El bar de los improperios

De la euskarafobia a la mentira. La marcha anti-euskera se llena de argumentos que van del ‘que vienen los guipuzcoanos’ al ‘los filoetarras nos llevan a la independencia’

Una vez al año no hace daño, que dice Pachi Mendiburu, uno de los convocantes de la txistorrada contra el cambio que a la derecha le ha dado por montar cuando llega el buen tiempo. Que serán gente de bien y de orden, pero también tienen su derecho al pataleo, que cuatro años en el desierto se hacen largos y aburridos. Y qué mejor que hacerlo contra el euskera, que siempre les ha dado un poco de tirria.

Así que se han vuelto a liar la bandera en la cabeza y ala, a Pamplona que hemos de ir con una media y un autobús. Gratis, por supuesto, que esta gente es muy suya para estas cosas. Que con lo que les jode tener que pagar impuestos a ver si encima se tienen que financiar ellos la fiesta. “Los ayuntamientos son libres de pagar el autobús”, explica Javier Esparza. Que el dinero es nuestro y hacemos lo que nos da la gana, vaya. Porque UPN sí que sabía gastarse el dinero de la gente. Es recordarlo y se humedecen los ojos de la nostalgia.

Por suerte, todo está ya preparado. Los hooligans de siempre exhiben las fobias habituales, el pueblo pone el autobús y el PSN los votos. Que la polarización identitaria siempre les ha ido bien. Los socialistas irán, sí, pero se pondrán en la parte de atrás para evitar la foto con la santísima trinidad de la derecha navarra. No vaya a ser que alguien crea que dentro de un año les acabarán dando la presidencia. Que eso es algo que el PSN nunca haría.

En realidad, la manifestación es simplemente una muestra de amor al euskera y a la cultura vasca. Concretamente, “para defender el euskera” y “rescatarlo de quienes lo están utilizando políticamente”, según nos explica el portavoz de Ciudadanos, partido con una visión muy particular de la pluralidad de España. “Debemos aprender a convivir en la diversidad en una comunidad tan variada como es Navarra y nunca usar una lengua para confrontarnos”, dice Pepe Alfaro, que como el resto de convocantes también habla euskera en la intimidad. “Hay que potenciarlo donde se habla y se vive”, ratifica Mendiburu, partidario de que se hable y se viva lo más lejos posible, no vaya a ser que se contagie alguien más.
Pero como con tanto barniz lo mismo alguien se confunde, ha tenido que salir Ricardo Guelbenzu para recordarnos que “en Navarra la situación es grave, pero muy grave”. Porque están “intentando cambiar nuestra manera de sentir, nuestra manera de pensar, nuestra manera de ser”. Más o menos como cuando Zapatero nos quiso hacer a todos gays legalizando el matrimonio homosexual. Así que avisa a los navarros de bien de que si no “suben” a la manifestación contra el euskera “habrá más funcionarios forales guipuzcoanos y nuestros hijos quedarán discriminados”. Y una cosa es que nos roben las setas y otra que vengan a trabajar. Que estos luego tampoco nos votan.

Es algo de lo que ya nos alertó Esparza cuando dijo que “vendrán a trabajar aquí los guipuzcoanos y los vizcaínos, y los navarros vamos a tener que coger la mochila e irnos por ahí”. Así que lo mismo después de la mani nos planta un muro de Endarlatsa hasta Aralar para hacer frente a la invasión. Que a Trump le funciona bien con los mexicanos.

Eso, claro, no es xenofobia ni nada. Es solo que el euskera les da un poco miedo. Casi tanto como volver a perder las elecciones. Y como lo de prohibir el euskera pues parece complicado, al menos hasta que no gane Ciudadanos, al PP se le ha ocurrido montar una caravana por los pueblos. Con su carpa grande, sus animales exóticos y sus personajes con la nariz roja. Y en el medio de la pista, Ana Beltrán tirándose de los pelos con su decálogo de imposiciones. -El otro día llamé al centro de salud y el contestador me habló primero en euskera y luego en castellano. -Que en las señales de la carretera ponga Navarra-Nafarroa es una falta de respeto. -Las instancias de la Administración están en bilingüe y no se entiende nadaaaaa.

Así hasta diez ejemplos de imposición del Gobierno de Navarra. Once si se tiene en cuenta que a la manifestación también le han puesto el lema en euskera. Ya verás cuando se enteren los de Afapna, que andan rastreando los decretos a ver si en alguno pone algo en euskera para llevarlo a los tribunales y si suena la flauta dejar sin trabajo a otros 100 opositores. “Queremos que en la Administración estén los mejores profesionales y no los que tengan solamente euskera”, afirma el Beltrán de la función pública. El único que se atreve a decir lo que todo el mundo sabe, que los euskaldunes ni son buenos profesionales ni están cualificados. Y que además, son todos de Bildu. O de la ETA, si te descuidas.

Por que sí , “ETA está logrando desde las instituciones lo que no consiguió con las armas”. Lo dice Ramón Pérez Maura, adjunto al director del ABC, que alerta a los españoles de bien de que “los quebraderos de cabeza que estos días da Catalunya se verán pronto multiplicados en Navarra”, donde “se están sentando las bases para que los filoetarras den un paso al frente para pedir la independencia”. ¿Por qué? Pues porque ahora “el euskera es requisito para ser funcionario en Navarra”, y se van a crear 2.000 puestos más para “privilegiar” al 7%.

Todo por supuesto es mentira, pero algo hay que escupir. Qué importará ya en una tierra en la que Juan Luis Sánchez de Cesantías va dando lecciones de ética y Julio Dameargo Pomés, de posverdad. Han pillado la barra libre y ya no hay quien los saque del bar, donde se han montado un concurso de improperios. Esperemos que cuando les enciendan la luz al menos no quieran que les paguemos la cuenta.

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