Ya sabéis que me gusta el riesgo y vivir peligrosamente, y me expongo a visionados de cosas horribles (he visto cosas que no creeríais…..) para luego poder contarlas en Grupo Salvaje. Ir al cine a ver una peli española debería contar como una de esas actividades, pero hay ocasiones en que te llevas sorpresas, y ahora os voy a contar la que me he llevado con “Odio el verano”.
A ver, el riesgo estaba medio calculado. El director es Fer García-Ruíz, que no es que tenga mucha filmografía en su trayectoria, pero ha sido lo bastante valiente como para enfrentarse en verano a Santiago Segura y su peli anual recaudadora no con una, sino con dos películas, ambas comedias, pero con diferente talante. Por un lado “Mala persona”, con Arturo Valls (se le odia-quiere a partes iguales) y Malena Alterio, que está viviendo un momento personal realmente interesante. Nos cuenta una historia triste que adorna de comedia. No le tengo muchas ganas a ésta.
Por otro lado, “Odio el verano”, se plantea como una comedia más simpática, relajada). Escrita por el guionista de “Campeones”, David Marqués, en su segundo trabajo con el director tras “Descarrilados” (que tengo pendiente de ver), nos enseña a tres familias que coinciden por error en el mismo lugar para pasar unos días de verano. Las diferencias entre las familias traerá situaciones peculiares.
Esto se podría haber planteado como la típica chabacanada, cuatro risas soeces y mucha publicidad en los telediarios. Sin embargo, me ha sorprendido gratamente el tono, el humor sencillo pero efectivo y me parece que mucha culpa de eso la tiene Julián López. No puedo más que reconocer que tengo debilidad por este actor. A ver, que el amigo es capaz de levantar “Operación camarón”, que no había por donde cogerla y al menos no sales del cine pensando en asesinar a sus creadores. Los mismo pasa con la imposible “Ocho apellidos marroquís”, aunque ni él es capaz de sostener el desastre de “Matusalén”, pero bueno, al menos lo intenta, y es que era muy complicado.
Junto a él tenemos a Roberto Álamo (soportable, incluso me empieza a caer bien), Malena Alterio de nuevo (buenísima, una grande), María Botto (siempre bien), Jordi Sánchez (hace lo que siempre hace, pero es que lo hace bien), Kira Miró (ojo, que también está en un momento muy bueno), y otros. Este reparto bastante coral encaja bastante bien, o el director ha sabido encajarlos y nos ofrecen momentos de risas muy buenas (y algún momento bochornoso, pero pueden más las risas).
No se hace pesada, sales del cine con media sonrisa y la sensación de que te han hecho pasar un buen rato, y eso, hoy en día, tiene mucho mérito.
Así que mira, os la recomiendo, id al cine a ver Odio el verano, no os arrepentiréis.
En otro orden de cosas
Grupo Salvaje vuelve!!!! A partir del 12 de septiembre comenzamos la temporada 11 del mejor programa de cine y series de la vieja Iruña, con nuevas secciones, como actualidad en cartelera, y alguna sorpresa. Ya os contaré cómo podéis escucharnos
Recuerdo cuando comencé a leer las crónicas vampíricas. Llevaba poco tiempo leyendo literatura de modo habitual, sin que me obligaran los estudios, y fue la primera vez que me enganché a una saga de libros. Os voy a contar un poco esa historia.
Para ponernos en contexto, eran los felices años 90 y por entonces no había llegado la explosión de literatura romántica fantástica y los vampiros no brillaban bajo la luz. No penséis con esto que quiero echar por tierra ese tipo de ficción, todo lo contrario, comprendo la fascinación que un buen romance puede generar. Si además lo adornas con castillos, dragones, vampiros, grandes caballeros, tienes el éxito asegurado, pero no es lo mío.
El panorama vampírico actual no ha pasado por sus mejores momentos. Desde los brillantitos, los hemos tenido de todos los tamaños y colores, aunque si tuviera que destacar algunos, literariamente hablando, me quedaría con los vampiros terroríficos y crueles de David Wellington y su pentalogía vampírica que comenzó con 13 balas, libro muy recomendable (bueno, los 5 libros son bastante buenos). Esos vampiros daban miedo, no eran nada simpáticos, magníficos. He estado mirando qué está haciendo el amigo Wellington y está inmerso en una trilogía de terror en este caso ambientada en el espacio que comenzó el año pasado con Space-1 y en noviembre de este 2024 planea publicar la siguiente, que se llamará Revenant-X. Lo acabo de priorizar en mi lista de pendientes. Pero volvamos a lo que estaba comentando.
Otros vampiros destacables, en menor medida, son los de Carlos Sisí, con otra trilogía, compuesta por Rojo, Fundación e Infierno. No estuvieron mal y al menos eran vampiros dignos. Como curiosidad, comentar que este autor lo tuve bastante olvidado hasta que leí Alone at the top thriller bastante interesante.
En el mundo de las series poca cosa, salvo True Blood, la divertida serie que comenzó en plan serio y que iba camino de la cancelación hasta que dejó de tomarse tan en serio a sí misma y tuvo en cuenta las bromas del público en redes sociales para hacerlas como propias e integrarlas en su lore, y acabó siendo una serie hoy considerada de culto. Constó de 7 temporadas y 80 episodios con Anna Paquin interpretando a Sookie Stackhouse, la gran protagonista.
En cine hemos tenido cosas interesantes, como la sueca Déjame entrar, que fue bastante inquietante y sentó las bases de otras historias futuras. Ah, y que no se me olvide comentar la fallida serie de Guillermo del Toro de vampiros, con solo un par de episodios buenos y el resto muy olvidable, The Strain.
Esto es todo a título personal. Hay muchas más series, libros y películas, pero lo que cuento es desde mi punto de vista.
Mi relación con el universo vampírico se remonta a mi niñez, cuando Morbius, uno de los grandes enemigos de Spiderman me asustaba en cada una de las páginas de aquellos tebeos de la infame colección de Bruguera (en aquel momento no sabíamos que era infame, pero eso es otra historia). Su primera aparición fue en el número 101 de The Amazing Spiderman, en octubre de 1971, aunque aquí llegó mucho más tarde.
Originalmente era un científico, Dr Michael Morbius, al que un experimento no le acabó de salir bien y se convirtió en ese bicho sediento de sangre que llegó a tener incluso serie de cómics propia. Luego hubo una película del mismo nombre, interpretada por Jared Leto, que recibió duras críticas pero que a mí no me acabó de disgustar.
Más adelante, en realidad bastantes años, pues mi interés en la literatura me vino tarde (gracias a King y a IT), me aventuré con el Drácula de Bram Stoker, la considerada fuente e inicio de la leyenda, escrita en 1897. Esto ya son palabras mayores. El libro me encantó, me atrapó su estructura epistolar, aunque fue la película de Coppola de 1992 la que ya acabó de afianzar mi interés en estas nocturnas criaturas.
Hasta que llegó Anne Rice, siempre querida y añorada, y comencé el primer libro de lo que yo pensaba que era una trilogía, Entrevista con el Vampiro, escrito originalmente en 1975. Inmediatamente me fascinó y entré de lleno en las maravillas del “jardín oscuro”. Aprendí a querer a Lestat, Louis y esa mitología fantástica. Terminado el primer libro, me leí el segundo «Lestat el Vampiro» estando de acampada, y justo bajaba del autobús me fui corriendo a comprar el tercero, “La reina de los condenados”, el mejor, y el que peor adaptación al cine tuvo, con una película que mejor si se la hubieran ahorrado.
Entrevista con el vampiro corrió mejor suerte en su adaptación, y pudimos disfrutar de una de las pocas actuaciones de Tom Cruise que soporto, junto a un Antonio Banderas que resultaba creíble, acompañados por una pizpireta Kirsten Dunst. Me atrapó la historia de ese vampiro que nunca quiso serlo (Louis), que se planteó enfrentarse al sol (hay una canción dedicada precisamente a ese momento, pero ésa sí que es otra historia) y que nunca dejó de intentar comprender qué era y por qué era así.
A través de las dudas de Louis, podemos entender todas las reglas vampíricas que fue asentando Anne a través de muchos años y muchos libros, porque después de la trilogía inicial vinieron más, concretamente 10, hasta completar la mejor colección de Crónicas Vampíricas jamás escrita.
Y así, después de la trilogía original y una vez creado su universo, Anne Rice pudo desarrollar otros personajes que aparecían de un modo tangencial en los primeros libros, como Marius y otros muchos que no hace falta citar ahora, todos siempre vigilados por la Talamasca, esa misteriosa organización que se ha encargado siempre de vigilar a estos “monstruos” y que por cierto, han anunciado que harán una serie sobre ella, tras el éxito cosechado por la adaptación en serie de Entrevista con el vampiro, a la que dedicaré un post entero. También amplió su universo a las brujas Mayfair, una trilogía magnífica compuesta por La hora de las brujas, La voz del diablo y Taltos y que nos trajo un maravilloso crossover entre los dos universos de la mano de Merrick (Mayfair), libro que pertenece a las crónicas vampíricas, pero que recoge de los dos mundos.
También se ha hecho una serie sobre las brujas Mayfair, interpretada por Alexandra Daddario, que en su primera temporada contó con una recepción más complicada que su serie hermana, pero espero que mejore, como la hecho Entrevista con el vampiro en su segunda temporada, que nos ha regalado unas de las mejores adaptaciones de los libros de Anne Rice que hemos visto.
Es una pena que ella no pueda disfrutar de este buen momento que su obra está teniendo, aunque pienso que sabía lo que hacía cuando decidió tomar las riendas y ponerse como productora junto con su hijo. Vienen buenos tiempos, y de momento tres series (Entrevista con el vampiro, las brujas Mayfair y la anunciada Talamasca).
Mientras, tengo pendiente volver a leer los libros, esta vez en inglés, y disfrutar de nuevo, pero tengo que encontrar momento para ello.
En www.eapendergast.es puedes estar siempre pendiente de las adaptaciones que se van tratando y que te pueden interesar
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