La lección escocesa

escocia-dice-yes-L-LKQpQlTengo que reconocer que si yo hubiera sido escocés el pasado 18 de septiembre mi voto hubiera sido un YES todo lo grande que hubiera cabido en la urna, esa que con tanta facilidad han sacado a la calle los británicos y aquí se nos niega una y otra vez, será cosa de la cultura y la tradición democrática algo que en este país que llaman España solo se ha visto con cuentagotas a lo largo de su historia, y lo hubiera sido porque creo que los trenes rara vez pasan por la misma estación con uno mismo en el anden.

Pero claro uno es nacionalista, y no tiene reparo alguno en reconocerlo, como tampoco tiene reparo en reconocer que no toda la población de un supuesto país lo es ni tan siquiera, entre los que militan en ese campo, el grado de convencimiento sobre las bondades de tener un estado propio es el mismo.

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La ceremonia de la confusión

IbarretxeEn mi anterior artículo “Porque no estuve en el Gure esku dago” intentaba hacer una reflexión sobre los motivos que me llevaron a no acudir a la cadena convocada por el derecho a decidir, algo que me resultó especialmente difícil y más teniendo en cuenta que soy un firme defensor de tal derecho.

Entre las críticas que ha recibido mi planteamiento, algunas tengo que reconocerlo de compañeros de militancia política, ha habido una que ha llamado poderosamente mi atención por venir de quien viene; miembros de la propia Plataforma GED, y por su contenido; acusándome de no haber entendido el sentido de Gure esku dago aludiendo a su carácter apartidista y remarcando la apertura de la iniciativa a cualquier proyecto de país.

Dejando al margen la honestidad de los impulsores de GED, que doy por supuesta, creo que es necesario remarcar un punto clave que la plataforma ha pasado por alto y es que cuando se reivindica un derecho es absolutamente imprescindible determinar quién es el sujeto de tal derecho y cual su objeto, y siento darle la razón en esto a Patxi López pero es que la tiene. Yo puedo reivindicar mi derecho a vivir en mi casa pero tal derecho tiene un sujeto; yo mismo, y un objeto; mi casa, y en absoluto es extensible a mi vecino de abajo por muy buenas relaciones que tenga con él.

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