26
Feb 19

Varados en Colón


Cuantos más partidos salen por la derecha más difícil es distinguirlos. Ya ni siquiera a UPN, que hasta vota en contra de asumir competencias

No se está siendo nada justo con las derechas en España. Que tendrán sus cosillas, así como un poquito ultras, pero en el fondo son gente generosa. Lo comparten casi todo. Lo mismo intercambian candidatos que se copian el discurso. Sobre todo desde que se juntaron en Colón. Algo debió pasar allí, entre codazo y codazo para salir en la foto, porque se han mimetizado tanto que no hay manera de distinguirlos.

Ni siquiera a UPN, difuminado entre tanta bandera ahora que va por ahí compitiendo con el PP, Ciudadanos y Vox en ver quién defiende más la unidad de España. Y disputar eso con quien está planteando recortar tu autogobierno no es fácil. Así que les ha dado por votar en contra de que las comunidades asuman nuevas transferencias, aunque estén recogidas en su estatuto de autonomía. “Votamos en contra del independentismo”, se justifica Esparza después del run-run que se ha montado en el partido, alegando que como lo pide el PNV seguro que es para romper España.

El problema es que una cosa es lo que dice UPN que votó y otra lo que votó UPN. Porque la propuesta del PP es bien clarita cuando dice que “cada vez que se aumentan las competencias a una comunidad autónoma se rompe la igualdad de los españoles”. Y si había dudas ya se encargó ayer de aclararlas Pablo Casado planteando una “moratoria” para las comunidades “desleales” que son, por supuesto, las que no le votan a él.

Algo que no parece importarle mucho a UPN, que mientras decide si va en coalición con el PP se ha subido a la moto que pilota Aznar-Vader hacia la Moncloa a ver si entre todos se reparten el pastel. Y si al final no les salen las cuentas, ya se buscarán un enemigo común para seguir dándole al pataleo. Que tampoco es que sean muy exigentes en eso, que para su política de reproches, insultos y desprecio lo mismo les vale Sánchez, Barkos, Puigdemont que Maduro o Espinete. Porque Espinete es la clara muestra de la ideologización radical de género que impone la izquierda cuando gobierna. Un animal de sexo indefinido, que va siempre desnudo y solo se pone el pijama para dormir. Y encima rosa.

El chandrío es de tal calibre que los niños y niñas adoctrinados con Barrio Sésamo y la Bola de Cristal hoy gobiernan las instituciones navarras, y se han puesto a preguntar a los chavales de 10 a 12 años sobre su identidad sexual. Y como una de las preguntas plantea si se identifican con “chico”, “chica” o con “otra opción”, la derecha se ha imaginado cualquier inmoralidad y le ha dado un tabardillo. “¿Otra cosa que es? ¿Un ornitorrinco?”, preguntaba indignada Ana Beltrán. Que para esta gente todo lo que no sea el sexo como mandó el Señor se aproxima a la zoofilia.

La crisis evidentemente es a escala nacional. Así que Vox ya se ha puesto manos a la obra en el Parlamento andaluz y ha pedido la lista de las personas que trabajan en el Gobierno regional en las políticas de igualdad. Por lo visto, tienen la sospecha fundada de que muchos funcionarios son “meros agentes políticos de la izquierda dedicados a potenciar y promocionar la industria de género”, que es casi peor que la industria del porno y la sodomía.

Algunos se han llevado las manos a la cabeza porque temen que lo que en realidad pretende Vox es hacer públicos sus nombres para estigmatizar las políticas de igualdad y desacreditar a sus profesionales, que es uno de sus principales objetivos como partido. Y eso, si no es una purga ideológica, se le parece mucho. Hasta el iracundo PP de Casado se está pensando negarles los datos a esta gente, que esta muy loca y lo mismo le montan un espectáculo en plena campaña.

Porque, ¿cómo se puede pretender señalar con nombres y apellidos a los técnicos de igualdad en busca de un rédito político? ¿En qué cabeza cabe semejante crueldad? Pues en la de Beltrán, claro, que para eso fue pionera en el linchamiento público de los redactores de Skolae por su ideología. Y en la de Alberto Catalán, que también se ha dejado arrastrar por esa espiral destructiva en la que han entrado las derechas, hasta el punto de salir en rueda de prensa a denunciar que detrás de las políticas de igualdad del Gobierno hay personas “próximas a Geroa Bai” y hasta “la madre de una concejala de Bildu”, lo que es la prueba definitiva del mal absoluto.

Y no puede ser que esta gente se crea que tiene derecho a gobernar solo porque ha ganado las elecciones. Es más, es que llevan cuatro años tomando decisiones contra el criterio de UPN, que es el único que vale y todo lo demás es imposición. Así se lo dijo Javier Taberna al rey, donde denunció que su ausencia en los premios Príncipe de Viana es una decisión “anacrónica, contradictoria y maleducada”, y que además “ha dolido a la mayoría de los navarros”. No hay más que salir a la calle para ver la indignación social.

Iba tan crecido el presidente de la Cámara de Comercio, esa que “nunca se mete en política” y que tan cariñosa se vuelve cuando toca hablar de subvenciones, que hasta se atrevió a pedir un cambio de Gobierno en Navarra. Oye, que no todos los días visita uno al rey ni le ponen un micro en Madrid. Y Taberna siempre ha sido de aprovechar las oportunidades.

Si 21 años después de la comida de Las Pocholas, en la que los amigotes de UPN se repartieron la Caja y el Gobierno, es el único que sigue dándonos lecciones será por algo. Que siempre ha sabido arrimarse a donde más calienta el sol y ahora que falta poco para las elecciones toca hacer méritos. Así que a nadie le extrañe si al final acaba saltando del barco de Colón cuando entre Aznar y Vox lo estrellen contra la extrema irrelevancia. Todavía le oiremos pontificar como Xabier Taberna en su vascuence de toda la vida.


19
Feb 19

Que empiece la fiesta

Arrancan dos meses de carrera electoral en los que UPN no sabe si montarse un cuatrifachito foral o disimularlo para camelar al PSN

Bueno, pues ya está. Elecciones generales el 28 de abril;y municipales, autonómicas y europeas el 26 de mayo, que Pedro Sánchez ha pensado que es buen momento para medir fuerzas con las derechas ahora que están arrejuntadas en la plaza de Colón y ya ni se les distingue. Y con los catalanes jugando unas bazas que no tienen, el líder del PSOE ha visto el hueco electoral y se ha tirado de cabeza con la esperanza de darle un disgusto a quienes llevan dos años segándole la hierba bajo los pies manchados de cal viva.

Y eso ha pillado a contrapié a casi todo el mundo. Empezando por quienes hace una semana pedían elecciones urgentes al grito de “traidor” y “felón” y ahora se quejan de que sean en abril porque en ese mes hay que salir en procesión y eso es “un desprecio por las tradiciones”. Hasta Rivera desconvocó la manifestación que tenía prevista ayer en Barcelona porque ir de la mano de Vox está bien hasta que te llega la campaña electoral.

En Navarra el jaleo no ha sido menor. La presidenta Barkos ha planteado una coalición al cuatripartito que tiene pinta de no salir, porque después de cuatro años de sufrimiento Podemos ve opciones de resurgir y EH Bildu parece más ocupado por montar una República con ERC y el BNG, que como se ha visto en Catalunya es un negocio de futuro.

Solo el PSN parece contento, que a río revuelto ganancia de pescadores y lo mismo el agua les aguanta hasta mayo. Vox y Ciudadanos ya saben que lo suyo está en Madrid, así que con hacer un poco de ruido que les dé votos del Ebro para abajo les vale. Mientras que el PP aprovecha para recordarnos que como no gobiernen ellos lo que va a desaparecer no es solo Navarra, sino la indisoluble nación española y eso ya es cosa seria.

Los de UPN en cambio están como que no saben muy bien qué hacer. Porque lo de ir con el PP a Madrid siempre les ha venido bien, que los populares les pagaban el viaje, el hotel y hasta el cepillo de dientes. Pero hacerlo a un mes de las forales con la perspectiva de tener que apoyar un gobierno trifachito lo mismo le acaba complicando el apoyo del PSN en mayo. Así que de momento Esparza se hace el remolón, a ver si se va a dar el guantazo en las generales para nada, que la derecha está muy concurrida, mientras Carlos Salvador saliva con otros cuatro años en Madrid ahora que van a llegar sus amigos de Vox. Con la de cosas que podrían hacer juntos después de que Íñigo Alli haya saltado del barco con semejante viraje a estribor.

El problema es que el líder de UPN no las tienen todas consigo. Porque un día ve a Guzmán Garmendia en el Parlamento haciendo de mamporrero de Ayerdi y masajista de Barcina y se viene arriba. Pero al otro sale Chivite diciendo que lo de Colón no se olvida tan fácil, y ya no le salen las cuentas. Total, que el regionalismo navarro anda más perdido que un militante de Vox el 8 de marzo.

Por un lado está la gente como Pedro Muneta, que nos recuerda que “UPN, PSN y PP votaron juntos el 90% de las enmiendas de los últimos presupuestos” y que eso querrá decir algo. Dispuestos incluso a llevarse a Ciudadanos de luna de miel si hace falta, que se querrán cargar el Fuero pero son gente de bien. Y por otro, cascarrabias como José Javier Viñes, que siente “especial pena” por los socialistas navarros tras su “viraje a posiciones marxistas, al relativismo y al laicismo militante, apoyándose con los antisistema y los destructores de la nación española y de Navarra”.

Y claro, con este panorama es normal que esta gente acabe cargando contra un “nefasto sistema electoral” que hace que “los votantes de la derecha, siendo la mayoría social y electoral, acaben marginados porque el negocio de los partidos menores les burla la representatividad real en las instituciones”. Porque en esa cuarta dimensión en la que viven algunos de UPN, las derechas son mayoría en Navarra incluso cuando no ganan las elecciones, que para eso nos regalaron la democracia.

Luego, claro, se ponen como se ponen cuando pierden el poder. Y más ahora que ha surgido Vox a decir alto y claro lo que hasta ahora no se atrevían. El cinismo habitual de la derecha en cuestiones como la igualdad o el navarrismo ha dado paso así a una especie de liberación ideológica en la que ya no se pueden reprimir. Hasta el punto de que tras pasar sin mucho éxito por UPN y PP, Javier Horno y su violín se han puesto al frente de Vox en Navarra dispuestos a “suprimir el Convenio Económico”, “subrogar la Policía Foral a la Guardia Civil” y acabar con la “ideologización de la educación” purgando a los funcionarios “de corte nacionalista”. Y eso solo de primeras sin pensar mucho.

Pero si alguien pensaba que eso es algo que podía preocupar a los foralistas de toda la vida, puede estar tranquilo. Que lo importante es lo importante. Lo explicaba bien estos días Julio Pomés, el del think tank que lleva cuatro años anunciado un cataclismo económico que no llega, y que ahora concluye que en el fondo UPN, PP, Cs y Vox son “cuña de la misma madera. ¿Hasta dónde les importa más a esos partidos la continuidad de Navarra, que unas insignificantes diferencias, que en realidad esconden la ambicioncilla de ostentar unos puestecillos políticos temporales?”, se pregunta mostrándonos ya el camino de lo que viene. Que aquí hasta Vox va a acabar siendo foralista de toda la vida. Es solo una cuestión de prioridades, y aquí lo que cuenta es sumar 26. Lo veremos bien a partir del 28 de abril.


12
Feb 19

Txistorrada en Madrid

Concentración en Madrid convocada por la ultraderecha.

Navarra ha sido la avanzadilla en la sobreactuación histérica en la que andan perdidas por España las derechas desde la irrupción de Vox

La verdad es que resultó bastante decepcionante. Tampoco hacía falta que fuera el Circo de Sol, pero entre lo del caballo, la reconquista y la pipa en el bolsillo, lo mínimo que cabía esperar de la visita de Santiago Abascal era una exhibición ultra mínimamente seria. Pero aquello no pasó de una misa dominical llena de banderas españolas al ritmo de Manolo Escobar. Y como en España la ultraderecha ya ni fusila ni tiene a mano la pena capital, han acabado dando más gracia que miedo.

Un cuadro tragicómico con un montón de fachas cantando Soy el Novioooo de la Muerteeee que en realidad no aportó nada nuevo a lo que ya venimos oyendo últimamente por aquí. Porque en Navarra hace tiempo que se desbordaron los limites de la razonabilidad política y entramos en un todo vale que ha ido desbarrando cada día un poco más. Y no nos vamos a asustar ahora porque de Madrid venga un señor con cara de enfado a decirnos que “Navarra está en manos de los nacionalistas, los comunistas y los filoterroristas”. Si aquí está ya todo inventado y hasta María Chivite es una “traidora a España” en los mundos de Ana Beltrán.

Así, que salga el baranda de Vox en Navarra a tocar el himno de España con el violín y a decir que “Iruña podrá ser un apelativo cariñoso, pero como nombre oficial no es más que una imposición del nacionalismo vasco”, o que Skolae es “un panfleto comunista” por “sus blasfemias, sus gestos procaces, su lenguaje soez y las burlas al clero en horario escolar” sabe como un pan sin sal. Porque a fin de cuentas, lo de la dictadura de género, el odio al euskera, centralizar el país, eliminar funcionarios y hacernos a todos españoles de bien ya lo vienen proponiendo en Navarra UPN, PP y Ciudadanos hace bastante tiempo.

La vanguardia nacionalEn cierto modo Navarra sido un poco la avanzadilla de la sobreactuación histérica en la que andan las derechas por España desde que ha aparecido Vox. Hasta se han montado su txistorrada en Madrid, con sus autobuses gratis y todo, al grito de Sánchez “traidor”, “mediocre”, “okupa”, “desleal” y unos cuantos piropos más. Con la única diferencia que por allí no han aparecido los del PSN, los únicos que no han repetido respecto a las dos fotos anteriores en Navarra.

La cosa es que se han enfadado mucho porque esta vez las banderas se las han tirado a la cara de su Gobierno y no al Gobierno de Navarra, y eso pues ya no les parece tan bien. Así que unos cuantos de sus dirigentes han salido a decir que “yo no voy con el fascismo” y que “dime con quien vas y te diré quien eres”. Como si la de ayer fuera la única manifestación a la que han ido estos últimos años los de ultras sin fronteras.
Los que sí han repetido son los de UPN, que tan cegados como andan por no perder votos por la derecha se han echado al monte y ya ni se les ve. Al principio se sumaron muy entusiastas. Hasta saltó Sergio Sayas a preguntar “en qué artículo de la Constitución se recoge que el derecho de manifestación es exclusivo para la izquierda y los separatistas”. Y tiene razón, la derecha tiene todo el derecho del mundo a salir a la calle a manifestarse, que al menos mientras protesta no roba.

Pero luego se lo pensaron mejor y decidieron que iban, pero solo un poquito y sin ofender. “Por la unidad y no contra nadie”, según dijo Javier Esparza. Porque todo el mundo sabe que el akelarre de ayer no era contra Pedro Sánchez. Así que por si acaso optó por mandar a sus teleñecos y pegar la espantada para no salir cara al sol en la foto, a ver si los del PSN se lo iban a tomar mal que en mayo hay elecciones.

Y por mucho que los socialistas salieran ayer a decir que, ojo, que os hemos cogido la matrícula, mucho miedo tampoco parece que les tengan. Que en 2007 por estas fechas ya le hicieron la misma a Zapatero y a los tres meses les acabaron regalando el Gobierno. Así que han pensado que a lo mejor esta vez el PSOE se vuelve a hacer kakitas y acaba pasando lo mismo. Y si de paso amarramos el voto facha de Navarra, pues dos pájaros de un tiro.

Además, para evitar suspicacias, la secretaria general ya aclaró a su vuelta de Madrid que bueno, que tampoco es para tanto, que “pedir que se vaya Pedro Sánchez no impide pactar con el PSN en Navarra”. Que tampoco se van a ofender si los socialistas al final les vuelven a regalar el Gobierno, que tienen claras cuáles son las prioridades.

EL PROBLEMA DE FONDO
Porque parece mentira que el PSOE todavía no se haya dado cuenta de que el problema con Sánchez no es cómo gobierna, sino que gobierna, y que para tener contentas a las fieras hay que darles de comer, y eso en España pasa porque la derecha gobierne allí donde le corresponde, que es en todos los sitios. Empezando por La Moncloa.

Así que no van a parar. Aunque por el camino Rivera tenga que envolverse en dos banderas arco iris para que no parezca lo que parece, Casado se tenga que inventar un nuevo exabrupto cada día, Abascal siga paseando en caballo atizando al personal con la rojigualda y Esparza se tenga que esconder entre las víctimas de ETA para recordar a los socialistas que cualquier tiempo pasado fue mejor. Porque la derecha cuando no gobierna patalea. O algo peor. Y al menos por ahora no pasan de las txistorradas.