Iba con poca gana esta película. Diversas fuentes de las que habitualmente me nutro de información de cine y series ya habían dicho que era una castaña que no había por dónde cogerla, que incluso tenía momentos de vergüenza ajena.
Aún así, armado del valor que infunde un domingo a la mañana tras haber ganado mi partidico de padel, me acerqué a la matinal de los Golem (y que dure mucho la matinal, es el mejor momento para mí para ir al cine) y entré a ver este primer largometraje dirigido por Paco Caballero, que hasta ahora únicamente había hecho algún corto y episodios para televisión. Y lo gocé.
Comprendo que en el temario hater está muy de moda poner a parir todo sin más. Es muy probable que muchas de las críticas que había leído previamente únicamente hubieran visto el tráiler, pero ya tenían material suficiente como para poner a caldo la película, que es al fin y al cabo lo único que se pretende.
Bueno, pues si estáis leyendo esto, y queréis pasar un buen rato, ésta es una película que cumple ese cometido.
Voy a pasar de puntillas sobre la “temática social” que aborda el film, que si los jóvenes tienen que emigrar, que si el trabajo aquí está muy mal, etc… porque todos sabemos que es únicamente una excusa para la película. Sí que me gustaría centrarme en la crítica real, y es que somos muy del país, y allá donde vamos se tiene que notar. Y si nos vamos a China, pensamos que somos los más guays y a ellos les tiene que gustar lo que nos gusta y reírse con lo que nos reímos. Nuestro respeto por otras culturas no pasa de las cuatro cosas que hemos visto antes de salir en la Wikipedia, y así nos va.
La película nos cuenta la historia de Braulio (Julián López) que está en China y hace ver a todos lo bien que le va, lo típico. Sus amigos y familiares están encantados, tanto que Rafa (Miki Esparbé) y Hakan (Younes Bachir) deciden ir a Hong Kong a visitarlo y ver si pueden arañar algo. Ya tenemos a varios de los protagonistas de la exitosa Perdiendo el Norte (2015) en acción. Tenemos un amor oriental con la dulce y encantadora Xiao (Chacha Huang) y diversas situaciones que entiendo que en ocasiones puede dar incluso mal rollo de lo tontas que son, pero para una persona con un sentido del humor tan básico como el mío, resultaron bastante divertidas.
Total, que me lo pasé en grande, y más cada vez que Carmen Machi aparece en pantalla, donde se come a todos los que tienen la mala suerte de coincidir en plano con ella. La Machi te hace comedia, te hace drama como en Rumbos (grandísima película que no hace ninguna gracia) y siempre sale airosa. Tiene unas escenas en los títulos de crédito que hacen que haya valido la pena todo lo anterior. Y lo dejo que no soy objetivo con esta mujer.
También tenemos a Malena Alterio, perfecta en su papel como siempre, nunca defrauda, nunca una mueca de más, siempre comedida y centrada.
Si dejamos los prejuicios atrás, vamos con las ganas de pasar un buen rato, esta película cumple perfectamente.
Se rodó en parte en Pamplona, donde hicieron un simulacro de encierro, y que tuve ocasión de ver por encima pues pasaba por allí y me paré a verlo. Es quizás lo más ridículo de todo pero claro, somos de aquí y nos toca más de cerca.
Saludos y gracias por leerme