07
Feb 18

Nuevo curso, misma matraca

LAS DESCALIFICACIONES Y LA EXAGERACIÓN MARCAN EL INICIO DEL CURSO POLÍTICO DE UPN Y PP, QUE INSISTEN EN EL MENSAJE APOCALÍPTICO

No es fácil predecir el futuro, y mucho menos la desaparición de la comunidad. Salvo que seas Iñigo Alli y tengas la capacidad de predecir de víspera que el pleno del Congreso va a ser “un show muy flojo”. Así que no se lo tomen a mal aquellos que ya se han gastado todas sus vacaciones pensando que a estas alturas Navarra ya estaría fuera del mapa. O lo que es peor, integrada en Euskadi. Que no deja de ser un fastidio que el fin del mundo te pille con días festivos sin disfrutar.

Pero ha llegado septiembre y aquí seguimos todos, bien que mal, encarando un curso político que pinta como cualquier otro. El líder norcoreano lanzando misiles, Maduro en Venezuela, Trump haciendo de las suyas y Barkos cargándose Navarra. Seguramente los cuatro líderes más peligrosos para la estabilidad internacional después de Puigdemont. “Barkos quieren hacer desaparecer Navarra para subsumirla en el País Vasco”, afirmaba nada más arrancar el mes Ana Beltrán innovando un poco su discurso.

Porque sí, ahí siguen también los agoreros del Apocalipsis, incansables al desaliento, insistiendo en que sí, que de verdad, que Navarra se hunde y que esta vez es de verdad. Hasta los datos macroeconómicos engañan. Porque si Navarra crece más que el Estado es porque sopla “el viento de cola”, pero si en julio se han contratado menos camareros que en el Mediterráneo es “por la fatídica política económica del Gobierno de Navarra”. Nunca pierden.

Eso lo han explicado muy bien los de think thank Futuro, una de esas asociaciones dedicadas al análisis objetivo de la realidad económica de Navarra y que tiene la virtud de encontrar siempre el punto de catastrofismo necesario para animar un poco a la tropa. Esta vez a cuenta del dato de creación de empresas en el mes de junio, “el peor en diez años”, y que le daba para anunciar el “futuro negro” que le espera a la comunidad a largo plazo. Algo así como no os fiéis de los datos de hoy que el futuro viene chungo. También es verdad que en ese mismo mes la disolución de empresas fue la menor en ocho años, pero bueno, eso es secundario.

A quien hay que reconocerle coherencia es a Javier Esparza, que cerró julio denunciado que el Gobierno “quiere imponer una dictadura nacionalista” y ha empezado septiembre denunciando que el Gobierno “quiere imponer una dictadura nacionalista”. Lo que deja al líder de UPN como campeón mundial de la exageración. Algo que tendría su gracia si no fuera porque todavía quedan por sacar de las cunetas a cientos de víctimas de la última dictadura.

Pero tampoco hay que tomárselo a mal. A fin de cuentas, se trata de decir algo que suene duro para que te hagan un poco de caso. Y qué mejor que llamar “extremista”, “radical” y hasta “nacionalista vasca” a la presidenta del Gobierno para calentar un poco el ambiente. Solo le faltó sacar la lengua con cara de malo para que el profesor le echara de la clase. “Por primera vez en democracia a este Gobierno se le teme, porque este Gobierno castiga a cualquier organización o asociación que no sea de los suyos, que no se doblegue a su ideología nacionalista y que no les haga la ola”, ha llegado a decir Esparza este verano. Lo que le deja muy cerca del récord de Barcina, que tras el trompazo electoral de 2015 soltó aquello de que “Navarra va camino de la Alemania pre-Hitler”. Para que luego digan que el chico no tiene tablas. Nos espera un curso divertido.


07
Feb 18

Navarra es ETA y a callar

EL PP HA APROVECHADO EL 20º ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE BLANCO PARA VINCULAR CON ETA A PODEMOS, PUIGDEMONT Y AL GOBIERNO FORAL

En Navarra gobierna ETA. Por si no lo sabían. Lo ha dicho Jaime Mayor Oreja, que fue ministro del Interior y desde entonces, como buen jubilado, vive postrado en el balcón de casa señalando con el dedo a los transeúntes al grito de “Tú, ETA. Tú, también, ETA”. Esta semana le ha tocado al Gobierno de Navarra, al que de vez en cuando se le vincula con la violencia por aquello de que cuenta con el apoyo parlamentario de EH Bildu.

Un clásico en estos dos años de legislatura, pero al que Oreja recurre sin matices, para que se entienda bien. “En Navarra gobierna ETA”, repetía estos días en Antena 3, donde la gente le miraba como si fuera lo más normal del mundo que una banda terrorista gobierne una comunidad y que lo haga además con el apoyo de más de la mitad de la población. Será la mitad de los navarros son ETA, o algo así.

Oreja, en realidad, venía a decir que bueno, que quizá no es ETA, pero sí su proyecto político, y que como lo defiende ETA pues se siente y no vale. “ETA no es sólo una banda terrorista, es un proyecto político de ruptura. Nació para romper España, y Catalunya, pues evidentemente está en un proyecto de ruptura que es el proyecto de ETA”, señalaba el exministro por aclarar un poco.

Así las cosas, Catalunya también es ETA, que es una afirmación como de hacer muchos amigos en esto de buscar la unidad de la gente en contra de la violencia y recuperar el espíritu de Ermua ahora que se cumplen 20 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Que se lo digan a Manuela Carmena, que es la alcaldesa de Madrid por la candidatura afín a Podemos pero que parecía una de las cabecillas de la banda a la vista de las cosas que le han dicho estos días. De “cómplice con quienes apoyan a la banda terrorista” a “equidistante” le han llamado por no querer poner la pancarta en memoria de Blanco como le exigían los dirigentes del PP. Según la alcaldesa, el trato debe ser el mismo para todas las víctimas, lo que dio pie al ministro de Justicia, Rafael Catalá, para garantizar que “la mezquindad y la miseria moral de algunos no empañará nunca a quienes dieron su vida frente al terrorismo”. Que Carmena estuviera amenazada por ETA y que estuviera a punto de morir en un atentado de la ultraderecha evidentemente es secundario.

A la búsqueda de la unión de los demócratas se ha sumado también Pablo Casado. “Iglesias y Monedero justifican a ETA y Otegi, Zapata y Hasel humillan a las víctimas y ahora Carmena ignora a Miguel Ángel. Podemos es infame”, resumía el portavoz del PP, que ha cogido carrerilla y el pobre anda no poder parar. “Los mismos que justifican a ETA son los que justifican a los totalitarios en Cataluña y a los dictadores en Venezuela”, denunció ayer. ETA, Catalunya y Venezuela. Que no falte nadie a la fiesta.

UNA CALLE PARA BLANCO Ya se sabe que aquí la vinculación con ETA la decide el PP. Y no se libra nadie. Que se lo digan si no a Arantxa Quiroga, presidenta del PP en Euskadi, que tras años dando la cara acabó saliendo por la puerta de atrás porque en Madrid no interesaba flexibilizar su posición. Así que qué mejor que el aniversario de Blanco para intentar sacar tajada. Planteando, por ejemplo, que Pamplona le ponga una calle 20 años después.

Lo curioso del caso es que Ana Beltrán se lo ha pedido a Uxue Barkos, que no tiene competencias. “Debería ser ella quien se lo pida a Bildu para mostrar así como su compromiso con las víctimas de ETA y que realmente está en contra de que su socio de gobierno no condene los atentados de la banda”, reclama Beltrán, que también ha pedido explicaciones a la presidenta por la ikurriña que el Ayuntamiento puso en el chupinazo. Desde luego nada que ver con la del exalcalde, Enrique Maya, que lejos de azuzar la polémica quiso poner en valor que todos los grupos se concentraran en rechazo al asesinato de Blanco. Ni con el homenaje que UPN dedicó a José Javier Múgica en Leitza. Un acto humilde y sentido, sin aspavientos ni reproches, para quien también fue víctima de ETA. Que a lo mejor no da votos, pero resulta más honesto.

NOSTÁLGICOS Además, siempre quedan motivos para anunciar el Apocalipsis sin necesidad de llamar a todo el mundo terrorista. Para eso están gente como Julio Pomés. “Desde que comenzó a gobernar el cuatripartito las noticias sobre Navarra han pasado de ser elogiosas a gravemente críticas”, decía en un artículo de opinión el presidente del lobby antiimpuestos, en el que lamentaba que con esa mala imagen en los medios “el prestigio que caracterizaba a Navarra se ha desplomado”.

La culpa, desde luego, no es de Pomés, que nunca habla mal de Navarra, y que con la llegada del verano se ha puesto nostálgico. “En tiempos de Alli, Sanz y Barcina Navarra ocupaba uno de los tres puestos del pódium de la competición regional de los indicadores macroeconómicos. Incluso hubo ejercicios con superávit”, destacaba Pomés, que incluso nos recordaba que Navarra “iba como un tiro” con UPN. Y claro, ahora con el cuatripartito todo es paro, déficit y deuda. Solo falta que nos dejen sin caja de ahorros.


07
Feb 18

Salvemos el pañuelico rojo

LA PRENSA MADRILEÑA SE ALARMA POR LA PRESENCIA DE LA IKURRIÑA EN EL CHUPINAZO CUANDO LO REALMENTE GRAVE ES LA «IMPOSICIÓN» DEL PAÑUELO A CUADROS

Anda el patio revuelto con la ikurriña que el pasado 6 de julio presidió el Chupinazo. Que ni era la primera vez ni el primer ayuntamiento, pero sí la más esperada. Porque una cosa es que la tricolor ondee en Aoiz o en Lumbier con alcaldes que hoy presiden la ejecutiva de UPN, y otra “imponerla” unos minutos cuando ellos ya no mandan. “Los abertzales y podemitas humillan a los navarros y su rica historia. Navarra no es el anexo de nada ni de nadie”, concluía Pablo Casado, diputado por Ávila y portavoz del PP, abriendo camino a la tropa política y mediática que al grito de “imposición” viene agitando las antorchas.

El problema es que se han dicho tantas cosas que ahora casi todo suena a poco. “La degradación de Navarra se ha vuelto insoportable. Invasión separatista, presos de ETA jaleados en la calle y proetarras en instituciones”, denunciaba Vox para poner el listón en lo más alto. Hasta los recursos anunciados por la Delegación del Gobierno y UPN al Contencioso-Administrativo parecen ya tibios, y ha tenido que venir Ana Beltrán para poner un poco de orden y anunciar una querella por prevaricación contra el alcalde.

“Lo sabía, se le advirtió de lo que podía pasar y aun así siguió adelante”, denunciaba en un artículo en El Mundo la portavoz del PP, sorprendida porque Joseba Asiron, “un alcalde indigno para Pamplona”, no había obedecido la voluntad política de su partido. Y de paso, Beltrán aprovechaba para volver a proponer una Gran Coalición de derechas en Navarra contra el eje del mal. “La unión hace la fuerza y en momentos excepcionales se nos exigen medidas excepcionales a los partidos que defendemos Navarra como comunidad foral dentro de España”. A ver si esta vez hay más suerte y le hacen algo de caso.

A su favor juega que la expectación generada por los Sanfermines ha amplificado el efecto visual de la ikurriña, con gran reflejo en la prensa madrileña, sumada a la causa del Apocalipsis foral. “Bildu impone la ikurriña”, sentenciaba El Mundo, que aunque en su apunte editorial defendía que la colocación “no es legal”, lamentaba que el Gobierno central “no dispone de los mecanismos suficientes para hacer frente a la política de hechos consumados”. Más rotundos eran La Razón, donde llevaban a titular secundario en portada el “nuevo desafío de Bildu”, y que en las páginas de opinión confiaban en que “esta ofensa a la mayoría de los navarros tenga consecuencias”.

ASUNTO DE ESTADO Ya se sabe que esto de las mayorías y minorías es bastante relativo, y que es más democrático prohibir una bandera que permitirla. Lo cree hasta El País, que también editorializó sobre el asunto para defender que “dividir a los navarros con el izado de la bandera vasca es un error”. “La Ley Foral de Símbolos de Navarra de 2003 intentó poner coto a la llamada guerra de las banderas prohibiendo, indirectamente, el izado de ikurriñas en los edificios públicos de la comunidad”, apuntaba el editorialista, que advertía también a UPN, que ya ha pedido un debate sobre este tema en el Congreso a ver si pueden enredar un poco más, que “sería absurdo elevar el error del Ayuntamiento navarro a categoría de asunto de Estado”.

Solo La Vanguardia se desmarcaba de la línea editorial general. Será que los catalanes están en otra cosa y no a lo importante, que ponía el foco en la campaña contra las agresiones sexistas promovida desde las instituciones. “Chupinazo en femenino”, titulaba una larga crónica de dos páginas en la que la ikurriña no aparecía ni de refilón. “Han hecho bien las autoridades en comprometerse firmemente en el desarrollo de unas fiestas libres de violencia sexual, en un intento de implicar a los ciudadanos y visitantes en el rechazo a las agresiones contra las mujeres”, recogía en su editorial.

Suerte que quedan periodistas como Carlos Herrera para poner la prioridad donde merece. “Bildu, o sea Herri Batasuna, o sea el entorno político de ETA politizó el Chupinazo. Poner la ikurriña es decirle a los navarros que Navarra no es Navarra, que es un apósito del imperialismo vasco”, explicaba a los oyentes de la Cope.

Porque claro, esto es solo el principio. Se empieza sacando la ikurriña y se acaba prohibiendo el pañuelo rojo. O algo así. “Promocionado por el nacionalismo, nos quieren imponer el ‘pañuelo a cuadros’. Defendamos el nuestro”, alertaba en víspera festiva Pachi Mendiburu. El promotor de la reciente manifestación contra la ikurriña decía estar “convencido” de que la presencia del pañuelo azul y blanco en fiestas pueblos y barrios “no obedece a la casualidad, sino a consignas perfectamente planificadas y obedientemente orquestadas, de cara a la creación de un pañuelo para su Euskal Herria”. La cosa puede parecer un tanto paranoica, es cierto, pero viene bien para apropiarse de un símbolo más y recordar quienes son los buenos y los malos navarros. “Como con la bandera de Navarra, nos dirán que el pañuelo rojo no corre peligro, que nadie te lo va a quitar… Ya, ya…”. Así que por si acaso es mejor “tomar conciencia” y “poner medios”, que Navarra no desaparece en un día. Habrá que ir llamando a la de la txistorra.


07
Feb 18

A la espera del Séptimo de Caballería

LOS APOCALÍPTICOS RECLAMAN AYUDA EN MADRID PARA QUE NAVARRA NO ACABE SIENDO CATALUÑA Y AL RESCATE LLEGA, TARDE Y MAL, EL TRIBUNAL DE CUENTAS

Hace tiempo que Javier Esparza anda reclamando a la brunete mediática que mande el Séptimo de Caballería a Navarra con el argumento de que esto va camino de acabar peor que Cataluña. Como buen peregrino, Esparza lleva varias semanas de redacción en redacción, exclamando los peligros del califato foral. Que si Navarra se hunde, que si el mundo se acaba y que si esto es como Venezuela con vascos. Ya se sabe que esto del Apocalipsis foral es cuestión de fe, y que las almas hay que regarlas todos los días.

“Barkos quiere anexionar Navarra al País Vasco y pedir la independencia”, alertaba el pasado lunes desde las páginas de El Mundo, donde hace no mucho ya pidió en un artículo de opinión una “respuesta contundente” para evitar que el cambio se consolide en Navarra. Por lo visto, no le debieron hacer mucho caso, así que volvía a la carga con todo el arsenal: euskera, ikurriñas y, por su puesto, el comodín de ETA. “El proyecto político de ETA lo representa EH Bildu y lo representa el nacionalismo vasco, que quieren lo mismo, que quieren una Euskal Herria independiente de España”. Que nos gobierna la ETA y os da igual,venía a lamentar en Madrid el líder de UPN en un dibujo de la realidad tan atinado como alentador para turistas e inversores. Pero qué más da. Aquí lo importante es lo importante.

Suerte que quedan fieles de la altura de Hermann Tertsch, certero y mesurado analista de la corte madrileña que además de calificar de “miserable” la Ley de Memoria Histórica esta semana, aprovechaba para denunciar “la expansión totalitaria, con su motor asesino, sus innumerables cómplices y la pasividad culpable de los demás” que se está produciendo en Navarra.

La indignación de Tertsch venía a cuenta de un artículo en el ABC titulado Así es la hoja de ruta de Barkos para integrar Navarra en el País Vasco. Una especie de Cómo hacerse la independencia en cuatro sencillos pasos para que los más despistados entiendan la gravedad de la situación. Lo primero, decía el ABC, es “normalizar el euskera”, facilitando la captación de ETB. Que parece que no, pero es grave que te cagas. Luego, claro, viene lo de “educar en euskera”, ampliando el modelo D a la zona libre de vascófonos, “euskaldunizar la administración” promoviendo que “44 municipios navarros cambien de zona lingüística. Y, para finalizar, “guiños al nacionalismos radical”, pidiendo “un referéndum sobre la Monarquía”. “Siguiendo el aforismo de Mahoma y la montaña, si la presidenta no se deseuskalduniza, será la región quien se euskaldunice”, sentenciaba a modo de trabalenguas el artículo, anónimo, del ABC, para quien el “proceso” que está viviendo Navarra “es de manual”.

El problema es que, ante tamaña insurrección, uno esperaba al Séptimo de Caballería, pero han acabado mandando al Tribunal de Cuentas a abrir un conflicto de competencias con la Cámara de Comptos, seguramente la institución con mayor credibilidad en la Comunidad Foral, y ahí hasta Del Burgo parece tenerlo claro. Pero a ver quién lo explica ahora en Madrid, donde a base de calentarles los cascos han acabando entrando en la cruzada como elefante en cacharrería.

Esta vez el zafarrancho lo ha encabezado El País, que sin

Figura del Séptimo Regimiento de Caballería.

complejo alguno proclamaba que “El Gobierno de Navarra se declara en rebeldía frente al Tribunal de Cuentas”. No es como pedir la independencia, pero suena parecido, y para enredar un poco puede valer, que siempre hay alguno que se sube al carro. Enseguida lo hizo El Mundo, que en la sección de opinión ponía una flecha negativa a Barkos por “negarse a colaborar con el órgano fiscalizador”, algo que, claro, atribuye a que es “rehén” de EH Bildu.

Al quite han saltado también históricos defensores de la autonomía foral como UPyD y Ciudadanos. “El Gobierno de Navarra se niega a que sus cuentas sean auditadas y apoya a los matones que apalizan guardias civiles. Ni ética ni vergüenza”, zanjaba por la línea de en medio Rosa Díez, mientras que uno de los dirigentes de Ciudadanos Navarra, Miguel Cornejo, alertaba de que “limitar el examen externo envolviéndonos en banderas sólo beneficia a esos políticos y gestores”, ya que, con todo esto, lo que Barkos quiere es “menos luz sobre su gestión”. Porque evidentemente, eso de que Comptos tiene “la competencia fiscalizadora exclusiva del gasto público” depende de “cómo se interprete” la Lorafna, y ya sabe que algunos leen todo mirando hacia Madrid. Que una cosa es salir en manifestación con los navarros de bien a defender la bandera de Navarra;y otra, respetar su autonomía. Eso ya no es cuestión de Estado.


07
Feb 18

La democracia la carga el diablo

UPN, PSN Y PP CUESTIONAN LA LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA DE LOS AYUNTAMIENTOS PARA PASAR A LA ZONA MIXTA

A la derecha nunca le ha gustado perder el poder. Y es normal que a veces cueste un poco asumir la nueva situación, que ya se sabe que los ciudadanos son unos desagradecidos. Ahí está Aznar, por ejemplo, intentando digerir la derrota de su partido en 2004. Cuando no se preguntaba no había estos problemas. Ya lo venía avisando Miguel Sanz, empeñado en quitar la Transitoria 4ª no vaya a ser que los navarros “se vuelvan locos” y voten lo que no deben. Porque la democracia la carga el diablo.

Ahí está si no el chandrío que montaron en 2015, que solo dejaron a UPN el Ayuntamiento de Cintruénigo. Al principio todo son risas, pero luego van 44 pueblos y deciden pasar a la zona mixta. Y encima el Parlamento se lo permite. Lo explicaba bien esta semana en el pleno la parlamentaria socialista Inma Jurío, que recordaba que una cosa es gobernar y otra hacer lo que a ella no le gusta, que no está el horno para bollos. “Este cambio solo se basa en la voluntad política de grupos que quieren imponer sus mayorías. Se impone la voluntad oportunista de la mayoría, y dentro de esa mayoría se impone la mayoría nacionalista”, resumía Jurío, partidaria de dejar donde están a los 44 pueblos que mayoritariamente han pedido entrar en la zona mixta. Ya lo avanzó María Chivite, para quien que la mayoría de esos ayuntamientos son una “realidad política coyuntural”. Que ya se sabe que la mayoría política en Navarra debe ser la que debe ser. Y si no, pues no vale.

Malditas urnas Algo parecido piensa Carlos García Adanero (UPN), que en un discurso de 15 minutos fue capaz de colar 25 veces la palabra “sectario”, lo que sin duda demuestra una enorme capacidad retórica. Y sobre todo Ana Beltrán. Si para la portavoz del PP cualquier decisión del Gobierno que no le gusta es una “imposición”, lo de ampliar la zona mixta se acerca al infierno infinito. Francamente, nada que ver con la amnistía fiscal de Montoro a los defraudadores ricos.

Para eso sí que sirve una mayoría absoluta, y no para “coaccionar” a los ayuntamientos. Porque, según Beltrán, lo que ha ocurrido aquí es que la mayoría del Parlamento ha obligado a los ayuntamientos a votar por mayoría para pedir que les hagan caso. O algo así. Lo que sí quedó claro es que a ella nadie le va a imponer llamar euskera al euskera. “Yo le seguiré llamando vascuence”. A fastidiarse.

La cosa debe ser grave, porque hasta Ángel Ansa, uno de esos niños prodigio de UPN con los que lamentablemente ya no cuenta la Administración foral, avisaba que a lo mejor lo que hay que hacer es ganar las elecciones: “¿Y qué pasará si cambian esas mayorías municipales?”.

Desde luego, es una pregunta interesante. Mucho más que la del Ayuntamiento de Pamplona, que no se le ha ocurrido otra cosa que dejar que los vecinos decidan quién tira en chupinazo. “La DYA era el único candidato posible”, zanjaban los regionalistas tras conocerse el resultado de la votación. Más vale, venían a decir, que a ver qué es eso de votarlo todo.

Quien lo ha entendido bien es Alfredo Elizmendi, que alertaba esta semana a sus correligionarios de que “lo participativo está de moda” porque “parece moderno, fresco y democrático”, y lo no participativo “algo propio de la castuza tradicional”. Y claro, como lo de oponerse a que la gente vote, pues como que no está muy bien visto;lo que hay que hacer, según Elizmendi, es “organizarse e intervenir aprendiendo de quienes llevan muchos años haciéndolo”. “Quizá así se consigan unos procesos verdadera y equitativamente participativos sin sesgos ni defectos”, apuntaba. Que la democracia solo cuenta cuando ganamos nosotros, le faltó decir.


07
Feb 18

Humo en alta velocidad

UPN Y PP URGEN AL GOBIERNO DE NAVARRA LA CONSTRUCCIÓN DEL TAV Y DEL CANAL, DOS OBRAS PARALIZADAS DESDE 2013 Y QUE SIGUEN DEPENDIENDO DE LA FINANCIACIÓN ESTATAL

Superados los ecos de la manifestación por la bandera, Navarra continúa donde estaba. Sin invasiones bárbaras ni ikurriñas que arrancar de las instituciones. Así que a otra cosa mariposa, que cualquier argumento es bueno para seguir vendiendo el Apocalipsis. “Navarra crece menos que el Estado, las empresas huyen y las listas de espera suben un 60%”, proclamaba esta semana a los cuatro vientos Ana Beltrán. Socorro, le faltó gritar para dar un tono más dramático al alarmismo habitual del discurso de oposición. Vale que en el último año la economía en Navarra ha crecido más que en el Estado (3,1% frente al 3,0%), que hay un 1,5% más de empresas, y que quedan 10.000 personas menos esperando una primera consulta. Pero si Navarra se va al garete, se dice y punto.

Más que de datos, el Apocalipsis es una cuestión de fe. Pasa como con el Canal y el TAV. Dos obras aparcadas desde hace varios años por falta de financiación y voluntad política del Gobierno de Rajoy que, cosas de la vida, de repente parece más interesado que nunca en sacarlas adelante. “Montoro me ha dicho que está dispuesto a descontar las obras del TAV del Convenio Económico”, garantiza ahora Javier Esparza. “Y a mí, la ministra de Agricultura, que está preocupada por la falta de compromiso del Gobierno de Navarra con el Canal”, sube la apuesta Beltrán.

Será por la afinidad política del PP con el Gobierno cuatripartito, al que quiere ayudar pagando la millonada que hasta ahora no quería pagar, por lo que el Ejecutivo de Rajoy ha duplicado sus portavoces en la Comunidad Foral. Porque, qué mejor que voces ajenas para trasladar con total credibilidad a la sociedad navarra que sí, que por supuesto que Moncloa quiere a soltar la pasta que haga falta. “Hoy, gracias a UPN, la presidenta del Gobierno tiene encima de la mesa 3.000 millones de euros de inversión del Estado en el corredor Zaragoza-Castejón-Pamplona-Y vasca en alta velocidad para mercancías y pasajeros con ancho internacional y doble vía”, anunciaba Luis Zarraluqui, que como consejero de UPN planteó un tercer hilo pero que ahora garantiza que pasta hay la que haga falta.

El pack completo de norte a sur con un chasquido de dedos gracias a su buen hacer. Lo que no deja de ser sorprendente porque los presupuestos recién aprobados en Madrid no incluyen inversiones ni para el TAV ni para el Canal, y siguen pendientes de cobro los 45 millones que debe el Estado por las obras adelantadas. Pero nada, si Zarraluqui dice que en la mesa de Barkos hay 3.000 millones los hay, y si no se gastan es porque la presidenta no quiere.

Si uno fuera mal pensado, podría intuir que tal vez, y solo tal vez, lo que alguno busca es colgar el mochuelo al Gobierno foral de la falta de avances en dos infraestructuras que dependen de la financiación del Estado, y que más de 20 años después de anuncios, convenios y promesas incumplidas son poco más que un dibujo en un papel. Enredar un poco la maraña para revolver al Gobierno y de paso evitar un posible acuerdo que aclare la situación antes de 2019. Que a Rajoy tampoco le vendrá mal ahorrarse el dinerillo. Pero eso, claro, es algo que ni Esparza ni Beltrán serían capaces de hacer.

Ya se sabe que UPN y PP siempre piensan en lo mejor para los ciudadanos y no tanto en sus aspiraciones políticas. El mejor ejemplo lo daba el concejal de UPN en Pamplona, Juan José Echeverría, también conocido como Chim Pon Chi. Tras alertar del riesgo de convertir Pamplona en Corea del Norte con tanto carril bici, esta semana cargaba contra la decisión de usar vasos de plástico reutilizables en San Fermín. Que qué manía con cambiarlo todo con lo bien que estamos así, venía a decir. “¿Por qué no ponen también una ordenanza que diga que hay que llevar una cantimplora para mear y no manchar la calle?”, proponía con su habitual cordialidad Echeverría. Seguro que Rajoy también está dispuesto a pagar eso. Todo sea por el bien de Navarra.


07
Feb 18

Navarrísimos en Madrid

Martínez Soria, en una imagen de la película «La ciudad no es para mí» (1966).

PESE A LA RUTA MEDIÁTICA DE | ESPARZA POR MADRID A COSTA DE LA IMAGEN DE NAVARRA, LA MANIFESTACIÓN PASA DE PUNTILLAS POR LA PRENSA SALVO EN ‘ABC’ Y ‘LA RAZÓN’

Hay que reconocer los esfuerzos por encender la llama de la cruzada en Madrid. Que Navarra no se libera sola. Por allí, incluidas las tertulias más pintorescas en las que se acostumbra a llamar terrorista a todo el que asoma por la puerta sin el carnet de la gaviota, han paseado los últimos años dirigentes como Sergio Sayas, a quien Barcina enviaba de vez en cuando para azotar al PSOE tras echar a Roberto Jiménez del Gobierno. O más recientemente Ana Beltrán, que a los cuatro meses del cambio ya avisa de que en Navarra “estamos en un asunto más grave que en Cataluña o el País Vasco” y que a ver si os enteráis.

Nada desde luego como aquel “Navarra puede derivar en la Alemania previa a Hitler” que a Barcina se le ocurrió soltar tres días después de las elecciones como anticipo de ese Apocalipsis que ya se vive en las calles y los pueblos de Navarra, donde ya ni luce el sol ni sonríen los niños, y que el sábado sacó a la calle a un mogollón de gente tras una señora que se fustigaba con una txistorra.

Es verdad que el nivel es alto, y que no es fácil superar apariciones estelares como aquella de la expresidenta defendiendo que cualquier alicatador ganaba más que en las reuniones de media hora en Caja Navarra. Pero siempre hay algo de catastrofismo que vender. Que se sepa bien en Madrid que Navarra s’hunde. Y ahí que ha recogido el testigo Javier Esparza, que de vez en cuando se teletransporta a la capital con la cesta de viaje llena de tópicos en una mano y un cuadro tragicómico en la otra.

Esta semana tocaban el matinal de TVE y el programa de Carlos Herrera. Es verdad que su “amigo” apenas le dedicó un par de minutos, los justos para promocionar la mani con la que UPN no tenía nada que ver, y encima sin el tono faltón de la última vez, en la que llamó “basura” y “escoria” a las fuerzas que apoyan al Gobierno. Pero oye, menos da una piedra. Suerte que en televisión tuvo más rato y pudo ponerse la cinta de Rambo en la cabeza y disparar a discreción. La verdad es que no faltó de nada: En Navarra no hay libertad, las empresas se escapan, la Barkos quiere acabar con España y qué es eso de los buenos datos del paro que usted me habla. Para qué embajadas con tanto diplomático.

Lo que pasa es que con Rajoy a punto de declarar en la Audiencia Nacional y los catalanes diciendo que se piran, el Apocalipsis foral como que no da tanto miedo. Y ya puede Esparza recurrir a aquello de Navarra cuestión de Estado o gritar fuego con una garrafa de gasolina en la mano que no hay manera de colarlo en portada. Vale que el chico es majo y que a los españoles de bien no les gusta que tenga que estar en la oposición por culpa de Venezuela, ETA y la ETB. Pero es que en cuanto se va, parece que se les olvida. Y si encima va el Madrid y gana la Champions, la cosa se pone cara.

Revista de prensa Total, que ningún periódico de ámbito estatal recogió ayer en portada la manifestación de los navarros de bien. El País y La Vanguardia ni siquiera hicieron referencia en páginas interiores, y El Correo y El Mundo apenas una fotonoticia. Este último, eso sí, con una visión un tanto particular. “Una multitud se manifestó para pedir la derogación de la ley que promueve el uso de la ikurriña en los ayuntamientos”, explicaba.

Más generosos fueron en La Razón, que cedieron al propio Esparza una página en la sección opinión para que hiciera él mismo la crónica. Objetiva y con las habituales referencias cariñosas a Barkos, así que se perdona el intrusismo. Y también en el ABC, donde ofrecieron una página completa para explicar que una “multitudinaria manifestación” exige “al cuatripartito radical” que “proteja sus símbolos”.

Pero por si la cosa no había quedado clara, Juan Pablo Colmenarejo dedicaba otra página de opinión con el título La España inacabada. Desde allí el periodista de Cope zurraba a gusto al Gobierno, al que considera “sectario por definición” porque “sólo gobierna para una parte de la sociedad navarra, excluyendo a quienes defienden la Constitución, el fuero actual y la convivencia entre las dos culturas”. El artículo, en el que no faltaron las habituales referencias a ETA, explicaba que la culpa de todo es de los “políticos de medio pelo” de UPN y PSN que “trataron de contemporizar el avance del nacionalismo vasco incluso subvencionando la enseñanza del euskera en la Ribera”. Lo veis, por tibios.

Pero Colmenarejo iba más allá. Él, que conoce bien Navarra, sabe que la cosa está chunga-chunga porque “UPN no respira tras perder el poder asolada por los escándalos de corrupción”, el PP navarro “es un partido marginal” y los socialistas (“Sánchez ha arrasado en Navarra”, recuerda) “navegan entre las dos aguas tentados con el arrimón al independentismo vasco con tal de cumplir el obsesivo objetivo sanchista de echar a la derecha”. “La coalición antisistema tiene su plan: poner la ikurriña en el balcón, echar a la Guardia Civil de una paliza y llevar a Navarra hasta la puerta constitucional del referéndum”. El Apocalpisis, sí señor.


07
Feb 18

Navarrismo monárquico bipolar

UPN Y PP CALIENTAN LA MARCHA POR LA BANDERA PLANTEANDO A LOS PRÍNCIPES DE VIANA Y PLEITEANDO PARA QUE LA ROJIGUALDA ONDEE EN EL AYUNTAMIENTO

De nada sirve poner todo el empeño si al final fallando los detalles. Uno puede hacer un trabajo ejemplar toda la semana, concienzudo y concienciado, navarrísimo a más no poder, que acaba empañado cuando llega el fin de semana. Porque queda un poco feo eso de abrazarse a la bandera y glosar su brillante rojo, sus cadenas, su corona y su esmeralda y luego plantar a los Premios Príncipe de Viana porque no vienen sus majestades los Reyes de España. Que una cosa es querer que estén y otra no ir al principal acto institucional de la cultura porque no vienen.

“No comparto las inexplicables razones y mucho menos el sectarismo que inspiran la decisión”, le escribía esta semana el diputado de UPN, Carlos Salvador, a la presidenta Uxue Barkos para justificar su ausencia en el acto. No kings, no party, venía a decir el salvador de la navarridad borbónica, y que en la misiva lamentaba lo “poco edificante” que era ver las múltiples ciudades que han visitado los reyes “en el último año”. Salvador citaba nueve, de Aranjuez a Badajoz, pero se olvidaba Pamplona. No porque no vinieran, que lo hicieron a finales de junio, sino por no estropear una carta que había quedado tan bien argumentada.

Todo un acto de mortificación, como de apretarse el cilicio, para alguien tan navarrista como Salvador, a quien le encantan este tipo de actos institucionales en los que se repite mucho la palabra Navarra. Suerte que esta era una semana de celebraciones en Madrid a cuenta del campeonato de liga, y que en el fragor de su bipolaridad identitaria pudo cumplir su cuota semanal de representación. “Felicidades a la gran familia del Real Madrid!!! Navarra también les acompañó en el Homenaje de la Comunidad de Madrid”, celebraba el diputado durante el acto. Allí no fueron los reyes, pero sí había una presidenta hecha y derecha, muy derecha, como Cristina Cifuentes. Para que luego no se diga que no está Navarra en los sitios importantes.
La verdad es que Salvador siempre ha tenido una vinculación muy especial con Madrid, donde colabora solidariamente todos los años tributando el 1% de los beneficios con su SICAV. Que no es mucho pero menos da un paraíso fiscal. Eso sí que es llevar con orgullo el nombre de Navarra.

En todo caso, en estas cosas es mejor tener cuidado, porque en esa carrera loca por negar la legitimidad al Gobierno uno empieza excluyéndose de los actos importantes y luego no sabe cómo volver a salir en la foto. Y como esto del Apocalipsis se acabe alargando más de lo esperado lo mismo pasan los años y la gente ni se acuerda que durante un tiempo pasaste por ahí.

Suerte que Ana Beltrán, otra de las indignadas por la ausencia de los reyes en los premios, explicaba con su habitual mesura los motivos de ausencia. Ni más ni menos que por la “actitud mentecata” y “de estrechez de miras” del Gobierno foral por “primar su aversión a la Casa Real frente al prestigio del premio y la visibilidad de nuestra Comunidad”. “Los premiados y su obra deberían poder contar con misma la repercusión nacional e internacional que han tenido los galardonados de ediciones anteriores, gracias a la presencia de la Casa Real”, defendía Beltrán esta semana, que en coherencia y para dar relevancia a los premios tampoco quiso acudir a los Príncipes de Viana.

Que igual nos estamos equivocando de reyes, como le pasa a la Delegación del Gobierno con la bandera. Que en medio de la campaña por honrar a la enseña roja a la que se le ha puesto nombre hasta en euskera (gurea) le ha dado por perseguir a los ayuntamientos para que no hagan ondearla sola. Vale que es por enredar, pero empeñarse mucho en poner la española la semana que se quiere agitar a las masas igual no se entiende mucho.

Sobre todo si quien sale en tu defensa es Ciudadanos, ese partido clave que solo planteará acabar con el régimen foral cuando tenga mayoría para ello, y para quien “la táctica de algunos ayuntamientos de ondear únicamente la bandera navarra no puede ocultar el verdadero deseo de este Gobierno nacionalista de hacer desaparecer nuestra identidad en favor de Euskadi”. Si al menos fuera en favor de España…


07
Feb 18

Lo que la bandera esconde

POCO A POCO LA MARCHA VA GANANDO TRANSVERSALIDAD EXTREMA MIENTRAS EN MADRID APROVECHAN LA BANDERA PARA ATIZAR AL GOBIERNO FORAL

Hay que reconocer que la manifestación del día 3 está quedando de lo más transversal. Del PSN a los superforalistas de Ciudadanos. Pasando por la asociación de mayores de UPN, la asociación juvenil de UPN y la asociación de mujeres de UPN. También se han adherido el grupo municipal de UPN de Villava y el grupo municipal de UPN en Falces, a los que por lo visto no les debió llegar el mensaje que pedía “no dar el cante” con las adhesiones, no vaya a ser que se vea la patita. Que si la convocatoria se ha hecho así, semianónima y con los correos encriptados, es para que se apunte todo el mundo. Hasta la Falange.

Y ahí que ha entrado el cuatripartito de derechas: UPN, PSN, PP y Ciudadanos. La gran esperanza de los profetas del Apocalipsis, que ven en la manifestación la rampa de salida para una alternativa de Gobierno. “Este es un primer paso para que en el futuro cercano estos cuatro partidos constitucionalistas unan sus fuerzas en aras de la gobernabilidad de Navarra en el marco de la Constitución Española y de la ley del Amejoramiento”, celebra Sociedad Civil Navarra, una de esas asociaciones creadas tras las últimas elecciones para iluminar el camino en estos tiempos de tinieblas y oscuridad. Un movimiento ciudadano espontáneo e independiente en el que cualquier vinculación con UPN es meramente casual, y para quien “la adhesión de los partidos políticos UPN, PSN, PPN y Ciudadanos representa una magnífica oportunidad para expresar esa mayoría social de Navarra que apuesta con rotundidad por sus instituciones y sus símbolos propios”.

Un momento, ¿símbolos, en plural? ¿La mani no era solo por La Bandera? ¿Por “la convivencia, el autogobierno, y la integración de la pluralidad”, que decían los socialistas? Qué confusión. Es que empiezas hablando de lo que nos une y luego cada uno lo interpreta a su manera.

Mira si no la Falange, tan defensora siempre de la democracia y la bandera de Navarra, que llama a participar en la manifestación contra “la extrema izquierda con miembros de ETA que quiere quitar el escudo foral de Navarra”. La Comunión Tradicionalista Carlista, en cambio, ve una oportunidad para hacer frente a la “agenda progre-nacionalista” que está incluyendo “los más graves casos de cristofobia imaginables”. “Es un insulto permanente de la memoria de los navarros que, leales a su gobierno regional, se alzaron en 1936, libremente, contra el gobierno sectario de la Segunda República”. Eso sí que es un argumento como Dios manda.

Suerte que para aportar luz a esto de los motivos reales de la manifestación tenemos al ideólogo mayor del Apocalipsis, don Julio Pomés, articulista y visionario, que esta semana se mostraba exultante porque los civiles (la sociedad, no los guardias) van a acabar saliendo a la calle contra este gobierno de rojos, separatistas y delincuentes. “Participar en la manifestación no significa estar de acuerdo con los partidos de la oposición, sino discrepar de las actuaciones que el Ejecutivo mantiene en muchas cuestiones”, decía Pomés, que en el saco metía un poco de todo, del PAI al “desplome de las cifras macroeconómicas”. Así, con la brocha bien gorda, aunque no sea verdad. La cosa es protestar contra el Gobierno, que según Pomés, “se ha propuesto repartir un dinero que no tiene en rentas básicas, múltiples beneficios sociales y ofertas de empleo público masivas”. Desde luego, se habrá visto mayor malicia.

La visión en MadridOyendo estas cosas es normal que uno al final se cabree. Y claro, si encima tienes un micrófono, te pasa como a Carlos Herrera, que el viernes se fue calentando, calentando… y acabó ofreciendo a los oyentes de la Cope su particular visión de Navarra. “Este Gobierno de los infiltrados del PNV, Herri Batasuna y Podemos, toda esa escoria, han levantado la ley para que los ayuntamientos pongan la ikurriña”, informaba el locutor a sus oyentes, a quienes explicaba que el Gobierno de Navarra está lleno de “sectarios” y que Geroa Bai tiene un portavoz “violento e iracundo”. “Una basura de portavoz”, resumiendo.

Todo sea en nombre de la bandera. Lo tiene claro hasta Antonio Imizcoz, asesor de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos en el Ministerio de Hacienda, y que llama a manifestarse contra “el Gobierno ¿de Navarra?” por “favorecer a sus socios vascos, por bailar el agua al PNV, por su continuado seguidismo a los asesinos, secuestradores, extorsionadores y borrokas en general”. Da gusto tanto navarrismo en el Gobierno central. De la renovación del Convenio Económico, si acaso, ya hablamos otro día.


07
Feb 18

Gurea defenda dezagun

LA IMPOSICIÓN DEL EUSKERA LLEGA HASTA LA MARCHA POR LAS BANDERAS, QUE HA OPTADO POR UN LEMA BILINGÜE PARA PROTESTAR CONTRA EL GOBIERNO

Tiene un punto de ternura que los convocantes de la manifestación por la bandera de Navarra hayan tenido el detalle de poner un lema bilingüe para la convocatoria: Defendamos la bandera de Navarra. Gurea defenda dezagun. Lo que no deja de ser curioso en una cita que bebe de la crispación política generada durante dos años a cuenta de la política lingüística del Gobierno de Navarra, y que según Javier Esparza, va hacer que quienes no conocen el idioma sean “parias en su propia tierra”.

Sí, es verdad, primero va en castellano y más grande, como pedía en su blog uno de los organizadores, indignado porque las notificaciones del Gobierno foral ahora van en los dos idiomas, y encima primero en euskera: “No debemos dejar pasar esto de ningún modo. Cada uno, en lo que buenamente pueda, debe manifestar su desacuerdo con este atropello. ¡Se van a enterar!”, apuntaba Pachi Mendiburu, para quien por lo visto eso es de mala educación.

Pero bueno, la cosa es que el lema va bilingüe. En euskera, al fin y al cabo, lo que se mire como se mire es un gran paso hacia la normalización lingüística de la comunidad. El disgusto que se van a llevar cuando vean la pancarta los de Vecinos de Paz, que llegaron a compararse con los judíos en la Alemania nazi porque en Berriozar quisieron saber cuánta gente hablaba euskera en el municipio.

Tampoco sabemos qué dirá cuando se vea rodeada de peligroso vascuence Ana Beltrán, que no hace mucho consideraba una “imposición” que el Gobierno rotulara en bilingüe los carteles en las carreteras que dan entrada a Navarra. “Ni los navarros de la zona no vascófona ni las personas que entren a Navarra provenientes de La Rioja, Castilla o Aragón, o de cualquier otra parte de España, tienen necesidad ni interés en que los rótulos estén en dos idiomas”, alertaba la presidenta del PP.

Por no hablar de UPN. Con lo que los buenos navarristas han hecho durante todos estos años para proteger el castellano de su desaparición, van y les ponen una pancarta en vascuence. “Se ha quitado la careta. Tiene una obsesión, imponer su independentismo y para ello vale todo: la ikurriña, la rotulación del Gobierno, ETB…”, decía Esparza hace poco (a Uxue Barkos, no a los convocantes, que quede claro), preocupado por aquello de la euskaldunización.

Quién sabe, igual tiene razón y la pancarta bilingüe es consecuencia de la imposición del euskera. Puede incluso que para el final de legislatura hasta UPN se vea obligado a euskaldunizar su nombre: Unión del Pueblo Navarro-Nafarroako Herri Batasuna. Todo sea por la “concordia”, como reza el manifiesto de la manifa.

Donde no hay dudas es en el lema. Eso sí es claro: Por la bandera. Pero una bien roja, bien grande y bien agarrada, no vaya a ser que la quiera coger alguien más y haya que darle con el asta. Luego, es verdad, los convocantes hablan de defender “los símbolos oficiales que nos representen a todos”. Lo que no queda claro es si es por la europea, desaparecida del Parlamento hasta hace unos días. O por la española, de la que últimamente poco se habla. Será que la oposición empieza a aprender a hacer oposición, y ha decidido esconder la rojigualda como los nacionalistas hacen con la ikurriña en campaña. Con lo fácil que hubiera sido decir que la manifestación es para pedir la prohibición de la ikurriña. O directamente contra “los nazionalistas”, como le gusta decir al convocante Vecinos de Paz.

Cosas de la política, por lo que siempre viene bien una matización, y si es de los organizadores, mejor. “Se ha puesto a la zorra (no va con segundas) a cuidar el corral y sabemos que, con astucia, va a intentar llevarnos al huerto”, nos explicaba ayer Pachi Mendiburu. Por lo visto, solo un mes después de las elecciones -eso sí que es predicción- soñó que una águila quería comerse una ardilla, y que la ardilla era Navarra (hasta se llamaba Navardilla) y el águila los vascos malos. O algo así.

Total, que dice Mendiburu que los nacionalistas quieren “meter a Navarra en Euscalerría para, después, independizarse de España”, que el primer paso es “derogar la Ley de Símbolos para colarnos la ikurriña”, y que por eso hay que “hacer historia” y acudir a la manifestación. Que el Apocalipsis ya está aquí, vaya. Suerte que al final del sueño la ardilla se escapa. Si no, menuda pesadilla.