El buscavidas


En cierta ocasión la “ex amiga” de un buen amigo viajó a Tennessee, aprovechando dicho momento intenté hacer un pequeño sueño realidad: Que me trajera una botella de J.T.S. Brown, un whiskey que siempre había buscado y nunca encontré. Tal vez debería ganarme mejor la reputación de “Buscavidas”, la chica se olvidó de mi encargo tan pronto como lo hizo de mi amigo, y hoy en día sigo bebiendo el vacío de una botella que solo existe en el paladar de mi querido Paul Newman.

Algún día conseguiré tal botella, lo prometo. Mientras tanto hablar del sabor de dicho bourbon es hacerlo saboreando el triunfo de la sombra del fracaso que siempre planea en el subsuelo frío y oscuro de un sótano de tapete, marfil y tacos. Ni siquiera hay verde en el terciopelo gris del correr de las bolas.

La música golpea el sonido de billares, después siempre silencio, donde la luz de la mañana se apaga con el deslizar de cortinas trasnochadas y jugadores arruinados, al compás de la cojera sorda de una triste figura que no hace preguntas. El Gordo de Minesota pasea sus dedos apretados como una bailarina de ballet, están hinchados pero son firmes y esponjosos como su existencia de elegante apariencia y corazón poroso, su mirada refleja la soledad, melancolía de la comodidad, solo salpicada de entusiasmo con la llegada de Eddie Felson el rápido. Relámpago de ambición y el mejor del mundo cuando salió de California, allí siempre lo fue. Su mejor juego es el aprendizaje en una mesa de billar a cada golpe de la vida, los espejos dictan sentencias y abren cicatrices de culpabilidad, la felicidad se esconde en aquella femenina sonrisa que partió en una habitación de hotel, la destrozó Bert Gordon y alguna ambición más.

Solo Scorsese rescatará el recuerdo imborrable del sobresaliente Robert Rossen, y lo hará 25 años después cuando al final del color del dinero Eddie Felson exclama ¡He vuelto!

http://es.youtube.com/watch?v=PFQJHjwSc60

George Lazenby, el aliento de Bond.

Igual ni les suena este nombre, pero un día llegó a ser el mismísimo James Bond, aunque hoy ya nadie se acuerda de él, o muy poco. George Lazenby es odiado y querido, pero en general suscita indiferencia… y es que lleva muchos años condenado al olvido. Llevo tiempo pensando en dedicarle un espacio en este blog, ya sea por curioso, por nostálgico o simplemente porque nunca antes nadie lo hizo (o casi nadie). Tiene un pequeño grupo de seguidores que insisten en que fue el mejor Bond de la saga. Nada más lejos de la realidad… como mucho estaría empatado con el cejijunto Thimoty Dalton y a años luz de Connery, Moore, Brosnan, o el propio Craig, sin ser este último ninguna maravilla, aunque sin duda mucho más actor.

Lazenby nunca tuvo suerte, cinematográficamente hablando, y eso que para los mitómanos el simple hecho de haber sido Bond ya es un grado, pero ni por esas, después de James “Al servicio secreto de su majestad” poco más le salió medianamente bien. Tal vez el título de mi artículo les apunte algo, y es que el rodaje de este Bond no fue muy agradable, sino que se lo pregunten a Diana Rigg, que estuvo padeciendo el mal aliento de este Bond con olor a ajo, y es que no hace falta ser vampiro para repeler tal fragancia. La pobre Rigg ya no pudo más y acabó protestando al equipo técnico y al propio director, pues parece ser que cada beso suponía un suplicio para la actriz.

Las puertas se le cerraban una tras otra y decidió viajar a EEUU. Había llegado a Inglaterra desde su Australia natal (Efectivamente no es inglés) En Nueva Gales del Sur en la remota Oceanía, probaba suerte en diversos trabajos antes de llegar a ”actor” (considero que a duras penas lo fue, fue alguien que trabajó en el cine) trabajó como vendedor y repartidor en la Morris Motor Company de Canberra, también como instructor de esquí, disciplina en la que ganó varias competiciones. Incluso llegó a tocar el bajo en un grupo llamado The Corvettes. Lazenby sirvió en las Fuerzas de operaciones especiales del Ejército de Australia, en el que alcanzó el rango de sargento y llegó a ser instructor de combate cuerpo a cuerpo. Al conseguir un empleo de modelo se trasladó a Londres, donde se mudó e hizo además algún anuncio publicitario. En 1968, Lazenby se convirtió en el modelo mejor pagado del mundo (durante todo el año anterior, 1967, llegó a cobrar 40 000£ como modelo y otras 60 000£ de anuncios publicitarios y promociones de productos —cantidades equivalentes a más de un millón de libras esterlinas en la actualidad). Lazenby también encarnó al hombre de Marlboro, aunque de forma esporádica pero cobrando una buena suma. Fue un hombre de moda y de éxito momentáneo gracias en parte al fotógrafo Chard Jenkins. Su llegada a Londres para encarnar el personaje de Bond estuvo llena de anécdotas…

Cuando Sean Connery abandona el rol en 1967, una amiga le insiste para que se presente a una audición. La idea le gusta ya que es un gran fan de James Bond. Se dirige entonces al sastre Anthony Sinclair, donde Sean Connery se vestía, y se hace hacer un traje a medida (Su imagen era imponente cerca de los dos metros de altura), compra un Rolex y se corta el pelo al estilo «Bond». Una vez listo, entra en la oficina del productor y pide ver a Harry Saltzman sin tener visita concertada. Una vez encontrándose ante éste, dice una frase poco conocida pero que pasará a la historia de la saga «Parece que estáis buscando a James Bond». Mintiendo sobre su trayectoria profesional obtiene un contrato para hacer 7 películas Bond, tan solo hace una, cuando le descubren la mentira rompe su contrato alegando que no quiere encasillarse (jajajaaj eso es tener cara)

Es entonces cuando se va del Reino Unido para probar suerte en EEUU, pero pronto dará el salto a Hong-Kong en donde amasará una buena fortuna aunque ya sin la repercusión anterior. El desconocido tándem para muchos de nosotros Lazenby-Lee prometía, pero con la muerte de Bruce Lee Lazenby vió rota definitivamente su carrera en el cine. Las películas de artes marciales de Lazenby en Hong Kong fueron económicamente muy exitosas, y aún hoy son consideradas como unas clásicas del género. Se cree que si las cuatro películas que Lee y Lazenby acordaron en hacer hubieran tenido éxito, la recaudación habría superado los 100 millones de dólares (cifra astronómica incluso en la actualidad), lo que habría claramente rivalizado con la franquicia James Bond. Por ello, ciertamente la muerte de Lee hizo hundirse la carrera de Lazenby como decía anteriormente.
Vuelve a Estados Unidos donde especula en el mundo inmobiliario y aparece ocasionalmente en películas y telefilms. En 1990 aparece en la serie «Superboy» interpretando al padre del hombre de acero, Jor-El.Durante los años 1992-1993 aparece en varios episodios de la serie de corte erotico «Emmanuelle».
Entre estas interpretaciones, Lazenby navega por el Mediterráneo y participa en carreras de motos. Pero ya nada vuelve a ser lo mismo. Con su vida opulenta pero sin éxito, se le une la enfermedad de su hijo Zack, que fallece víctima de un tumor cerebral, Había abandonado todo para estar junto a su hijo que se había ido con 19 años, tras su desaparición vuelve a la pantalla en pequeñas producciones.
Presta su voz a un personaje en la pelicula animada «Batman Beyond: The Movie»(1999). Siendo su mas reciente trabajo un comedia titulada «Winter Break»(2003).

De George Lazenby queda su impresionante estampa y una jubilación acomodada, en el recuerdo un James Bond del que hoy es apenas un aliento… aunque no nos guste recordar su significado literal.

http://es.youtube.com/watch?v=PLrhA84loSM

Chema dijo adiós

Un pedazo de mi infancia se ha ido al cielo, recuerdo con los ojos húmedos de nostalgia del ayer la merienda de mi niñez junto a mis amigos, aquellos del barrio, los de la plaza, la nocilla, el escondite, el bote-bote… la rebanada de natacha con azucar, el balón de plástico y las escaleras como portería. Y la madre de Luis que lo llamaba desde la ventana porque empezaba Espinete. Entonces todos corríamos para ver la tele. La madre de mi amigo ya no nos llama, también se fue. Los años pasan para todos.

Barrio Sésamo era acogedor y sus personajes inmortales, Espinete, Don Pimpón, Julián, Chema… Chema el panadero. Recuerdo tu energía, tu baile desgarbado, tu agilidad, tu delgadez, tu flequillo rubio de fino pelo, tu delantal, tu alegría, tu sonrisa, tus manos en jarra, tus cejas apuntando al cielo, tus ojos atentos, tu cantar vocalizado, tu legado… Y nuestra educación. Gracias Chema por ser parte de nuestra infancia, porque siempre perteneceré a la quinta de Espinete.
Descansa en Paz amigo.
😥 😥 😥 😥 😥
http://es.youtube.com/watch?v=xnOHYCoFu2Q

El club de los poetas muertos.


Carpe diem porque tempus fugit, aprovecha el momento el tiempo se escapa, mirad, mirad esos jóvenes muchachos invencibles pero muertos, siempre vivos en nuestro recuerdo que debemos avivar, escuchad, escuchad detenidamente sus susurros, sus gestos que nos animan a vivir.

Vivid, vivid por su memoria por su nostálgico pasado, por nuestro próximo futuro de presente acelerado. Y detengámonos, para acercar nuestros ojos al blanco y negro de sus peinados, de sus ropas planchadas al calor de un hogar que ya no existe en nuestro mundo. Son el espejo de nuestros días, un espejo condenado al olvido, que hoy rescata el cine de marco, va por ellos, por ellos y por nosotros, somos su legado… Después vendrán otros…”Haceed que vuestra vida sea extraordinaria”.

Bienvenido al Club de los poetas muertos.

http://es.youtube.com/watch?v=FogGlJZ3zO0

Charlton Heston, IN MEMORIAM


Charlton Heston nos ha dejado, y en su memoria mi pequeño gran homenaje de esta leyenda eterna del celuloide, como ya hice hace un tiempo en este mismo blog, recordando tal momento despedimos hoy a Ben Hur. Escribí esto mismo sobre él, tilulado Charlton Heston hoy añadimos IN MEMORIAM
😥 http://www.noticiasdenavarra.com/comunidad/foros/weblog_entry.php?e=460

A golpe de remo, navegando siempre firme, nos haces héroes de acción cogiendo las riendas de la cuádriga que venció al que fue tu amigo Mesala, en la arena del circo máximo, tu si, Judah Ben Hur judío corriendo con los mejores caballos árabes, esos corceles blancos mensajeros de la paz… en la grada unidos te animan sin importar religión solo el hecho de ser persona que lucha por la libertad. Último hombre vivo de mundos perdidos en el planeta de los simios, Cid campeador que besa a la mejor de las damas después de la dura batalla, caminas por la solitaria ciudad de un tiempo futuro que hoy ya es pasado y al caer rendido y vencido por el sol alguien te tiende la mano, es Él, que te ofrece agua que calma tu sed de venganza, es Él
el que después te brinda la oportunidad de que le ayudes y lo haces en la retina del celuloide, pero hoy caminas sin recuerdo con un rifle de odio esperando poder protegerte de tus miedos, esos que hace ya tiempo superaste a golpe de remo… recobra la memoria Judah Ben-Hur esa que un dia perdiste para emocionarnos.

Descanse en paz.–

Zombies party

Shaun of the dead es una película divertida para disfrutar y sonreir en un fin de semana como este. Un título que combina el humor y la acción refrescante de un género de zombies resucitado (nunca mejor dicho) con acierto en el manejo de la dirección de Edgar Wright. La fórmula británica encaja a la perfección en los actores Simon Pegg y Nick Frost que nos dejan mas de una imágen para el recuerdo, entre situaciones curiosas de humor negro y convencional, hay una crítica a la sociedad actual, más que una crítica es una visión relajada sobre la amistad, la soledad, la convivencia, las relaciones sentimentales, la vagancia… 😀 Zombies Party es como una echar una partida a la Play Station. Nos deja en la retina escenas para el recuerdo como esta, estoy seguro que con el tiempo, si no es ya, tendrá en este clip un icono de la serie B del humor en lo que a zombies se refiere. Magistral 😮 Vean , vean:

http://es.youtube.com/watch?v=1EazW_wSLyc&feature=related

Richard Widmark, firmeza reflexiva y profesional.


Richard Widmark, se ha ido.

Siempre fue un auténtico profesional, un actor serio con ese enfoque interpretativo profundo e introspectivo. El gesto meditado y natural que asomaba en su imponente y solemne rostro de cabello rubio y mirada franca y a la vez dura. Una de sus cualidades era la de mantenerte siempre atento en cada una de sus intervenciones, realmente siempre había algo interesante que el espectador intuía cuando él estaba frente a la cámara. Infundía respeto y eso muy pocos actores se lo han ganado, su firmeza impresionaba y nunca fue rigidez, nada fácil este concepto, la firmeza y la serenidad de este actor fue siempre envidiable. Se notaba que fue siempre un hombre muy reflexivo, característica esta clave para el desarrollo profesional de su vida interpretativa, su tímpano perforado que le incapacitó para acudir a la Segunda Guerra Mundial hizo de él una persona que cohabitaba con sus pensamientos, más dado a la relación interior que a la comunicación externa. Eso se reflejaba en las salas de teatro en las que empezó a destacar, eran las salas de la Universidad de Lake Forest. Su forma de actuar se extendió rápidamente y el propio Henry Hathaway quedó maravillado al presenciar una de sus interpretaciones in situ. Sin dudarlo lo contrató para que trabajara en “El beso de la muerte” haciendo de ganster, así en 1947 y casi de la noche a la mañana se convirtió en una estrella, ya que su éxito en el filme fue abrumador. Ganó el Globo de oro al mejor actor revelación y fue nominado al Oscar como mejor actor secundario, todo eso en su primer año como actor de cine.

Supo conjugar esa combinación perfecta de hombre serio, estructurado, férreo pero a la vez con ese halo de humanidad, la calidad de su equilibrio daba como resultado el fenómeno Richard Widmark.

Vencedores o vencidos, Noche en la ciudad, Un rayo de luz, Pánico en las calles, Lanza rota, Dos cabalgan juntos, el Álamo, La ley del talión, La conquista del oeste, El hombre de las pistolas de oro, El sexto fugitivo… vamos casi nada.

Serenidad reflexiva la de un hombre íntegro, que nació siendo actor.

Préstanos tu mirada, por última vez.

http://es.youtube.com/watch?v=LJiHGIcoYJQ

Filmografía:

El beso de la muerte (Kiss of Death) (1947), de Henry Hathaway.

Cielo amarillo (Yellow Sky) (1948), de William A. Wellman.

La calle sin nombre (1948) (The Street with No Name), de William Keighley.

El parador del camino (1948) (Road House), de Jean Negulesco.

Situación desesperada (1950) (Halls of Montezuma), de Lewis Milestone.

Un rayo de luz (1950) (No Way Out), de Joseph L. Mankiewicz.

Pánico en las calles (1950) (Panic in the Streets), de Elia Kazan.

Noche en la ciudad (1950) (Night and the City), de Jules Dassin.

Cuatro páginas de la vida (1952) (O. Henry’s Full House), de Henry Hathaway.

Niebla en el alma (1952) (Don’t Bother to Knock), de Roy Ward Baker.

Hombres de infantería (1953) (Take the High Ground!), de Richard Brooks.

Manos peligrosas (1953) (Pickup on South Street), de Samuel Fuller.

Tempestad en Asia (1953) (Destination Gobi), de Robert Wise.

El diablo de las aguas turbias (1954) (Hell and High Water), de Samuel Fuller.

Lanza rota (1954) (Broken Lance), de Edward Dmytryk.

El jardín del diablo (1954) (Garden of Evil), de Henry Hathaway.

La tela de araña (1955) (The Cobweb), de Vincente Minnelli.

La ley del Talión (1956) (The Last Wagon), de Delmer Daves.

El sexto fugitivo (1956) (Backlash), de John Sturges.

Huida hacia el sol (1956) (Run for the Sun), de Roy Boulting.

Santa Juana (1957) (Saint Joan), de Otto Preminger.

Mi marido se divierte (1958) (The Tunnel of Love), de Gene Kelly.

Desafío en la ciudad muerta (1958) (The Law and Jake Wade), de John
Sturges.

El hombre de las pistolas de oro (1959) (Warlock), de Edward Dmytryk.

El Álamo (1960) (The Alamo), de John Wayne.

Vencedores o vencidos (1961) (Judgment at Nuremberg), de Stanley Kramer.

Dos cabalgan juntos (1961) (Two Rode Together), de John Ford.

La conquista del Oeste (1962) (How the West Was Won), de John Ford.

El gran combate (1964) (Cheyenne Autumn), de John Ford.

Patrulla de rescate (1964) (Flight from Ashiya), de Michael Anderson.

El Incidente Bedford (1965) (The Bedford Incident), de James B. Harris.

Alvarez Kelly (1966) (Alvarez Kelly), de Edward Dmytryk.

Camino de Oregón (1967) (The Way West), de Andrew V. McLaglen.

La brigada homicida (1968) (Madigan), de Don Siegel.

La ciudad sin ley (1969) (Death of a Gunfighter), de Don Siegel.

El infierno del whisky (1970) (The Moonshine War), de Richard Quine.

Cuando mueren las leyendas (1972) (When the Legends Die), de Stuart Millar.

Asesinato en el Orient Express (1974) (Murder on the Orient Express), de
Sidney Lumet.

Montaña rusa (1977) (Rollercoaster), de James Goldstone.

De presidio a primera página (1977) (The Domino Principle), de Stanley Kramer.

Alerta: misiles (1977) (Twilight’s Last Gleaming), de Robert Aldrich.

El enjambre (1978) (The Swarm), de Irwin Allen.

Coma (1978) (Coma), de Michael Crichton.

Operación Isla del Oso (1979) (Bear Island), de Don Sharp.

Hanky Panky (1982) (Hanky Panky), de Sidney Poitier.

S.A.S. Los invencibles (1982) (Who Dares Wins), de Ian Sharp.

Contra todo riesgo (1984) (Against All Odds), de Taylor Hackford.

Viejos recuerdos de Louisiana (1987) (A Gathering of Old Men), de Volker Schlöndorff.

Texas Tren (1988) (Once Upon a Texas Train), de Burt Kennedy.

Un lugar llamado Cold Sassy (1989) (Cold Sassy Tree), de Joan Tewkesbury.

El color de la ambición (1991) (True Colors), de Herbert Ross.

Wild Bill: Hollywood Maverick (1996) (Wild Bill: Hollywood Maverick), de Todd Robinson.

He encontrado este video muy muy curioso en el que aparece en un entretenido concurso allá por el año 1954. Fijense en el detalle del oido, no escuchaba bien por el izquierdo, ya que tenía perforado el tímpano (por ello se libró de ir a la II Guerra Mundial) miren como se gira hacia el presentador en varias ocasiones llevando su mano hacia el oido derecho (oido bueno) para escuchar mejor. Curioso.
http://es.youtube.com/watch?v=9mrt5rJLvTw

AL LEONG, homenaje a -El chino de las pelis-.


Seguro que lo han visto mil y una veces pero no saben como se llama, se trata de Al Leong y sin duda merece un digno homenaje este actor que lleva ya muchos años haciendo de “malo”, es uno de los villanos más entrañables de la historia del cine, no precisamente por su bondad (interpretativamente hablando) ya que en la vida real es una gran persona, sino por su tenacidad en lo que ha hacer de malo se refiere. Sin duda en un concurso de mercenarios él saldría el primero, ya que siempre fue el primero en presentarse a los miles… que digo, ¡millones de castings! que han existido y existen en Los Angeles, como coloquialmente se dice Leong se apuntaba a un bombardeo. Muchas de sus interpretaciones han sido meros cameos y otras tantas muchas ni siquiera ha aparecido en los títulos de crédito. Pero eso daba igual, siempre llamó la atención, su rápida silueta, calvo y con greñas y ese bigote de Fu Manchú no pasaba desapercibido, siempre haciendo el cabr… disparando con una metralleta corta automática tipo UCI, inigualable… había veces incluso que podía morir tres o cuatro veces en la misma peli, porque eso sí, el pobre Leong siempre moría, no hay una sola que haya acabado vivo.

Albert Leong, ese es su nombre, lo de “Al” queda más artístico y pega mejor, la verdad que llamarse Albert siendo oriental suena un poco raro. Hay mucho de misterio en torno a sus orígenes, a pesar de ser un respetado cuidadano norteamericano de origen oriental muy pocas personas, solo sus allegados, saben cuándo nació, su edad es un misterio, algo que nunca ha querido desvelar, celoso de su intimidad aunque quien lo conoce bien dice de él que es un hombre muy generoso y simpático.

Sé que esta mal hacer comparaciones, no es mi intención pero podemos acercarlo a otro ya consumado icono del llamado “malo” o “villano” de los últimos años, el también cotizado Danny Trejo, que sería su homónimo latino. Si a alguien se le ocurriera juntarlos para hacer de malos en una peli, enmarcaría la cinta y la colgaría en mi salón.
Se cree que debutó una breve aparición en la película «En los límites de la realidad» (1982). Y digo “se cree” porque no hay dios (perdonen por la expresión) que realmente sepa cuando aparece en el mundillo audiovisual, porque ha participado en más casting que nadie.

A parte de su constancia, cabe destacar su mirada y sus movimientos que al parecer encandilaban a los directores de casting a la hora de elegir un buen extra, se nota que estudió coreografía y viene de la escuela de arte dramático chino, ese teatro gestual tan característico y sobresaliente en lo que a expresión corporal se refiere. Su gran mérito reside en que a pesar de que nunca tuvo relevancia interpretativa en los filmes en los que participó, hoy cuenta con un ejército de seguidores, tiene Club de Fans, por algo será.
Comenzó su carrera doblando escenas de riesgo y siempre aceptando todo tipo de trabajo por duro o arriesgado que pareciera. Su gran forma física siempre llamó la atención, y es que una de sus obsesiones es la musculación y las artes marciales.

Como antes decía siempre ha hecho de malo y siempre muere, pero cabe destacar una película que salta esa regla general, me refiero a “Cage” de Lang Elliott en 1989, aquí hasta tiene algo de diálogo que comparte con Lou Ferrigno y hasta hace de “bueno”. ). A principios y mediados de los 80 colaboró en episodios de las series «Hart y Hart», «El coche fantástico», «Magnum», «El Equipo A», «T.J. Hooker» y «MacGyver».
Ha hecho más películas que Jet Li, Jackie Chan y Bruce Lee juntos, hay que honrar de una vez por todas su figura y qué mejor que este homenaje de una leyenda viva.
Al Leong tiene lo que se pueden llamar «apariciones fugaces». Lo vemos, lo reconocemos, su bigote identificativo, su calva incipiente y su melena … Pim, pam pum! Aunque muera a los 20 segundos perdura en nuestro subconsciente… que bueno es.

Desde mitad de la década de los 80 y durante los 90 podemos decir que fue su “época dorada” en films de acción, aventuras y ciencia ficción. Pelis de culto en el mundo del video como «Golpe en la pequeña China» (1987) de John Carpenter (como un experto en artes marciales que desafía a Jake Burton (Kurt Russell) cuando éste se encuentra acorralado en un callejón), «Arma letal» (1987) de Richard Donner (dando vida a Endo, un torturador de Martin Riggs (Mel Gibson)), «Acción Jackson» (1987), «La jungla de cristal» (1988) de John McTiernan (como miembro del comando terrorista alemán), «Están vivos» (1988) de John Carpenter, «La alucinantes aventuras de Bill y Ted» (estrenada en 1989 y donde dio vida al mismísimo Gengis Kahn), «Libertad para morir» (1990), «Dark Angel: El ángel de la muerte» (1990), «Arma perfecta» (1991), «Superdetective en Hollywood 3» de John Landis, «La sombra» (1994), «Doble Dragón» (1994), «2013: Rescate en Los Ángeles» (1996) de John Carpenter, «Godzilla» (1998) de Roland Emmerich (como un marinero que es aplastado por una pezuña de Godzilla al principio del film) o «Asesinos de reemplazo» (1998).

En los 90 hasta logró algún que otro papel algo más largo como es el caso de «Rapid Fire» (1992), donde fue el malvado Minh, que se enfrentaba a Jake Lo (Brandon Lee) al final del film o colaborando en un episodio de la serie «Kung Fu: la leyenda continua».

En 2000 fue actor, director y guionista (debutando en esta dos últimas facetas) de una película de bajo presupuesto titulada «Daddy Tell Me a Story…». A principios del siglo XXI colaboró en episodios de las series «Aquellos maravillosos 70», «Al otro lado», «24» y «Deadwood». En 2002 hizo otro breve papel como maestro asiático en «El Rey Escorpión» y en 2004 intervino en la película de serie B «Forbidden Warrior, «El chico de oro» (1986), «Black Rain» (1989) de Ridley Scott, «Doble impacto» (1991), «Hot Shot 2» (1993), «Arma letal 4» (1998) de Richard Donner, «El planeta de los símios» (2001) de Tim Burton, «Fantasmas de Marte» (2001) de John Carpenter (2001), «Daredevil» (2003) o «Hostage» (2005) de Richard Donner. En 2007 actuó en la película «Confessions of an Action Star». Como dato curioso podemos señalar que en 1997 fue productor asociado de un film de bajo presupuesto titulado «Tuff Luk Klub».

Y me dejo muchas otras… pero más o menos esto es lo destacable. En fin que por lo menos a partir de ahora lo de “El chino de las pelis” que hace de malo ya tiene nombre y merecidamente merece un sitio entre los grandes del cine, porque siempre se codeó con ellos… y¡¡ Merece un sitio ya hombre!!

AL LEONG, incombustible. Desde aquí le brindo mi homenaje.
http://es.youtube.com/watch?v=K7NL8BBngz4

Paul Scofield, un grande discreto.


Su registro shakespeareano fue de lo mejor que dió la gran pantalla y el pequeño teatro de sueños que de forma elegante nos brindó su británica talla, a sus 86 años la leucemia acabó con su vida, no con su obra ni con su recuerdo.
Hizo pocas películas aun después de ganar un Oscar por su interpretación del estadista de la Casa de Tudor Sir Thomas More en 1966. Fue actor de teatro por inclinación y por dotes, que incluyeron un rostro dramático de facciones muy marcadas y una voz inolvidable comparada con el encendido de un Rolls Royce o el ruido sordo de un cañón de órgano, tubular de fábula en el sonido de eco del último recodo de la catedral del dramatismo.

“Con magnificencia, Scofield se sumerge en su papel, lo minimiza y de algún modo muestra los pensamientos íntimos de un hombre destinado a la santidad»’, escribió la revista Time, sobre este figura del toreo dramaturgo.

El actor Richard Burton, una vez considerado el heredero natural de Laurence Olivier y John Gielgud en las tablas británicas, dijo que fue Scofield quien merecía el sitial.

“De los 10 grandes momentos del teatro, ocho son de Scofield”, afirmó.

(Gran interpretación en «El tren»)
Scofield fue un astro inusual: un hombre de familia que pasó la mayor parte de su vida a pocas millas de su ciudad natal en el sur de Inglaterra y que corría a casa al salir del trabajo para reunirse con su esposa y sus hijos, fue cálido, familiar y no muy viajero, la estancia en demasia alejado de su hogar no era de su agrado.

No buscó la atención pública, dio pocas entrevistas y a veces parecía necesitar ser persuadido para atreverse a salir, incluso al teatro que tanto quería.

Sin embargo, en 1992 insistió en una entrevista con The Sunday Times que “mi soledad es un mito…. Sí, he rechazado muchos trabajos. A mi edad uno debe ser selectivo, pero la idea de que ya no me pueden molestar para actuar es absurda. Actuar es lo único que sé hacer. Un actor: eso es todo lo que soy”.

Según reportes, a Scofield se le ofreció el título de caballero, pero lo rechazó.

“Simplemente no es un aspecto de la vida que quisiera”, dijo una vez. “Si uno quiere un título, ¿qué tiene de malo el de «Señor».?”.

En 2001, empero, fue nombrado Compañero de Honor, uno de los principales honores del país, limitado a 65 personas en vida.

Su temperamento, de igual modo, era inesperado para un actor que permaneció en la cima de su profesión. “Es un hombre tan bueno, tan humano y decente, y curiosamente desprovisto de ego”, dijo el director Richard Eyre, ex director artístico del Teatro Nacional de Gran Bretaña.

“Todo el orgullo que tiene se canaliza a través de lo que hace brillantemente”.

David Paul Scofield nació el 21 de enero de 1922 en el pueblo en Hurstpierpoint, a 12 kilómetros de la costa sur de Inglaterra.
Cuando se casó con la actriz Joy Parker en 1943, la pareja se estableció apenas a 16 kilómetros al norte, en el pueblo de Balcombe, donde tuvieron un hijo y una hija y donde Scofield estaba a una distancia cómoda del circuito teatral londinense West End.

Scofield estudió en la Escuela de Teatro Croydon Repertory y en la Mask Theater School de Londres previo a la Segunda Guerra Mundial. Excluido del servicio militar por razones médicas, salió de gira en obras teatrales, entreteniendo a las tropas y actuando alrededor del país.

Durante los años 40 trabajó en Londres y Stratford, en obras de Shakespeare, Shaw, Steinbeck y Chekhov.

Como veinteañero, trabajó con el director Peter Brook, con quien salió de gira como Hamlet en 1955. La colaboración incluyó la adaptación teatral de “The Power and the Glory” de Graham Greene en 1956, y Gielgud dijo que la de Scofield fue la mejor actuación.

Al gran éxito de “A Man for All Seasons” siguió otro en 1979: el papel de Salieri en “Amadeus”.

Sus últimas apariciones en las tablas incluyeron “Heartbreak House” en 1992 y la producción del Teatro Nacional de “John Gabriel Borkman” de Ibsen en 1996.

Su filmografía incluye “A Delicate Balance” de Edward Albee en 1974, la producción de Kenneth Branagh de “Henry V” en 1989, en la que interpretó al rey de Francia; “Quiz Show”, la cinta de Robert Redford sobre un escándalo televisivo en los años 50, en el que hizo el papel del poeta Mark Van Doren; y la adaptación de 1996 de la obra de Arthur Miller “The Crucible”.

Paul Scofield, un grande discreto que tan solo fue un gran actor, nada más y nada menos.
http://es.youtube.com/watch?v=Fuw4PZMB14Q

Anthony Minghella, el desierto de la fecundidad.


De poco hizo mucho, fue oasis que a mares inundó la tragedia de una vida enamorada, llorando gestos de amor en el paisaje soleado de vuelos de avioneta. Fue recuerdo de bailes de salón de perfumados aventureros en el abismo del riesgo. El dolor del corazón siempre superó el físico que como preludio de final esperado actuaba de malheducado huesped que forzaba la memoria del pasado.

«Yo no ruedo una historia de amor o una batalla; la vivo». Su frase moldeó ese perfil de ávido lector, hizo magia, lo consiguió. Su éxito residió en el aprendizaje de todo lo que le rodeaba, todo le interesaba y desde el respeto caminó en sus líneas hechas celuloide.

Su hijo Max se enteró de tan trágica noticia cuando trabajaba junto a Amenabar en la épica obra «Agora» rodada en Egipto, recoge el testigo de un padre orgulloso continuando el sueño mágico de su existencia.

54 años, juventud que a borbotones se escapó tras una complicación médica, hemorragia que ahogó su genialidad para dejarla intacta en nuestro recuerdo.

Anthony Minghella, un romántico soñador que de forma exquisita fue paciente con nosotros para ser inglés, de origen italiano y ciudadano del cine en el desierto de nuestro celuloide planeando en paisajes de amor.

Descanse en paz.