¿Era «esta» la moción de censura?

 

El pasado 22 de marzo escribía en estas mismas páginas un artículo titulado “Urge la moción de censura” a raíz  de las imputaciones de Sanz, Maya y Miranda, y la más que probable de la aforada Yolanda Barcina como fin del proceso de instrucción en el caso de las dietas de la CAN, horas más tarde EH Bildu hacía pública su intención de presentarla para el día 5 de abril, y esa misma mañana en una conocida calle del casco viejo pamplonés un parlamentario de Bildu me paraba y me decía “para que veas que alguna vez te hacemos caso”…

Y viene todo esto a cuenta de que una vez conocidos los términos de la moción de censura, como se ha gestado y el candidato propuesto me pregunto si de verdad “esta” moción de censura tiene algo que ver con lo que los ciudadanos navarros veían como una necesidad urgente hace escasamente dos semanas. Y la respuesta creo que es evidente; No.

Una moción de censura, y más una resultado de la alarma social generada por la imputación judicial de la cúpula de UPN, debe ir dirigida precisamente contra esa cúpula y ese partido, bien para articular una alternativa de gobierno, algo que ya descartaba en el anterior artículo debido a la “surrealista” composición del Parlamento de Navarra actual donde la 4ª fuerza política de la Comunidad se ha convertido en la segunda tras el milagro de la multiplicación de las sillas y los escaños propiciada por el santo tránsfuga fundador de Aralar, aunque el milagro poco parece que tenga que ver con las cualidades curativas del santo patrón gipuzkoano que habita aquel monte, o para devolver la voz a los verdaderos protagonistas en democracia; las urnas y los ciudadanos. Y en esta ocasión no parece que la moción vaya contra Barcina ni pretenda el ansiado adelanto electoral, y me explico…

La moción no va contra Barcina puesto que la ya adelantada postura del PSN de no secundarla la condena de antemano a ser una “moción interruptus” por lo que su presentación no puede suponer otra cosa que un, leve eso si, respaldo moral y político para la presidenta que verá avalada su teoría de la inexistencia de alternativa y le ofrecerá en bandeja de plata la excusa que necesita para intentar acabar la legislatura habiéndose visualizado, si no el apoyo de la cámara por activa si por pasiva.

Si por el contrario, la moción fuese dirigida a forzar un adelanto electoral, los tiempos y los modos debieran de haber sido otros a la vista del sombrío panorama electoral que dibujan las encuestas para el PSN, contrariamente a las halagüeñas perspectivas que esos mismos sondeos conceden a los otros dos implicados; Izquierda Ezkerra y Geroa Bai, las dos únicas fuerzas, no lo olvidemos, que a día de hoy saldrían nítidamente beneficiadas de ese adelanto electoral.

Así pues, y descartadas las dos causas creíbles de la moción, desalojar a Barcina o provocar el adelanto electoral, ¿Qué es lo que impele a EH Bildu a seguir adelante con ella? Y la respuesta también es clara; EH Bildu presenta “esta” moción de censura porque sabe perfectamente que no va a salir adelante, es más, me atrevería a asegurar que jamás la hubieran presentado de tener la más mínima posibilidad de triunfar, puesto que son ellos, UPN y el PSN los previsibles damnificados del adelanto electoral y a estas alturas son pocos los que creen en la paz en la tierra y la buena voluntad, aunque quede un poco cínico reconocerlo.

¿Tiene, pues, algún sentido presentar una moción de censura en estas condiciones?

Lo tiene, por supuesto que lo tiene, la moción de censura no va dirigida contra Barcina sino a la línea de flotación del PSN, primero, poniéndolo en una situación imposible y de donde tiene escasísimas posibilidades de salir indemne y contra el rival político de EH Bildu, Geroa Bai, origen de todas sus preocupaciones y pesadillas desde la infausta noche del 20N de 2011 en el Labrit donde el muerto que se habían afanado con tanta dedicación en enterrar se demostró más vivo que nunca.

El propio mensaje transversal, plural y participativo de Geroa Bai choca de frente  con los planteamientos frentistas de EH Bildu a la que la actuación de estos últimos pone en la dificilísima tesitura de dejar visualizar un ficticio e irreal apoyo a Barcina o al frente organizado por Bildu y sus compañeros de viaje, que por supuesto han presentado una moción hecha a su imagen y semejanza y de forma unilateral, y en una situación de debilidad representativa propiciada por la fuga de Aralar a las posiciones de Bildu aun en contra de la opinión de su electorado claramente manifestada aquel 20N y para más escarnio personalizándola en uno de los parlamentarios que la protagonizó.

En este sentido EH Bildu ansía lo mismo que Barcina, una política radicalizada donde pueda servir su único argumento político; “Que vienen los vascos” en el caso de la segunda y “O yo o la corrupción” en el caso de los primeros, abortando cualquier posibilidad de que de una vez Navarra tenga una política normalizada, sin marginaciones ni vetos, y donde lo normal es que todos puedan hablar con todos.

Así pues, agitación y propaganda, nada que tenga que ver con la regeneración de la vida política navarra.

Esta es una moción pero no es “la” moción… La moción era desde el Bai no desde el Ez…

Ander Muruzabal 

2 comentarios en «¿Era «esta» la moción de censura?»

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