“Gu euskaldunok beste jaun eztegu jaungoikoa baizik, atzekoari ostatua ematen degu onirizkero baino eztegu nai aien uztarria jazan, aditu ezazue ondo, gure semeak”
“Nosotros los vascos, no tenemos más señor que nuestro Dios; al extraño damos la bienvenida y hospitalidad, pero jamás soportaremos su yugo. Sabedlo vosotros, nuestros hijos”.
Según bajaba hoy por el Paseo Sarasate hacia la Plaza del Castillo de la mano de mi mujer, creo que es la primera vez que ella acudía a una manifestación, y codo con codo con otros 35.000 navarros no he podido mas que leer lo que nuestros bisabuelos dejaron escrito para nosotros hace 101 años aunque tengan que pasar otros 101 más para que alguno de sus “gure semeak” tenga la dignidad de honrar a sus antepasados inaugurándolo.
Reconozco que ha sido una semana movida en esta nuestra Navarra y que la pelea política diaria nos puede hacer perder la perspectiva, cada uno tiene sus planteamientos y todos ellos son igual de legítimos y respetables, y por eso mirar a quienes nos antecedieron puede darnos alguna clave puesto que ellos sufrieron la misma imposición que hoy nos toca sufrir a nosotros.
Pero desde las diferencias que tenemos, que son muchas, los que hoy hemos ido desde los Golem a la Plaza del Castillo compartíamos una cosa que nos unía a todos y es que queremos seguir siendo navarros y dueños de nuestro destino, y ese es, probablemente, el lazo que nos unía a quienes hace 121 años se negaron a desaparecer de las páginas de la historia.