Terror Y Nada Más Programa Especial Segundo Aniversario

Preparando ya mi artículo sobre el viaje a Creta y mi particular encuentro con «Zorba el Griego» os dejo antes con un programa especial en el que intervengo hablando de la nueva temporada que ya llega, nuevos programas de «Estigmas de la Historia» y «el cine de marco» ya están al caer. No os lo perdais y visitad, como no, la web: www.terrorynadamas.com

http://www.terrorynadamas.com/2009/08/27/terror-y-nada-mas-presenta-programa-especial-segundo-aniversario/

Cerrado por vacaciones: En busca de Zorba el Griego


Música de Teodorakis para bailar al atardecer con lo brazos extendidos el último compás en la playa de Stavros, a su encuentro voy, con la mirada azul y cretense, laberíntica y minoica de columnas rojizas de misterio y pasión.

Reflexivo y circular bañaré el pensamiento en el periplo mitológico de la cuna de la razón.

Rumbo a Creta me despido con la ilusión del viajero y con el cine de la vida bajo el brazo, siempre buscando nuevas aventuras.

Gracias por estar ahí y felices vacaciones.

Richard Burton, 25 años de su adiós


Richard Burton, (su nombre real Richard Walter Jenkins Jr. Galés de nacimiento) quien tomó su apellido de su querido y admirado profesor Phillip Burton al que estimaba como un padre.
De aspecto duro y voz penetrante su juventud estuvo marcada por la pobreza y la humildad de compartir casa con otros doce hermanos más, sin embargo el pequeño Richard fue un niño muy estudioso que incluso ganó una beca para la Universidad de Oxford, y mucho tiene que ver en esto su amado profesor Mr. Burton.

Pronto comenzaría interpretando obras de Shakespeare dando un sorprendente registro. Estupenda fue su primera interpretación reconocida de la obra de Christopher Fry «The lady’s not for burning», esto hizo que los productores británicos se fijaran en él y debutara en 1949 con el drama titulado «The last days of Dolwyn», Para esa fecha el actor ya era un hombre curtido en mil batallas, y nunca mejor dicho porque participó en la II Guerra Mundial dentro de la R.A.F.

En 1952 despegó en Hollywood en My Cousin Rachel junto a Olivia de Havilland. Al año siguiente rodó el recordado filme La túnica sagrada con Jean Simmons.

A continuación vienen tiempos revueltos para Burton de éxito, mujeres e inestabilidad:

Las ratas del desierto de Robert Wise, 1953 Las lluvias de Ranchipur de Jean Negulesco, 1955 Alejandro el Grande, Robert Rossen, 1956
Mirando hacia atrás con ira Tony Richardson, 1958
El día más largo, Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, 1962 y Cleopatra, Joseph L. Mankiewicz, 1963

Y fue en Cleopatra cuando tuvo su famoso idilio con Elisabeth Taylor, idilio tormentoso con numerosas peleas e incluso doble boda. El caso es que dejó a su mujer de por entonces Sybil Williams y dos hijos de por medio por el amor de la gata de ojos violetas. Un amor de película que sustentó con joyas que hasta la propia Cleopatra hubiera deseado, le llegó a regalar La Perla Peregrina que incluso estuvo en posesión del Rey Felipe II.

En su filmografía destacar como no La noche de la iguana, ¿Quién teme a Virginia Wolf? o las anteriormente citadas

Llegó a ser nominado hasta siete veces para los Premios de la Academia, pero nunca ganó ninguno.

Sus últimos años están marcados por la tristeza, el alcoholismo y un par de matrimonios más, en compañía de su última mujer Sally Hay moriría en 1984 debido a un derrame cerebral en la ciudad suiza de Ginebra. Tenía 58 años y una presencia cinematográfica increible.

Richar Burton un talento lleno de fuerza al que hoy recordamos 25 años después de su adiós.

Filmografía:

The last days Dolwyn, dirigido e interpretado por Emlyn Williams, 1949. Fue su debut cinematográfico.

Mi tía Raquel, de Henry Koster, 1952. Primera película en Hollywood.

La túnica sagrada, Henry Koster, 1953

Las ratas del desierto, Robert Wise, 1953

Las lluvias de Ranchipur, Jean Negulesco, 1955

Alejandro el Grande, Robert Rossen, 1956

Amarga victoria, Nicholas Ray, 1957

Mirando hacia atrás con ira, Tony Richardson, 1958

El día más largo, Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, 1962

Cleopatra, Joseph L. Mankiewicz, 1963

Becket, Peter Glenville, 1964

La noche de la iguana, John Huston, 1964

Castillos en la arena, Vincente Minnelli,1965

El espía que surgió del frío, Martin Ritt, 1965

¿Quién teme a Virginia Woolf?, Mike Nichols, 1966

La mujer indomable, Franco Zeffirelli, 1966

Los comediantes, Peter Glenville, 1967

El desafío de las Águilas, Brian G. Hutton, 1969

La escalera, Stanley Donen, 1969

Comando en el desierto, Henry Hathaway, 1971

El asesinato de Trotsky, Joseph Losey, 1972

Barba Azul, Edward Dmytryk, 1972

Se divorcia él, Se divorcia ella, junto a Elizabeth Taylor(TV), 1973

Muerte en Roma, George P. Cosmatos, 1973

Breve encuentro, Alan Bridges, 1974 (TV)

El hombre del clan, Terence Young, 1974

Exorcista II: El Hereje, John Boorman, 1977

Equus, Sidney Lumet, 1977

Alarma Catástrofe, Jack Gold, 1978

Absolución, Anthony Page, 1978

The Wild Geese, Andrew V. McLaglen, 1978

1984, Michael Radford, 1984
http://www.youtube.com/watch?v=m0ku3C8qUMI

Fred Astaire, estilo en movimiento


Trazo fino y jovial de breve salto y claqueteo de juego de talón. El musical puro murió con su pérdida y perdura para siempre en si ágil memoria, la que eternamente nos brinda el celuloide.

Sonrisa de barbilla y elegancia a media tarde, de flores en ramo y visitas de lujo y hotel. Siempre sin cambio, porta el billete de los 100 dólares ganados en cada paso de swing. Sonido de tachuelas en zapatos de piel y smoking de ritmo acorde y dinámico, hombre de claqué y cocktail.
Su bebida favorita tenía por marca Ginger Rogers y era la pócima secreta que le hacía vibrar, pareja para la historia del tándem más aplaudido de esos años dorados de los Estados Unidos de América, cuando se veraneaba en Palm Springs y los desayunos eran adornados con rostros infantiles y entrañables en cajas de cereales mientras nos tomábamos una taza de televisión en color.

Cuando Ginger y Fred eran uno y el travelling lo marcaban ellos y no la cámara, que a duras penas se movía tras compases de fluir sonoro. Deslizar de figuras sobre tarima y pavimento, amigos de superficies lisas y profundidad infinita. Balilarines al unísono de contagioso ritmo, reto para el espectador que saltaba de su butaca para siempre intentar imitarlos y nunca conseguirlo.

Virtuoso del ritmo hoy recuerdo a Fred Astaire, desde aquí mi último aplauso que siempre será el primero de tantos, claro que si 😉 .

Fred siempre será sinónimo de la palabra bailarín, con su figura en el recuerdo me despido, disfruten de su baile.