Contrariamente a lo que constituye la portada de todos los grandes medios nacionales y los análisis de los más sesudos editorialistas, la verdad es que las elecciones catalanas las ha ganado Convergencia i Unió y, además por goleada…
Un partido que se encontró hace escasos dos años con un agujero económico de las proporciones del catalán y que ha tenido que aplicar una de las políticas de ajustes más duras y salvajes de todo el entramado autonómico español ha salvado perfectamente el veredicto de las urnas y sigue contando con la confianza del electorado para sacar a Catalunya de la crisis y lo que es más, no se vislumbra a medio plazo en todo el panorama político catalán una alternativa viable al gobierno convergente.
Otra cosa distinta es la figura del President Mas que había encarnado en si mismo la apuesta soberanista y que había pedido una mayoría excepcional para abordar el proceso hacia la independencia desde su propio proyecto independentista. Es evidente, por mucho que ruja la caverna, que el triunfo de la opción independentista catalana ha ganado (74/43/28), con lo que es difícilmente comprensible tanto alborozo españolista cuando lo que realmente ha pasado es que el soberanismo catalán no le ha dado un cheque en blanco a Mas, como este reclamaba, sino que ha preferido involucrar en el proceso a más de un agente.
¿Y por qué un llamamiento de estas características, a dos meses de la explosión que supuso la Diada, en una posición de ventaja para Artur Más no ha dado los resultados apetecidos?
¿Por qué no ha funcionado el “Tots amb el President”?
Y yo creo que del voto de los catalanes se pueden extraer tres jugosas lecciones:
Banderas no ocultan tijeras.
No voy a entrar aquí a valorar el acierto o no de la política de ajustes emprendida por CiU o ni siquiera si existía otra posibilidad habida cuenta del vacío de las arcas catalanas, pero una sociedad desarrollada y culta como catalana necesitaba muchas más explicaciones que envolverse en una bandera.
Bien está lanzarse a un proyecto independentista pero si la sociedad que pretendes liderar es una sociedad madura no solo le tendrás que dar la fecha de la declaración y la del referéndum, habrás de explicarle los beneficios y los perjuicios, hacer los números, y si además está inmersa en una crisis económica profunda habrás de explicarle como la independencia, tu modelo de independencia, va a afectarle. No dejes nunca que otros lo hagan por ti. Y, sobre todo, habrás de explicarle como vas a salir de la crisis.
El original antes que la copia.
Una mayoría excepcional entorno a una persona y un proyecto como pedía el President solo puede basarse en un proyecto político propio, con sus matices y características propias, con su tempo propio, no en una idea confusa y romántica que hace años tienen patrimonializada otras fuerzas políticas.
Si renuncias a tu propia personalidad, a tus señas de identidad políticas, a lo que te hace diferente, y las pones al servicio de una causa que se identifica con otros (aunque sea la tuya), le estas haciendo la campaña a esos otros. Has perdido la batalla dela comunicación. En esta campaña, mientras Más hablaba de Catalunya los demás hablaban (mal) de Más.
La mujer del Cesar además de honrada debe parecerlo.
Y, por fin, y aunque no la más importante si de las más decisivas. En una sociedad como la de hoy donde el desapego de la ciudadanía a la política es más que notable, inmersos en una crisis profunda, con las sensibilidades a flor de piel cualquier duda sobre la honestidad de un candidato puede tener un efecto devastador y si existe esa duda o esa sospecha los políticos deben de ser conscientes de que se utilizará hasta la extenuación.
En la política hoy, y para desgracia de la justicia, no solo hay que ser honesto, hay que poder probarlo.
Lo curioso es que estas tres lecciones también se podrían aprender en un país mucho más cercano…
Ander Muruzabal