Un insoportable hedor.

Dos veces, en su historia reciente, los navarros hemos sentido de manera intensa esa sensación de vergüenza ajena que produce ser el centro del huracán dela corrupción. La primera con la inmensa trama de financiación ilegal del Partido Socialista Obrero Español que acabo con la carrera política de Felipe González y su plana mayor y que tuvo sus más significativos y significados representantes en el socialismo navarro, de capa caída y de tropezón en tropezón desde entonces, que no se sabe muy bien si fueron los únicos responsables reales pero si, en todo caso, las piezas “sacrificadas” en el escarnio público y judicial, y ahora, cuando los políticos de una pequeña comunidad de escasos 600.000 mil habitantes roban las portadas y los “prime time” de los grandes medios nacionales a chorizos de muchísima más envergadura pero mucha menos dotación para el enredo y la comedia chusca.

Porque, reconozcámoslo, lo peor del “mierdero” en que nos vemos inmersos no es ni siquiera las cantidades que estos personajillos han ido acumulando en el saqueo sistemático de las arcas forales, mucho menor en todo caso que en otros sonados escándalos del mismo carácter, sino la desvergüenza, la codicia, la racanería, en una palabra la “cutrez”, con la que han actuado y, lo que es peor, con que intentan justificarse. La sensación de que no ha habido euro circulante, en estos últimos treinta y tantos años, que no haya sido objeto de atención de estos buitres profesionales.

Sigue leyendo Un insoportable hedor.

Lo que de verdad nos han robado

En estos agitados días en que la calle bulle indignada y estupefacta por la marea de noticias sobre cuentas suizas, sobres de dinero negro, chalets de lujo africano, inversiones VIP para elegidos, vacaciones gratis en sofisticados paraísos, sobornos y corrupciones varias, en que se piden cabezas, cárcel y dimisiones, donde parece que nadie está limpio, corremos el riesgo de confundir los síntomas, mucho más visibles, con la verdadera enfermedad, y, lo que es peor tratar el dolor de cabeza y olvidarnos del tumor.

Como con los icebergs, lo que aflora no es sino la parte más visible del problema pero ni por asomo la magnitud total del mismo.

Sigue leyendo Lo que de verdad nos han robado