Vivir al límite

EL CAMBIO DE GOBIERNO HA PERMITIDO DESCUBRIR EL UMBRAL DE TOLERANCIA AL EUSKERA: 6 MINUTOS. A PARTIR DE AHÍ, CUIDADO CON LOS EFECTOS SECUNDARIOS

Hay momentos en los que la vida te pone al límite. Retos de superación personal en los que descubres el umbral de lo insoportable. Allí donde jamás pensaste que llegarías. Como por ejemplo escuchar a tu presidenta del Gobierno hablar en euskera más allá de un protocolario Egunon. Una experiencia nueva que ha permitido a los profetas del viejo régimen descubrir su umbral de tolerancia a la lengua vasca: seis minutos.

Son los que tardó Sergio Sayas en poner el grito en el cielo durante el discurso de Uxue Barkos el pasado jueves en el Debate sobre el estado de la Comunidad. Es de suponer que los primeros picores empezaron antes, justo después del tic nervioso que hacía fruncir el ceño y arquear la ceja a la vez. Pero como todo tiene un límite, fue a los seis minutos cuando estalló: “Una muestra más de que no habla para todos los navarros es que llevamos 6 minutos de discursos y ni una palabra en castellano”.

“Tanto euskera es una falta de respeto para la mayoría de los navarros”, ratificó la presidenta del PP, Ana Beltrán, que afortunadamente se pudo proteger de tamaña ofensa con la traducción simultánea. Y eso que algunos parlamentarios como Juan Luis Sánchez de Muniáin optaron por no ponerse los cascos en un admirable ejercicio de heroísmo y valentía. Que ya se sabe que tanto euskera tiene graves efectos secundarios: escozor, adoctrinamiento y hasta paranoia.

Y eso es algo que explica muchas cosas. Por ejemplo, la confusión en torno a las intenciones ocultas de Barkos. “Podría ser la candidata de Bildu”, decía Esparza. “En realidad quiere ser la vicepresidenta del País Vasco”, rebatía Beltrán. “Otegi, Urkullu, Puigdemont, Junqueras, Araiz, Barkos, son todos lo mismo”, zanjaba Esparza en todo un alarde de dialéctica parlamentaria.
Pero si la cosa ya fue dura el jueves, el viernes se confirmaron los peores temores. “Ya tenemos las pruebas definitivas de que el nacionalismo vasco, con Barkos a la cabeza, quiere hacer desaparecer a Navarra”, sentenció la presidenta del PP, alarmada porque el Parlamento aprobaba crear una comisión para estudiar la Ley del Euskera. Una propuesta que salió adelante en forma de declaración no vinculante por la ausencia puntual de un parlamentario de UPN.

Pero hay que comprender que para algunos mentar la bicha es como si les aprietas el cilicio. Porque son ya muchas las piedras que el Señor está poniendo por el camino. Hasta a la cuenta corporativa del Gobierno en twitter le ha dado por escribir en bilingüe, y eso es algo que un navarro de bien no puede aceptar. “¿Cuál es el criterio?”, preguntaba un usuario apolítico de toda la vida molesto porque le obligan a “tragarse” los tuits en euskera. Una tortura solo comparable a que te digan Kaixo en el ascensor cuando ya se han cerrado las puertas. “El criterio es dar visibilidad a las dos lenguas oficiales de Navarra”, respondía la cuenta oficial, a la que raudo y veloz replicaba UPN: “¿qué dos lenguas oficiales? En Navarra solo hay una lengua oficial en todo el territorio y otra que es cooficial solo en una parte”. Que lo hicimos así para que no nos molestara.

Es que, claro, empiezas escribiendo en euskera y acabas proclamando la República Vasca. “La peste se sigue extendiendo y nuestros gobernantes miran hacia otro lado. Un día los arrollará la indignación de la nación hoy humillada”, pontificaba Hermann Tertsch que, estupefacto porque el Parlamento de Navarra debata sobre el euskera, recordaba a Rajoy que “no es momento de parches sino de profundas enmiendas”.

Por lo visto, al columnista de ABCle parece poco el 155, y quiere aprovechar el viaje para barrer toda la casa. Y claro, con dos escaños de 50, el PPN ya ha empezado a salibar. “La actuación del Govern en Cataluña se puede extrapolar a Navarra: ambos gobiernos pretenden que una minoría aplaste a una mayoría no nacionalista”, apuntaba el partido de Beltrán desde el carro del 155, al que también se ha subido entusiasta UPN. “En Navarra no hay riesgo inminente pero a futuro sí”, alertaba su senador.

Suerte que ha llegado el PSOE a poner cordura. “El nacionalismo, siempre más emocional que racional, lleva sin remedio a la polarización de la sociedad y la polarización de las ideas”. defendía Adriana Maldonado, secretaria de política internacional y europea del PSN, que en un artículo de opinión nos explicaba que “no existe más patria que la humanidad”. Eso sí, la suya ni tocar: “Como navarra, española y europea, me importan los territorios y las banderas. Seré la primera en defenderlas”. Y es que, como decía el regionalista Guillermo Chaverri, hay una gran diferencia entre “el patriotismo solidario y abierto y el nacionalismo egoísta, excluyente y retrógrado”. Es la ventaja de ser no nacionalista, que sabes qué bandera es la mejor. La tuya.

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