Las derechas compiten en Madrid por rentabilizar su excursión a Alsasua en medio de una cruzada en la que no se admite la menor disidencia
desde luego, motivos para quejarse tampoco es que tenga Albert Rivera. Que vino a Alsasua a grabar un spot publicitario para las elecciones andaluzas y tuvo todas las facilidades. El pueblo le cedió su plaza principal, con ese ambiente rústico que desprende el inhóspito norte abertzale. De Madrid se trajo en autobús a los figurantes, que agitaban banderas de plástico mientras hacían fotos con el móvil como quien se va de safari a una reserva indígena. Savater le puso el toque de nostalgia que queda de los años de plomo, que electoralmente nunca conviene olvidar. Y como guinda, unos chavales con capuchas en primera línea, casi todos venidos de fuera, haciendo gratis de extras en nombre del antifascismo.
No tardó ni 24 horas Ciudadanos en publicar su anuncio electoral para mayor gloria de su líder y de “los españoles de bien”. Música épica, muchas banderas y contraste de colores vivos y oscuros para que quede claro quiénes son los buenos y los malos. Para acabar con la palabra ‘Alsasua’ bien grande formando la bandera española. Territorio conquistado
La foto le ha valido a Cs para pasarse toda la semana de plató en plató con retórica patriótica barata. Pero suficiente para poner nervioso al PP, que ya ha montado su particular sarao “por la unidad constitucionalista”. Y también a Vox, que no solo siguió el rastro de las banderas españolas hasta Navarra, sino que también se ha montado su propio vídeo electoral. Solo que mucho más zafio, que es como la ultraderecha hace las cosas.
Hasta Javier Esparza ha corrido a hacerse un hueco después de verse fuera de juego, y no le ha salido otra cosa que decir que Barkos “va de la mano del Carnicero de Mondragón”. Porque para UPN las cosas son así, o vas con el españolismo por bandera o eres ETA V asamblea. Y está la cosa como para sonarse los mocos.
Por el camino han pisoteado el nombre del pueblo y de todos sus vecinos. Pero como casi no les votan, pues les da bastante igual. Nos lo explica muy bien Javier Ancín, que no será el más listo, pero al menos dice lo que realmente piensan las derechas en Navarra y en Madrid, que en realidad en Alsasua son todos unos terroristas. “El problema de Alsasua es que es un pueblo encerrado en sí mismo y feo de cojones”. “Gracias por confirmarnos lo violentos que decíais que no erais”. “Alsasua más que un pueblo, es una secta”. No se libra nadie.
Una claridad de agradecer, porque es lo que con más eufemismos viene diciendo estos días toda la prensa del movimiento aznarista, solo que apuntando más al Gobierno de Sánchez, que es lo que realmente les interesa. “El PSOE arremete contra el acto a favor de España en Alsasua”, abría a toda página ABC, para quien los socialistas “se ponen del lado de los simpatizantes de ETA” y del Gobierno foral “que poco a poco está expulsando a la Guardia Civil”. “El PSOE se coloca con los radicales”, ratificaba La Razón.
Y todo porque uno de sus dirigentes, que encima se llama Ander, había dicho que lo único que las derechas buscaban en Alsasua era “agitar el odio”. Que es lo que más o menos argumentaron después los ministros de Defensa e Interior, mientras los socialistas navarros se quedaban de perfil, no vaya a ser que se rompa el cordón umbilical, y criticaban que el Gobierno de Navarra “no se haya pronunciado”. Curiosamente, lo mismo que reprochan PP y Ciudadanos al Gobierno de España por “no condenar” los hechos.
Ya sabíamos que ETA eran ETA, Bildu, y los nacionalistas, sobre todo los catalanes. Por supuesto el Gobierno de Navarra desde que no está UPN, y el del PSOE cuando no manda el PP. Y ahora también las campanas de la iglesia y hasta el líder del PP en Gipuzkoa, Borja Sémper, que “legitima” la posición “mendaz y corrosiva” de los violentos por decir que la política no está para ir por ahí “encendiendo los ánimos”.
Pero por si acaso nos lo ha vuelto a recordar Cayetana Álvarez de Toledo, exdiputada del PP y hoy cronista en El Mundo, donde escribía esta semana que “Alsasua fue y puede volver a ser un pueblo español”, pero que “hoy es una granja de odio, dejada de la mano de Dios y del Estado”.
Debió volver impactada de su excursión al lejano oeste, porque en su crónica del día después atizaba a los “nacionalistas, filoetarras y podémicos” que trabajan por convertir Navarra “en lebensraum de la xenofobia vasquista y dinamita contra el sistema de paz y libertad alumbrado en 1978”. Y por supuesto al PSOE, que “ha dejado de ser un partido constitucionalista y se ha convertido en un partido ultra”. “Hay que asumirlo y actuar en consecuencia”, avisa.
La periodista daba alguna clave más en la tertulia de Federico, a quien le contó que en el PP de Navarra “están desolados” porque “van a ser volatilizados en las próximas elecciones” y porque “ven que Navarra se les va”. “Es evidente que el futuro del PP si es que tiene alguno pasa por Beltrán y no por Sémper”, ratificaba Losantos.
Por suerte, esta gente tiene clara la receta: una coalición electoral UPN-PPN-Cs “con la derogación de la disposición anexionista cuarta como único punto de su programa”. “Movilizar a la ciudadanía hasta convencer a UPN de que abandone sus reticencias tácticas. Y convertir Navarra en punto de partida de un nuevo consenso racional por la libertad y la igualdad entre españoles”, apunta la exdiputada, que por lo visto no se fía de los navarros, y se huele que el PP y Ciudadanos se pueden quedar sin representación parlamentaria el próximo mayo. Así que por si acaso mejor unir a las derechas, que son primas-hermanas. Por el bien de España y de la Guardia Civil. Más le vale a Esparza que diga que sí, o acaba en la prensa capitalina de la mano del Carnicero de Mondragón.