El PP carga contra Sánchez con los mismos argumentos que contra Barkos. Para algunos, la digestión del cambio está siendo tan difícil en Madrid como lo ha sido en Navarra
Como desde que Pedro Sánchez está en la Moncloa se le empiezan a acumular las calamidades, el Frente Madrileño de Liberación Nacional parece haber optado por ir a por el PSOE y olvidarse, al menos por el momento, de que en Navarra zombis vascos siguen arrasando con la humanidad obligándole a hablar euskera. La cosa está tan jodida por allí que la multitudinaria marcha del sábado apenas ha tenido eco en la prensa capitalina. Una fotonoticia destacada en El País y una breve crónica sin foto en ABC. Y aunque todavía quedan días para que algún articulista valeroso acabe llamando filoterrorista al Gobierno de Navarra, que lo hará, la cobertura ha resultado un poco decepcionante. Ni descalificaciones, ni insultos ni exageraciones. Nada.
El Frente Madrileño ha dejado solos en la retaguardia a los defensores de la Navarra buena y verdadera. A los auténticos visionarios forales que antes incluso de que se celebrara la manifestación ya sabían que lo del sábado iba a ser un akelarre terrorista. “Pedimos al Gobierno de Navarra que no permita que se convierta en un algarada callejera comandada por los violentos”, reclamaba ya el jueves el líder de Ciudadanos en Navarra, que predecía un “escenario de caos, incertidumbre y descontrol en las calles”. Es verdad que luego todo fue muy cívico y eso, pero mira, ahí queda la pedrada.
Lo que le pasa a Pérez Nievas es que al capo del partido le han dejado compuesto y sin novia en Madrid, y ahora nadie le ríe las gracias como antes. Así que tienen que chillar más a ver si así les hacen caso. Más o menos como Juan Luis Sánchez de Muniáin, el manporrero de Barcina al que Esparza ha recolocado como sheriff para trabajos sucios de UPN, y que aprovechando la campaña presanferminera para dar buena imagen de la ciudad nos presenta un artículo titulado “Pamplona, capital del odio”.
Dice Muniáin que “Gobierno, Parlamento, Ayuntamiento de Pamplona se han coordinado para poner a disposición de los radicales todos los recursos públicos posibles y también los que no son posibles porque lo impide la ley”. Luego no dice cuál es la ilegalidad, pero la perorata le sirve para soltar toda la bilis acumulada en estos tres años de cambio.
Contra el Gobierno, porque “según la ley de violencia contra las mujeres” debía haberse personado como acusación en el Caso Alsasua. Contra su presidenta, por “atacar a los jueces” y por “asumir y rubricar la estrategia de lavado de imagen de los radicales”. Contra el Ayuntamiento, “por cerrar la ciudad a la hora de la manifestación y facilitar aparcamiento para autobuses”. Y contra la Mancomunidad, por “poner a disposición de los manifestantes un servicio extraordinario de villavesas”. Y no le falta razón. Porque una cosa es pagar los autobuses con dinero público cuando la manifestación la monta UPN de tapadillo, y otra dejar que Pamplona se llene de vascos “mediante un llamamiento masivo a radicales de todos los lugares de España”, que lo mismo después se quedan a opositar.
“Van a conseguir retratar a toda la ciudad de Pamplona y la capital de Navarra como el centro temático de la vergüenza y la indignidad”, avisa Muniáin. “Pamplona, ciudad sin ley, al servicio del conflicto, del desafío al Estado, del falso pacifismo y de la mentira”, corrobora el diputado Carlos Salvador. Eso sí que es grave, y no cargarse Caja Navarra o guardar tus dineros en una Sicav en Madrid, que Hacienda somos todos menos unos pocos. Porque “el apoyo a los agresores de Alsasua es la excusa, lo relevante es la creación de una comunidad de intereses de ruptura que lidere Barkos”, reafirma Salvador con su habitual visión conspiranoica.
Txistorrada universalLástima que en Madrid también se les haya indigestado el cambio de Gobierno y anden liados ahora con otras cosas. Sobre todo con la invasión de inmigrantes que por culpa de Sánchez vamos a tener en toda España. Ahí andan el ABC (“España afronta una avalancha de inmigrantes por el efecto llamada”) y La Razón (“Las fuerzas de seguridad alertan del efecto llamada de las últimas medidas) compitiendo en xenofobia con el PP a cuenta de las pateras que, casualidades de la vida, habían desaparecido de sus páginas desde que Rajoy llegó a La Moncloa. Porque los africanos no sabrán vascuence pero también son de fuera.
La ventaja de hacer oposición en Madrid es que tampoco hace falta innovar mucho. Basta con tirar del viejo libro de estilo contra Zapatero, o directamente con recurrir al manual que llevan aplicando en Navarra los últimos años. Solo hay que poner Sánchez donde dice Barkos y a correr. Solucionado el trabajo de una semana.
De momento parece que la que triunfa es esta segunda opción. Solo ayer el PP acusó al PSOE de “subvertir el orden constitucional para pagar el favor a sus socios secesionistas en la moción de censura”;hacer seguidismo de “la agenda política de los independentistas” con “guiños” hacia el acercamiento de presos de ETA y el “cuestionamiento” de la Constitución;e incluso de volver a la “España de las guerras culturales y la tensión social”. Porque sí, al igual que Barkos, Pedro Sánchez también es un presidente “ilegitimo” que ha llegado a la Moncloa “con un pacto oculto con Podemos, los independentistas que dieron un golpe en Cataluña y los amigos de los terroristas”.
Suerte que tenemos al PP, que “no va a aceptar” que el PSOE “pretenda hacer estas cosas de tapadillo”. “Vamos a obligar a Sánchez a que explique las concesiones que se están haciendo a los independentistas y a Bildu”, apunta Rafael Hernando, macarra de barrio reconvertido a portavoz parlamentario del PP, y que ya está salivando solo de pensar que al PSOE le dé por dialogar con la Generalitat, acercar a los presos y plantear una reforma fiscal. La txistorrada va a ser universal.