Hemos asistido, en Navarra, en los últimos días a una especie de impúdico strep tease económico político de los componentes del nuevo gobierno basado en un concepto mal digerido de que es la transparencia en la acción política, y lo que es más grave, sin que aporte absolutamente ningún valor a las nuevas formas de gobierno o al empoderamiento ciudadano.
Como era de prever lo único que ha alimentado es el cotilleo propio derivado de confundir la transparencia con actividades más propias de la “vieja del visillo”. No parece pues que la deshabillé gubernativa vaya a mejorar los servicios públicos ni aumentar la tasa de empleo más allá de los émulos locales de Jorge Javier Vazquez ni a evitar cualquier tipo de corruptela o mala práctica, además de dejar a nuestros políticos en clara desventaja con los ciudadanos de a pié que a quien únicamente rinden cuentas económicas es a la Hacienda Foral, cosa que, por supuesto, también sería más que suficiente en el caso de nuestros representantes públicos.
Quizás el origen del sainete sea la fallida Ley de Transparencia y Gobierno Abierto de Navarra, fallida porque de sus dos impulsores; UPN y PSN, el primero jamás creyó en ella y el segundo se dedicó a hacer un popurrí de conceptos mal digeridos de Gobierno Abierto más dirigidos a la política spam que a hacer nada serio de cara a una verdadera estrategia de Transparencia o Participación Ciudadana.