UPN y PP rompen los papeles del divorcio y se arrejuntan mientras no logran esconder los celos por la posible transferencia de Tráfico
España se rompe. Así, sin matices. Lo dice UPN, que culpa además al Gobierno de Navarra porque ha pactado con el Gobierno central recuperar la competencia de Tráfico. Esa que antes querían pero ya no. No al menos si la consiguen otros. “UPN no apoyará a gobiernos como el de Uxue Barkos que quieren tener más competencias para romper España”, proclamaban esta semana los regionalistas a tiempo parcial, que han leído en el OK Diario que “Sánchez ya negocia con Barkos burlar al Constitucional en la ley que expulsa a la Guardia Civil de Navarra” y han salido a la calle a gritar ¡Fuego! ¡¡¡Fueeeegooo!!!
El digital de Eduardo Inda, que tiene menos rigor que los informes de Institución Futuro, mezclaba en realidad dos noticias. El recurso a la nueva Ley de Policías que el Gobierno del PSOE amenaza con llevar al Constitucional, con el vuelva usted mañanacon el que el presidente Sánchez le ha contestado a la presidenta Barkos a cuenta de un traspaso al que se comprometió en octubre, que se iba a realizar en enero y que como resulta que hay elecciones en abril pues ya no da tiempo. “En dos meses es complicado hacerlo”, justifica María Chivite, que lamenta de corazón no darle al Gobierno este tanto en víspera electoral. Más o menos como las inversiones que el Ministerio iba a autorizar pero que ya no se sabe muy bien dónde están porque las cosas que dan votos a los demás se olvidan fácilmente.
La polémica ha surgido esta vez porque el PNV ha reconocido haber aprovechado sus negociaciones con el PSOE en Madrid para mediar entre Barkos y Sánchez. Y eso ha puesto colérica perdida a la derecha navarra, que cada vez que va de excursión a Madrid vuelve más española y menos foral. “Cuando decimos que Navarra está en riesgo de desaparecer y que verdaderamente existe un serio peligro para la unidad de España y para Navarra es porque es cierto”, denuncia Ana Beltrán, que ha visto en la competencia de Tráfico la prueba definitiva de que el eje del mal se ha hecho también con la Moncloa.
No se han quedado lejos los de UPN, que como últimamente van faltos de ideas les ha dado por ir copiando lo que oyen por ahí. Y ya lo dijo Carlos Pérez-Nievas, el convergente reconvertido a ciudadano centralista, para qué queremos el autogobierno si no lo controlamos nosotros. “Es inaceptable que el nacionalismo vasco quiera entrometerse de esa manera en el devenir, en la historia y en las competencias de esta tierra”, denuncia Esparza, que se pregunta “qué hace el PNV hablando sobre Navarra”.
Porque oye, Navarra es suya que se la han pedido primero. Y al resto solo nos dejan mirar si no tocamos nada. Eso sí, UPN puede meterse en el jardín de los demás cuando le da gana, incluso para mearse en él si le apetece que España sí es de todos. Así que pueden exigir que el Estado no ceda nuevas competencias a la CAV, que se aplique el 155 a Catalunya e incluso se puede montar una comisión parlamentaria para debatir qué día puede ser fiesta en Euskadi. Por poner tres ejemplos recientes. Eso, por supuesto, no es ninguna injerencia. Faltaría más.
El tema de Tráfico les ha escocido tanto que Esparza ha tenido que salir corriendo a apuntarse como un éxito propio la firma del nuevo convenio laboral en Volkswagen entre la empresa y UGT-CCOO. Porque que fue él quien logró el compromiso verbal de un presidente que ya no ejerce de que sería generoso con unas prejubilaciones que no están garantizadas y que según la nueva ministra no tienen presupuesto. Pero tampoco hay que ser exigentes. Tráfico no traerán, pero al menos se hacen muchas fotos con el PP en Madrid.
Y las que se van a hacer ahora que llegan las elecciones. Que entre tanta competencia Esparza y Beltrán han decidido deshacer los papeles del divorcio y arrejuntarse otra vez ahora que Casado ha moderado el PP y busca la concordia en España. Porque, a parte de la corrupción, el máster, los martillazos al disco duro, el centralismo, los insultos, el antifeminismo y los guiños continuos a la ultraderecha, ¿qué partido puede generar más ilusión en Navarra que el PP?
Total, que los de UPN se han subido al barco de Casado con más melancolía que ilusión a ver si hay suerte y una carambola los saca del agujero. Que llevan casi cuatro años en la oposición y no saben cómo levantar cabeza. Porque si algo ha dejado claro en esta legislatura es que gobernar es difícil, pero más lo es hacer oposición.
Sobre todo cuando estás acostumbrado a mandar como si el poder fuera tuyo por designación divina y todo lo que hace el Gobierno te parece imposición y sectarismo. Así que luego te montas unas jornadas y lo mismo te sale la directora general que pilotó los recortes y las privatizaciones en la sanidad pública a lamentar que “hemos perdido cuatro años para cambiar el modelo sanitario”, que te aparece un supuesto experto en educación a decir que con el modelo D “hay ciudadanos que no dominan a la perfección el castellano”. Para que al final salga el jefe del partido a pedir que la educación y la sanidad queden “al margen de cualquier tipo de politización y uso partidista”. Lo que tiene su gracia después de cuatro años de tierra quemada en todos los ámbitos donde han metido la patita. Porque serán cínicos, pero al menos lo ejercen sin complejos.