Me gusta que actores buenos se metan a dar mamporros, aunque esto les haga bajar un poco su apreciación como tales. Liam Neeson se convirtió en referente de este género, y ahora parece que le toca a Denzel Washington. Me gusta, porque son actores que ya lo han hecho todo y eligen bien sus siguientes papeles, por lo que a priori, vas a ver cierta calidad.
Bueno, esta película es la segunda parte de la del mismo nombre estrenada en 2014, y resulta curioso que estaba preparada para septiembre de 2017 pero se decidió retrasar su estreno hasta este 20 de julio pasado. Aquí ha llegado un poco más tarde. Imagino que serán decisiones de producción para intentar conseguir la máxima rentabilidad.
Nos cuenta la historia de Robert McCall, exagente CIA que vive una vida aparentemente tranquila ayudando a sus vecinos. Teóricamente está muerto, pero en realidad es un trabajador de Lyft, empresa de alquiler de conductores como Uber. En su coche, descubre muchas historias, y ayuda a personas en necesidad.
Pero claro, todo se complica, hay muertes, juramentos de venganza, traiciones, malos que son más malos que pegar a un padre y la película discurre en un terreno desigual donde tenemos momentos demasiado tranquilos alternados con otros de mucha acción y es cuando te preguntas: muy bien, esto dura 120 minutos y hemos visto prácticamente 40 minutos de relleno, de construcción de personajes que se dice ahora, que hace que te expliques ciertas reacciones más adelante, porque ahora “conoces al personaje”.
Vale, estoy de acuerdo hasta cierto punto, pero con unos flashbacks, con unas imágenes clave, podríamos conocer relación entre personajes del mismo modo y no me daría la sensación de que necesitaban llegar hasta las dos horas de película.
Pero no penséis que no me gustó. Es una buena película, con momentos de acción impresionantes, como la esperada escena final (no digo nada si digo que hay una escena final de mucha acción, es obvio con este tipo de cine). Me gusta Denzel, pero en alguna ocasión se me iba la mirada hacia la pared que daba a la sala de al lado, donde ponían Megalodon y pensaba que el otro actor lanzaleches por antonomasia, Statham, estaría ahí en una película honesta que va a lo que va.
Pero bueno, todo tiene su tiempo y circunstancia y al tremendo tiburón le llegará su momento. Igual luego salgo del cine decepcionado pero me da igual, es peli palomitera y hay que ir a verla sí o sí (aunque nunca como palomitas, lo odio en el cine).
Por cierto, la peli en perfecto castellano, parece que Golem aparca la versión original en verano y esperemos que retomen en otoño.
Un saludo!!