Corría el año 2004 cuando una, entonces, desconocida para la política Uxue Barkos protagonizó uno de los sorpassos electorales más sorpresivos en la vida política navarra y conseguía ser la primera diputada abertzale por Navarra desde la muerte del Dictador y, de paso, romper el monopolio que desde esa fecha habían ostentado las fuerzas españolistas dela Comunidad Foralsalvo dos presencias esporádicas de IU y HB. Había nacido Nafarroa Bai…
Nada, en aquella fecha, nos podía hacer pensar que ese proyecto nuevo, fresco e ilusionante iba a tener el fin que ayer, 21 de febrero, le dieron en el Parlamento de Navarra los Tamayo y Saez forales; Zabaleta y Jiménez, secuestrando la voz de 43.000 navarros.
Porque si aquella primera comparecencia electoral de Nafarroa Bai se dio más fruto de la casualidad y de la necesidad de dotar de voz a la Navarra silenciada que querían ocultar, y de hecho lo habían conseguido, UPN-PP y PSOE, el éxito electoral tuvo como consecuencia directa la percepción por parte de los partidos que se sumaron a la candidatura de la necesidad de articular aquello como la fuerza política que podía propiciar una verdadera alternativa de poder en Navarra que pusiese en marcha el proceso de transición democrática que se había hurtado a los navarros con la negociación a espaldas de la ciudadanía de lo que se dio en llamar, mal por cierto, Ley de Reforma y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra.
La primera labor pendiente era dotar de un cuerpo ideológico común a la coalición que pudiera ser compatible y compartible por todos los partidos participantes y a la cantidad de independientes que se sumaron a la iniciativa, algo nada fácil por las distintas procedencias ideológicas de sus componentes y que se consiguió, no sin esfuerzo, en las Jornada Nabaizales de marzo de 2007 en los Cines Golem de Iruña. Aquel día Nafarroa Bai dejó de ser una marca electoral para convertirse en alternativa de gobierno, alternativa que solo pudo frustrar el comité federal del PSOE desautorizando de manera destemplada a su organización navarra en el ya tristemente famoso agostazo que a día de hoy sigue pasando factura al socialismo navarro.
La irrupción de Batasuna en la vida política legal propicio un auténtico corrimiento de tierras en la política navarra y un realineamiento de los partidos navarros que prefirieron obviar la problemática real de Navarra, una vez más, en aras de su política nacional lo que provocó la fuga de EA y Batzarre a nuevos proyectos políticos. Solo Aralar, PNV y los independientes aguantaron el tirón, pero la ciudadanía que en política es quien da y quita razones, volvió a respaldar el proyecto político de Nafarroa Bai otorgándole la condición de tercera fuerza política de Navarra, claramente por encima del proyecto soberanista de Bildu que perdió así su mítico liderazgo en el abertzalismo navarro.
Pero no contamos con que el fracaso absoluto de Aralar en las elecciones de la CAPV iba a tener repercusiones en el proyecto nabaizale, pero las tuvo, con la salida apresurada de Aralar hacia las posiciones de la coalición soberanista lanzando un torpedo directo a la línea de flotación de la nave nabaizale abandonando los postulados políticos de Na Bai, a pesar del éxito electoral de estos en Navarra, inutilizando el nombre que había registrado en una operación poco clara por utilizar un eufemismo y a escasos meses de una nueva confrontación electoral, obligando a los que seguían apostando por el proyecto; PNV e Independientes a una operación apresurada de encaje de bolillos para presentar nuevamente la opción nabaizale a la sociedad navarra; creación de Zabaltzen como agrupación organizada de independientes, coalición con Atarrabia Bai, un pequeño partido de carácter municipal y configuración de Geroa Bai, un cambio de nombre que no de contenidos políticos, que garantizaba la continuidad del proyecto nabaizale.
Una vez más, la ciudadanía volvió a respaldar el proyecto y Uxue Barkos revalido su escaño en el Congreso de los Diputados ante el estupor de la plana mayor de Aralar y Bildu reunidos en el Labrit para festejar un hipotético segundo escaño y celebrar el funeral del proyecto Nafarroa Bai sin saber que el único funeral que se iba a oficiar en el recinto pelotazale era el dela propia Aralar que de hecho fue el que se oficio como reflejaban los rostros de sus compungidos padres, los mentados Zabaleta y Jiménez.
Fueron 43.000 votos de ciudadanos navarros los que la respaldaron, a costa incluso de la confusión que pudo provocar la “apropiación indebida” de la marca, y certificaron, vía demostración de su peso real electoral, la defunción de Aralar y su desaparición del panorama político navarro, tan solo cuatro meses después de que copasen merced a un mal y apresurado pacto la representación nabaizale en el Parlamento de Navarra.
Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír y a pesar del diáfano mensaje que les mandó la ciudadanía siguieron aferrados a los cargos que la ciudadanía les había negado. Pero no quedo ahí la cosa, sino que en un ejercicio de cinismo digno de mejor causa anunciaron su intención de “poner los votos de Nafarroa Bai al servicio de Bildu” primero y cerraron el circulo ayer impidiendo que se escuchara la voz de los parlamentarios de Nafarroa Bai en nombre dela propia Nafarroa Baipara que todas las voces fueran de Bildu en un espectáculo esquizofrénico que solo la política navarra depara de vez en vez.
Solo la “justicia poética” que supuso que a la misma hora y el mismo día se escuchase la única voz de la Navarra alternativa en el Congreso de los Diputados, la voz de Uxue Barkos, entre el silencio de los diputados navarros mudos del PP, el PSOE y Amaiur y el discurso balbuceante y servil del de UPN fue un soplo de aire fresco para los que creemos que otra Navarra es posible:
“Recorte y recursos de inconstitucionalidad, señor Rajoy. Este es el único balance del primer año de su Gobierno para con Navarra: recursos de inconstitucionalidad contra decisiones del parlamento navarro que no se merecen otra cosa, y esta es desde luego la posición de Geroa Bai, pase foral: se acata, pero no se cumple”.
Y mientras esos 43.000 navarros hablaban en Madrid alto y claro, en el Parlamento Navarro su voz era silenciada.
Si algo de dignidad política queda en los restos del naufragio aralarkide es hora de que devuelvan su voz a la ciudadanía…
Ander Muruzabal