárgate, rapidito que te saco otro vídeo.

Son solo cosas de amigos. Como cuando UPN le pide al PP que esconda la rojigualda que eso quita votos en Navarra. Algo que por lo visto le molesta un rato a Ana Beltrán. “UPN no nos deja sacar la bandera de España en campaña”, afirmaba la presidenta del PP esta semana en Es.radio, el garito que se ha montado Federico Jiménez Losantos para seguir impartiendo buen rollo en las ondas.

Fue desde luego una oportunidad para que Beltrán explicara a los españoles las “mentiras” de Barkos en Madrid. “La buena situación económica y de convivencia social que según Barkos vivimos en Navarra está muy lejos de lo que viven los navarros día a día”. “Hay que tomar medidas heroicas”. “Yo soy la que defiendo allí al Estado, sin complejos y con valentía”. Para echarse a llorar de emoción. En su lucha por la verdad Beltrán tuvo incluso el apoyo de Cayetana Álvarez de Toledo, del ala chunga del PP. “Aquello es un territorio sin ley donde no está presente España y está normalizado el acoso”. El puto infierno, vamos.

Ya se sabe que en las prisas por recuperar el trono cualquier aliado es bueno. Y que para estas cosas el primero en apuntarse suele ser Federico Jiménez Losantos. El locutor plantea incluso “intervenir” la Comunidad Foral y así acabar con el sufrimiento de una población que sobrevive a duras penas en refugios antinucleares.

Según contó en la radio, en los ríos de gente que se acercan a él a firmar sus libros, “los más dolidos” por la situación de España son precisamente los navarros. Algo lógico “porque Navarra es el baluarte de lo español” y “es tan reciente y brutal el atropello” que la peña huye en masa a pedirle ayuda. “El Gobierno de Rajoy los ha abandonado. Intervenir Cataluña es difícil, pero Navarra no”, apunta Losantos. Y quizá sea lo mejor. Que vengan de Madrid y nos rateen directamente en casa. Que esta es gente es muy de fiar.


24
Abr 18

Bienvenidos al infierno

Vista desde Madrid, Navarra es hoy un territorio hostil e inhóspito. Y Alsasua, solo la punta del iceberg

Bandera pirata

Bandera pirata


A cuenta del Caso Alsasua y azuzados por la amable visión que exportan algunos cuando pisan Madrid, a la prensa de extremo centro esta semana le ha dado por hablar de Navarra. Y no precisamente par bien. Por lo visto, el Apocalipsis ya esta aquí y ni nos hemos enterado. “En el Gobierno de Navarra está ETA”, decía en Antena 3 Eduardo Inda, que como es de Pamplona en las tertulias le toman en serio cuando dice estas cosas. “En el Gobierno de Navarra hay antiguos miembros de Herri Batasuna, que según la justicia formaba parte de ETA, así que en el Gobierno de Navarra está ETA”, soltó en el tío en una muestra del rigor con el que se ha analizado estos días la realidad de esta tierra, convertida por algunos en un lugar tan hostil e inhóspito que dan ganas de ir a vivir a donde el Estado Islámico.

Hay que entender que en Madrid las cosas se ven siempre con una perspectiva especial. Sobre todo desde ese búnker mediático que tanto mima últimamente al partido de Rivera, donde Rajoy es un pusilánime y Montoro un traidor al que cualquier día empuran por decir que en Cataluña no ha habido prevaricación. Y claro, a partir de ahí, Sánchez es un bolchevique, Iglesias un bolivariano y la mitad de los navarros medio terroristas. Y eso cuando están a buenas. Porque con el calentón de esta semana no se ha librado casi nadie.

Ni siquiera UPN, que según José María Carrascal viene a ser el culpable de todo. “UPN empezó marcando diferencias con España y ha terminado preso del nacionalismo vasco, con todo lo que ello significa de pérdida de identidad y aceptación de la violencia como arma secesionista legítima para ellos”, decía en un artículo a toda página en ABC, en el que se preguntaba incluso a ver “¿dónde ha quedado la nobleza navarra?”, que por lo visto somos todos unos bárbaros.

La serenata de Carrascal venía a cuenta de la presencia del Gobierno foral en la manifestación del pasado sábado. Así que a lo mejor el buen hombre se ha liado con las corbatas de colores y ha pensado que aquí sigue gobernando UPN. Que vete a saber lo que se puede llegar a imaginar uno si se cree lo que va contando por ahí Ana Beltrán, que ha engañado al PP para que simule en un vídeo que lo de Navarra es peor que lo de Cataluña. Como si el partido de Rajoy no tuviera ya pocos incendios que apagar como para inventarse otro nuevo.

El documento en cualquier caso no tiene desperdicio. “¿Preocupado por la situación de Cataluña? Pues escucha lo que pasa en Navarra”, reza una voz en modo Teletienda mientras se oyen gritos de Independencia y suena música de terror. Que ya de paso, podían haberle puesto la de Piratas del Caribe, que pega bastante más con los bucaneros de Génova 13. “Desde 2015 el Gobierno está en manos de la Izquierda Abertzale”, afirma el PP, que asegura que en Navarra “se está imponiendo un proceso de batasunización” que pasa por “imponer la ikurriña”, “imponer el euskera” e “imponer la anexión al País Vasco”. Venga, a ver si superas eso, Esparza.

El PP incluso pide “ayuda” a los españoles de bien para que “Navarra no deje de ser Navarra”, no vaya a ser que acabe con el máster de Cristina Cifuentes en el limbo de los objetivos desaparecidos. Algo que va a pasar tarde o temprano, y la culpa va a ser del PSOE. Que, según el ABC, “permite la consolidación de una política panvasquista contraria al espíritu y la letra de la constitución que actualizó los derechos forales”.

Porque eso, que además de ser una crítica al PSOE parece un aviso a navegantes, es “lo mismo” que está pasando “en Baleares con su presidenta socialista”, donde también “se están aplicando los protocolos de infestación nacionalista que tan buen resultado han producido para el separatismo”. Y para que no falte nadie a la fiesta, tienen su parte de culpa también UGT, CCOO y, por supuesto, Podemos. Cómo no.

“Gran parte de la izquierda española está dispuesta a defender sin límites la estrategia etarra sin armas”, denuncia Hermann Tertsch, analista de cabecera de los ideólogos de la derecha foral y española. Que si dice eso de los sindicatos, no es difícil imaginarse qué puede pensar de Uxue Barkos, foco central estos días de la ira del hooliganismo de pandereta. “Un Gobierno que apoya al terrorismo frente a la Guardia Civil debe ser inhabilitado. Los españoles pasarán algún día por encima de los partidos que permiten esto y acabarán con esta triste farsa”, proclama Tertsch en una llamada a su Cruzada particular.

La verdad es que a veces dan hasta miedo. Suerte que el susto se pasa cuando la exageración adquiere tintes grotescos. “Barcos quiere obligar a los niños navarros a hablar euskera hasta en el recreo”, afirma OKdiario. “Como todo nacionalista aspira, a convertirse en un dictador. Barkos está destrozando Navarra económica y socialmente. Ahora, ya, convertida en liberticida”, denuncia Carlos Cuesta. “640.000 navarros se ven obligados a escolarizar a sus hijos en otra lengua con grave perjuicio para su formación”, advierte Federico Jiménez Losantos, que no se refiere al inglés sino al euskera.

Hay incluso quien con la excusa del juicio le ha puesto nombre a nuestro particular Apocalipsis. “Alsasua no ha dejado de ser un pudridero que ha ido infectando a las autoridades navarras, en un proceso de burbuja tan específico que me atrevo a denominarlo como Síndrome de Alsasua”, afirma Maite Pagazaurtundua.

Otras, como Isabel San Sebastián, consideran que el problema es que la gente buena ha tenido que huir de Navarra, y que por eso ahora se pierden las elecciones. “Las fuerzas separatistas que han estado beneficiándose del terror etarra gobiernan el País Vasco y Navarra tras expulsar del censo de votantes a todo el que supusiese un obstáculo para sus planes”. Una opinión que parece compartir incluso El País, para quien el Caso Alsasua “refleja los modos de una sociedad intolerante secuestrada todavía por la xenofobia y el silencio cómplice”. En resumen, que los navarros son gente chunga y votan mal. Y que a ver qué es eso de presionar a la Justicia que ya sabemos que los de Alsasua son todos terroristas. Ponme otro chupito, anda.


17
Abr 18

Repartidores de carnés

Sabíamos que en esta tierra hay buenos y malos navarros, pero gracias al PP sabemos que también hay navarros que no son españoles

Ya lo dijo Rajoy con su habitual soltura. “España es una gran nación y los españoles muy españoles y mucho españoles”. Y eso, que no está claro qué significa, es así en todos los sitios menos en Navarra. Porque si el carné de navarro lo reparte UPN, para decidir quién es buen español ya están el PP y María Dolores de Cospedal, que ayer nos explicaba que hay navarros que no son españoles. “El PP da su apoyo a todos los españoles de Navarra”, afirmó la secretaria general del PP en Toledo, donde sin duda se conoce bien la realidad de Navarra. Que para eso es la ministra de Defensa y a españolidad no le gana nadie.

Tampoco es que en esta tierra la gente se vaya a molestar mucho porque les digan que no son españoles. Pero al menos tranquiliza saber que hay alguien que se preocupa por nosotros. Y si encima es quien maneja la Acorazada Brunete, el alivio es mucho mayor. Que por lo visto, Navarra ya casi es una “dictadura” y eso pues no puede ser. “Se llama dictadura aquel sistema donde el que manda se cree que está por encima de la ley y quiere imponer el pensamiento único”, afirma la del partido de la Ley Mordaza y la Caja B.

Suerte que la ministra es generosa, y garantiza el apoyo del PP “a todos los españoles de Navarra” y “no sólo a los que votan al PP”. No vaya a ser que la próxima legislatura no tengan a quien defender. Que las encuestas no son ETA pero cada vez se le parecen más.

El calentón venía a cuenta de la manifestación que el sábado congregó a miles de navarros en las calles de Pamplona. Y claro, ha sido ver las fotos y en Madrid a más de uno casi le da un tabardillo. Porque o lo de Alsasua no es terrorismo, o Navarra está llena de filoterroristas. Y ahí cualquier salida es mala, que no hay cárcel para tanto infiel.

Al menos quedan buenos navarros como Sergio Sayas, que lo mismo escupe improperios a la presidenta de Comptos que exige respeto a la independencia judicial. Y héroes de la talla de Carlos Salvador. Que tendrá su Sicav en Madrid y que se le habrá perdido un máster con el lío de Cifuentes, pero se preocupa por lo importante. “Uxue Barkos al servicio del matonismo batasuno, acompañando al mundo proetarra en la defensa de los agresores de Alsasua. Cinismo es poco”, apuntaba tras la manifestación. Con semejante claridad, qué más dará dónde pague sus impuestos.

Estando como están las cosas por Navarra, es gratificante escuchar a personas con sentido de Estado como Albert Rivera, otro español de bien indignado con la convocatoria. “Siento vergüenza como demócrata al ver a nacionalistas y populistas defendiendo a los agresores de dos guardias civiles y sus parejas. Siempre estaremos con las víctimas y la tolerancia, nunca con los totalitarios y la violencia”, argumenta el líder de Ciudadanos, que querrá laminarse el régimen foral, pero es un buen patriota y eso es más importante.

La verdad es que entre separatistas, bolivarianos y sanchistas ya no quedan muchos españoles de verdad. No al menos de la talla de Carlos Herrera, siempre preocupado por Navarra, y que ha aprovechado estos intensos días para conectar con su corresponsal de guerra en la zona, Javier Esparza, que periódicamente se asoma a la Cope para ofrecer de primera mano un análisis mesurado y objetivo de la comunidad.

Esta vez lo hizo en una breve entrevista en la que soltó las perlas habituales, que a base de repetirías seguro que alguno se las acaba creyendo. Cuál sería el tono que la emisora acabó titulando que en Navarra hay una mayoría parlamentaria que “justifica los asesinatos de ETA”. Ahí, sin vaselina. Que no es lo que en realidad dijo Esparza, pero la cosa ha llegado a tal punto que en su partido creyeron que sí, y le dieron carrete por las redes sociales hasta que alguien les dijo que con estas cosas tonterías las justas.

Porque una cosa es profetizar el Apocalipsis y otra llamar terrorista a la mitad de la comunidad. Que es lo que más o menos han venido a decir algunos medios de Madrid estos días. “Barkos agarra la pancarta de los proetarras”, arrancaba el ABC. “El Gobierno de nacionalistas y proetarras coacciona al poder judicial”, resolvía La Razón acusando al Ejecutivo autonómico de “imponer su ley” en favor “de los cobardes y los miserables”. “El Gobierno arropa a los agresores”, concluía El Mundo. Como para explicarles que lo del sábado solo iba de pedir una Justicia proporcional.

Con estos mimbres, y con Ana Beltrán corriendo por los pasillos de la convención del PP al grito de Navarra se batasuniza que dolor que dolor que pena, es normal que la cosa se acabe confundiendo en hasta el punto de que el ABC salga al kiosko con una portada en la que una gran ikurriña aparece adornada con el escudo de Navarra. Años pleiteando para sacar las cadenas del escudo del Gobierno Vasco para que venga el ABC y las meta en la bandera prohibida. Tienen tanto empeño que a veces les pueden las ganas. Nos queda un año glorioso.


10
Abr 18

Semana de pasión

El máster de Cifuentes ha eclipsado la verdadera revelación de Semana Santa. Al PNV le gusta el cambio, y esa es la prueba de que Navarra camina hacia el final

Entre procesiones y banderas a media asta, y con los ministros del PP cantando Soy el novio de la muerte a ver si así frenan la fuga de votos a Ciudadanos, resulta que al final ha sido el máster de Cristina Cifuentes quien ha monopolizado estas semanas de pasión. A la pobre diva madrileña le han atizado como si en vez de perder el trabajo de fin de carrera en una mudanza lo hubiera escrito en euskera, y eso desde luego es una injusticia. Como si no tuviera credibilidad escucharla prometer a lo Escarlata O’Hara que su máster es más legal que las dietas de Caja Navarra, y que si acaso pregunten al rector dónde están ahora los papeles. Si se tiene que hundir alguien, mejor que sea de la Universidad. Es solo una cuestión de prioridades.

Porque esto de intentar salvar la cara a costa del prestigio colectivo tampoco es que sea algo nuevo. En el fondo es lo que vienen haciendo los esparzas, beltranes, pomeses y compañía cada vez que asoman por Madrid. Donde la Universidad Juan Carlos I resulta un idílico espacio ético comparado con el caos, muerte y destrucción que vivimos por estas tierras, donde hay mu’mala gente y gente mu’mala.

Para José André Burguete, por ejemplo, “quienes no defienden el marco actual de autogobierno” son unos “navarrofobos”. Una aportación al debate político fruto de una profunda reflexión intelectual que viene a ser lo que UPN lleva diciendo toda la vida. Y que no es otra más que que para ser un buen navarro hay que votarles a ellos. Burguete por lo pronto ya se ha afiliado, que para eso no hace falta ningún máster y nunca se sabe lo que te puede caer.

Algo que solo está a la altura de la última ocurrencia del PP, que ahora propone que los alcaldes paguen de su bolsillo las costas judiciales de las denuncias que les ponga la Delegación del Gobierno si ponen una ikurriña. Lo que desde luego es mucho más grave que el fraude fiscal, la corrupción o el despilfarro, donde la derecha se merece toda nuestra comprensión y solidaridad. Así que esas facturas ya las pagamos a pachas.
En realidad, todo esto del máster no deja de ser una cortina de humo para tapar el hecho realmente grave y preocupante que nos ha dejado la Semana Santa. Unas declaraciones del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que en víspera del Aberri Eguna se congratuló de que “en Navarra se está consolidando el Gobierno del cambio”. Algo que para los profetas del Apocalipsis no es sino la conformación de que hay una “estrategia oculta” del Gobierno de Navarra para trabajar en la “construcción nacional”. La prueba irrefutable de que hay un “plan” para integrar la Comunidad Foral en Euskadi como paso previo a la independencia.

Y ahí que ha salido en tromba el cuatripartito de la oposición a buscarse un hueco en el titular. “Se confirma lo que venimos diciendo, no es un cambio social, es cambiazo nacionalista”, denunciaba con firmeza el PSN, socio de coalición del PNV en Euskadi, donde por lo visto los de Urkullu no son peligrosos nacionalista. Más claro fue Javier Esparza que, preocupado como está por los problemas reales de la gente, convocó una rueda de prensa específica para denunciar que en Navarra “nos mandan desde Bilbao”.

A la fiesta, por supuesto, se ha unido también el PP, que incluso ha pedido al PNV “que se olvide de Navarra”, que ya está Ana Beltrán para decidir qué partidos pueden hablar de Navarra y cuáles no. Y, por supuesto, Ciudadanos, que se ha hecho un hueco en el panorama informativo desde que el presidente de UPN incluyó a los antiforalistas como aliados para sacar a los infieles del Gobierno. Todo sea por salvar a Navarra de los nacionalistas vascos, que son muy malos salvo cuando hay que pactar con ellos los Presupuestos del Estado.

Eso, si hay Presupuestos claro, porque los de UPN ya ha dicho que igual se plantan. Que una cosa es ir de la mano con el PP ahora que se hunde en todas las encuestas, y otra no ver ni la pedrea en el reparto de inversiones. Y claro, ellos también quieren su foto con Rajoy, no vaya a ser que parezca que no pintan mucho por Madrid. Que tal y como les van las cosas por Navarra, tampoco es plan.

Y eso que los Presupuestos del Estado vuelven a tener partida para el TAV. Que vale que son solo 26 millones, y que a este ritmo harán falta 112 años para completar los 200 km del corredor que según prometieron Miguel Sanz y José Blanco iba a estar finalizado para hace ya tres años. Y si es que algún día se decide por dónde pasa tren y si a Pamplona le cambian la estación, que tampoco está claro. Pero bueno, más llevan en Barcelona con la Sagrada Familia y no se quejan tanto. Además, así al menos UPN y PP podrán meter las máquinas antes de las elecciones. Que pensiones dignas no, pero al menos tendremos obras. Para que luego digan que no piensan en los jubilados.


27
Mar 18

Realidades paralelas


La oposición mantiene su visión catastrofista de Navarra, aunque ello a veces le suponga caer en la contradicción, o que se le vean las mentirijillas

No es que sea algo nuevo. Entre otras cosas porque una de las gracias de la política moderna es ver al Gobierno y a la oposición tirarse los trastos en su interpretación de una realidad que, por lo general, suele estar bastante alejada de las visiones de parte. Y claro, Navarra no iba a ser menos. Aquí además se aliña todo con su correspondiente dosis diaria dramatismo. Que hay que mantener la esperanza catastrofista hasta el final, no vaya a ser que alguno piense que esto de que Navarra iba a desaparecer era solo de mentirijillas.

El problema que cuatro años se hacen muy largos y no es fácil estirar el chicle para que llegue a 2019. Sobre todo porque salvo el PSN, que lleva ya unos cuantos años haciendo la del perro del hortelano, la oposición en Navarra es nueva en esto de profetizar el cataclismo, y a veces se le va la mano.

Le pasó a la concejala de UPN en Pamplona, Ana Elizalde, que en toda una muestra de sensibilidad y de respeto calificó el homenaje que el Gobierno de Navarra dedicó a las víctimas del terrorismo como “el numerito de las flores”. Un “numerito” en el que participaron varias víctimas directas de ETA, con su dolor y su memoria, pero que por lo visto no hay que tenerlas muy en cuenta porque no están por la causa prioritaria en este momento, que no es otra que la vuelta de UPN al poder.

Que se lo digan si no al presidente de la AVT, que le ha caído la del pulpo por decir que en Navarra se estaba utilizando a las víctimas para hacer política. Tú que sabrás, vete a tu casa, cállate le han soltado entre unos y otros como si lo hubiera dicho en euskera. Que no es que lo hayan presionado como a los comerciantes de lo viejo, pero claro, visto el percal, como para volver por aquí en un tiempo.

Ocurre que en Navarra el poder es una cosa nominal, que se hereda como la sangre azul. Ya lo dijo el PSN, Navarra vive una “realidad política coyuntural”. Así que mejor que los nuevos no toquen nada que esto es nuestro y volvemos enseguida. “La mayoría del Parlamento no representa a la mayoría de la sociedad”, concluye el PP, que incluso considera que Barkos “no tiene legitimidad” para gobernar. UPN incluso ha encontrado la muletilla para definir todo lo que no le gusta: “Imposición”.

A partir de ahí, todo es posible. Se puede defender lo mismo y lo contrario porque, recuerden, aquí la razón es propiedad privada. “Algunos no entienden lo que es la libertad. Pero nadie nos va a intimidar y a echar de la calle en aquellos lugares donde entendemos que debemos estar”, decía Carlos García Adanero esta semana, molesto porque en la manifestación por unas pensiones dignas habían abucheado a miembros de UPN. “El Gobierno de Navarra se debería preguntar por qué se le pide que se vayan del acto. Tendrá que ver con las políticas que está llevando a cabo”, justificaba Javier Esparza cuando a quienes se expulsaban de un acto público en recuerdo a una víctima de ETA eran miembros del Gobierno.
No es que sea una incoherencia, es simplemente que en Navarra la oposición juega con una moneda con dos caras iguales. De esta forma, el PSN puede decir que al Gobierno foral “no le interesa completar el autogobierno de Navarra” porque no ha pedido las competencias pendientes, y al mismo tiempo denunciar el “nacionalismo” y la “demagogia” del Gobierno por pedir la gestión de las pensiones. O afirmar que el Ejecutivo de Barkos “no es de izquierdas” y luego poner de ejemplo la política fiscal pactada a iniciativa del PP en Euskadi. Hasta UPN puede pedir en un mismo día menos impuestos y más gasto, y reclamar en Madrid un aumento del 1,1% para las pensiones mínimas y criticar que en Navarra “solo” hayan subido un 1,8%.

EL PARTIDO DE LOS VALIENTES Al final, esto de la coherencia en política viene a ser como lo de cantar en un karaoke. Al principio da un poco de vergüenza, pero una vez que le coges el truco no hay manera de parar. Aunque cantes mal, o directamente des el cante. Que es lo que les pasa a los dos parlamentarios del PP, que se han subido al escenario y ahí andan peleándose por el micrófono a ver a quién se lo oye más. Y la cosa empieza ya a dar dentera.

Porque hace falta cuajo, o directamente un máster en la Universidad Rey Juan Carlos I, para salir esta semana a cuestionar la interinidad de los empleados públicos en la sanidad navarra. “Es una irresponsabilidad del consejero el alto nivel de temporalidad”, criticaba el viernes Javier García, que incluso pedía al Gobierno foral “una OPE suficiente y en condiciones”. A ver michico, ¡que es el PP el que ha prohibido sacar oposiciones los últimos seis años!

No queda claro si el tipo no sabe bien de lo que habla o es que simplemente suelta lo primero que se le ocurre. Porque este mismo parlamentario decía el lunes que a ver, que eso de separar los niños y niñas en escuelas diferentes “no es segregación”, que “la segregación es lo que se hace con los alumnos de euskera y castellano”.

Lo que tiene mérito es hacerlo además con esa dignidad y sin el menor signo de vergüenza, que para eso ya está la ajena. Así, por la mañana se denuncia “la reforma fiscal sanguinaria” y por la tarde se propone una ley para dar “1.200 euros por hijo” a las “madres trabajadoras”. Un porrón de millones que sabe Dios de dónde van a salir, y que además es para ellas. Que está muy bien eso de la igualdad pero los niños con su madre, que ya lo dice la ley divina.

Porque al final lo que importa es el ruido. Ir al Parlamento y hacerse el indignado. Y si es con el euskera, mejor. “Aquí no se entiende nada”, denunciaba Ana Beltrán en el Parlamento, molesta porque los formularios de matriculación escolar se han redactado en euskera y en castellano, y claro, así cualquiera se aclara. “Primero va el euskera y luego el castellano. No se entiende nada. Pone deitura, que es apellido. Lo sé porque está debajo. Es una auténtica ofensa”, afirmó Beltrán, mientras agitaba los papeles como si tuvieran gas sarín. Pero no, era mucho peor que eso. Iba escrito primero en euskera. Y eso, para el PP, “es la prueba de que el Gobierno lo impone en todo”.

Todo, por supuesto, con sus aspavientos, sus descalificativos y su soberbia habitual, que son también parte del show. Al principio llamaban la atención, luego pasaron a ser divertidos, ahora empiezan a aburrir. Posiblemente pronto ya nadie les hará caso. De hecho, la ultima encuesta les deja fuera del Parlamento. Suerte que en su lugar vendrán los ciudadanos de bien a animar la política foral. Que salvo por lo de acabar con el régimen foral y quitar el Convenio, con ellos Navarra no estará en riesgo. Solo hay que mirarlo con perspectiva.


20
Mar 18

Don Quijote de Navarra

Escena de la película «Don Quijote»

Idealista y valeroso, Julio Pomés es un héroe incomprendido. El líder de una resistencia empeñada en que parezca que Navarra se va al garete

Es el destino del héroe. Debe hacerlo. En soledad, muchas veces incomprendido, criticado, desconocido. Solo ante su deber, ante un cometido que le trasciende. Como Luke Skywalker en StarWars. Como Bruce Wayne en Batman. Como Neo en Matrix. Como Don Quijote de Navarra. Héroes que no quisieran serlo, pero que se ven obligados. Porque como le dijo Gandalf a Frodo en El Señor de los Anillos, no nos toca a nosotros decidir qué tiempo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.

Y en Navarra es Julio Pomés quien se ha visto obligado a asumir la responsabilidad de salvar a Navarra de su Apocalipsis. “Os escribo a los pocos navarros que de verdad queréis una tierra viable y estáis dispuestos al sacrificio de financiarnos”, recoge la carta que el presidente de Civismo ha mandado a unos cuantos empresarios para que suelten la panoja. Que triste es pedir, pero más triste es robar. Y más triste todavía trincar comisiones a cambio de contratas para poder financiar la sede de tu partido.

Porque en Navarra, asume Pomés en ese momento de debilidad que tienen todos los grandes héroes, son “pocos” los que están dispuestos “al sacrificio”. Solo unos cuantos valientes listos a dar batalla y convencer al personal que el Gobierno nos lleva a la ruina. Porque no, no son molinos. La cosa no va bien. Navarra va camino de ser “una comunidad fallida” en medio de un “empobrecimiento estructural” perfectamente diseñado por los villanos que nos gobiernan, que pretenden “arruinar Navarra para que sea más proclive al rescate por Euskadi”.

Idealista y valeroso, defensor de las causas perdidas, Pomés es la punta de lanza de un resistencia empeñada en que Navarra no se vaya al garete. O de que al menos parezca que se va, que eso supuestamente da votos. No importa que las profecías luego no se cumplan. El héroe debe ser constante. Si un dato mensual sale malo, se exprime. Y si a final de año la cosa no ha ido tan mal como se esperaba, o resulta que ha ido mejor que en el entorno, se anuncia un nuevo cataclismo a otra cosa mariposa.

En esto además Pomés va de la mano de sus primos-hermanos de Institución Futuro, otra criatura dedicada a hacer informes que llegó a tener partida presupuestaria fija mientras pedía más recortes, y que destaca también por su buena opinión del Gobierno foral. “Nuestra región crecerá menos que el resto de España”, corroboraba en sus predicciones para 2017 su directora general, Ana Yerro. “El Ejecutivo foral está haciendo un daño económico irreparable. El empleo va a crecer por debajo de la media”, auguraba el presidente de Civismo hace algo más de un año.

Ni uno ni otro vaticinio se ha cumplido claro. Navarra ha crecido más que la media y es la primera comunidad que baja el paro del 10%. Se han creado más empresas de las que se han disuelto y la recaudación mejora por encima de las expectativas. Que no como para tirar cohetes, pero al menos la cosa pinta un poco mejor de como quisieran algunos.

Todo, por supuesto tiene una explicación. Y nadie mejor que Juan Luis Sánchez de Muniáin para comunicarla. Porque el portavoz de UPN en Economía aprendió mucho de números en el Consejo de Administración de Caja Navarra, donde apuró las horas más que la orquesta del Titanic. “Navarra ya no es lo que era”, proclama el exconsejero de Barcina. Y no porque se le hayan acabado las cesantías, no. Sino porque el Gobierno de Uxue Barkos “vive de las rentas”. Se supone que de las de UPN, que como todo el mundo sabe dejó la hucha bien llena y las cuentas ordenadas.

Muniáin, que lleva dos años cuestionando los datos que aporta el Departamento de Hacienda porque “no tiene credibilidad”, admite ahora que la mejoría de la economía y del empleo “es incontestable”. Pero claro, el mérito es de Rajoy, de la misma forma que las penurias del pasado no eran culpa de UPN. Nosotros lo hicimos bien pero no se notó, y estos lo hacen mal aunque no lo parezca, nos viene a decir el responsable económico de los regionalistas.

El empeño en cualquier caso resulta conmovedor. Porque es que encima son gafes. Que Civismo anuncia una “pésima recaudación tributaria”, resulta que los ingresos suben un 13%. Que Pomés alerta de las consecuencias de una “quita unilateral de 93 millones de la Aportación al Estado”, va y el Ejecutivo foral firma un acuerdo con el Gobierno del PP para que le devuelva 215 millones. Que Yerro alerta del “incremento del déficit público y la consiguiente deuda en 2018”, pues se encuentran con superávit y el primer ejercicio sin endeudamiento en diez años. Por fastidiar.

Para este año nos han anunciado además que “Navarra camina, sin saberlo, hacia su integración en el País Vasco, porque, autónoma, no será económicamente sostenible”. Y que “el panorama, al contrario que el resto de España, no es bueno”. Así que parece buen momento para jugarse los cuartos en bolsa. O para invertir en el informe de Pomés, aunque solo sea por verlo pelearse con los gigantes. Que hasta Don Quijote a veces necesita ayuda. Y dinero, que hay que darle de comer a Rocinante.


13
Mar 18

Que vienen las vascas


La gran movilización del 8-M ha pillado a contrapié a UPN y PP, que ahora intentan explicar que hay un feminismo malo y uno bueno. El suyo.

Seguramente todo el mundo se echaría las manos a la cabeza si alguien dijera que las políticas de igualdad son un despilfarro, que apoyando a la mujer se discrimina a los hombres o que las empresas contratan a mujeres por miedo al Gobierno de Navarra. Afirmaciones que UPN, PSN y PP han formulado esta semana, solo que en contra las políticas de apoyo euskera.

Al socialista Carlos Gimeno, por ejemplo, le parece “discriminatorio” que se exija un dominio mínimo del idioma para participar en unas jornadas de inmersión lingüística en euskera. Mientras que Javier Esparza cree que “hay gente en Navarra que está aprendiendo euskera por miedo y contra su voluntad, para no ser señalado y apartado” por el Gobierno. Que por todos es sabido que en esta Navarra del cambio si no hablas euskera te quitan la casa y te mandan a un campo de concentración. Mientras que el inglés, mucho más arraigado en esta tierra, se aprende por puro placer carnal.

Por algún motivo, el tripartito de la oposición cree que azuzar el miedo al euskera es la mejor forma de atacar al Gobierno foral. Así que se han metido en una competición de a ver quién vomita más bilis, y para eso cualquier excusa vale. El problema para socialistas y regionalistas es que el PP que ha convertido en una costumbre semanal esto de ciscarse en los navarros que no le gustan, y a ese nivel es difícil competir por mucho que te dejes arrastrar.

Esta vez le ha tocado a Soziolinguistika Klusterra, que ha realizado un estudio sobre el uso de la lengua. Resulta que en sus conclusiones decía que el uso habitual es del 6,7% de la población, lo que para el PP entra en colisión con el conocimiento del idioma, que según el Gobierno duplica esa cifra. Dos conceptos (conocimiento y uso cotidiano en un entorno donde el castellano es la lengua predominante) que se han mezclado en la cabeza de Beltrán, llevándola al borde de la explosión.

Así que la presidenta del PP montó su particular performance el viernes con una intervención insuperable en cuanto a mala educación, insolencia e ignorancia. “Me parece una falta de respeto que vengan a este Parlamento, a una zona donde el euskera no es oficial, a hablarnos en euskera. Porque la mayoría no lo conocemos, no lo usamos y no les hemos entendido, aunque tengamos traductores”, les soltó sin complejo Beltrán, que acusó a los comparecientes, expertos en euskera invitados por el Parlamento, de hablar utilizando el idioma solo “para molestar” y como “arma arrojadiza”. “Y ahora me voy porque no quiero oír sus explicaciones”, zanjó para abandonar la sala en medio de la vergüenza ajena.
Seguramente la líder popular se habrá sentido orgullosa de una actuación que ahora circula por las redes sociales. Que para eso es la más valiente. Además, para lo que queda en el convento, que más dará. Es posible además que considere que este alarde de odio hacia el euskera y los euskaldunes sea la mejor forma de ganar votos. Que la miseria humana a veces es sorprendente y muy osada.

EL DEMONIO ROJO Beltrán es al euskera algo así como el obispo José Ignacio Munilla a las mujeres. Porque oye, hay que ser valiente para vincular, en plena movilización social, el feminismo con el “demonio”. “El feminismo radical o de género es el demonio que ha metido un gol a la dignidad de la mujer”, decía el prelado esta semana en la radio. Algo en lo que por supuesto ha contado con el aplauso de ilustres de la derecha foral como el diputado de UPN Carlos Salvador, prueba de lo incómodos que se han sentido algunos estos días a cuenta de la huelga feminista.

Porque en realidad no ha quedado claro si algunos apoyaban o no la movilización del día 8. La confusión ha sido tal que uno de UPN hasta se compró un delantal para ir al Parlamento a decir que él también usa delantal, y que le parecía una tontería que se pusiera la mandarra como símbolo femenino. Y aunque este tipo de pancartismo puede parecer friki, al menos sirve para llamar la atención. Que tal y como está la cosa no es poco.

Al final, a quienes empezaron diciendo que “el feminismo es una etiqueta que no me gusta” (Dolors Montserrat) y que el área de Igualdad de Pamplona se ha convertido “en el área feminista y nos excluye a las no feministas” (Ana Elizalde), no les ha quedado más remedio que recular visto el éxito de la convocatoria. Y ahí que han salido diciendo que vale, que está bien, que “nosotras también somos feministas”, pero que hay un feminismo malo y uno bueno.

El suyo, claro, es el bueno. Como el de Munilla. Y el malo, “el que recorre las calles con pasamontañas y antorchas al más puro estilo Ku Klux Klan”, que es, como todo el mundo sabe, lo que hacen las feministas de izquierdas los sábados por la noche en Pamplona cuando salen a la caza del hombre. “Hay una parte del feminismo que se ha radicalizado y mucho”, lamentaba María García Barberena, portavoz regionalista para la causa feminista, que considera que “las mujeres no somos víctimas de la sociedad”. Que podríamos estar peor y este ruido no nos interesa.

Por lo visto, el machismo es un invento y las 150.000 denuncias anuales por violencia de género una anécdota coyuntural. Así que, para Barberena, lo mejor es resignarse y esperar a que “las instituciones adopten medidas profundas, que son costosas y difíciles de implantar”. Y mientras tanto, “dejarnos de fuegos de artificio”. Que eso de manifestarte con rojos y feministas te manda al infierno seguro. Porque solo hay una cosa peor que que vengan los vascos: que vengan las vascas.