Qué puedo decir ya que no se haya dicho de este polémico best seller llevado al cine… es ahí donde me centro, cinematográficamente hablando creo que sin lugar a dudas la escena final es lo mejor de la película con diferencia acompañado por el espectacular tema de Hans Zimmer «Chevaliers de Sangreal», os dejo con dicho momento, no sin antes avisar que por favor si no la han visto no vean el video que les brindo, ya que es justo el final. En todo caso animo a visionarlo, grandioso, sentimental y entrañable.
Mes: febrero 2007
Conan, el bárbaro
Excepcional banda sonora de Basil Poledouris, algo que hace perpetuos los momentos de esta película legendaria de personajes y mundos de los tiempos mas remotos y mas salvajes, arrancados de las tiras de un comic polvoriento que ya nadie apenas recuerda. Y recuerdo un Conan crucificado y moribundo expuesto al sol de buitres ambrientos, y divisa en el horizonte una silueta que corre en su ayuda, parece un espejismo pero no lo es. The Orgy suena en estos momentos para trasladarme a la secuencia bacanal del vicio mas descarnado, es entonces cuando aparece nuestro musculoso protagonista, perfecto para el papel (de poco diálogo y muy visual) quizas lo mejor del malo de Arnold junto a Terminator. Invoca a su dios Crom y levantando ambos brazos con su espada avisa amenazante al antagonista, geniales y para siempre galopando entre la nieve con su estandarte de dos serpientes enfrentadas. La venganza de Conan es la de un niño (Jorge Sanz por cierto) que crecerá haciendose fuerte para calmar su sed de ira por el asesinato de sus padres, y mil aventuras le perseguirán en la compañía de sus bandidos compañeros… y correrá peligros, se enfrentará a demonios y ganará fama… y se convertirá en rey… Pero es es otra historia.
http://www.youtube.com/watch?v=5ipKMX2Jh6g
Cinderella man.
El hombre cenicienta lucha por su vida, por su familia, consigo mismo contra el tiempo. Basada en un hecho real, la temática aborda los problemas familiares después de la gran depresión estadounidense. En este caso se centra en la vida de un boxeador veterano que tendrá una segunda oportunidad. Esperanza, mensaje de este drama que también trata de boxeo, pero que va mas allá, al hablar de los golpes de la vida; mucho mas duros que los físicos. Nos regala momentos entrañables y terribles como la del hijo que roba para comer y llora arrepentido en los brazos de un padre ejemplo de honradez, la comida antes del combate metiendo la cara en un cuenco, el duro episodio de tener que «pasar la gorra», la apariencia de su manager (genial), o los momentos de amor conyugal. Sensible, dura y real, la historia de un hombre que siempre estuvo «bajo presión», con esa canción les dejo el video:
http://www.youtube.com/watch?v=9sQKB8xwWlk
El apartamento.
Una partida de cartas inacabada que habla de amor, una comedia romántica que habla de soledad. Soledad multitudinaria de naúfragos enamorados.
http://www.youtube.com/watch?v=kmUXCI_Px5I
Cadena perpetua.
Y desempolva el disco preso del olvido que rescata para escuchar su libertad, y la hace partícipe por un momento de la vida de muros y añoranzas. Mozart sobrevuela el patio recordando que el cielo existe, mientras sube el volumen de la esperanza.
http://www.youtube.com/watch?v=KEioKnYL7CQ
Gilda
Título original: Gilda
Año: 1946
País: USA
Duración: 110 min
Estreno en España: 1946
Estreno en USA: 1946
Director: Charles Vidor
Reparto: Rita Hayworth, Glenn Ford, George Macready, Joseph Calleia, Steven Geray, Joe Sawyer, Gerald Mohr, Robert E. Scott, Ludwig Donath.
Productora: Columbia.
Género: Drama.
“No ha habido nunca una mujer como Gilda”, decían los carteles de esta película cuando se estrenó. Sesenta años después, esa fascinación sigue intacta. Nosotros envejecemos, pero Gilda mantiene su legendario embrujo, nació para quedarse en nuestros sueños cinéfilos.
“Gilda” es esa magia que de tanto en tanto surge destilando buen cine y crea leyenda, como ocurre con “Casablanca”, “Lo que el viento se llevó” y tantas otras. Es un soplo único, irrepetible (de hecho, intentaron repetir el éxito reuniendo al mismo equipo y apoyándolo con un mayor presupuesto en “La dama de Trinidad”, y la magia no apareció por ningún lado, aunque la Hayworth bailaba como los ángeles en esta producción), lleno de secuencias y diálogos que se te clavan en la mente, en la que quizás es una de las mejores películas de cine negro de todos los tiempos. Curiosamente, y esto lo comparte con “Casablanca”, pese a ser Rita la mayor estrella de la Columbia, la película comenzó sin tener un guión acabado ni tampoco tener la menor idea a dónde irían a parar todos estos personajes en los que nada es lo que parece… sino muchísimo peor. Según iban rodando, iban creando nuevas secuencias (algunos de los diálogos se añadieron en doblaje), incluso los famosos números musicales de “Put the Blame on Mame” y “Amado mío” se realizaron casi finalizando el rodaje. No importa que Rita no supiera cantar. Nadie se movía como ella, nadie podía interpretar un personaje como este. Cuando dice en un diálogo memorable que si “fuera un rancho, se llamaría Tierra de Nadie”, quedas sobrecogido. El lucimiento que realiza en cada secuencia es espectacular. No es sólo belleza (es cierto, nunca hubo otra como ella) es la fuerza y la vulnerabilidad a un tiempo. El maravilloso número en el que ella se venga de Johnny interpretando en el casino el tórrido “strip-tease” pasa con justicia a la historia del cine (remata con la famosa bofetada).
“Gilda” es una obra maestra, en la que todos los detalles que hacen una gran película están ahí con la máxima expresión. Una fotografía maravillosa de Rudolph Maté; una dirección artística que hacen un Buenos Aires improbable pero imborrable; las actuaciones prodigiosas con un Glenn Ford destilando una química insuperable no sólo con Rita, sino con Geoge Macready con el que mantiene una relación homosexual brillantemente insinuada (o un trío, pues siempre está un “pequeño amigo”); y Steven Geray, como “Tío Pío”, un personaje único en toda la historia del cine negro.
Hay que saborear “Gilda”, tiene el sabor del cine legendario, de cigarro glamouroso apoyado en la boquilla alargada del mas humeante estilo, de vestidos entallados y guantes de media manga, vestida de noche, tentación llamada Gilda.
http://www.youtube.com/watch?v=KbeMuxZcOk8
La noche americana.
No se quejará señor Arizaleta, sus peticiones son pequeños homenajes que con gusto le brindo 🙂 La película que tratamos es una celebración nostálgica de la alegría de hacer cine, la última de las artes comunales, «La noche americana» que todo estudiante de cine debe ver obligatoriamente al menos una vez en su vida. Es también, con seguridad, la película que le acompañará, por siempre, en los momentos dulces y amargos de su carrera tras las cámaras.
En «La noche americana» Truffaut rinde un sentimental tributo a la fábrica de sueños que fue el cine industrial de los años dorados. La filmación de «Les presento a Pamela» será la última que se lleve a cabo en los estudios de Niza, antiguo centro de la abundante producción fílmica francesa.(Como para no trabajar a gusto en la Costa Azul 8) ) Los estudios serán demolidos y convertidos probablemente en complejos habitacionales o comerciales, despojados de su antiguo esplendor.
La filmación transcurre enmedio de inumerables vicisitudes. Las estrellas de antaño ya no emiten el mismo fulgor. Los nuevos rostros, como el de Julie, quizás sean efímeros y no posean la fuerza suficiente para brillar por décadas, como sus antecesores. El equipo técnico y artístico tiene vidas más complejas y emocionantes que las de los personajes de la cinta que se está filmando.
¿Por qué entonces hacer cine? parece preguntarse Truffaut-Ferrand, duplicándose como director al frente y detrás de la cámara. ¿Se ha convertido el cine en una práctica mecanizada, sin la mística del pasado? ¿O es que acaso todo este andamiaje de mentiras que es el cine no posee algún significado?
Truffaut aborda al cine como una obsesión personal. Sus películas, hasta la ridícula «Pamela» del rodaje ficiticio de «La noche americana», están impregnadas de sus sueños y pesadillas de infancia. El Ferrand-Truffaut que deambula por los estudios, resolviendo problemas del rodaje y de la vida personal de su equipo, es un director que vive para el cine. Welles, Hitchcock, Renoir y sus demás héroes están allí, junto a él, en todo momento.
¿Debe ser el cine una misión de vida para el director? Para Truffaut no parece haber otra respuesta más que «por supuesto». El cine es una mentira necesaria, como el efecto de la «noche americana», creado por los directores para hacer más amable la áspera realidad de sus espectadores.
Así como se filma substituyendo la noche por el día, las películas substituyen los momentos de vida intrascendentes y los convierten en recuerdos gloriosos.
Cinta maravillosa e irrepetible, «La noche americana» ha acompañado los recuerdos de millones de cinéfilos en todo el mundo. Gracias a directores como François Truffaut y a películas como «La noche americana» hay por allí, en algún rincón de este planeta, un adolescente que sueña con el cine y que algún día llegará a filmar una película, de esas que se quedan para siempre en nuestro corazón… por ahora tenemos el programa de Ortega que no esta nada mal 😆 😆
http://www.youtube.com/watch?v=gjquhBnkZk8
Doctor Zhivago
Género: Drama
USA – 1965 – 185 min.
Director: David Lean
Intérpretes: Rita Tushingham, Alec Guinness, Rod Steiger, Geraldine Chaplin, Julie Christie, Omar Sharif.
Un hito en la brillante carrera de David Lean, basada en la obra de Boris Pasternak, rodada parcialmente en España y con decorados de Gil Parrondo.
Resulta curioso que Los Urales de la película son el Moncayo nevado.
En Zaragoza se rodaron las escenas de gente en las andenes. Se dice que se rodó la película en la estación del Norte, al otro lado del Ebro. Hoy la estación está destruída por el crecimiento y los rigores inmobiliarios.
Se rodó en España hacia 1.964 y aparecen muchos trenes y locomotoras de vapor, de RENFE, «disfrazadas» como locomotoras rusas y soviéticas. Destaca una «Mikado» de la Red Nacional, pintada en rojo, que viaja en cabeza del tren militar del Coronel Strelnikov. Es de destacar también la estación de Valladolid, totalmente nevada, que aparece en varias escenas como si fuera la estación rusa siberiana de Yuriatin. Y también una estación término de Moscú que, en realidad es la antigua estación de Madrid-Delicias, actual sede central del Museo Nacional Ferroviario.
Con “Doctor Zhivago”, David Lean vuelve a demostrar su extrema habilidad para dotar a sus superproducciones de un aparentemente contradictorio tono intimista. La película, basada en la novela homónima de Boris Pasternak, destacar la dirección artística de Gil Parrondo, el mejor director artístico del cine español, cuyo trabajo fue reconocido por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood en dos ocasiones, gracias a su tarea en “Nicolás y Alejandra” y “Patton”. La película quedó lejos de obtener todos los Oscar que merecía, pero ello no empaña, sin duda, el valor de esta mirada al texto de Pasternak, protagonizado por un médico y poeta (Omar Sharif) que, casado con una bella mujer (Geraldine Chaplin), se debate entre el amor a esta y su atracción hacia una activista política (Julie Christie) atráctivísima actriz. “Doctor Zhivago” es un dinámico médico en los últimos tiempos de la etapa zarista, el estallido de la Revolución de Octubre y los momentos que siguieron a este acontecimiento. David Lean no escatima sensibilidad ni delicadeza, al tiempo que escapa a cualquier tipo de interpretación directamente política. Le importa la historia, los sentimientos de sus personajes y su relación con una realidad convulsa de la que no pueden escapar y que marca definitivamente sus existencias. Los 40 años que lleva a cuestas la película no han mermado su fuerza: las secuencias de masas siguen siendo tan verosímiles como el primer día y el dibujo que Lean propone de los personajes centrales resulta igualmente creíble. Ni siquiera la inusualmente larga duración de “Doctor Zhivago” es obstáculo para el disfrute de este gran espectáculo cinematográfico, grande entre los grandes de la década de los 60.
Total: 5 Oscar: guión adaptado, dirección artística, fotografía, banda sonora original y vestuario. En medio del conflicto asistimos al drama íntimo de un hombre lucha por sobrevivir, atrapado en la revolución y entre dos mujeres.
Destacar sin duda el impacto en lo que a moda se refiere,(Oscar a mejor vestuario) sus abrigos diseñados por Dior fue todo un boom, moda casaca lanzada por Doctor Zhivago (David/Phyllis Dalton, 1965) y apoyada por la colección diseñada, la temporada siguiente por Marc Bohan para Dior (compuesta entre otras prendas por abrigos a media pantorrilla). Que causó furor. (Espero que este apunte sirva y de mucho a quién me sugerió comentar esta peli) si si lo digo por ti Maite, jeje.
Uno de los mejores momentos para mi es para mí es la secuencia en la que Lara se va con Komarovsky (Rod Steiger) y como en el carro no cabe más gente Zhivago queda en reunirse con ellos en la estación, pero cuando ellos se van Zhivago corre por la casa escaleras arriba y para verla irse en el carruaje tiene que romper una ventana, en ese momento vemos la cara de Zhivago y sabemos que no va a reunirse con ellos y que esa será la última vez que verá a Lara en toda su vida porque no está dispuesto a dejar Rusia y mucho menos a aceptar la ayuda de Komarovsky.
Os dejo con un momento de frío en versión original, no éste que he citado sino otro que me ha gustado entre otras cosas por lo guapa que esta Julie Christie 😀
http://www.youtube.com/watch?v=7YTXFmoAZu4
Harry el sucio.
Harry es un hombre fuera de su tiempo, solitario pistolero urbano y justiciero de métodos poco ortodoxos.
Aunque cambie el poncho por un traje y el revolver por una Mágnum 44, Harry es una coherente progresión de ‘El hombre sin nombre’, un ser que ha aprendido a sobrevivir tras una coraza protectora. El mundo de Callahan es un lugar difícil —La jungla humana a la que hace referencia otra cinta del tándem Siegel-Eastwood—, donde un error puede llevarte al hospital o a la tumba y la única forma de comunicación es la violencia.
En un escenario así, metáfora de unos años en los que el sueño americano vivía las horas más bajas de su historia, los enemigos de Harry sólo podían ser criaturas tan solitarias y disfuncionales como él. En este caso, el villano de la función es Escorpión, un despiadado sociópata que traerá de cabeza al inspector de Los Ángeles y cuya única motivación es la pura maldad.
Duro y frío como el hielo, pero con un poso de héroe vengador por los cuatro costados, Callahan convierte el caso en una cruzada. No descansará hasta atrapar al asesino porque sabe que nunca dejará de matar si no lo hace. Cuando la policía y los jueces y fiscales dejan libre a Escorpión por un mero tecnicismo legal, no duda en dar la espalda a una justicia en la que cree más bien poco y administrar la suya a sangre y plomo. La de Harry Callahan es una voz crítica, que encontraría mal acomodo en estos tiempos políticamente correctos, y que, a comienzos de los años 70, representaba a un sector de la población norteamericana para el que el águila, las barras y las estrellas habían perdido su antiguo lustre.
El cineasta Don Siegel creó escuela con Harry el sucio, uno de los cinco filmes en los que trabajó junto a Eastwood, quien pronto se revelaría como el más aventajado de sus pupilos. Aunque el genio del director de El jinete pálido o Los puentes de Madison le permitió llegar más allá, es innegable que en su estilo perviven elementos clave tanto de Siegel como de Leone, a quienes dedicaría una de sus mejores cintas, Sin perdón.
Muchos de los que ensalzan ahora a Eastwood como autor tratan de dejar de lado su pasado, pero fueron estos personajes los que forjaron de leyenda el perfil de este actor y director. No se puede negar lo evidente, e incluso nos hace sonreir esa desagradable mueca de un tipo auténtico que no se «casa» con nadie, apunta con su Magnun 44 y lanza un epitafio:
«Alegrame el día».
http://www.youtube.com/watch?v=cQQzg2n-3-8
Fahrenheit 451
Fahrenheit 451es la temperatura a la que el papel de los libros se inflama. Una adaptación bastante fiel de la novela homónima de Bradbury, y transporta intacto el mensaje del valor de la palabra escrita con la misma fuerza y convicción que pretendió el novelista.
Originalmente pensada para ser protagonizada por mi queridísimo Paul Newman, terminó en su papel principal con Oskar Werner, inolvidable como Jules de «Jules et Jim», pero que en este rodaje proporcionó numerosos y amargos conflictos a Truffaut y despertó pocas simpatías con Julie Christie, que ejerce el doble papel de amante y mujer de Guy Montag.
A pesar de todo la película se mantiene en pie con una historia inquietante y lúcida, una puesta en escena contundente y evocadora de imágenes inolvidables para el espectador, como la muerte a lo Juana de Arco entre las llamas y sobre una montaña de libros de una amante de la literatura en un mundo apocalípticamente iletrado, o las apariciones de los hombres-libro en la secuencia final… nos hacen pensar que aunque no podamos negar que el paso del tiempo haya afectado al film, rodado en 1966, y que adolece de ciertas carencias, sí debería ser subrayada como un honesto intento por parte de Truffaut de mostrarnos el amor que siempre sintió por los libros y la literatura. He elegido esta secuencia porque me parece maravillosa…Espero también que sea del agrado de nuestro amigo Epicuro, que antes que se quemen estas líneas seguro nos delita con las suyas, siempre frescas.
http://www.youtube.com/watch?v=tKksi5Ny_es