06
Feb 18

Como pollos sin cabeza

AGITADO POR LAS IRREGULARIDADES EN ULTZAMA Y UAGN, ESPARZA DISPARA FUEGO A DISCRECCIÓN MIENTRAS DEFIENDE QUE «NO TODO VALE» EN POLÍTICA

Tiene que ser agotador anunciar el fin del mundo y que este no llegue. Uno acaba desesperado y corriendo como pollo sin cabeza. Sobre todo en esas semanas en las que de repente se acaba torciendo todo. Es que ya ni los datos económicos ayudan a hacer una oposición con mínima decencia. Y si encima empiezan a salir asuntos turbios vinculados con el pasado, la zozobra resulta incluso hasta comprensible.

La cosa es que al presidente de UPN no le ha gustado que se le vincule con las irregularidades denunciadas por la Cámara de Comptos en Ultzama, ni tampoco con el presunto fraude en los cursos de formación de UAGN mientras era consejero de Desarrollo Rural. Así que, ofendido por las “acusaciones, sospechas e insinuaciones”, ha anunciado que estudia acciones legales “contra quienes firman las informaciones, los medios y las publicaciones”. A por ellos, oé. “Solo hay una cosa más ruin que amedrentar a un medio de comunicación: hacerlo siendo periodista”, hubiera contestado su secretario de Organización, Jorge Esparza, si la coherencia fuera un valor en política y la denunciante fuera la presidenta Barkos y no su jefe.

Al final, claro, la cosa se calienta, una cosa lleva a la otra y el barro acaba salpicando por todos los lados. Eso no le gusta a Esparza, muy limpio él, que el lunes recordaba que “no todo vale en política” para desgastar al adversario. Y tiene razón, la verdad. Hubiese sido hasta creíble si inmediatamente después no se hubiera convertido en una especie Rambo perdido en medio de la jungla con una metralleta en cada mano gritando: Ojo que estoy muy loco, que estoy muy loco.

Total, que el alpinista, por aquello de que lleva en la cima del monte toda la legislatura, se ha pegado la semana disparando a discreción. Ratatatatata. No se ha librado nadie. Ni la presidenta, cuya dimisión amenaza con pedir por unos hechos que nunca se han probado. Ni EH Bildu, a quien culpa del cierre de la planta de biogás. Ni la Cámara de Comptos, cuyas conclusiones sobre Ultzama ha calificado de “sorprendentes”.

Por sacudir, ha sacudido hasta al PSN por sus “comportamientos sorprendentes” al decir que el Gobierno hizo bien en facilitar el desarme de ETA. Eso es algo que está mal, muy mal, como le dijo el propio Esparza a Barkos, a quien acusó de “seguir la hoja de ruta de la banda terrorista”. El desarme de ETA es ETA, o algo así.

Y eso que los pobres socialistas pasaban por allí, sin molestar a nadie, a vueltas en círculo como andan con las primarias internas. Lo que tampoco es de extrañar en esos movimientos de apoyos y avales que generan tan extrañas compañías de viaje. Es de un mareo constante. Normal que la plana mayor del socialismo navarro acabe defendiendo a Pedro Sánchez en su cruzada contra el neoliberalismo y en defensa de la plurinacionalidad, mientras en Navarra solo ve caos, muerte y destrucción.

“La ikurriña podrá ondear en Navarra con maliciosa libertad. La modificación de las zonas mixtas dejará sin posibilidades reales de acceso a un trabajo en la administración pública a miles de personas que pese a estar bien formadas no saben euskera, vulnerando la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública”, alertaba el secretario de política municipal del PSN, Ramón Alzórriz, que defensor de Sánchez será mucho, pero de la plurinacionalidad y del plurilingüismo más bien poco. “En esta tierra, de la pasada amenaza de que vienen los vascos hemos pasado al que han llegado y quieren que se sepa”. Dicho así hasta acojona.

Ya se sabe que en política todo es del color con el que se mire. Ahí está por ejemplo Ana Beltrán, que con su rostro angelical y lágrimas de cocodrilo lo mismo acusa a la presidenta de gobernar “con un partido que tiene las manos manchadas de sangre”, que pide comprensión a los ciudadanos con la corrupción del PP. “No se puede caer en la tentación de juzgar a una organización por la actuación de algunos integrantes”, alegaba Beltrán, que rápidamente volvía a centrar el debate en lo importante: “Defender Navarra de los ataques e imposiciones del cuatripartito”.

Si es que lo prioritario es lo prioritario, y lo de la corrupción en el PP, hechos aislados. Aunque con estas cosas siempre es recomendable la prudencia. Que uno empieza diciendo que no hay nada debajo de las alfombras y luego resulta que estaban llenas de purines. Como para no perder la cabeza.


06
Feb 18

La familia y otras formas de vivir bien

LA DERECHA POLÍTICA NAVARRA AZUZA EL MIEDO A LA DECLARACIÓN DE LA RENTA AL TIEMPO QUE LA CORRUPCIÓN SACUDE LOS CIMIENTOS DEL PP EN MADRID

Anda la derecha política Navarra agitada a cuenta de la declaración de la renta. Vale que el trago no es agradable, pero vistos algunos comentarios parece que es la primera vez que la Hacienda Foral recauda impuestos a los navarros. “El Gobierno de Navarra se va a quedar con más dinero de los contribuyentes”, alertaba UPN el día que comenzaba la campaña del IRPF. Ya lo había avisado en enero Juan Luis Sánchez de Muniáin, el rey de las cesantías y experto en Economía. “Es un inexplicable castigo fiscal” para implantar “una sociedad de subsidio y subvenciones”. ¿Y para qué? “Para financiar colectivos a favor del euskera y desmotivar la búsqueda de trabajos”. El acabose.

Bien es sabido que la gestión económica en los tiempos de UPN fue impecable, “salvo alguna que otra cosa”, como diría Rajoy y que últimamente los regionalistas prefieren no recordar. Para qué. Hay cosas más importantes con las que meter miedo a la población en busca de la “rebelión serena de la clase media navarra que logre enderezar el rumbo caótico por el que navega la Comunidad”. Y para eso, qué mejor que criminalizar los impuestos.

A la derecha últimamente le ha dado además por el lenguaje bélico, por aquello de buscar la épica y despertar la ilusión de la alicaída tropa. “El cuatripartito ha tomado el poder”, proclamaba esta semana Enrique Maya cual golpe de Estado en un emotivo artículo en el que apela a “la familia” como receta para solucionar todos los problemas. “Si no se hubieran perdido esos principios familiares en el día a día como ciudadanos otro gallo nos cantaría. No habría corrupción, nadie se daría a la fuga tras un atropello, los debates políticos tendrían otro sosiego, los medios de comunicación no funcionarían por audiencias sino por la defensa de esos valores”. El bien absoluto nos anuncia Maya, que en un empacho de las proclamas clásicas de la derecha apeló, como no, “al valor del esfuerzo frente al imposible regalo, por inviable, de una renta básica universal y para siempre”. Hay que casarse más y morirse de hambre menos, vaya.
Si la derecha autóctona fuera una familia, una familia de verdad, de las que van juntas a misa los domingos y luego come en casa de la abuela, Julio Pomés sería el abuelo gruñón. Tenéis que llevaos bien, michicos, venia a decir, preocupado como siempre porque el cuatripartito de derechas que viene pidiendo desde el inicio de la legislatura no cuaja. “Si los líderes de los partidos de la oposición no ilusionan a sus electores, volverán a perder en las urnas, porque éstos no acudirán a votar. Solo Ana Beltrán destaca defendiendo lo que cree, pero ella sola no basta”. Resulta hasta entrañable.

Suerte que queda la señorita Rottenmeyer a modo de madre de familia para alertar de que la reforma fiscal “frenará más el consumo, disminuirá el desarrollo económico y Navarra seguirá creciendo a una media inferior a la nacional”. Y aunque eso no sea verdad (los últimos datos de empleo y crecimiento han sido mejores que la media estatal), lo que importa es que los navarros sepan que “tienen menos ingresos”. Y no es ni por la corrupción, ni por la reforma laboral. Sino porque “les están crujiendo a impuestos sin recibir contraprestación”, avalan los primos de UPN.

Lo importante, ya se sabe, es defender a la familia. Sobre todo a los mayores. Y si son del 36, mejor. “Ha llegado la hora de que de una vez por todas miremos al futuro con esperanza y no al pasado con rencor porque, mal que les pese a algunos, ¡la historia es como es y no se puede manejar así como así !”, reclamaba otro de los abuelos de la derecha derecha Navarra, José Ignacio Palacios. Y no por ETA, sino por el franquismo, indignado con “el ensañamiento que algunos siguen teniendo para con los muertos”, a cuenta de la exhumación de un demócrata como José Sanjurjo.

Si es que ya no se puede ni enterrar en paz a nadie por el bien de España. “No consideramos que fuera un homenaje”, alegó Javier Esparza para justificar que UPN no apoyara la declaración de condena aprobada por el Parlamento. Una corona de flores, cuatro militares, una bandera y un viaje en helicóptero no son para tanto. Desde luego, nada que ver con el homenaje a ETA que los regionalistas creyeron ver en el acto de reconocimiento a las víctimas de la Policía y la extrema de derecha. Ya lo dijo Juan José Imbroda, presidente de Melilla y demócrata de toda la vida. “Algunos quieren ganar la guerra ahora”. Y la ganamos nosotros, le faltó decir.


06
Feb 18

Por Navarra y sus tradiciones, ¡a las procesiones!

LA SEMANA SANTA Y LA KORRIKA SE CRUZAN EN EL DEBATE POLÍTICO FORAL, DONDE SE ANUNCIA EN FINAL DE LOS
ENCIERROS POR UN DECRETO QUE TODAVÍA NO EXISTE

Lo bueno del fin del mundo es que nunca faltan predicadores, lo que supone una bendición en esta Navarra en la que la paranoia se ha vuelto contagiosa. “Es un golpe letal a los espectáculos taurinos”, proclamaba estos días la concejal de UPN en Pamplona, Ana Elizalde, a cuenta del decreto que pretende prohibir los encierros en Navarra. En verdad ni hay decreto ni pretende prohibir los toros, pero tampoco es cuestión de entrar en matices si es para salvar Navarra del Apocalipsis.

Porque, como ya predijo Enrique Maya en la última campaña electoral, los rojos y separatistas van a arrasar con todo, incluidos los encierros y las procesiones. “Según dicen los entendidos” –Elizalde, por supuesto, no dice cuales – “va a ser imposible” que en el futuro se celebren encierros Navarra. Mucho menos en Pamplona. ¿Y por qué cree eso Elizalde? Bien sencillo, porque en el supuesto decreto, que no está ni en fase de borrador, no se cita expresamente la carrera de la capital como festejo de interés. “Al Gobierno de la señora Barkos no le gustan los toros, y como no se atreven a prohibirlos se dedican a legislar para cargárselos”. Un drama, desde luego.

Así se entiende que el grupo municipal de UPN se haya convertido en un pilar fundamental de la defensa de Navarra (la de los buenos) y de sus tradiciones. Un ariete frente a esta cuadrilla cuatripartita de herejes que solo buscan su desaparición, y que en una misma semana se ha atrevido a traer la Korrika a Pamplona y no ha acudido al tradicional acto de las Cinco Llagas. “Es un acto muy querido”, denunció Maya, molesto todavía porque el 7 de julio a Joseba Asiron le dio por irse a almorzar en vez de entrar en la capilla a comulgar como Dios manda.

Si quieres ser alcalde, te jodes y vas a misa, le vino a decir. La Korrika, ya se sabe, ni estradición ni es nada. Que una cosa es dejarla pasar cada dos años para que no te acusen de antieuskaldun y otra muy distinta hacerlo con “exagerada y teatralizada alegría” en pleno Domingo de Ramos. “Sin estilo”, “insultante”, “indigno” y hasta “infantil” le ha llamado Maya a Asiron de una tacada. Todo corrección política por parte del señor exalcalde, que está preocupado, dice, porque “se asocie el euskera a la ikurriña”. Una imposición inaceptable, desde luego, que llega incluso a la selección de idioma de cualquier cajero automático. Ver para creer.

LA RESISTENCIA La cosa es que en Navarra últimamente casi todo gira en torno a la conspiración. Y eso es muy normal porque corrupciones y homenajes golpistas al margen, los indicios de que nos vamos “al pozo”, como vaticina la portavoz del PP, son cada día más claros. Lo dice desde hace tiempo el historiador Luis Landa, uno de esos cabecillas de la resistencia del viejo régimen que, con el rigor que caracteriza a cualquier buen académico, está aterrado porque ve al “tetrapartito” “ilusionado” en gastarse el dinero para “conseguir un proyecto de Euskal Herria independiente”. “¿Quién puede votar en las próximas elecciones a estos cuatro partidos que su único objetivo es empobrecer Navarra?”, se pregunta.

No obstante, el landismo haría bien en no confiarse mucho, no vaya a ser que tenga razón Miguel Sanz y los navarros acaben volviéndose “locos” y voten mal. La democracia, ya se sabe, la carga el diablo, y la gente es capaz de pensar lo que no debe. “Acabados los tiros y demás violaciones quedan las ideas en las mentes”, nos alertaba estos días el profesor de la UPNA, Jesús Mari Osés, para quien “lo que ocurre desde hace dos años en nuestra Comunidad con el tema de la lengua y los símbolos” da fe de sus palabras.
No tienen pistolas pero les queda el euskera. Y eso, claro, es muy peligroso. El resultado es “un desgobierno en todos los sentidos, tanto económicos como religiosos”, con “las banderas de por medio queriendo romper la Navarra española”, como apunta Ángel Ciprés, el exalcalde de Javier e ideólogo de la derecha más derecha, más foral y más española.

El pobre Ciprés, angustiado como pocos por esa Navarra que se diluye sin que nadie ponga freno al Apocalipsis, no ocultaba su angustia en una carta al director en la que hacía un llamamiento a los navarros de bien para dar la vuelta a todo esto antes de que sea tarde: “Animo a los navarros de verdad, ayuntamientos y a los que defendemos y queremos la Navarra de siempre a organizarse, salir a la calles y pedir la dimisión de este Gobierno anticatólico y antinavarrista”. ¡Navarros de bien, a las procesiones!


06
Feb 18

Un espartano y un mesías para guiar Navarra

LAS METÁFORAS INVADEN EL DISCURSO POLÍTICO EN BUSCA DE UNA ÉPICA QUE MARQUE EL RUMBO DE UNA TRAVESÍA POR LA OPOSICIÓN QUE SE HACE LARGA

Anda el mundo todo loco y preocupado por la guerra en Siria, las cosas de Trump y la inestable Venezuela cuando lo grave, el Apocalipsis de verdad, se está incubando en Navarra. “Veo que existen los suficientes anticuerpos como para luchar contra esa infección”, anunciaba el pasado lunes ese gran emprendedor mediático en el que se ha convertido Pedro J. Ramírez, que se pasó por Pamplona para soltar lindezas como que Navarra es “las Termópilas de España”, recordando la batalla en la que los espartanos vencieron al malvado imperio persa. “Navarra es el baluarte de la libertad que hay que defender”, soltó. Así, en bruto.

A Ramírez se le olvidó recordar que por aquel entonces los espartanos estaban en minoría, y que afortunadamente ahora las cosas se arreglan de otra forma. Pero estaba “inquieto”, dijo, porque al parecer se había enterado de que en Navarra “se obliga a enseñar euskera en las escuelas públicas”. Como si lo de las ikastolas fuera algo nuevo. Pero tampoco era cuestión de matices, que el público estaba con él. “Cuando alguien habla en nombre del pueblo echad a temblar”, proclamó entre aplausos de los de Unión del Pueblo Navarro.

Quede claro que lo de los virus y las Termópilas es solo una metáfora, nadie se vaya a enfadar. Que ahí están los concejales euskaldunes de UPN, tan euskaltzales ellos, que han tenido que escribir una carta para dejar claro que no están contra el euskera: “Acusar a nuestro partido de buscar la desaparición de la lengua vasca supone mucho más que una completa falsedad: constituye una verdadera infamia”. Por lo visto, les ha ofendido que Barkos les dijera que, si fuera por ellos, el euskera lo tendría jodidillo en Navarra.
Cómo se le habrá podido ocurrir semejante barbaridad. Encima a ella, cuyo único objetivo es la desaparición de la Comunidad. Se lo dice prácticamente cada semana Javier Esparza, y se lo volvió a recordar en los micrófonos de la Cope, donde dijo que “lo más grave en Navarra es tener un Gobierno nacionalista que proclama que Navarra es Euskadi”. Para que se entere bien toda España que aquí “están intentando cambiar la historia”. Algo que, como bien se sabe, es un monopolio de la derecha.

Con tanto lío, es normal que a la gente le sepan a poco las inversiones del Estado en Navarra. “¿Qué interés tienen Esparza y Rajoy en que lo acordado no sea bueno para Navarra?”, se justificaba el diputado Carlos Salvador ante las críticas. Y tiene razón. Cómo desconfiar de la palabra del PP, que nunca miente. ¿Sólo porque las promesas no tenga presupuesto? Tampoco hace falta. El Estado paga cuando quiere y se le paga lo que pide, que para eso somos navarrísimos.

Suerte que en medio de todo este ruido quedan faros intelectuales capaces de marcar el rumbo. Solo una mente clara como la de Julio Pomés es capaz de aportar luz sobre lo que importa. “Esto es un infierno”, avisaba el gurú liberal en un impagable artículo de opinión, en el que solo se echó en falta aquel no siento las piernas que popularizó un imitador de Rambo.

Porque si el Apocalipsis tiene un mesías, ese es sin duda Pomés, que viene profetizando del desastre desde el primer día. “Nunca hubo tanta bronca, enfrentamiento y crispación en nuestra sociedad. Están infundiendo el miedo en quienes no piensan como ellos”, alertaba esta vez. Que esto se nos hunde y no os dais cuenta, inútiles,venía a decir esta vez. “El panorama no cambiará si el esfuerzo que realiza el partido que lidera la oposición no está al nivel de la tragedia económica que vive Navarra”, lamentaba Julio. Ni en Venezuela, ni Grecia ni Mozambique, la tragedia económica está aquí.

Pomés incluso proponía una Iniciativa Legislativa Popular para disolver el Parlamento y convocar elecciones. Como en los dados, que si no te gusta el resultado puedes volver a tirar. Incluso pedía una “coalición” con un candidato de “prestigio profesional” y “que no pertenezca a ningún partido”. Ninguno mejor que él, eso seguro.