El cuatripartito avanza en sus cuartos presupuestos mientras la derecha se aferra a un apocalipsis económico que no llega, y que ya aplaza para la próxima legislatura
Decía Javier Esparza en 2015 que el nuevo Gobierno iba traer “el desempleo y el caos” y que las “tensiones internas” iban a provocar que el cuatripartito “saltara” por los aires antes de un año. Eran las ganas, claro. Las mismas que cuando decían que Navarra iba a desaparecer si no gobernaban los de siempre o que se iba a hundir la economía por la reforma fiscal. Pues mira, mala suerte.
Aquí que sigue Navarra, con sus realidades y sus pedradas de siempre, y con un cuatripartito que lo habrá hecho mejor o peor, pero que no solo no ha saltado por los aires, sino que va camino de aprobar sus cuartos presupuestos en tiempo y forma. Con un incremento del 20% de la inversión pública y dando la vuelta a buena a parte de los recortes que les habían dejado encima de la mesa. Además dicen que quieren repetir si les dan los números. Y ocho años de herejes en el Palacio pueden ser demasiados para algunos estómagos.
Ese, claro, no era el plan cuando a los cien días del cambio UPN atribuía el aumento del paro a la “desconfianza” que generaba el nuevo Gobierno. Así que toca modular los discursos, no vaya a ser que la gente empiece a pensar que les han estado tomando el pelo todos estos años con tanto mensaje apocalíptico.
A partir de ahí las versiones difieren bastante. Los socialistas, por ejemplo, han optado por apropiarse de las medidas sociales del Gobierno. “No hay presupuesto para implantar Medicina en la UPNA”, denunciaba Chivite, que criticaba además al Gobierno por no imponer Skolae a los centros concentrados. “Barkos se sitúa con la derecha conservadora”, apunta la dirigente socialista, que sabe bien de qué habla.
Es cierto que los socialistas, salvo excepciones, han optado por una oposición más cuerda. Alejada del frenesí catastrofista en el que se embarcó la derecha el mismo día de las elecciones, con Barcina diciendo que esto iba camino de ser la Alemania nazi y Javier Taberna anunciando la fuga del 60% de las empresas.
Suerte que en esta vida casi todo tiene solución, y la derecha cuenta con gente de prestigio y seriedad del nivel de Julio QuijotePomés o José León Taberna. Que no es que tengan mucha puntería en esto de predecir el futuro de la economía, pero por un dinerito te montan un informe como el que hace unos días sacaba Institución Futuro para decir que los presupuestos eran un desastre.
El argumento, más o menos, venía a decir que sí, que mucho dinero tendrá el Gobierno pero a ver en qué se lo están gastando. Porque esta gente servicios públicos usa poco y la crisis la vivió por la tele. Y no se fía un pelo. “Se han priorizado gastos de corto plazo”, dice Institución Futuro, que con el corto plazo se refiere a la lucha contra la pobreza. “Se ha inclinado la balanza del gasto en favor de actuaciones más inmediatas, cuyos beneficios se manifiestan con rapidez, pero cuyos costes comenzarán a aparecer en un futuro cada vez más cercano”, apuntan Taberna y sus amigos que ya nos avisan de que lo chungo viene a partir ahora como sigan los malos.
Solo hay que la tener fe de Julio Pomés, quien con más claridad ha visto desde el principio que Navarra va camino del infierno. El jefe de Civismo, el que mandaba cartas a los empresarios para que le financiaran el chiringuito a cambio de presionar para que les bajen los impuestos, el que lleva tres años diciendo que las políticas del Gobierno del cambio “nos llevan a la recesión”, admite ahora que bueno, que vale, que “la economía navarra ha mejorado” y que “presenta un alto crecimiento económico”. Pero “no precisamente por el cuatripartito”, sino por el “trabajo entre bastidores del Gobierno de Yolanda Barcina”. Lo que resulta de una nostalgia tan tierna que dan ganas de sacarlo a pasear.
El problema, claro, es para quien compra la mercancía y luego tiene que dar la cara. Que es lo que le ha pasado a Javier Esparza con los presupuestos, que salió a decir que viven de la “inercia” y que el Gobierno “no ha sabido aprovechar el ciclo económico expansivo” el mismo día en que Funcas señalaba que Navarra es la comunidad que más ha crecido este año, la que más va a crecer el que viene y donde más va a bajar la tasa de paro. Que acertará o no, pero ya es mala suerte.
Lógicamente, algún día lloverá. Y es posible que no tarde mucho en cambiar el viento que viene empujando de cola, que el mundo está como está. Así que los agoreros andan ahora rezando para que la tormenta llegue antes de San Isidro Labrador y así le puedan echar la culpa al Gobierno. Que si dicen lo que dicen cuando la cosa va bien, qué no dirán cuando se tuerza un poco. Son capaces de salir a celebrarlo.